Si hablamos a calzón quita’o, convengamos que a todos nos ha picado el bichito de la traición es una atracción permanente en nuestra manera humanoide (yo te traiciono; tú lo traicionas; él a ti te traiciona; nosotros traicionamos; vosotros traicionasteis, ellos son unos traidores de mierda)
Este bichito paridor ha esparcido sus huevecillos por doquier y por lo tanto la traición es el pan de cada día. Convengamos entonces fehacientemente que ese bichito es un culeador de primera.
Ese bichito ha regado su infundía dentro del quehacer público:
Iglesia: curas, sacristanes, beatas, nietas de las beatas, el campanero, la cocinera, el sobrino del señor cura, las señoras bien;
Puterios: partidos políticos, oficinas públicas, alcaldías, casa de gobierno, casa de tolerancia;
Familia: esposa, esposo, amigos del esposo, amigas de la esposa, la cocinera, el lechero, los vecinos, las vecinas y ese raro primo de ella que de vez en cuando llega de visita;
Escuela: el director, la secretaria, el regente, las profesoras jóvenes, las profesoras viejas, los profesores viejos, los profesores jóvenes y los estudiantes bien adelantados;
Oficina: la feminista, la secretaria, la dactilógrafa, la computadora, el teléfono, la asistente, las chicas de la limpieza, las sobrinas de la feminista y yo.
Volvamos a convenir que ya no es raro escuchar, decir o escribir que a fulano lo traicionaron.
Pero, ¿qué es la traición? ¿Volvemos al principio? ¡No! ¡Claro que no! ¡Cómo vamos a volver al principio! Si ya casi estamos acabando. ¿Se dan cuenta ustedes que es la persona inmediata de las confidencias el que traiciona?
Al jefe del partido lo traiciona su segundo; al gerente, la secretaria; al esposo, la cocinera; por lo tanto, es de carácter urgente que usted mire alrededor y vea quien es el receptáculo de sus confidencias, donde está el hombro sobre el cual llora, cual es la cartera que provee, cual es la flor donde usted liba sus mieles y de forma ipso facto ¡evite la traición!
Porque por más sui generis que sea la relación, usted deberá ser cauto y andar con paso de peta y en cuanto a las confidencias, a sus lloros “evitarlos”, pero sí continúe libando y proveyéndose.
sábado, 26 de diciembre de 2009
11: El tauromáquico
El amante estratega.
Su agenda diaria es su dios. Con esto queremos decir que establece sus metas, trabaja en la consecución de ellas, las logra y luego avanza hacia nuevas metas. El matrimonio puede haber sido una de esas metas. Es decir, se puso a buscar una esposa maravillosa, la cortejó a su estilo, estableció su familia y su hogar y ahora avanza hacia un nuevo proyecto.
El segundo tipo de amante orientado a metas es el amante observador. Observa si ella se excita, si se lubrica, si hay erección en sus pezones, si él tiene una erección, si el acto sexual dura demasiado, si ella alcanza el mismo nivel de éxtasis logrado en el pasado, si ella lo excita de la manera que él lo desea, si ella ha tenido uno o cuatro orgasmos.
Estas metas y esas observaciones se interponen terriblemente en la cogida transformándose en estadísticas en vez de ser un natural da y recibe que sucede entre un hombre y una mujer en el tálamo del placer.
Su agenda diaria es su dios. Con esto queremos decir que establece sus metas, trabaja en la consecución de ellas, las logra y luego avanza hacia nuevas metas. El matrimonio puede haber sido una de esas metas. Es decir, se puso a buscar una esposa maravillosa, la cortejó a su estilo, estableció su familia y su hogar y ahora avanza hacia un nuevo proyecto.
El segundo tipo de amante orientado a metas es el amante observador. Observa si ella se excita, si se lubrica, si hay erección en sus pezones, si él tiene una erección, si el acto sexual dura demasiado, si ella alcanza el mismo nivel de éxtasis logrado en el pasado, si ella lo excita de la manera que él lo desea, si ella ha tenido uno o cuatro orgasmos.
Estas metas y esas observaciones se interponen terriblemente en la cogida transformándose en estadísticas en vez de ser un natural da y recibe que sucede entre un hombre y una mujer en el tálamo del placer.
martes, 15 de diciembre de 2009
10: El tauromáquico
Si la traición fue premeditada, vemos alevosía, si no fue premeditada, vemos por celosía; en ambos casos, fue una traición traicionera alevosamente realizada, por lo tanto, no tendrá perdón por ningún motivo y deberá ser castigada de acuerdo al talionar.
No sé porque le dicen a uno cornudo, si ella lo abandona y se va con su madre ¿uno es cornudo?, si se va con otra mujer ¿uno es cornudo?, si se va con otro hombre ¿uno es cornudo?, si se va con mis adorados ¿uno es cornudo?
Comencemos por el principio: tiene cuernos el toro, el toro se coge a todas las vacas del potrero y las comparte con los otros cornudos. Cuando nace el ternero, éste se apega a la madre-vaca, ya que no conoce a su padre-toro; luego la madre-vaca, presenta a la manada a su retoño (¿Ella tampoco sabe quién es el padre? ¿No dice mis días fértiles eran del catorce al dieciocho? ¿Cuál fue? ¿Con este?), entonces se acercan todos a olisquearlo primero los toros (¿estará el padre allí?), también las restantes cornudos, los que están jodidos son los mochos, estos no entran en este análisis.
Entonces concluimos que se llama cornudo a todo aquel que se coge a muchas vacas; y a su vaca se la cogen otros tantos cornudos.
Ahora vayamos estudiando consecutivamente: Si se va con su madre es por qué es la única que la aguanta; si se va con otra mujer ¿será por lesbianismo?; si se va con un hombre ¡qué alegría no hay lesbianismo!; si se va con mis adorados queridos ¡es por envidia!
Podemos decir claramente que aquí no hay cornudos, pues si ustedes leen cuidadosamente: ¡no intervino ningún toro!
Corolario: soy joven aún, bello aún, sexi, desempleado y con un venturoso porvenir y estoy ¡libre de ataduras! de todo tipo; no importa que digan: ¡ella lo abandono! (generalmente al principio es un susurro entre las hombres del barrio (ellos no saben de lo que me libre), pero después de un tiempo, las señoras en voz alta lo proclaman y se preguntan ¿Por qué sería?), además las vecinas tienen predilección por los hombres abandonados (¿será maternalmente? ¡No lo creo!).
No sé porque le dicen a uno cornudo, si ella lo abandona y se va con su madre ¿uno es cornudo?, si se va con otra mujer ¿uno es cornudo?, si se va con otro hombre ¿uno es cornudo?, si se va con mis adorados ¿uno es cornudo?
Comencemos por el principio: tiene cuernos el toro, el toro se coge a todas las vacas del potrero y las comparte con los otros cornudos. Cuando nace el ternero, éste se apega a la madre-vaca, ya que no conoce a su padre-toro; luego la madre-vaca, presenta a la manada a su retoño (¿Ella tampoco sabe quién es el padre? ¿No dice mis días fértiles eran del catorce al dieciocho? ¿Cuál fue? ¿Con este?), entonces se acercan todos a olisquearlo primero los toros (¿estará el padre allí?), también las restantes cornudos, los que están jodidos son los mochos, estos no entran en este análisis.
Entonces concluimos que se llama cornudo a todo aquel que se coge a muchas vacas; y a su vaca se la cogen otros tantos cornudos.
Ahora vayamos estudiando consecutivamente: Si se va con su madre es por qué es la única que la aguanta; si se va con otra mujer ¿será por lesbianismo?; si se va con un hombre ¡qué alegría no hay lesbianismo!; si se va con mis adorados queridos ¡es por envidia!
Podemos decir claramente que aquí no hay cornudos, pues si ustedes leen cuidadosamente: ¡no intervino ningún toro!
Corolario: soy joven aún, bello aún, sexi, desempleado y con un venturoso porvenir y estoy ¡libre de ataduras! de todo tipo; no importa que digan: ¡ella lo abandono! (generalmente al principio es un susurro entre las hombres del barrio (ellos no saben de lo que me libre), pero después de un tiempo, las señoras en voz alta lo proclaman y se preguntan ¿Por qué sería?), además las vecinas tienen predilección por los hombres abandonados (¿será maternalmente? ¡No lo creo!).
09: El tauromáquico
El amante inocente.
Si eras un muchacho tímido, retraído y no diste los primeros pasos en amasar las tetas de tus amigas del secundario y jamás pensaste en hurgarle su “cosita” a Martita, tal vez te encuadres en la descripción de un amante inocente.
Eran en esos primeros años donde tú tenias que intervenir dentro de las conversaciones con ellas y encontrarte por primera vez con aquello que los hombres todavía no han sabido descifrar el extraño e incomprensible manera de pensar de las mujeres y de paso aprender los cambios físicos que ellas desarrollaban a los largo de los años, todo eso eran esenciales para tu crecimiento orgásmico.
Las citas en la universidad te ayudaron a vencer cualquier forma de incomodidad que no lograste dominar en la secundaria y/o te confirmaron en tu incomodidad al relacionarte con mujeres.
Mi querido inocentón, no te alarmes, el remedio está a la vuelta de la esquina, es esa vieja vecina que te anda mirando “como para comerte” y tú pimpollo mío “déjate comer”.
Si te conviertes en el alpiste de todas, tu palomita se transformará en un buitre.
Si eras un muchacho tímido, retraído y no diste los primeros pasos en amasar las tetas de tus amigas del secundario y jamás pensaste en hurgarle su “cosita” a Martita, tal vez te encuadres en la descripción de un amante inocente.
Eran en esos primeros años donde tú tenias que intervenir dentro de las conversaciones con ellas y encontrarte por primera vez con aquello que los hombres todavía no han sabido descifrar el extraño e incomprensible manera de pensar de las mujeres y de paso aprender los cambios físicos que ellas desarrollaban a los largo de los años, todo eso eran esenciales para tu crecimiento orgásmico.
Las citas en la universidad te ayudaron a vencer cualquier forma de incomodidad que no lograste dominar en la secundaria y/o te confirmaron en tu incomodidad al relacionarte con mujeres.
Mi querido inocentón, no te alarmes, el remedio está a la vuelta de la esquina, es esa vieja vecina que te anda mirando “como para comerte” y tú pimpollo mío “déjate comer”.
Si te conviertes en el alpiste de todas, tu palomita se transformará en un buitre.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
08: El tauromáquico
Dicen que la lechuga es bueno para la flatulencia (yo peo; tú también; el pee; nosotros peímos; vosotros peéis; ello son unos cochinos de mierda), es bueno saber que si uno va a ir a una fiesta, donde se comerá y beberá, es buenos atiborrarse de lechuga (puede colocarlos en una media nailon en el bolsillo sobaquera, hacer como rascarse y meterse una hoja a la boca en la forma menos ostentosa posible, es que existen personas incomprensibles que detestan a los que comen lechuga) y creen que la comida roja, blanca y amarilla son lo mejor del mundo. Un consejo sabio: “mándelos a la mierda”.
En caso que vaya a un velorio, no es necesario tomar esa medida, tampoco en los bailes populares y en los cabildos (siempre existirá uno con cara de menso a quien echarle el san Benito).
Esto de los pedos viene al caso, ya que a veces alguno se desgració por lanzarse un sonoro (creía que era un hipócrita), como ustedes bien saben existen de diversa sonoridad y oloridad (sobre colores no hablo, pero me imagino que dependerá del tipo de alimentación, ¿podría ser un buen tema de tesis?).
El caso del “sonoro” fue desarrollado en una ceremonia religiosa, si bien estaban allá las beatas a quienes se pudo denunciar como pedorras, pero Gustavo no estaba preparado para la emergencia (Vuelvo a repetir el hombre –bien hombre- debe estar siempre en guardia para repeler cualquier agresión externa aún cuando el culpable sea su culo), y se imaginan quien lo denunció a la opinión pública: ¡su peor es nada!
Ella espantada y en voz alta (no estaba ronca), ¡exclamo!: ¡Gus, estamos en la misa! Y el pobre Gus rojo como un pavo (reitero si hubiera estado alerta, no hubiera quedado como un pavo), balbuceo una torpe disculpa (si hubiera estado alerta le pudo echar la culpa a ella). La sapiencia del hombre está en estar alerta. (The only substitute for good manners is fast reflexes).
En caso que vaya a un velorio, no es necesario tomar esa medida, tampoco en los bailes populares y en los cabildos (siempre existirá uno con cara de menso a quien echarle el san Benito).
Esto de los pedos viene al caso, ya que a veces alguno se desgració por lanzarse un sonoro (creía que era un hipócrita), como ustedes bien saben existen de diversa sonoridad y oloridad (sobre colores no hablo, pero me imagino que dependerá del tipo de alimentación, ¿podría ser un buen tema de tesis?).
El caso del “sonoro” fue desarrollado en una ceremonia religiosa, si bien estaban allá las beatas a quienes se pudo denunciar como pedorras, pero Gustavo no estaba preparado para la emergencia (Vuelvo a repetir el hombre –bien hombre- debe estar siempre en guardia para repeler cualquier agresión externa aún cuando el culpable sea su culo), y se imaginan quien lo denunció a la opinión pública: ¡su peor es nada!
Ella espantada y en voz alta (no estaba ronca), ¡exclamo!: ¡Gus, estamos en la misa! Y el pobre Gus rojo como un pavo (reitero si hubiera estado alerta, no hubiera quedado como un pavo), balbuceo una torpe disculpa (si hubiera estado alerta le pudo echar la culpa a ella). La sapiencia del hombre está en estar alerta. (The only substitute for good manners is fast reflexes).
07: El tauromáquico
¿Qué entiende usted por triangulo amoroso? Si usted repasa su libro de geometría plana y el de geometría descriptiva se enterará que el triangulo amoroso, es un polígono de tiro de tres lados; algunas tienen tres rincones agudos (¡Oh!); otras tienen tres caras diferentes (¡eso ya lo sabía!); el cuadrantal utiliza mayor cantidad de almohadas cuadradas; dicen los libros que hay algunas que no tienen recto alguno (¿marciana?); otras lo tienen obtuso (¡Oh!) y finalmente el que tiene uno recto aquel cuyo vértice entra en el cuerpo.
Como usted podrá ver el mentado triangulo amoroso, no es cosa del otro mundo, fuera de algunas cositas que lo sorprenderán, un hombre libidinoso, buscara a una que lo tenga obtuso y verá la forma de encontrar a la marciana y hacer su triangulo amoroso. La vida es una aventura. ¡Suerte! ¡Realmente no hay nada como la geometría!
Como usted podrá ver el mentado triangulo amoroso, no es cosa del otro mundo, fuera de algunas cositas que lo sorprenderán, un hombre libidinoso, buscara a una que lo tenga obtuso y verá la forma de encontrar a la marciana y hacer su triangulo amoroso. La vida es una aventura. ¡Suerte! ¡Realmente no hay nada como la geometría!
miércoles, 25 de noviembre de 2009
El tauromáquico (sexta entrega)
Si hacemos una retrotracción al tema de la traición, podemos enfatizar con vehemencia que ella no llegó como una desgracia, esa es una verdad, no lo contrario podría parecerse a una mentira, pero me parece que no lo es, de eso no estoy tan seguro, por lo tanto no pondría las manos al fuego (salvo que haga un frio del carajo), es muy difícil para un ser tan ultrasensible como yo, desmenuzar las migajas de un hecho fortuito que se transformo en un hecho que a pesar del paso de los años o más bien dicho, se acrecentró cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada instante en una sed de venganza, como nunca antes había sentido (¡claro! nadie antes me había hecho “eso”), ésta llegó a ser tan grande, tan inmensa como el infinito y la misma estaba estacionada en un rinconcito de mi corazón, por ergo, y también por mí, descubrí que poniendo un pequeño velo delante, podría (momentáneamente) hacer un paréntesis y deleitarme en otras venganzas, en otros odios, en fin en cosas de provecho que un hombre de bien debe practicar todos los días.
Yo creo que aquí no intervino el amor, aunque pensándolo bien quizás, porque ella (me imagino) querría a la traición (porque nadie se va sin querer a alguien, salvo que sea de esas personas que andan con cualquiera, “solo por charlar”, y ¿de qué mierda va a charlar con la traición?); cuando uno comienza a analizar deberá tener mucho cuidado de no caer en sofismas, pues luego corre el peligro de no poder salir de ella y termina sus días en el hoyo; eso es lo que le paso a Gustavo. Dicen que una nochecita vieron a la esposa del cojonudo manejando su Nissan Patrol entrar a un motel y claro todo el mundo cuando hablaba con él le miraban y sonreían y Gustavo comento que él iba en el vehículo, ¿ustedes pueden creer eso? Se imaginan la siguiente escena: él va manejando el Nissan Patrol y al pasar por delante de un motel, de soslayo le dice a ella, ¿te apetecería que te eche un polvacho en el motel? Ustedes ¿creen que ella le respondería?, ¡¡Sí mi amor!! No señores, no sean pelotudos, ella le diría: ¡claro!, primero tus cholas y como ellas no están ahora quieres espolvorearme el culo. ¡Maldito! ¡Mal hombre! ¡No me respetas, que me sacrifico por ti! ¿Quién es la que gana el pan de cada día? ¡Flojo de mierda! El señor quiere sacudirme, soy una señora respetuosa y a mí nadie me jode en un miserable y paupérrimo motel. Volviendo al ovillo, ¿con que argumentos ella, lo convenció? ¡Nihua! Imagínense la escena, su esposa (sí la de usted) va manejando su Montero Sport (la de ustedes) y en las cercanías de un motel, ella le mira y con una sonrisa sensual y la voz ronca le dice: ¡mi amor tengo un escozor y solo tú sabes el remedio! ¿Entramos a ese motel? Di que si, ¡mi amor! Usted (¡sí usted!), sonriso y con voz de falsete: ¡lo que quiera mi reina, ella manda y yo obedezco! No señor, usted si responde eso es un cretino, sinvergüenza, arrofaldado. Ya le indique que el hombre siempre debe estar alerta y a la primera señal de ataque responder con el adjetivo más demostrativo de la prosopopeya pueblerina. Analicemos con calma la escena del crimen, ¿Qué le dice a usted? “Mi amor tengo un escozor y solo tú sabes el remedio”, entendió: “solo tú sabes el remedio” eso significa que los otros nunca llegaron a descubrir la forma de eliminar ese escozor (¿Cuántos serían? ¿Cuántas veces intentaron? ¿Y en qué locales?). Sigamos: “¿Entramos a ese motel?” ¿Como ella sabía que había un motel? ¿Cómo sabe ella que en los moteles se hacen “ciertas” cosas? Finalmente, la voz, ¿se da cuenta usted que ella enronqueció al pasar frente al motel? ¿Cuántas veces en su vida habrá quedado ronca, afónica, muda? Y usted nunca se dio cuenta. Como cuando ella llegaba a casa, con la ropa desordenada, despeinada y sin poder pronunciar una sola palabra y con un gesto le daba a entender que seguía molesta porque usted se olvido de su cumpleaños (el cumpleaños de ella), y usted terminaba dolorido por tener una memoria flaca y un culo gordo (así también es Gustavo). (Look under the sofa cushion; you will be surprised at what you find). Reitero ¡cuidado con los sofismas!
Yo creo que aquí no intervino el amor, aunque pensándolo bien quizás, porque ella (me imagino) querría a la traición (porque nadie se va sin querer a alguien, salvo que sea de esas personas que andan con cualquiera, “solo por charlar”, y ¿de qué mierda va a charlar con la traición?); cuando uno comienza a analizar deberá tener mucho cuidado de no caer en sofismas, pues luego corre el peligro de no poder salir de ella y termina sus días en el hoyo; eso es lo que le paso a Gustavo. Dicen que una nochecita vieron a la esposa del cojonudo manejando su Nissan Patrol entrar a un motel y claro todo el mundo cuando hablaba con él le miraban y sonreían y Gustavo comento que él iba en el vehículo, ¿ustedes pueden creer eso? Se imaginan la siguiente escena: él va manejando el Nissan Patrol y al pasar por delante de un motel, de soslayo le dice a ella, ¿te apetecería que te eche un polvacho en el motel? Ustedes ¿creen que ella le respondería?, ¡¡Sí mi amor!! No señores, no sean pelotudos, ella le diría: ¡claro!, primero tus cholas y como ellas no están ahora quieres espolvorearme el culo. ¡Maldito! ¡Mal hombre! ¡No me respetas, que me sacrifico por ti! ¿Quién es la que gana el pan de cada día? ¡Flojo de mierda! El señor quiere sacudirme, soy una señora respetuosa y a mí nadie me jode en un miserable y paupérrimo motel. Volviendo al ovillo, ¿con que argumentos ella, lo convenció? ¡Nihua! Imagínense la escena, su esposa (sí la de usted) va manejando su Montero Sport (la de ustedes) y en las cercanías de un motel, ella le mira y con una sonrisa sensual y la voz ronca le dice: ¡mi amor tengo un escozor y solo tú sabes el remedio! ¿Entramos a ese motel? Di que si, ¡mi amor! Usted (¡sí usted!), sonriso y con voz de falsete: ¡lo que quiera mi reina, ella manda y yo obedezco! No señor, usted si responde eso es un cretino, sinvergüenza, arrofaldado. Ya le indique que el hombre siempre debe estar alerta y a la primera señal de ataque responder con el adjetivo más demostrativo de la prosopopeya pueblerina. Analicemos con calma la escena del crimen, ¿Qué le dice a usted? “Mi amor tengo un escozor y solo tú sabes el remedio”, entendió: “solo tú sabes el remedio” eso significa que los otros nunca llegaron a descubrir la forma de eliminar ese escozor (¿Cuántos serían? ¿Cuántas veces intentaron? ¿Y en qué locales?). Sigamos: “¿Entramos a ese motel?” ¿Como ella sabía que había un motel? ¿Cómo sabe ella que en los moteles se hacen “ciertas” cosas? Finalmente, la voz, ¿se da cuenta usted que ella enronqueció al pasar frente al motel? ¿Cuántas veces en su vida habrá quedado ronca, afónica, muda? Y usted nunca se dio cuenta. Como cuando ella llegaba a casa, con la ropa desordenada, despeinada y sin poder pronunciar una sola palabra y con un gesto le daba a entender que seguía molesta porque usted se olvido de su cumpleaños (el cumpleaños de ella), y usted terminaba dolorido por tener una memoria flaca y un culo gordo (así también es Gustavo). (Look under the sofa cushion; you will be surprised at what you find). Reitero ¡cuidado con los sofismas!
El tauromáquico (quinta entrega)
En la torre de Babel, allí en busca de respeto el hombre comenzó a fabricar ladrillos y todo el mundo lo saludaba y decía: ¡allá va el hombre de los ladrillos! luego en busca de más respeto surgió la idea de hacer una torre y de esta forma nació el respeto al arquitecto, al ingeniero, al capataz, al maestro, al primer ayudante y al segundo ayudante, los peones y los mirones (estos últimos no eran muy respetados), como el respeto se hizo popular, entonces el arquitecto y el ingeniero comenzaron a hablar en griego (unos al oír un idioma que no parlan se quedan con la boca abierta; otros aparentan entenderlo haciendo movimientos de cabeza y sonrisas bobaliconas y los últimos se miran entre sí y se rascan los huevos los que tienen, los que no, se rascan la cabeza ), el capataz y el maestro en hebreo; el primero y el segundo en arameo, los peones para no quedar atrás utilizaron el latín y los mirones castellano. Así al fin la cosa comenzó a funcionar la obra avanzaba como nunca y hubieran llegado hasta el cielo, pero no se pudo lograr ese objetivo, los hoplitas estaban bloqueando el paso de termopilas y el cemento portland durmió en el valle de los dinosaurios. Cuando dos o más personas hablan idiomas diferentes, todo avanza más rápido que hablando la misma lengua. Si Sir Gleystone en Londres entablaba relaciones formales con Lady Churchill, las cosas hubieran tardado mínimo seis años; en cambio allá en la selva de Borneo, Tarzán (el hombre mono) cuando encontró a Jane (Lady Churchill), se la llevo al árbol y asunto concluido, allí nació Chita. Como ve Babel significo un avance en las relaciones sociales, técnicas y económicas, si no lo creen, explíquenme porque nuestros mercados están llenos de productos chinos.
Había una jovachona que tenía por costumbre vestir una pollera colorada. En cierta ocasión su madre le dijo que la abuela estaba trancada y que hay que ponerle enema. Ella iba por el camino más corto que corría largamente en el bosque. Él al verla se escondió y se dijo: -a esa me la voy a comer- e imagino que seguramente iba donde su abuela así que se fue corriendo a la casa de la vieja, una vez allí se disfrazo y el bocado llegó a la casa y tocó: tic tac y él preguntó: ¿Quién es? -La Pampita- Pase mijita- una vez dentro mirando, la pánfila preguntó: ¿Que grandes y hermosos ojos tienes? -son para apreciarte mejor- ¿Que nariz tan grande? -son para olerte mejor- ¿y las orejas grandes? –todo lo tengo enorme mijita- ¿y los pies, también?-¡todo es grande! Colorín colorado, realmente ella gozó. (Cuento corto para hacer dormir a la otra esposa de otro)
Había una jovachona que tenía por costumbre vestir una pollera colorada. En cierta ocasión su madre le dijo que la abuela estaba trancada y que hay que ponerle enema. Ella iba por el camino más corto que corría largamente en el bosque. Él al verla se escondió y se dijo: -a esa me la voy a comer- e imagino que seguramente iba donde su abuela así que se fue corriendo a la casa de la vieja, una vez allí se disfrazo y el bocado llegó a la casa y tocó: tic tac y él preguntó: ¿Quién es? -La Pampita- Pase mijita- una vez dentro mirando, la pánfila preguntó: ¿Que grandes y hermosos ojos tienes? -son para apreciarte mejor- ¿Que nariz tan grande? -son para olerte mejor- ¿y las orejas grandes? –todo lo tengo enorme mijita- ¿y los pies, también?-¡todo es grande! Colorín colorado, realmente ella gozó. (Cuento corto para hacer dormir a la otra esposa de otro)
El tauromáquico (cuarta entrega)
Continuando, volvemos al principio de esta historia cuando los arcillosos fueron expulsados del edén, (Cuando se dice: “hombre de arena” se está refiriendo a un ser que no es arcilloso, ni limoso; tal vez un hibrido o cualquier otra mierda). Si ustedes analizan con clarividencia, el hecho del despojo del edén se darán cuenta que allá, no hubo ni verdad, ni imparcialidad, ni mentira, ni justicia, (volviendo al hombre de arena, ustedes sabrán bien que sobre la arena no se puede hacer agricultura, que ninguna planta prospera en un arenal; en cambio en una arenal prosperan las mujeres en bikini mostrando sus culos y sus tetas y así llegamos a la conclusión que se llama hombre de arena a aquel hombre que no prospera en el trabajo diario ni en la familia, pero si prospera teniendo a su disposición culos y tetas, siempre que viva cerca del rio, del lago o del mar; en cambio si se va al Sahara, allí se va a la mierda) El edén o paraíso es un lugar paradisiaco que se encuentra ubicado allá en el fondo de la imaginación del hombre y es un lugar donde todo existe, menos el trabajo. La religión con su jodienda dice que allí tampoco existen los sexos y con eso de un plumazo eliminan uno de los mejorcitos placeres, pero lo que la religión no ha sabido discernir es el haber estudiado la forma de eliminar la envidia y el rencor y con estos dos presentes aunque los seres sean asexuados no habrá paraíso, peor edén y a la mierda nuestro rinconcito imaginario.
Muchos siempre estamos propensos a las palabras mierda y gran puta (¡la gloria del mundo!), y los expresamos muchas veces simplemente por qué nos viene a la mente en el momento de furor, si supiéramos estar calmos aún en los momentos de gran pavor, de gran empotramiento, de gran excitación y de un grandísimo orgasmo, posiblemente elegiríamos palabras más redundantes y de mayor provecho para los oídos para los cuales son proferidos; por lo tanto, debemos estar alerta y pensando en epítetos sustanciosos, en vez de estar pensando en ganar dinero: ¡que ese negocito! ¡qué ganaré treinta por ciento!, o estar pensando en el regalo de cumpleaños; o ¿dónde la llevare a cenar? ó ¿será fácil? Esas son huevadas, el hombre (¡si es hombre!), deberá estar siempre listo para lanzar el epíteto más sustancioso de la prosaica variedad que tenemos en nuestra lengua (de nuestra boca), por lo tanto deberá estar alerta, con sus intuiciones erectas (en realidad tener todo erecto), estar en guardia, con los puños crispados, las cejas altaneras y el asterisco fruncido (nunca sabremos por donde llegará el ataque), de esta forma usted será respetado, honrado por sus vecinos y odiado por sus amigos, si usted se pone desde este momento en guardia su autoestima subirá un trescientos por ciento, su ego será tan insoportable que nadie lo querrá, pero eso sí: ¡será respetado!; Y el respeto es lo que siempre busco el hombre, todo comenzó….. .
Muchos siempre estamos propensos a las palabras mierda y gran puta (¡la gloria del mundo!), y los expresamos muchas veces simplemente por qué nos viene a la mente en el momento de furor, si supiéramos estar calmos aún en los momentos de gran pavor, de gran empotramiento, de gran excitación y de un grandísimo orgasmo, posiblemente elegiríamos palabras más redundantes y de mayor provecho para los oídos para los cuales son proferidos; por lo tanto, debemos estar alerta y pensando en epítetos sustanciosos, en vez de estar pensando en ganar dinero: ¡que ese negocito! ¡qué ganaré treinta por ciento!, o estar pensando en el regalo de cumpleaños; o ¿dónde la llevare a cenar? ó ¿será fácil? Esas son huevadas, el hombre (¡si es hombre!), deberá estar siempre listo para lanzar el epíteto más sustancioso de la prosaica variedad que tenemos en nuestra lengua (de nuestra boca), por lo tanto deberá estar alerta, con sus intuiciones erectas (en realidad tener todo erecto), estar en guardia, con los puños crispados, las cejas altaneras y el asterisco fruncido (nunca sabremos por donde llegará el ataque), de esta forma usted será respetado, honrado por sus vecinos y odiado por sus amigos, si usted se pone desde este momento en guardia su autoestima subirá un trescientos por ciento, su ego será tan insoportable que nadie lo querrá, pero eso sí: ¡será respetado!; Y el respeto es lo que siempre busco el hombre, todo comenzó….. .
miércoles, 18 de noviembre de 2009
El tauromáquico (tercera entrega)
Hablar también es un placer, cuando a un ingeniero de sistemas tenemos que explicarle matemáticamente la cuadratura del círculo; hablar con un politicastro de economía; o explicarle a un viceministro la ncpe; o hacerle comprender a ella de los apetitos exóticos que tenemos los hombres.
No siempre somos comprendidos y generalmente somos mal interpretados y los necios se burlan de nuestra sapiencia y es que el asno rebuzna siempre en corral ajeno. Cuando los perros ladran, dicen, que es buena señal, dicen que estamos avanzando, allá los entendidos, pero yo no estoy tan de acuerdo con esa teoría, pues si estas gateando a la negra, hija del carnicero y el perro ladra, se puede despertar el cuchillero y ¿qué pasará conmigo? Tal vez termine acribillado. Por todo lo anterior no estoy de acuerdo con eso de los perros ladradores.
De la traición se ha escrito muy poco, es por ello, que cuando sucede pasa lo mismo que la desgracia; uno siempre lee o escucha que a fulano le paso eso o aquello, que la maldita lo desgracio; que el muy hijo de su madre la emperró a la Katherine y así sucesivamente, la desgracia les cae como un mazazo a los próximos, pero como a nosotros no nos toco ni un pelo (¡que puntería!), entonces no sabemos qué cosas debemos hacer cuando no los acontece; ni que cosas debemos decir; ni como consolarnos (si es que uno puede consolarse, diciendo: “me lo merecía”), en la traición sucede algo parecido a la desgracia; si es que sea una desgracia una traición; quizás una desgracia no tenga nada que ver con la traición, ni que la traición no sea una desgracia. Tal vez son dos palabras paronímicas, antonomásticamente y no tengan relación alguna o simplemente fueron inventadas para joder al próximo, cuando por azar de la vida tu mejor amigo sirve de dormitivo a tu pareja, inventaron eso de traición para el ponedor anterior y el de desgracia para el ponedor posterior.
El caso, es que como lo viví en carne propia, puedo decir con mi vivencia, que no es una desgracia, pero si fue una deslealtad que con sus malas artes (¡qué monumento!), burló mi candidez viril, claro que hablando o escribiendo lo más honestamente posible que podamos (no olvidemos que todos somos mentirosos por naturaleza), es fácil llegar al meollo del problema y en base de ello llegar a una conclusión que no se compadree con ninguno de los involucrados y dé su veredicto imparcial, como aquella ciega que con su balanza y su machete, en el primer anillo anda clamando pidiendo que algún día llegue la justicia (que parece que no existe, pues nunca aparece).
Volviendo al ovillo y mirándolo en forma imparcial (carajo, el sólo recordar me llena de una furia asesada capaz de matar a todos los perros hidrofónicos), ¡caramba! Qué fácil es decir imparcial, la verdad que la imparcialidad es algo que no existe y que fue inventada para que los eugenios crean en ella; ya que la verdad y la imparcialidad, no existen y al no existir ni verdad, ni imparcialidad, tampoco existe la mentira y la justicia.
Como ven es un embrollo de los mil ángeles azules, pues todo está en función con que marca de gafas camines. Cuantas veces ustedes a la mentira la llamaron verdad y a la justicia injusticia. Si ustedes ¡nunca! pudieron discernir ¿cómo mierda quieren que yo lo haga? Aquí simplemente estoy lanzando un teorema, la hipófisis son ustedes quienes deberán discurrir.
No siempre somos comprendidos y generalmente somos mal interpretados y los necios se burlan de nuestra sapiencia y es que el asno rebuzna siempre en corral ajeno. Cuando los perros ladran, dicen, que es buena señal, dicen que estamos avanzando, allá los entendidos, pero yo no estoy tan de acuerdo con esa teoría, pues si estas gateando a la negra, hija del carnicero y el perro ladra, se puede despertar el cuchillero y ¿qué pasará conmigo? Tal vez termine acribillado. Por todo lo anterior no estoy de acuerdo con eso de los perros ladradores.
De la traición se ha escrito muy poco, es por ello, que cuando sucede pasa lo mismo que la desgracia; uno siempre lee o escucha que a fulano le paso eso o aquello, que la maldita lo desgracio; que el muy hijo de su madre la emperró a la Katherine y así sucesivamente, la desgracia les cae como un mazazo a los próximos, pero como a nosotros no nos toco ni un pelo (¡que puntería!), entonces no sabemos qué cosas debemos hacer cuando no los acontece; ni que cosas debemos decir; ni como consolarnos (si es que uno puede consolarse, diciendo: “me lo merecía”), en la traición sucede algo parecido a la desgracia; si es que sea una desgracia una traición; quizás una desgracia no tenga nada que ver con la traición, ni que la traición no sea una desgracia. Tal vez son dos palabras paronímicas, antonomásticamente y no tengan relación alguna o simplemente fueron inventadas para joder al próximo, cuando por azar de la vida tu mejor amigo sirve de dormitivo a tu pareja, inventaron eso de traición para el ponedor anterior y el de desgracia para el ponedor posterior.
El caso, es que como lo viví en carne propia, puedo decir con mi vivencia, que no es una desgracia, pero si fue una deslealtad que con sus malas artes (¡qué monumento!), burló mi candidez viril, claro que hablando o escribiendo lo más honestamente posible que podamos (no olvidemos que todos somos mentirosos por naturaleza), es fácil llegar al meollo del problema y en base de ello llegar a una conclusión que no se compadree con ninguno de los involucrados y dé su veredicto imparcial, como aquella ciega que con su balanza y su machete, en el primer anillo anda clamando pidiendo que algún día llegue la justicia (que parece que no existe, pues nunca aparece).
Volviendo al ovillo y mirándolo en forma imparcial (carajo, el sólo recordar me llena de una furia asesada capaz de matar a todos los perros hidrofónicos), ¡caramba! Qué fácil es decir imparcial, la verdad que la imparcialidad es algo que no existe y que fue inventada para que los eugenios crean en ella; ya que la verdad y la imparcialidad, no existen y al no existir ni verdad, ni imparcialidad, tampoco existe la mentira y la justicia.
Como ven es un embrollo de los mil ángeles azules, pues todo está en función con que marca de gafas camines. Cuantas veces ustedes a la mentira la llamaron verdad y a la justicia injusticia. Si ustedes ¡nunca! pudieron discernir ¿cómo mierda quieren que yo lo haga? Aquí simplemente estoy lanzando un teorema, la hipófisis son ustedes quienes deberán discurrir.
El tauromáquico (segunga entrega)
Hablando de felicidad, me acorde de ella: Felicidad, ¿Cómo es posible que una fémina como ella, lleve ese nombre? Esa palabra encierra un gran misterio, algo así como la lámpara maravillosa al cual al frotarla (hablando de frotar se han dado cuenta que facilingas se ponen cuando uno las frota (no me refiero a las lámparas)), dice que aparecía Sherk 2 el cual te concedía todos tus deseos (¿Todos? ¡No lo creo!, existen deseos difíciles de satisfacer, son tan difíciles de complacer que uno no puede imaginarse que cosas esas serán y allí surge la gran incógnita ¿Qué serán esas cosas difíciles de complacer?) Desde luego que una de ellas es Felicidad (¡no la Felicidad, sino Felicidad!), a pesar de su raro encanto, tenía una nariz preciosa, unos ojos ídem, y muchos ídem que no vale la pena recordar, pero tampoco no pierdan de vista que se llevó mis adorados y así sucede siempre a lo largo de los años, siempre aparecerá un sableador en tu vida, si no es el vecino de la esquina, es la sobrina del peluquero o mi primo Alfonso. Nunca entendí por que los llaman sableadores, en todo caso deberían llamarlos cosacos, y en cambio a los cosacos les dicen artilleros, como si tendría algo que ver los cañones con el huiski.
Es que la gente es propensa a poner nombres a todo y lo primero que se les pone a mano o mejor dicho a la mente, lo pronuncian y listo el pollo, ese tipo, esa pelada o esa cosa termina llamándose, mesa, silla, león, cuatro ojos, doble ancho, linterna, máquina de escribir, la invisible, perro Sandi, tordo Iriarte, mono Columba, pollo Franco y así sucesivamente hasta llegar a la estrella más alejada del firmamento a la que le pusieron el nombre que le dio la gana el que la descubrió.
Y así también sucede con esos padres desalmados que ponen cada nombre a sus hijos ¡que es una barbaridad! Imagínense llamarlo Anuncio, Fulgencio, Inocencio, Virgilio, Eraclea, Oscar, Clemencia, Duquesa, Hipólito, Cícera, Carlos, Virginia, Lucrecia y mil más, debería existir cárcel para todos aquellos notarios que escriben esos nombres en las partidas de nacimiento, matrimonio y defunción.
Ya que tocamos el tema de los nombre, tocar, esa es otra gran palabra; tocar también es una acción deleitosa (yo te toco, tú me tocas, yo te cojo, tú me sigues tocando) uno de los placeres más renombrados esta en tocar: tocar la pelambrera de una cunumi rasta; toque de erudición; poner el culo en el toco; toquetearla; retocar el peinado; toque de santo, piedra de toque; tocar mis deseos, toque de atención, verdaderamente tocar, comer, orinar, cagar y dormir están en los placeres más grandes que la naturaleza nos ha concebido.
Es que la gente es propensa a poner nombres a todo y lo primero que se les pone a mano o mejor dicho a la mente, lo pronuncian y listo el pollo, ese tipo, esa pelada o esa cosa termina llamándose, mesa, silla, león, cuatro ojos, doble ancho, linterna, máquina de escribir, la invisible, perro Sandi, tordo Iriarte, mono Columba, pollo Franco y así sucesivamente hasta llegar a la estrella más alejada del firmamento a la que le pusieron el nombre que le dio la gana el que la descubrió.
Y así también sucede con esos padres desalmados que ponen cada nombre a sus hijos ¡que es una barbaridad! Imagínense llamarlo Anuncio, Fulgencio, Inocencio, Virgilio, Eraclea, Oscar, Clemencia, Duquesa, Hipólito, Cícera, Carlos, Virginia, Lucrecia y mil más, debería existir cárcel para todos aquellos notarios que escriben esos nombres en las partidas de nacimiento, matrimonio y defunción.
Ya que tocamos el tema de los nombre, tocar, esa es otra gran palabra; tocar también es una acción deleitosa (yo te toco, tú me tocas, yo te cojo, tú me sigues tocando) uno de los placeres más renombrados esta en tocar: tocar la pelambrera de una cunumi rasta; toque de erudición; poner el culo en el toco; toquetearla; retocar el peinado; toque de santo, piedra de toque; tocar mis deseos, toque de atención, verdaderamente tocar, comer, orinar, cagar y dormir están en los placeres más grandes que la naturaleza nos ha concebido.
viernes, 6 de noviembre de 2009
El tauromáquico comienza
La presente es una autoevaluación de mi ultra sensibilidad y de los recuerdos que aún experimento; no es fácil hablar de estas cosas, pero ustedes se habrán dado cuenta, que es más fácil expresarse por escrito, que hacerlo oralmente, por ello es que en ésta página desgrano, grano a grano, las gotas de mi experiencia. Las mismas servirán a ustedes cojonudos, a entender, comprender, descifrar el sui generis comportamiento de la mujer y aprender técnicas que les ayuden a superar las pruebas de la vida. Si por casualidad ésta página cayese en saco roto la lectura a la lectora le servirá de consuelo, pues así, comprendería al copuchento y cojonudo que todavía la aguanta. (Es que hay cada cosa de imprevisible en la vida, que no vale la pena dimensionarla).
La vida está llena de abandonos (yo me abandono, tú me abandonaste, él te abandonó, nosotros te abandonamos, vosotros los abandonáis, ellos los muy mierdas se van), desde el momento que el aliento divino cayó sobre la masa de arcilla, las mujeres nos llevaron al paraíso, allí nos dieron la manzana de la desgracia y al final por su culpa se acaba el edén y todos patitas a la calle a buscar el pan de cada día, en cada trabajo ¡de mierda! Con un jefe incapaz, mandón, mal vestido y con aliento a cloaca. Y peor aún si es una jefa, ¡ufa! Allí la cosa se pone color hormiga (de esas que se meten a la azucarera a cagar), generalmente solterona, feminista, hablan mal de los hombres (aún en la cama), te obligan a saludarla, a ser amable, gentil, noblote, te pagan una miseria y finalmente se pasan el día acosándote (si es que no te la cogiste), ¡es toda una mierda!
Hablando de mierda, volví a recordarla, de su traición y de mis billetitos (¡mis papelitos adorados!) en realidad no se a cual darle más valor: si al abandono o a mis adorados. Es que ambos tienen su peso especifico (teoría de la relatividad), es fácil quizá para usted que le paso lo mismo decir a mi me duele esto, o decir me duele aquello; pero para mí un ultrasensible, me es mucho más difícil decidir, siempre dude, siempre dudaba; si hacerlo o no hacerlo; si decirle o no decirle; si salir o no salir o quedarme dentro de ella; si pegarle o no; si mandarla al carajo, ¡sí! Mandarla al carajo, fue la única decisión que tuve en toda mi vida y no me arrepiento de perder el empleo, finalmente ¡mande a la mierda a la acosadora feminista... y termine en la mierda del desempleo! ¡Pero soy feliz! No hay nada mejor que sentirse feliz. ¡Es como cagar! Una felicidad de saberse libre de pesos, de llenura, de hartazgo, ¡realmente eso es felicidad! ¿Como tener sexo! Saberse hombre, fuerte, viril y con escoplo de primera; ¡realmente eso es felicidad! Ser libre, dormir hasta las diez, pasear hasta las tres de la madrugada, tomarse unas copitas sin tener que pensar en el mañana, ¡sí carajo! ¡Esto es felicidad!
La vida está llena de abandonos (yo me abandono, tú me abandonaste, él te abandonó, nosotros te abandonamos, vosotros los abandonáis, ellos los muy mierdas se van), desde el momento que el aliento divino cayó sobre la masa de arcilla, las mujeres nos llevaron al paraíso, allí nos dieron la manzana de la desgracia y al final por su culpa se acaba el edén y todos patitas a la calle a buscar el pan de cada día, en cada trabajo ¡de mierda! Con un jefe incapaz, mandón, mal vestido y con aliento a cloaca. Y peor aún si es una jefa, ¡ufa! Allí la cosa se pone color hormiga (de esas que se meten a la azucarera a cagar), generalmente solterona, feminista, hablan mal de los hombres (aún en la cama), te obligan a saludarla, a ser amable, gentil, noblote, te pagan una miseria y finalmente se pasan el día acosándote (si es que no te la cogiste), ¡es toda una mierda!
Hablando de mierda, volví a recordarla, de su traición y de mis billetitos (¡mis papelitos adorados!) en realidad no se a cual darle más valor: si al abandono o a mis adorados. Es que ambos tienen su peso especifico (teoría de la relatividad), es fácil quizá para usted que le paso lo mismo decir a mi me duele esto, o decir me duele aquello; pero para mí un ultrasensible, me es mucho más difícil decidir, siempre dude, siempre dudaba; si hacerlo o no hacerlo; si decirle o no decirle; si salir o no salir o quedarme dentro de ella; si pegarle o no; si mandarla al carajo, ¡sí! Mandarla al carajo, fue la única decisión que tuve en toda mi vida y no me arrepiento de perder el empleo, finalmente ¡mande a la mierda a la acosadora feminista... y termine en la mierda del desempleo! ¡Pero soy feliz! No hay nada mejor que sentirse feliz. ¡Es como cagar! Una felicidad de saberse libre de pesos, de llenura, de hartazgo, ¡realmente eso es felicidad! ¿Como tener sexo! Saberse hombre, fuerte, viril y con escoplo de primera; ¡realmente eso es felicidad! Ser libre, dormir hasta las diez, pasear hasta las tres de la madrugada, tomarse unas copitas sin tener que pensar en el mañana, ¡sí carajo! ¡Esto es felicidad!
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