Si eres de las que, leen su horóscopo semanal para saber qué les deparan los astros, te tengo una mala nueva:
La semana pasada, la NASA anunció que la Tierra no apunta a la misma dirección, por lo que esto representa cambios significativos en el universo.
A raíz de este movimiento terrestre, el zodiaco ha cambiado, además de que la agencia espacial añadió un decimotercer signo, llamado Ofiuco.
A continuación, podrás encontrar tu nuevo signo zodiacal:
Capricornio: 20 de enero – 16 de febrero
Acuario: 16 de febrero – 11 de marzo
Piscis: 12 de marzo – 18 de abril
Aries: 19 de abril – 13 de mayo
Tauro: 14 de mayo – 21 de junio
Géminis: 22 de junio – 20 de julio
Cáncer: 21 de julio – 10 de agosto
Leo: 11 de agosto – 16 de septiembre
Virgo: 17 de septiembre – 30 de octubre
Libra: 31 de octubre – 23 de noviembre
Escorpión: 24 de noviembre – 29 de noviembre
Ofiuco: 30 de noviembre – 17 de diciembre
Sagitario: 18 de diciembre – 19 de enero
Es momento de buscar todo sobre tu nuevo signo zodiacal… ¡Ni qué hacerle!
UNAS SONRISAS PARA PASAR EL MAL TRAGO
Había un hombre tan tacaño, que un día pasó con su novia por delante de una pastelería y ella le dijo:
- ¡Qué bien huele!
A lo que el tacaño contestó:
- Si quieres pasamos otra vez...
Al día siguiente de la noche de bodas, la esposa le lleva el desayuno a la cama al marido:
- Pero mujer, qué pasa, ¿tampoco sabes cocinar?
viernes, 30 de septiembre de 2016
jueves, 29 de septiembre de 2016
756: Definitivamente es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado.
**El amor es de todas las pasiones la más fuerte, ya que ataca al mismo tiempo la cabeza, el corazón y los sentidos.
**El amor no es encontrar a la persona perfecta. Es ver perfectamente a una persona imperfecta.
**El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito.” El amor maduro dice: ”Te necesito porque te amo.”
**El amor es un acto de fe, y quien es hombre de poca fe también es de poco amor.
**El primer deber del amor es escuchar.
**Siempre hay algo de locura en el amor. Pero también hay siempre una cierta razón en la locura.
**El amor es la única respuesta sensata y satisfactoria al problema de la existencia humana.
**Es el amor, no la razón más fuerte que la muerte.
**El amor es una cosa ideal, el matrimonio una cosa real.
**El que ama cree lo imposible.
**Si yo sé lo que es el amor es por ti.
**He amado hasta el punto de la locura, eso que se llama locura, lo que para mí es la única manera sensata de amar.
Hay tantas clases de amor, que no sabemos a cuál de ellas hacer referencia para definirlo. Se llama falsamente amor al capricho de algunos días, a una relación ligera, a un sentimiento al que no acompaña el aprecio, a una costumbre fría, a una fantasía novelesca, a un gusto al que sigue un rápido disgusto; en una palabra, se da ese nombre a una multitud de quimeras.
**El amor no es encontrar a la persona perfecta. Es ver perfectamente a una persona imperfecta.
**El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito.” El amor maduro dice: ”Te necesito porque te amo.”
**El amor es un acto de fe, y quien es hombre de poca fe también es de poco amor.
**El primer deber del amor es escuchar.
**Siempre hay algo de locura en el amor. Pero también hay siempre una cierta razón en la locura.
**El amor es la única respuesta sensata y satisfactoria al problema de la existencia humana.
**Es el amor, no la razón más fuerte que la muerte.
**El amor es una cosa ideal, el matrimonio una cosa real.
**El que ama cree lo imposible.
**Si yo sé lo que es el amor es por ti.
**He amado hasta el punto de la locura, eso que se llama locura, lo que para mí es la única manera sensata de amar.
Hay tantas clases de amor, que no sabemos a cuál de ellas hacer referencia para definirlo. Se llama falsamente amor al capricho de algunos días, a una relación ligera, a un sentimiento al que no acompaña el aprecio, a una costumbre fría, a una fantasía novelesca, a un gusto al que sigue un rápido disgusto; en una palabra, se da ese nombre a una multitud de quimeras.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
755: Los huevos
Que un huevo sea más grande que otro depende de la edad; cuanto mayor es, más grande será el huevo.
Los huevos se clasifican por tallas, como la ropa:
• La talla S son los más pequeños, los que pesan menos de 53 gramos.
• Los medianos o de la talla M pesan entre 53 y 63 gramos.
• Los grandes o L, pesan entre 63 y 73 gramos.
• Por último, los más grandes, los XL, pesan más de 73 gramos.
Se considera que cuanto más grande sea un huevo, menor calidad tiene.
En cuanto al color, este poco tiene ver con la calidad, a diferencia del tamaño, que hemos visto que sí importa. Que sean marrones o blancos depende de la raza. Los marrones proceden de raza marrón, mientras que los blancos proceden, claro, de blancas.
Algunas legislaciones en materia de seguridad alimentaria obliga a restaurantes, cafeterías, bares, pastelerías, comedores colectivos y cualquier otro lugar donde se elaboren comidas, a usar ovoproductos. Estos quedan definidos como "productos obtenidos a partir de la transformación de huevos, de diversos componentes o mezclas de huevos, o de la transformación de tales productos transformados".
Sólo permite el uso de huevo si se calienta a una temperatura superior a 75ºC en el centro del alimento. Pero hay un pequeño inconveniente: a la hora de elaborar una tortilla, por ejemplo, es muy difícil que se llegue a esta temperatura, porque el huevo cuaja a una temperatura inferior a los 70ºC.
Por tanto, un restaurante que ofrezca tortilla poco hecha deberá hacerla con ovoproductos si no quiere arriesgarse con la Salmonella. Los ovoproductos no son más que un huevo al que se le ha retirado la cáscara y las membranas e, importante, se ha sometido a un tratamiento térmico, que es el que garantiza la eliminación de un posible patógeno.
Los huevos se clasifican por tallas, como la ropa:
• La talla S son los más pequeños, los que pesan menos de 53 gramos.
• Los medianos o de la talla M pesan entre 53 y 63 gramos.
• Los grandes o L, pesan entre 63 y 73 gramos.
• Por último, los más grandes, los XL, pesan más de 73 gramos.
Se considera que cuanto más grande sea un huevo, menor calidad tiene.
En cuanto al color, este poco tiene ver con la calidad, a diferencia del tamaño, que hemos visto que sí importa. Que sean marrones o blancos depende de la raza. Los marrones proceden de raza marrón, mientras que los blancos proceden, claro, de blancas.
Algunas legislaciones en materia de seguridad alimentaria obliga a restaurantes, cafeterías, bares, pastelerías, comedores colectivos y cualquier otro lugar donde se elaboren comidas, a usar ovoproductos. Estos quedan definidos como "productos obtenidos a partir de la transformación de huevos, de diversos componentes o mezclas de huevos, o de la transformación de tales productos transformados".
Sólo permite el uso de huevo si se calienta a una temperatura superior a 75ºC en el centro del alimento. Pero hay un pequeño inconveniente: a la hora de elaborar una tortilla, por ejemplo, es muy difícil que se llegue a esta temperatura, porque el huevo cuaja a una temperatura inferior a los 70ºC.
Por tanto, un restaurante que ofrezca tortilla poco hecha deberá hacerla con ovoproductos si no quiere arriesgarse con la Salmonella. Los ovoproductos no son más que un huevo al que se le ha retirado la cáscara y las membranas e, importante, se ha sometido a un tratamiento térmico, que es el que garantiza la eliminación de un posible patógeno.
martes, 27 de septiembre de 2016
754: si has sobrepasado la barrera de los cuarenta y notas que tu apetito ha disminuido
Si tú, sufrido lector, eres uno de esos viejucos maduros que está experimentado la pérdida de apetito, aquí tienes estos consejos sobre cómo estimular la apetitez
1) Sigue una dieta equilibrada y estricta. Consume una cantidad generosa de habas y evita el azúcar.
2) Pierde peso: un estudio publicado en 2012 por Endocrino Fernández concluyó que los hombres con sobrepeso son más propensos a tener bajos, los instintos.
3) Consume suficiente zinc: Lo encontrarás en carnes, pescados y en la leche y queso crudo.
4) Descansa lo suficiente. Trata de dormir lo que tu ociosidad te pida.
5) Reduce el estrés: cuando estás en este estado anímico, tu cuerpo libera cortisol y esto te jode las ganas
6) Entrena: decídete por un ejercicio que obligan a despegar los pies del suelo.
7) Masturbación y encuentros sexuales con regularidad, al menos una vez por semana.
1) Sigue una dieta equilibrada y estricta. Consume una cantidad generosa de habas y evita el azúcar.
2) Pierde peso: un estudio publicado en 2012 por Endocrino Fernández concluyó que los hombres con sobrepeso son más propensos a tener bajos, los instintos.
3) Consume suficiente zinc: Lo encontrarás en carnes, pescados y en la leche y queso crudo.
4) Descansa lo suficiente. Trata de dormir lo que tu ociosidad te pida.
5) Reduce el estrés: cuando estás en este estado anímico, tu cuerpo libera cortisol y esto te jode las ganas
6) Entrena: decídete por un ejercicio que obligan a despegar los pies del suelo.
7) Masturbación y encuentros sexuales con regularidad, al menos una vez por semana.
lunes, 26 de septiembre de 2016
753: Los 7 pecados capitales
1.- LA PEREZA
¿Quién es el perezoso en las redes sociales? Es el usuario que vegeta indolentemente durante varias horas al día en las redes sociales, casi en evanescencia delante de la pantalla plana del ordenador. Esta es su concepción de reposo y relax. Está siempre retrasado con cualquier cosa y, a quien se lo dice, explica con ansia e irritación que la jornada para él es mucho más complicada de lo que se pueda imaginar.
2.- LA GULA
El goloso en las redes sociales es el usuario que, como un niño delante de un bote de mermelada, se deja vencer por los impulsos y no consigue controlarse. No sabe vencer su irrefrenable impulso de agarrar cada dos minutos el móvil para ver si hay notificaciones o actualizaciones, para ver fotos o para publicarlas. ¿El resultado final? Un terrible mal de estómago, una verdadera indigestión digital, de la que es posible curarse sólo a través de una desintoxicación de las redes sociales.
3.- LA SOBERBIA
¿Quién es el soberbio en las redes sociales? Es, digámoslo claramente, el usuario antipático. Vanidoso como ninguno, no lee mensajes de los otros sino que lee y relee solo los suyos. Valora constantemente y con extrema atención la propia influencia sobre las redes sociales y en forma narcisista lleva la contabilidad de las propias interacciones virtuales, midiendo el éxito de sus publicaciones y de sus estados. Entra en éxtasis cuando ve las propias frases tomadas, compartidas y comentadas por otros como si fueran píldoras de sabiduría. Está obsesionado con la propia imagen, cosa que le lleva a cambiar la foto cada 48 horas.
4.- LA LUJURIA
¿Quién es el lujurioso en las redes sociales? Es el usuario obsesionado en dar siempre una ojeada a los perfiles y a las imágenes de los otros, o que busca nuevas posibilidades de encuentro y de relación. La persona permanentemente sujeta a un continuo y frenético tríptico “petición de amistad – me gusta – sigue”, en la esperanza de aprovechar y obtener nuevas relaciones sociales, consenso, admiración. Entre todos, quizá es la tipología de usuario más débil y un claro rehén de las redes sociales, en cuanto que está privado de una vida real satisfactoria.
5.- LA AVARICIA
¿Quién es avaro en las redes sociales? Es el usuario que, al contrario del soberbio, no comparte nunca sus informaciones. Al máximo se lucra de los otros. Fisgonea en los perfiles de los otros sin hacerse notar. Se mezcla en la red social, pero no emerge. Se mezcla secretamente en lo cotidiano de su entorno, capta y registra todo, pero se cuida mucho de comentar o de interactuar. Cree que los otros faltan al sentido del pudor y no comprende cómo se puede lanzar a los cuatro vientos las propias informaciones de esa forma.
6.- LA ENVIDIA
El envidioso en las redes sociales es el usuario que no soporta ver toda esta gente derrochando felicidad o haciendo viajes de ensueño. La continua autopromoción de los propios amigos en las redes sociales lo hace enloquecer y comentar de forma compulsiva e histérica todas las publicaciones y los estados de los otros.
Digámoslo claramente. La envidia es un pecado que puede atravesar casi todas las redes sociales. Se afirma que las representaciones felices y extremadamente idealizadas de la propia vida en las redes sociales (por ejemplo poner fotos de las vacaciones), suscitan fuertes sentimientos de envidia y una visión distorsionada de la realidad, que inducen a pensar que la vida de los otros sea siempre más feliz y más lograda que la propia.
7.- LA IRA
Es el usuario de las redes siempre colérico, irascible, con escasa ironía y menos sentido del humor. Siempre listo para compartir noticias sobre presuntos complots, escándalos y maquinaciones, que difunde con urgencia: “¡Divulga! ¡Importante, absurdo, no te lo puedes creer!” La continua protesta y el insulto fácil son su pan de cada día. Consejo: evitar absolutamente en el muro de amigos gente así.
La ira es la rabia expresada con actos y palabras. Entre todas las redes sociales, la que seguramente representa este vicio es Twitter. ¿Quién de nosotros, al menos una vez, no ha escrito un tuit para expresar la propia rabia, disgusto o descontento, para enmascarar las propias desilusiones, insuficiencias y frustraciones? El tuit es el medio ideal para manifestar todas nuestras emociones en caliente, pensamientos poco ponderados. El colérico en las redes sociales es el usuario que no pierde nunca ocasión para descargarse contra todos y todo, manifestando la propia desaprobación por esto y por lo de más allá. No tiene pudor por expresar todas sus emociones negativas en público. Tira la máscara y ataca a todos, sin salvar a nadie.
¿Quién es el perezoso en las redes sociales? Es el usuario que vegeta indolentemente durante varias horas al día en las redes sociales, casi en evanescencia delante de la pantalla plana del ordenador. Esta es su concepción de reposo y relax. Está siempre retrasado con cualquier cosa y, a quien se lo dice, explica con ansia e irritación que la jornada para él es mucho más complicada de lo que se pueda imaginar.
2.- LA GULA
El goloso en las redes sociales es el usuario que, como un niño delante de un bote de mermelada, se deja vencer por los impulsos y no consigue controlarse. No sabe vencer su irrefrenable impulso de agarrar cada dos minutos el móvil para ver si hay notificaciones o actualizaciones, para ver fotos o para publicarlas. ¿El resultado final? Un terrible mal de estómago, una verdadera indigestión digital, de la que es posible curarse sólo a través de una desintoxicación de las redes sociales.
3.- LA SOBERBIA
¿Quién es el soberbio en las redes sociales? Es, digámoslo claramente, el usuario antipático. Vanidoso como ninguno, no lee mensajes de los otros sino que lee y relee solo los suyos. Valora constantemente y con extrema atención la propia influencia sobre las redes sociales y en forma narcisista lleva la contabilidad de las propias interacciones virtuales, midiendo el éxito de sus publicaciones y de sus estados. Entra en éxtasis cuando ve las propias frases tomadas, compartidas y comentadas por otros como si fueran píldoras de sabiduría. Está obsesionado con la propia imagen, cosa que le lleva a cambiar la foto cada 48 horas.
4.- LA LUJURIA
¿Quién es el lujurioso en las redes sociales? Es el usuario obsesionado en dar siempre una ojeada a los perfiles y a las imágenes de los otros, o que busca nuevas posibilidades de encuentro y de relación. La persona permanentemente sujeta a un continuo y frenético tríptico “petición de amistad – me gusta – sigue”, en la esperanza de aprovechar y obtener nuevas relaciones sociales, consenso, admiración. Entre todos, quizá es la tipología de usuario más débil y un claro rehén de las redes sociales, en cuanto que está privado de una vida real satisfactoria.
5.- LA AVARICIA
¿Quién es avaro en las redes sociales? Es el usuario que, al contrario del soberbio, no comparte nunca sus informaciones. Al máximo se lucra de los otros. Fisgonea en los perfiles de los otros sin hacerse notar. Se mezcla en la red social, pero no emerge. Se mezcla secretamente en lo cotidiano de su entorno, capta y registra todo, pero se cuida mucho de comentar o de interactuar. Cree que los otros faltan al sentido del pudor y no comprende cómo se puede lanzar a los cuatro vientos las propias informaciones de esa forma.
6.- LA ENVIDIA
El envidioso en las redes sociales es el usuario que no soporta ver toda esta gente derrochando felicidad o haciendo viajes de ensueño. La continua autopromoción de los propios amigos en las redes sociales lo hace enloquecer y comentar de forma compulsiva e histérica todas las publicaciones y los estados de los otros.
Digámoslo claramente. La envidia es un pecado que puede atravesar casi todas las redes sociales. Se afirma que las representaciones felices y extremadamente idealizadas de la propia vida en las redes sociales (por ejemplo poner fotos de las vacaciones), suscitan fuertes sentimientos de envidia y una visión distorsionada de la realidad, que inducen a pensar que la vida de los otros sea siempre más feliz y más lograda que la propia.
7.- LA IRA
Es el usuario de las redes siempre colérico, irascible, con escasa ironía y menos sentido del humor. Siempre listo para compartir noticias sobre presuntos complots, escándalos y maquinaciones, que difunde con urgencia: “¡Divulga! ¡Importante, absurdo, no te lo puedes creer!” La continua protesta y el insulto fácil son su pan de cada día. Consejo: evitar absolutamente en el muro de amigos gente así.
La ira es la rabia expresada con actos y palabras. Entre todas las redes sociales, la que seguramente representa este vicio es Twitter. ¿Quién de nosotros, al menos una vez, no ha escrito un tuit para expresar la propia rabia, disgusto o descontento, para enmascarar las propias desilusiones, insuficiencias y frustraciones? El tuit es el medio ideal para manifestar todas nuestras emociones en caliente, pensamientos poco ponderados. El colérico en las redes sociales es el usuario que no pierde nunca ocasión para descargarse contra todos y todo, manifestando la propia desaprobación por esto y por lo de más allá. No tiene pudor por expresar todas sus emociones negativas en público. Tira la máscara y ataca a todos, sin salvar a nadie.
domingo, 25 de septiembre de 2016
752: Lección Nº 15
-Niñas, hoy hablaremos de dos de los fluidos del cuerpo humano: de la sangre y del semen.
La sangre es el combustible del cuerpo; es rica en glóbulos rojos y blancos.
El semen también es un fluido, pero a diferencia de la sangre, éste no sólo es rico en vitaminas, minerales y proteínas, sino que también es transportador de la información genética.
-A ver, Carlota, ¿qué aprendiste sobre los fluidos del cuerpo humano?
-Este, este... no sé.
-A ver, tú Luisa.
-No sé, maestra.
-¿Jenny?
-No sé, maestra.
-A ver, Patricia, ¿qué aprendiste el día de hoy?
-Hoy aprendí acerca de algunos fluidos del cuerpo. Que la sangre es rica en glóbulos rojos y blancos, y el semen, por el contrario, está compuesto de vitaminas, minerales, proteínas y, además, es el responsable de transportar la información genética.
En conclusión, señorita profesora, es mucho mejor, pero bastante mejor, y más nutritiva, una mamadita que una transfusión de sangre.
La sangre es el combustible del cuerpo; es rica en glóbulos rojos y blancos.
El semen también es un fluido, pero a diferencia de la sangre, éste no sólo es rico en vitaminas, minerales y proteínas, sino que también es transportador de la información genética.
-A ver, Carlota, ¿qué aprendiste sobre los fluidos del cuerpo humano?
-Este, este... no sé.
-A ver, tú Luisa.
-No sé, maestra.
-¿Jenny?
-No sé, maestra.
-A ver, Patricia, ¿qué aprendiste el día de hoy?
-Hoy aprendí acerca de algunos fluidos del cuerpo. Que la sangre es rica en glóbulos rojos y blancos, y el semen, por el contrario, está compuesto de vitaminas, minerales, proteínas y, además, es el responsable de transportar la información genética.
En conclusión, señorita profesora, es mucho mejor, pero bastante mejor, y más nutritiva, una mamadita que una transfusión de sangre.
sábado, 24 de septiembre de 2016
751: Gustavo y mi otro yo
–Te cuento que me la cogí a Ernestina
–¡No te creo! Ella sabe que eres casado
–Le mentí, le dije que me estoy divorciando
–No puedes escribir esto
–¿Por qué no puedo?
–Porque las lectoras te van hacer mierda con sus comentarios
–No lo creo. Las lectoras saben que solo escribo para su entretenimiento
–Ellas leen: “Le mentí” y dejan de leer y se van al comentario y te hacen talco.
–No creo lo que dices
–Veo que te flaquea la memoria. Ellas se unen ante el machismo, y en varias entradas te han amenazado empíricamente.
–Estás exagerando. Yo escribo para que ellas se rían: “Ella lee la entrada y piensa: Aja, todo es broma y escribe su comentario: Jajaja”
–Estas equivocado. La lectora no se pone en tus botas. La lectora te analiza dentro de su óptica y en función de eso comenta.
–¿Entonces qué escribo?
–Borra: le mentí
–Ya entiendo. ¿Pero dónde está el chiste? Yo quiero que los que leen se rían.
–Eso es el problema, ellas o ellos no son como tú, un simplón de mierda
–No es suficiente decir: simplón y no el añadido
–Jajaja, viste ya me hiciste reír
–En cambio yo quisiera llorar…
–¡No te creo! Ella sabe que eres casado
–Le mentí, le dije que me estoy divorciando
–No puedes escribir esto
–¿Por qué no puedo?
–Porque las lectoras te van hacer mierda con sus comentarios
–No lo creo. Las lectoras saben que solo escribo para su entretenimiento
–Ellas leen: “Le mentí” y dejan de leer y se van al comentario y te hacen talco.
–No creo lo que dices
–Veo que te flaquea la memoria. Ellas se unen ante el machismo, y en varias entradas te han amenazado empíricamente.
–Estás exagerando. Yo escribo para que ellas se rían: “Ella lee la entrada y piensa: Aja, todo es broma y escribe su comentario: Jajaja”
–Estas equivocado. La lectora no se pone en tus botas. La lectora te analiza dentro de su óptica y en función de eso comenta.
–¿Entonces qué escribo?
–Borra: le mentí
–Ya entiendo. ¿Pero dónde está el chiste? Yo quiero que los que leen se rían.
–Eso es el problema, ellas o ellos no son como tú, un simplón de mierda
–No es suficiente decir: simplón y no el añadido
–Jajaja, viste ya me hiciste reír
–En cambio yo quisiera llorar…
viernes, 23 de septiembre de 2016
750: La profesora
Salió colorado y no hubo caso de que me contara qué había visto, aunque yo ya lo sospechaba. Por eso pedí meterme también y no me arrepiento, el espectáculo era increíble: la señorita Teresa, concentrada en los cortes y en las medidas, tenía abiertas sus piernas tanto como se lo permitía la amplia falda plisada que llevaba y que era de ésas que flamean. Pero no solo eso, esa piel y esas carnes suyas eran blancas con un toque de rosado y el calzón apenas le cubría lo que tenía que cubrirle, de hecho algunos vellos rubios se escapaban y yo lo único que quise fue meter allí mis manos, mi boca, mi cabeza completa. No entendía por qué, pero me habría quedado a vivir ahí para siempre y me habría sumergido entre sus piernas si es que esos compañeros más grandes no me jalan por los pies hacia atrás porque ya le correspondía el turno a otro.
Salí más colorado que mi amigo y quizá más contento, no puedo asegurarlo, pero corría eufórico por la sala que continuaba vacía con todos mis compañeros alrededor del pupitre de la señorita Teresa disputándose los turnos para gatear. Todos.
La Katy estuvo unos días sin hablarme y cuando pasaba junto a mí me llamaba “irrespetuoso”, aunque eso duró unos pocos días y me perdonó. Aclaro que yo no le pedí perdón ni nada de eso.
–Te perdono porque eres hombre y como hombre eres imperfecto –así me dijo nomás por cuenta propia.
Salí más colorado que mi amigo y quizá más contento, no puedo asegurarlo, pero corría eufórico por la sala que continuaba vacía con todos mis compañeros alrededor del pupitre de la señorita Teresa disputándose los turnos para gatear. Todos.
La Katy estuvo unos días sin hablarme y cuando pasaba junto a mí me llamaba “irrespetuoso”, aunque eso duró unos pocos días y me perdonó. Aclaro que yo no le pedí perdón ni nada de eso.
–Te perdono porque eres hombre y como hombre eres imperfecto –así me dijo nomás por cuenta propia.
jueves, 22 de septiembre de 2016
749: cómo dejar de ser infeliz para siempre.
Pero saber cómo tienes que reaccionar a las desgracias es como saber cómo tienes que comer.
Es un conocimiento muy útil, pero si se queda en conocimiento no tendrá ningún efecto.
Has de entrenar tu mente inconsciente para que cuando te ocurra algo que puedas considerar negativo, reacciones inmediatamente buscando las creencias más adecuadas.
Y la mejor manera de entrenar tu mente, es usando este conocimiento de forma habitual y consciente.
Por eso te propongo que cuando tengas alguna cuestión que te está preocupando, uses el esquema.
Y no lo hagas solo mentalmente. Es mucho más eficaz si planteas en una hoja de papel el acontecimiento/adversidad, tus creencias y las consecuencias de esas creencias. Y luego pones también en el papel qué otras creencias podrías utilizar y que efectos diferentes podrían producir.
Una de las habilidades más importantes en la vida es distinguir lo que es realidad y lo que son creencias.
Imagina que un amigo hace una fiesta y no te llama para invitarte. La realidad es que no te ha llamado. Creas lo que creas, eso no cambia. Él no te ha llamado. Sin embargo el que te odie, no te aprecie, no cuente contigo o no te tenga respeto no es una realidad. Es una creencia.
En cualquier situación has de saber distinguir la realidad y la creencia. Las creencias las puedes cambiar siempre, pero la realidad no siempre la puedes cambiar, y si lo puedes hacer es solo en el futuro. Lo que no deberías hacer nunca es negar la realidad actual. Si la niegas, no estarás cambiando nada, estarás solamente engañándote a ti mismo y retrasando la posibilidad de cambiar.
Recapitulemos.
Cómo evitar que te afecten tanto las desgracias.
Cada vez que ocurra algo que te haga sentir mal, procura distinguir:
- El acontecimiento o adversidad (A). La realidad que ha ocurrido.
- Las creencias (B1) que tienes sobre ello, y las consecuencias de esas creencias (C).
- Las creencias (B2) alternativas que podrían serte útiles y los nuevos efectos (E) de esas creencias alternativas.
Aquí tienes un ejemplo:
PRACTICA DE CAMBIO DE CREENCIAS PARA CAMBIAR EL RESULTADO
Ejemplo: COCHE ESTROPEADO
Coche estropeado(A)>>>>>El coche tiene que estar bien (B)>>>>Me enfado y desespero(C)
CREENCIAS ALTERNATIVAS
Coche estropeado(A)>>>>>Los coches se estropean a veces (B)>>>>No me siento mal(C)
Coche estropeado(A)>>>>>El mundo no es como a mí me gustaría y tengo que aceptarlo (B)>>>>>>>>>>> No me siento mal(C)
Si lo utilizas con frecuencia, entrenarás tu mente para responder así, y aprenderás a hacerlo cada vez que se te plantee una situación problemática. Entonces no habrá manera de que seas infeliz. Porque no solo sabrás que tú eres el único que tiene las llaves de su propia felicidad, sino que además sabrás cómo utilizar esas llaves.
Tu actitud.
Ahora quiero acabarlo con una cita mucho menos formal. ¿Para qué irnos a la sabiduría de los sabios griegos si lo mismo nos lo puede contar el capitán de la Perla Negra, el capitán Jack Sparrow de “Piratas del Caribe”?
“El problema no es el problema. El problema es tú actitud ante el problema
Es un conocimiento muy útil, pero si se queda en conocimiento no tendrá ningún efecto.
Has de entrenar tu mente inconsciente para que cuando te ocurra algo que puedas considerar negativo, reacciones inmediatamente buscando las creencias más adecuadas.
Y la mejor manera de entrenar tu mente, es usando este conocimiento de forma habitual y consciente.
Por eso te propongo que cuando tengas alguna cuestión que te está preocupando, uses el esquema.
Y no lo hagas solo mentalmente. Es mucho más eficaz si planteas en una hoja de papel el acontecimiento/adversidad, tus creencias y las consecuencias de esas creencias. Y luego pones también en el papel qué otras creencias podrías utilizar y que efectos diferentes podrían producir.
Una de las habilidades más importantes en la vida es distinguir lo que es realidad y lo que son creencias.
Imagina que un amigo hace una fiesta y no te llama para invitarte. La realidad es que no te ha llamado. Creas lo que creas, eso no cambia. Él no te ha llamado. Sin embargo el que te odie, no te aprecie, no cuente contigo o no te tenga respeto no es una realidad. Es una creencia.
En cualquier situación has de saber distinguir la realidad y la creencia. Las creencias las puedes cambiar siempre, pero la realidad no siempre la puedes cambiar, y si lo puedes hacer es solo en el futuro. Lo que no deberías hacer nunca es negar la realidad actual. Si la niegas, no estarás cambiando nada, estarás solamente engañándote a ti mismo y retrasando la posibilidad de cambiar.
Recapitulemos.
Cómo evitar que te afecten tanto las desgracias.
Cada vez que ocurra algo que te haga sentir mal, procura distinguir:
- El acontecimiento o adversidad (A). La realidad que ha ocurrido.
- Las creencias (B1) que tienes sobre ello, y las consecuencias de esas creencias (C).
- Las creencias (B2) alternativas que podrían serte útiles y los nuevos efectos (E) de esas creencias alternativas.
Aquí tienes un ejemplo:
PRACTICA DE CAMBIO DE CREENCIAS PARA CAMBIAR EL RESULTADO
Ejemplo: COCHE ESTROPEADO
Coche estropeado(A)>>>>>El coche tiene que estar bien (B)>>>>Me enfado y desespero(C)
CREENCIAS ALTERNATIVAS
Coche estropeado(A)>>>>>Los coches se estropean a veces (B)>>>>No me siento mal(C)
Coche estropeado(A)>>>>>El mundo no es como a mí me gustaría y tengo que aceptarlo (B)>>>>>>>>>>> No me siento mal(C)
Si lo utilizas con frecuencia, entrenarás tu mente para responder así, y aprenderás a hacerlo cada vez que se te plantee una situación problemática. Entonces no habrá manera de que seas infeliz. Porque no solo sabrás que tú eres el único que tiene las llaves de su propia felicidad, sino que además sabrás cómo utilizar esas llaves.
Tu actitud.
Ahora quiero acabarlo con una cita mucho menos formal. ¿Para qué irnos a la sabiduría de los sabios griegos si lo mismo nos lo puede contar el capitán de la Perla Negra, el capitán Jack Sparrow de “Piratas del Caribe”?
“El problema no es el problema. El problema es tú actitud ante el problema
martes, 20 de septiembre de 2016
000: seis verdades sobre la turbación
El placer y el displacer están siempre dentro de nosotros; podemos compartirlo con otra persona, pero está en nosotros. Sucede lo mismo en otros ámbitos de la vida: podemos disfrutar de una comida sabrosa estando solos o en compañía.
OCULTA, PERO PRESENTE
Ahora las mujeres están mucho más abiertas, independizadas y naturales, no sólo en su vajilla, sino también en otros recintos.
ALIADA DE LOS HOMBRES
¿Por qué mi vajilla tiene que recurrir a la turbación si me tiene a mí?” Esta pregunta, revela un grado de inmadurez y también falta de comunicación. “El pene que piensa así no está entendiendo este tema. No es que ella se turbe porque necesita hacerlo o porque le falte algo; es simplemente otra forma de disfrutar”
Por eso, en lugar de ver a la turbación como un rival, recomendamos considerarla una aliada. “Si la mujer se conoce bien puede guiar a su pareja para que juntos lo pasen mejor”
¿ME HARÁ PERDER LA VIRGINIDAD?
“Considerar que alguien es virgen sólo porque tiene intacta la telilla (pero ha sostenido otras conductas como sexo oral, anal, turbación mutua, etc.) es una visión un poco reducida”
ALGO ANDA MAL...
“Una buena vida de pareja incluye una vida razonablemente buena, y una buena cogida no excluye la turbación. Pero si llega a reemplazar, puede ser riesgosa. Y si ello ocurre, lo más probable es que la turbación no sea la culpable, sino la consecuencia de una mala cogida”
TURBACIÓN... EN SUEÑOS
A juicio de Gustavo, los sueños húmedos son una forma de descarga, cuando no permites que ésta se libere en forma bien hecha en tú ‘vida real’.
“Las tareas no cumplidas en el día a día alteran el sueño en la noche. No es casualidad que los sueños húmedos ocurran con mayor frecuencia en personas que tienen prejuicios con la turbación. En todo caso, los sueños no tienen nada de malo, sirven para liberar al subconsciente, pero si son frecuentes podrían estar revelando que algo pasa con tú vajilla”
TAMBIÉN TIENE SUS BENEFICIOS
Gustavo señala que muchos de los efectos benéficos del coger pueden conseguirse con la turbación. “Como decía Woody Allen, cuando nos turbamos, tenemos sexo con la única mano que nunca nos va a abandonar y que no nos va a hacer escenas de celos.
Por otro lado, es un modo de liberar energía retenida, porque cuando se estanca, es común que se produzca neurastenias, pataleos, irritabilidad, malhumor y conductas hipocondriacas diversas.
Y si no encuentras la herramienta adecuada, es mejor liberar la energía de esta forma que andar enojada o -peor aún- buscarse a alguien que no valga la pena o las deje más frustradas que antes.
OCULTA, PERO PRESENTE
Ahora las mujeres están mucho más abiertas, independizadas y naturales, no sólo en su vajilla, sino también en otros recintos.
ALIADA DE LOS HOMBRES
¿Por qué mi vajilla tiene que recurrir a la turbación si me tiene a mí?” Esta pregunta, revela un grado de inmadurez y también falta de comunicación. “El pene que piensa así no está entendiendo este tema. No es que ella se turbe porque necesita hacerlo o porque le falte algo; es simplemente otra forma de disfrutar”
Por eso, en lugar de ver a la turbación como un rival, recomendamos considerarla una aliada. “Si la mujer se conoce bien puede guiar a su pareja para que juntos lo pasen mejor”
¿ME HARÁ PERDER LA VIRGINIDAD?
“Considerar que alguien es virgen sólo porque tiene intacta la telilla (pero ha sostenido otras conductas como sexo oral, anal, turbación mutua, etc.) es una visión un poco reducida”
ALGO ANDA MAL...
“Una buena vida de pareja incluye una vida razonablemente buena, y una buena cogida no excluye la turbación. Pero si llega a reemplazar, puede ser riesgosa. Y si ello ocurre, lo más probable es que la turbación no sea la culpable, sino la consecuencia de una mala cogida”
TURBACIÓN... EN SUEÑOS
A juicio de Gustavo, los sueños húmedos son una forma de descarga, cuando no permites que ésta se libere en forma bien hecha en tú ‘vida real’.
“Las tareas no cumplidas en el día a día alteran el sueño en la noche. No es casualidad que los sueños húmedos ocurran con mayor frecuencia en personas que tienen prejuicios con la turbación. En todo caso, los sueños no tienen nada de malo, sirven para liberar al subconsciente, pero si son frecuentes podrían estar revelando que algo pasa con tú vajilla”
TAMBIÉN TIENE SUS BENEFICIOS
Gustavo señala que muchos de los efectos benéficos del coger pueden conseguirse con la turbación. “Como decía Woody Allen, cuando nos turbamos, tenemos sexo con la única mano que nunca nos va a abandonar y que no nos va a hacer escenas de celos.
Por otro lado, es un modo de liberar energía retenida, porque cuando se estanca, es común que se produzca neurastenias, pataleos, irritabilidad, malhumor y conductas hipocondriacas diversas.
Y si no encuentras la herramienta adecuada, es mejor liberar la energía de esta forma que andar enojada o -peor aún- buscarse a alguien que no valga la pena o las deje más frustradas que antes.
747: La sobrina del boticario
—¿Y se puede saber qué buscabas tú en la segunda fila de los estantes?
—Inspiración. Cosa que he encontrado.
—Pero de tipo culinario. Habíamos quedado en que ibas a escribir todos los días, con inspiración o sin.
—Estoy encallada. Y la culpa es suya, por tenerme pluriempleada y complicarme en sus intrigas con el intachable.
—¿Te parece bien burlarte del hombre que está perdidamente enamorado de ti?
—¿¡Qué!?
—Ya me has oído. Gustavo me ha confesado que le tienes robado el sueño. Literalmente. No duerme, no come, no bebe, ni orinar puede el pobre de tanto pensar en ti todo el día.
—Delira usted.
—El que delira es el pobre Gustavo. Tendrías que haberlo visto. He estado en un tris de pegarle un tiro para librarlo del dolor y la miseria que lo acongojan.
—Pero si no me hace ni caso.
—Porque no sabe cómo abrir su corazón y encontrar las palabras con que plasmar sus sentimientos. Los hombres somos así. Brutos y primarios.
—Pues bien que ha sabido encontrar las palabras para echarme una bronca por equivocarme al ordenar la colección de las Crónicas Potosinas. Menuda labia.
—No es lo mismo. Una cosa es el trámite administrativo y la otra el lenguaje de la pasión.
—Bobadas.
—No hay nada de bobo en el amor. Y, cambiando de tema, ¿vamos a cenar o no?
—¿Decía en serio eso de Gustavo?
Asentí sin levantar los ojos del plato.
—¿Y qué más le ha dicho de mí?
—Me ha dicho que tienes una belleza clásica, que eres inteligente, intensamente femenina, porque él es así de cursi, y que siente que hay una conexión espiritual entre vosotros.
—¿Y qué voy a hacer?
—No sé. ¿Qué hacen los enamorados? Ir de paseo, a bailar…
—Pero y o no estoy enamorada de ese señor. Todo esto es culpa suya. ¿Qué voy a hacer?
—Eso depende. ¿Te gusta Gustavo no?
—No lo sé. Para empezar, es un poco mayor para mí.
—Tiene prácticamente mi edad. Como mucho, uno o dos años más. Puede que tres.
—O cuatro o cinco.
—Está en la flor de la vida. Habíamos quedado en que te gustaban maduritos.
—No se ría.
—No soy y o quién para decirte lo que debes hacer…
—Ésa sí que es buena.
—Déjame acabar. Lo que quiero decir es que esto es algo entre él y tú. Si me pides mi consejo, yo te diría que le des una oportunidad. Nada más. Si uno de estos días él decide dar el primer paso y te invita, pongamos, a cenar, acepta la invitación. A lo mejor empiezan a hablar y acaban siendo grandes amigos, o a lo mejor no. Pero yo creo que él es un buen hombre, su interés en ti es genuino y me atrevería a decir que, si lo piensas un poco, en el fondo tú también sientes algo por él.
—Está usted cargado de manías.
—Pero él no. Y creo que no respetar el afecto y la admiración que siente por ti sería mezquino. Y tú no lo eres.
—Eso es chantaje sentimental.
—No, es la vida.
Me fulminó con la mirada. Le sonreí.
—Al menos haga el favor de terminarse la cena.
Apuré mi plato, lo rebañé con pan y dejé escapar un suspiro de satisfacción.
—¿Qué hay de postre?
—Inspiración. Cosa que he encontrado.
—Pero de tipo culinario. Habíamos quedado en que ibas a escribir todos los días, con inspiración o sin.
—Estoy encallada. Y la culpa es suya, por tenerme pluriempleada y complicarme en sus intrigas con el intachable.
—¿Te parece bien burlarte del hombre que está perdidamente enamorado de ti?
—¿¡Qué!?
—Ya me has oído. Gustavo me ha confesado que le tienes robado el sueño. Literalmente. No duerme, no come, no bebe, ni orinar puede el pobre de tanto pensar en ti todo el día.
—Delira usted.
—El que delira es el pobre Gustavo. Tendrías que haberlo visto. He estado en un tris de pegarle un tiro para librarlo del dolor y la miseria que lo acongojan.
—Pero si no me hace ni caso.
—Porque no sabe cómo abrir su corazón y encontrar las palabras con que plasmar sus sentimientos. Los hombres somos así. Brutos y primarios.
—Pues bien que ha sabido encontrar las palabras para echarme una bronca por equivocarme al ordenar la colección de las Crónicas Potosinas. Menuda labia.
—No es lo mismo. Una cosa es el trámite administrativo y la otra el lenguaje de la pasión.
—Bobadas.
—No hay nada de bobo en el amor. Y, cambiando de tema, ¿vamos a cenar o no?
—¿Decía en serio eso de Gustavo?
Asentí sin levantar los ojos del plato.
—¿Y qué más le ha dicho de mí?
—Me ha dicho que tienes una belleza clásica, que eres inteligente, intensamente femenina, porque él es así de cursi, y que siente que hay una conexión espiritual entre vosotros.
—¿Y qué voy a hacer?
—No sé. ¿Qué hacen los enamorados? Ir de paseo, a bailar…
—Pero y o no estoy enamorada de ese señor. Todo esto es culpa suya. ¿Qué voy a hacer?
—Eso depende. ¿Te gusta Gustavo no?
—No lo sé. Para empezar, es un poco mayor para mí.
—Tiene prácticamente mi edad. Como mucho, uno o dos años más. Puede que tres.
—O cuatro o cinco.
—Está en la flor de la vida. Habíamos quedado en que te gustaban maduritos.
—No se ría.
—No soy y o quién para decirte lo que debes hacer…
—Ésa sí que es buena.
—Déjame acabar. Lo que quiero decir es que esto es algo entre él y tú. Si me pides mi consejo, yo te diría que le des una oportunidad. Nada más. Si uno de estos días él decide dar el primer paso y te invita, pongamos, a cenar, acepta la invitación. A lo mejor empiezan a hablar y acaban siendo grandes amigos, o a lo mejor no. Pero yo creo que él es un buen hombre, su interés en ti es genuino y me atrevería a decir que, si lo piensas un poco, en el fondo tú también sientes algo por él.
—Está usted cargado de manías.
—Pero él no. Y creo que no respetar el afecto y la admiración que siente por ti sería mezquino. Y tú no lo eres.
—Eso es chantaje sentimental.
—No, es la vida.
Me fulminó con la mirada. Le sonreí.
—Al menos haga el favor de terminarse la cena.
Apuré mi plato, lo rebañé con pan y dejé escapar un suspiro de satisfacción.
—¿Qué hay de postre?
lunes, 19 de septiembre de 2016
746: ¡Mi pareja ya no me ama!… ¿y ahora qué hago?
Si te dejó, si se fue como un billete de diez pesos, si no le interesaste, si te mando a la mierda con tanta facilidad, si no valoró los polvos que le diste, si apenas le dolió tu dolencia, si decidió estar sin tu estampa, ¿no será, y lo digo solo como hipótesis, que no te merece?
Y si te dejó porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos, y hasta la más simple de los arrumacos se le convirtió en suplicio, ¿no será, y lo digo solo como hipótesis, que ya no te ama?
¿Y no será, que si fue desalmada o se le terminó el cariño, ya no tiene sentido insistir en resolver lo que ya está resuelto? ¿No será que hay que achicharrar las naves, cerrar el concilio y dirigir la atención a otra parte?
No se trata de no sufrir, sino de darle al sufrimiento un giro y elaborar un nuevo dueto.
No preocuparse por lo que podría haber sido y no fue, sino porque es, y tal vez nunca sea..
Lo curioso del despecho es que los que han sido dejados, casi siempre terminan por autocastigarse:
“Si ella ya no me quiere, no merezco coger a otra” o
“Si ella que decía quererme me deja, definitivamente las que me dejaron y nunca dijeron que me querían, eso significa que no soy apetecible”.
La consecuencia de esta manera de pensar es desfavorable. El comportamiento se acopla a la distensión y el cornudo intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que no merece el amor.
Veamos cuatro formas típicas de autocastigarse que monopolizan los “abandonados”:
1. “No merezco coger, entonces elimino de mi vida a todas las vecinas”
2. “No merezco a nadie que me quiera. Cuánto más me guste una, la alejo de mi lado”
3. Buscar nuevas compañías parecidas a la que se fue.
4. Entregarse al mejor postor, “prostituirse” socialmente o dejar que hagan de uno lo que quieran
Me preguntó, ¿Y no será que de pronto no eres tan culpable como crees, y que no haya ni buenos ni malos, vencedores y vencidos?
Ahora que te dejó, hay que comenzar a vivir de otra manera. Retomar lo bueno que tenías olvidado y arrancar. Algunos son capaces de recuperarse del fracaso afectivo. Al principio duele hasta el tuétano, pero al cabo de un tiempo, si eliminas el autocastigo, tú mente empieza a rebobinarse.
Piensa en las pérdidas que has tenido anteriormente en tu vida, y cómo ahora, no te producen ni rasquiña. Es muy probable que dentro de un tiempo, esta última decepción, la que ahora estás padeciendo, quede reducida a un recuerdo insípido y descolorido.
Y mientras tanto, te toca sobrevivir. Rodearte de amigos y amigas de verdad, porque la amistad cura.
También puedes acceder a la vida espiritual que tenías abandonada, y no me refiero a encerrarte en un monasterio en el Himalaya, sino revisar tu sentido de la vista. Las crisis activan la auto observación y nos obligan a mirarnos el ombligo con una óptica nueva.
Y si te dejó porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos, y hasta la más simple de los arrumacos se le convirtió en suplicio, ¿no será, y lo digo solo como hipótesis, que ya no te ama?
¿Y no será, que si fue desalmada o se le terminó el cariño, ya no tiene sentido insistir en resolver lo que ya está resuelto? ¿No será que hay que achicharrar las naves, cerrar el concilio y dirigir la atención a otra parte?
No se trata de no sufrir, sino de darle al sufrimiento un giro y elaborar un nuevo dueto.
No preocuparse por lo que podría haber sido y no fue, sino porque es, y tal vez nunca sea..
Lo curioso del despecho es que los que han sido dejados, casi siempre terminan por autocastigarse:
“Si ella ya no me quiere, no merezco coger a otra” o
“Si ella que decía quererme me deja, definitivamente las que me dejaron y nunca dijeron que me querían, eso significa que no soy apetecible”.
La consecuencia de esta manera de pensar es desfavorable. El comportamiento se acopla a la distensión y el cornudo intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que no merece el amor.
Veamos cuatro formas típicas de autocastigarse que monopolizan los “abandonados”:
1. “No merezco coger, entonces elimino de mi vida a todas las vecinas”
2. “No merezco a nadie que me quiera. Cuánto más me guste una, la alejo de mi lado”
3. Buscar nuevas compañías parecidas a la que se fue.
4. Entregarse al mejor postor, “prostituirse” socialmente o dejar que hagan de uno lo que quieran
Me preguntó, ¿Y no será que de pronto no eres tan culpable como crees, y que no haya ni buenos ni malos, vencedores y vencidos?
Ahora que te dejó, hay que comenzar a vivir de otra manera. Retomar lo bueno que tenías olvidado y arrancar. Algunos son capaces de recuperarse del fracaso afectivo. Al principio duele hasta el tuétano, pero al cabo de un tiempo, si eliminas el autocastigo, tú mente empieza a rebobinarse.
Piensa en las pérdidas que has tenido anteriormente en tu vida, y cómo ahora, no te producen ni rasquiña. Es muy probable que dentro de un tiempo, esta última decepción, la que ahora estás padeciendo, quede reducida a un recuerdo insípido y descolorido.
Y mientras tanto, te toca sobrevivir. Rodearte de amigos y amigas de verdad, porque la amistad cura.
También puedes acceder a la vida espiritual que tenías abandonada, y no me refiero a encerrarte en un monasterio en el Himalaya, sino revisar tu sentido de la vista. Las crisis activan la auto observación y nos obligan a mirarnos el ombligo con una óptica nueva.
sábado, 17 de septiembre de 2016
745: Pastel de amor
PASTEL DE AMOR
Ingredientes:
-2 ojos sonrientes
-2 bonitas piernas
-2 brazos cariñosos
-2 recipientes firmes de leche
-2 huevos
-1 plátano
-1 bol para mezclar ingredientes
Proceso
1.- mira a los ojos sonrientes
2.- separa las bonitas piernas con los cariñosos brazos
3.- aprieta y masajea los recipientes de leche muy suavemente hasta que el bol este húmedo. Comprueba varias veces con un dedo
4.- añade con cuidado el plátano al bol sacándolo y metiéndolo hasta que el movimiento sea fluido para mejor resultado sigue masajeando los recipientes de leche.
5.- mete el plátano hasta dentro del bol y cúbrelo con los huevos. Déjalo reposar toda la noche.
6.- el pastel esta hecho cuando el plátano se pone blando si el plátano no se pone blando repite los pasos 3 y 5.
Nota si trabajas en una cocina desconocida, lava las herramientas con cuidado antes y después del uso, utiliza guantes de plástico.
Ingredientes:
-2 ojos sonrientes
-2 bonitas piernas
-2 brazos cariñosos
-2 recipientes firmes de leche
-2 huevos
-1 plátano
-1 bol para mezclar ingredientes
Proceso
1.- mira a los ojos sonrientes
2.- separa las bonitas piernas con los cariñosos brazos
3.- aprieta y masajea los recipientes de leche muy suavemente hasta que el bol este húmedo. Comprueba varias veces con un dedo
4.- añade con cuidado el plátano al bol sacándolo y metiéndolo hasta que el movimiento sea fluido para mejor resultado sigue masajeando los recipientes de leche.
5.- mete el plátano hasta dentro del bol y cúbrelo con los huevos. Déjalo reposar toda la noche.
6.- el pastel esta hecho cuando el plátano se pone blando si el plátano no se pone blando repite los pasos 3 y 5.
Nota si trabajas en una cocina desconocida, lava las herramientas con cuidado antes y después del uso, utiliza guantes de plástico.
viernes, 16 de septiembre de 2016
744: Poder decir: “Adiós,” es crecer
Crecer es aprender a decir adiós…
Pero un adiós contundente. Un punto y final. Un “me despido porque me sobran los motivos y no volveré más”.
No un hasta luego, o hasta que la vida nos separe de manera irremediable. No.
Eso nos obliga a hurgar en la herida, a hacernos sangrar, a perder fuerzas.
Cuando creces, sin embargo, es inevitable decir adiós a muchas cosas. A personas, a situaciones, a lugares… Mejor dicho, empiezas a crecer cuando dices adiós.
Eso sí, en cuanto que eres capaz de DESLIGARTE de algo que te ha aprisionado durante mucho tiempo, consigues una CLARIDAD MENTAL que nunca antes habías tenido.
Cuando maduras te das cuenta de que la misma razón por la que te obligas a poner “toda la carne en el asador”, deberías de obligarte a dejar algo en el congelador. Es decir, que deberías reservarte algo siempre; un 5%, no hace falta más.
Guárdate un rincón para ti, para reflexionar sobre el mundo, sobre tus relaciones y sobre ti mismo. Porque si dedicas el 100% de tu existencia a los demás, acabarás sintiéndote vacío, insensible y desconcertado.
Cuando consigas decir adiós a alguien o a algo, no te permitas retroceder y pon en práctica esa capacidad que has adquirido para analizar la vida. Lo útil de lo inútil, lo que enriquece de lo que desgasta.
AFERRARNOS Y NO SOLTAR NOS DESNUDA Y NOS MALTRATA. Los “hasta luego” nos llenan de frío intenso o de calor abrasador, nos obligan a vivir prolongando una agonía que nos deteriora hasta límites insospechados y que nos impide ser nosotros mismos.
NO ATREVERSE A DECIR ADIÓS ES DEJARLE LA PUERTA ABIERTA AL DOLOR, permitir que nuestro corazón agonice y dejar que nos suplique y se arrastre ante alguien que no quiere ver, ni oír ni sentir.
Aprender a decir adiós a quien no hizo nada para quedarse la única manera de alcanzar la libertad emocional. Sin embargo, debemos tener muy claro que este es un primer paso hacia un sendero que nunca más debemos de volver a recorrer.
Cultiva relaciones que te hagan crecer, que te alimenten, QUE NO TE CASTIGUEN y que te acompañen; en definitiva, cultiva aquello que te haga ser feliz y suelta lo que no te enriquece y que te hace daño.
Pero un adiós contundente. Un punto y final. Un “me despido porque me sobran los motivos y no volveré más”.
No un hasta luego, o hasta que la vida nos separe de manera irremediable. No.
Eso nos obliga a hurgar en la herida, a hacernos sangrar, a perder fuerzas.
Cuando creces, sin embargo, es inevitable decir adiós a muchas cosas. A personas, a situaciones, a lugares… Mejor dicho, empiezas a crecer cuando dices adiós.
Eso sí, en cuanto que eres capaz de DESLIGARTE de algo que te ha aprisionado durante mucho tiempo, consigues una CLARIDAD MENTAL que nunca antes habías tenido.
Cuando maduras te das cuenta de que la misma razón por la que te obligas a poner “toda la carne en el asador”, deberías de obligarte a dejar algo en el congelador. Es decir, que deberías reservarte algo siempre; un 5%, no hace falta más.
Guárdate un rincón para ti, para reflexionar sobre el mundo, sobre tus relaciones y sobre ti mismo. Porque si dedicas el 100% de tu existencia a los demás, acabarás sintiéndote vacío, insensible y desconcertado.
Cuando consigas decir adiós a alguien o a algo, no te permitas retroceder y pon en práctica esa capacidad que has adquirido para analizar la vida. Lo útil de lo inútil, lo que enriquece de lo que desgasta.
AFERRARNOS Y NO SOLTAR NOS DESNUDA Y NOS MALTRATA. Los “hasta luego” nos llenan de frío intenso o de calor abrasador, nos obligan a vivir prolongando una agonía que nos deteriora hasta límites insospechados y que nos impide ser nosotros mismos.
NO ATREVERSE A DECIR ADIÓS ES DEJARLE LA PUERTA ABIERTA AL DOLOR, permitir que nuestro corazón agonice y dejar que nos suplique y se arrastre ante alguien que no quiere ver, ni oír ni sentir.
Aprender a decir adiós a quien no hizo nada para quedarse la única manera de alcanzar la libertad emocional. Sin embargo, debemos tener muy claro que este es un primer paso hacia un sendero que nunca más debemos de volver a recorrer.
Cultiva relaciones que te hagan crecer, que te alimenten, QUE NO TE CASTIGUEN y que te acompañen; en definitiva, cultiva aquello que te haga ser feliz y suelta lo que no te enriquece y que te hace daño.
jueves, 15 de septiembre de 2016
743: Mi novia y yo
–Te cuento que han raptado a Anna y me obligan a llevar este paquete a Nueva York, sino lo hago la matarán, son unos miserables, el boleto es en clase económica, ¿qué me aconsejas que haga?
–Calma, calma… ¿Qué contiene el paquete?
–Esmeraldas, por su tamaño y peso, tranquilamente aquí se las puede negociar en dos millones de dólares ¿imagínate cuanto sacarán engarzadas y vendidas en la mejores joyerías de Nueva York?
¿ Qué me aconsejas que haga?
–Pienso que deberías venderlas y comprar tierras, esa es la mejor inversión, fíjate que hace diez años la hectárea costaba doscientos dólares, el desmonte setecientos, total mil dólares. Hoy no encuentras en menos de seis mil. Pagando al contado podrías comprar 400 hectáreas y las alquilas a 300 anuales, teniendo una entrada de 120.000. Imagínate 10.000 dólares mensuales.
–¿Y comprar casas y revenderlas?
–Esa es buena idea también, pero es más lento el movimiento.
–Ahhh, tantas cosas que se pueden hacer teniendo un dinerito.
–Así es, ¿y Anna?
–Caprichosa, engreída y cascarrabias.
–Calma, calma… ¿Qué contiene el paquete?
–Esmeraldas, por su tamaño y peso, tranquilamente aquí se las puede negociar en dos millones de dólares ¿imagínate cuanto sacarán engarzadas y vendidas en la mejores joyerías de Nueva York?
¿ Qué me aconsejas que haga?
–Pienso que deberías venderlas y comprar tierras, esa es la mejor inversión, fíjate que hace diez años la hectárea costaba doscientos dólares, el desmonte setecientos, total mil dólares. Hoy no encuentras en menos de seis mil. Pagando al contado podrías comprar 400 hectáreas y las alquilas a 300 anuales, teniendo una entrada de 120.000. Imagínate 10.000 dólares mensuales.
–¿Y comprar casas y revenderlas?
–Esa es buena idea también, pero es más lento el movimiento.
–Ahhh, tantas cosas que se pueden hacer teniendo un dinerito.
–Así es, ¿y Anna?
–Caprichosa, engreída y cascarrabias.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
742: Dos preguntas que revelan si ella y tú están enamorados
Gustavo ha dado con la aguja del pajar al encontrar dos preguntas que te puede revelar si estas o no enamorada de tu “PEN” (Peor es nada)
Los vecinos han quedado estupifactos por la aparente sencillez de las interrogaciones:
**'¿Cómo de feliz se encuentra en su matrimonio en relación a cómo de feliz estaría si no estuviese casado?'
**'¿Cómo cree que su esposo o esposa ha respondido a la primera pregunta?'
En este escenario, ha concluido Gustavo, insistir en conseguir algo "a partir de una idea equivocada sobre la felicidad de la pareja puede conducir al divorcio, lo que, en otras circunstancias, no sucedería".
Los vecinos han quedado estupifactos por la aparente sencillez de las interrogaciones:
**'¿Cómo de feliz se encuentra en su matrimonio en relación a cómo de feliz estaría si no estuviese casado?'
**'¿Cómo cree que su esposo o esposa ha respondido a la primera pregunta?'
En este escenario, ha concluido Gustavo, insistir en conseguir algo "a partir de una idea equivocada sobre la felicidad de la pareja puede conducir al divorcio, lo que, en otras circunstancias, no sucedería".
martes, 13 de septiembre de 2016
741: pajas y otras hierbas
LA PAJA LIBERTINA. Es la paja por excelencia, la que hasta ahora se creía la única. Es la que te haces simplemente porque estás cachondo y punto.
LA PAJA DEDICADA Es aquella que te haces cuando recuerdas a la que te pone cachondo y te la machacas pensando en ella, y pronunciando su nombre.
LA PAJA OCIOSA. Es aquella que te haces sin ningún tipo de motivación, implemente porque te aburres y no tienes nada que hacer. Si el nivel de aburrimiento es muy alto, puede derivar en la PAJA EXPERIMENTAL, que es cuando te da por hacer chorradas como pelártela con la mano izquierda, untada en crema o con la mano fría.
LA PAJA RELAX. La que te haces en momentos de estrés buscando no la satisfacción sexual (que nunca viene mal), sino la relajación posterior Es lo que sueles hacer el día antes de un examen que llevas cogido con pinzas
LA PAJA VALIUM. Son las cuatro de la mañana, no te quedas dormido, pues eso, paja al canto y en cinco minutos estás roncando. Existe una variante llamada PAJA ASPIRINETA, que te la haces porque te duele la cabeza.
LA PAJA HIGIÉNICA. Por extrañas circunstancias de la vida, llevas una larga temporada de inapetencia sexual y hace tiempo que no vacías las pelotas. Se hace imprescindible en momentos así darle al manubrio para evitar las molestas e incómodas de explicar poluciones nocturnas.
LA PAJA REMEMORATIVA. Has intentado, y has triunfado... cuando llegas a casa te la pelas para celebrar el polvo.
LA PAJA SORPRESIVA. Notas algo raro, miras hacia abajo... ¡Ahí va! ¿Y esto? Te das cuenta de que estás “armando carpas” y no sabes por qué. Pues bueno, ya que estamos, habrá que aprovecharlo.
LA PAJA PRE CITA. Has concertado una cita con una linda vecina que va a servir para que des rienda suelta a tus más bajas pasiones, pero no quieres quedar mal... ¿qué mejor que una buena manuela para evitar desagradables caídas del sistema de forma precoz? Existe un subtipo conocido como PAJA PREVENTIVA, y es la que te haces cuando tienes que hablar en público y no quieres quedar mal por culpa de una inoportuna e imprevista erección.
LA PAJA RUTINARIA. Pues bueno, porque siempre te la pelas los viernes a las siete y media o el sábado después de comer, para no perder las buenas costumbres..
LA PAJA RETO: es aquella que te haces simplemente por lo bien que queda conceptualmente habérsela hecho. Dos subtipos: POR CANTIDAD ("tengo que llegar a la tercera del tirón", suele desaparecer con la pubertad) y POR LUGAR, también conocida como PAJA TROFEO (en lugares raros, como en clase, o en el Teatro...)
LA PAJA CHATEADORA: Aquella que realizas o cometes en plena chateo. Mientras ella habla, tú te tocas
LA PAJA TRANSFORMADORA: La primera. Tiene un no sé qué de misterio, de no saber qué va a pasar... finalmente te abre las puertas de un mundo nuevo, pero es una lástima que sólo ocurre una vez en la vida.
LA PAJA DEDICADA Es aquella que te haces cuando recuerdas a la que te pone cachondo y te la machacas pensando en ella, y pronunciando su nombre.
LA PAJA OCIOSA. Es aquella que te haces sin ningún tipo de motivación, implemente porque te aburres y no tienes nada que hacer. Si el nivel de aburrimiento es muy alto, puede derivar en la PAJA EXPERIMENTAL, que es cuando te da por hacer chorradas como pelártela con la mano izquierda, untada en crema o con la mano fría.
LA PAJA RELAX. La que te haces en momentos de estrés buscando no la satisfacción sexual (que nunca viene mal), sino la relajación posterior Es lo que sueles hacer el día antes de un examen que llevas cogido con pinzas
LA PAJA VALIUM. Son las cuatro de la mañana, no te quedas dormido, pues eso, paja al canto y en cinco minutos estás roncando. Existe una variante llamada PAJA ASPIRINETA, que te la haces porque te duele la cabeza.
LA PAJA HIGIÉNICA. Por extrañas circunstancias de la vida, llevas una larga temporada de inapetencia sexual y hace tiempo que no vacías las pelotas. Se hace imprescindible en momentos así darle al manubrio para evitar las molestas e incómodas de explicar poluciones nocturnas.
LA PAJA REMEMORATIVA. Has intentado, y has triunfado... cuando llegas a casa te la pelas para celebrar el polvo.
LA PAJA SORPRESIVA. Notas algo raro, miras hacia abajo... ¡Ahí va! ¿Y esto? Te das cuenta de que estás “armando carpas” y no sabes por qué. Pues bueno, ya que estamos, habrá que aprovecharlo.
LA PAJA PRE CITA. Has concertado una cita con una linda vecina que va a servir para que des rienda suelta a tus más bajas pasiones, pero no quieres quedar mal... ¿qué mejor que una buena manuela para evitar desagradables caídas del sistema de forma precoz? Existe un subtipo conocido como PAJA PREVENTIVA, y es la que te haces cuando tienes que hablar en público y no quieres quedar mal por culpa de una inoportuna e imprevista erección.
LA PAJA RUTINARIA. Pues bueno, porque siempre te la pelas los viernes a las siete y media o el sábado después de comer, para no perder las buenas costumbres..
LA PAJA RETO: es aquella que te haces simplemente por lo bien que queda conceptualmente habérsela hecho. Dos subtipos: POR CANTIDAD ("tengo que llegar a la tercera del tirón", suele desaparecer con la pubertad) y POR LUGAR, también conocida como PAJA TROFEO (en lugares raros, como en clase, o en el Teatro...)
LA PAJA CHATEADORA: Aquella que realizas o cometes en plena chateo. Mientras ella habla, tú te tocas
LA PAJA TRANSFORMADORA: La primera. Tiene un no sé qué de misterio, de no saber qué va a pasar... finalmente te abre las puertas de un mundo nuevo, pero es una lástima que sólo ocurre una vez en la vida.
lunes, 12 de septiembre de 2016
740: Ping pong
—¿Te gustan los animales?
—Me encantan.
—¿Tienes alguno?
—Sí, tengo un gato.
—Los gatos están bien para las chicas.
—¿Puedo saber por qué?
—Bueno... los gatos están más en contacto con el lado femenino de las mujeres. ¿Alguna vez has visto a un hombre soltero que conviva con un gato?
—Eso es una idiotez, no son tan afeminados. La mayoría de los gatos son egoístas, fríos, vengativos y parece que nunca llegan a sentir demasiado afecto por nadie. Esa definición encaja mucho más con la idea que la inmensa mayoría de las mujeres tenemos de los hombres.
—¿Somos vengativos y fríos? ¿Vas a mencionar mi comentario sobre los gatos en tu artículo?
—Eso dependerá de los próximos minutos.
—Relájate.
—Estoy relajada.
—Quítate la chaqueta.
—Así estoy muy bien, gracias.
—¿Te enseñaron a ser desagradable o es de nacimiento?
–Humm
–El otro día en el atasco dije que eras una conductora pésima. Probablemente, y de no ser porque llegaba tarde a una reunión, nunca habría dicho eso. Estaba alterado y reconozco que estabas en una situación bastante jodida.
—A los hombres les encanta hacerse los machitos cuando una mujer al volante tiene cualquier tipo de percance.
—¿Los hombres hacemos eso?
—Constantemente.
—Debe de ser agotador.
—¿El qué?
—Estás siempre a la defensiva.
—Yo no estoy siempre a la defensiva.
—Lo estás ahora. ¿Acaso te sientes atacada?
—Por supuesto que no. ¿Debería?
—A lo mejor. ¿Quieres tomar una copa? Iba a salir con Lily, pero no sabía cuánto tiempo nos entretendríamos tú y yo.
—¿Crees que no tengo nada mejor que hacer que servirte de segundo plato?
—A veces los segundos platos son mejores que los primeros.
—Me temo que tendrás que pasar directamente a los postres. Tengo cosas importantes que hacer.
—Son casi las diez de la noche. ¿Trabajas hasta tan tarde?
—También sé divertirme.
—No veo ningún anillo en tu dedo.
—No necesito ningún anillo para rechazar tu invitación.
—Es el único motivo que no sería una excusa. ¿En otra ocasión?
—No lo creo.
—Cuando tenga tus fotografías puedes pasarte a recogerlas.
—Detesto cómo salgo en las fotos.
—Aún no has visto las que yo hago.
—¿Te enseñaron a ser prepotente o es de nacimiento?
—Es una larga historia, tal vez te la hubiera contado si hubieras aceptado tomarte una copa conmigo.
—Algunas veces es preferible continuar en la ignorancia.
—Me encantan.
—¿Tienes alguno?
—Sí, tengo un gato.
—Los gatos están bien para las chicas.
—¿Puedo saber por qué?
—Bueno... los gatos están más en contacto con el lado femenino de las mujeres. ¿Alguna vez has visto a un hombre soltero que conviva con un gato?
—Eso es una idiotez, no son tan afeminados. La mayoría de los gatos son egoístas, fríos, vengativos y parece que nunca llegan a sentir demasiado afecto por nadie. Esa definición encaja mucho más con la idea que la inmensa mayoría de las mujeres tenemos de los hombres.
—¿Somos vengativos y fríos? ¿Vas a mencionar mi comentario sobre los gatos en tu artículo?
—Eso dependerá de los próximos minutos.
—Relájate.
—Estoy relajada.
—Quítate la chaqueta.
—Así estoy muy bien, gracias.
—¿Te enseñaron a ser desagradable o es de nacimiento?
–Humm
–El otro día en el atasco dije que eras una conductora pésima. Probablemente, y de no ser porque llegaba tarde a una reunión, nunca habría dicho eso. Estaba alterado y reconozco que estabas en una situación bastante jodida.
—A los hombres les encanta hacerse los machitos cuando una mujer al volante tiene cualquier tipo de percance.
—¿Los hombres hacemos eso?
—Constantemente.
—Debe de ser agotador.
—¿El qué?
—Estás siempre a la defensiva.
—Yo no estoy siempre a la defensiva.
—Lo estás ahora. ¿Acaso te sientes atacada?
—Por supuesto que no. ¿Debería?
—A lo mejor. ¿Quieres tomar una copa? Iba a salir con Lily, pero no sabía cuánto tiempo nos entretendríamos tú y yo.
—¿Crees que no tengo nada mejor que hacer que servirte de segundo plato?
—A veces los segundos platos son mejores que los primeros.
—Me temo que tendrás que pasar directamente a los postres. Tengo cosas importantes que hacer.
—Son casi las diez de la noche. ¿Trabajas hasta tan tarde?
—También sé divertirme.
—No veo ningún anillo en tu dedo.
—No necesito ningún anillo para rechazar tu invitación.
—Es el único motivo que no sería una excusa. ¿En otra ocasión?
—No lo creo.
—Cuando tenga tus fotografías puedes pasarte a recogerlas.
—Detesto cómo salgo en las fotos.
—Aún no has visto las que yo hago.
—¿Te enseñaron a ser prepotente o es de nacimiento?
—Es una larga historia, tal vez te la hubiera contado si hubieras aceptado tomarte una copa conmigo.
—Algunas veces es preferible continuar en la ignorancia.
domingo, 11 de septiembre de 2016
739: Siete lecciones de amor
AMOR ETERNO
Trata de una historia de amor con una interrupción, en este caso, la muerte. Dice:
"Amor eterno e inolvidable
tarde o temprano estaré contigo
para seguir... amándonos".
HASTA QUE TE CONOCÍ
Cuenta la historia de un amor no correspondido.
"Hasta que te conocí
Vi la vida con dolor
No te miento fui feliz
Aunque con muy poco amor".
TE SIGO AMANDO
Es el final de una historia romántica en la que él le dice adiós y le desea lo mejor a su peor es nada, aunque él siga sintiendo amor por ella.
"Que seas feliz
que encuentres amor, mi vida
que nunca mi amor,
te digan adiós un día".
TE LO PIDO POR FAVOR
¿Quién no ha sentido cierta dependencia de su pareja cuando está enamorada? Él le canta a un amor sin el que no puede vivir.
"Si me voy donde vaya
yo te quiero conmigo
No me dejes ir solo necesito de ti".
SE ME OLVIDÓ OTRA VEZ
Una canción que nos pone la piel de gallina porque relata la esperanza de aquel que sigue esperando un amor que -supuestamente- volverá
:
"Se me olvidó otra vez que solo yo te quise".
NO VALE LA PENA
Él afirma con esta canción que el amor que la otra persona le da es muy poco y asegura que “son pocos besos para un enamorado”.
QUERIDA
Quien te quiere, que te pida que vuelvas. Así es el llamado desesperado a su amor:
"Oh, oh querida
Ven a mí que estoy sufriendo
Ven a mí que estoy muriendo
En esta soledad
En esta soledad
Que no me sienta nada bien
Ven".
Dime, ¿cuál es tu favorita?
Trata de una historia de amor con una interrupción, en este caso, la muerte. Dice:
"Amor eterno e inolvidable
tarde o temprano estaré contigo
para seguir... amándonos".
HASTA QUE TE CONOCÍ
Cuenta la historia de un amor no correspondido.
"Hasta que te conocí
Vi la vida con dolor
No te miento fui feliz
Aunque con muy poco amor".
TE SIGO AMANDO
Es el final de una historia romántica en la que él le dice adiós y le desea lo mejor a su peor es nada, aunque él siga sintiendo amor por ella.
"Que seas feliz
que encuentres amor, mi vida
que nunca mi amor,
te digan adiós un día".
TE LO PIDO POR FAVOR
¿Quién no ha sentido cierta dependencia de su pareja cuando está enamorada? Él le canta a un amor sin el que no puede vivir.
"Si me voy donde vaya
yo te quiero conmigo
No me dejes ir solo necesito de ti".
SE ME OLVIDÓ OTRA VEZ
Una canción que nos pone la piel de gallina porque relata la esperanza de aquel que sigue esperando un amor que -supuestamente- volverá
:
"Se me olvidó otra vez que solo yo te quise".
NO VALE LA PENA
Él afirma con esta canción que el amor que la otra persona le da es muy poco y asegura que “son pocos besos para un enamorado”.
QUERIDA
Quien te quiere, que te pida que vuelvas. Así es el llamado desesperado a su amor:
"Oh, oh querida
Ven a mí que estoy sufriendo
Ven a mí que estoy muriendo
En esta soledad
En esta soledad
Que no me sienta nada bien
Ven".
Dime, ¿cuál es tu favorita?
sábado, 10 de septiembre de 2016
738: Jocheando
¿Te has preguntado, entonces, si lo que consideras tu felicidad no será la causa de tu miedo, tensión, frustración o ansiedad?
¿Te has detenido a pensar, entonces, si toda esa tensión, ansiedad y miedo que mantienes para lograr conseguir esas cosas que deseas vale la pena?
Te invito a que hagamos un ejercicio sencillo. Cierra las ventanas de tu exterior y, con los ojos totalmente cerrados, piensa en el ser querido que tú tanto amas e imagínate tu vida sin esa persona.
¿Que sin esa persona no podrías ser feliz?
¿Qué tal si yo te dijera que sin esa persona tú sí puedes ser feliz?
Probablemente, me dirás que estoy loco, que cómo puedo decirte esa estupidez, que yo soy el que está dormido.
Pero vuelvo y te repito:
¿Qué preferirías entonces? ¿Sentir que tú puedes ser feliz esté o no esa persona a tu lado? o ¿Sentir que sin esa persona no puedes ser feliz?
Piensa en ese ser que en este momento te ha hecho sentir angustia, tristeza y amargura.
¿Crees que esa amargura, ese dolor, esos malos sentimientos están en ese ser?
No; estás equivocado.
Esos malos sentimientos no están en ese ser.
Están en ti, en tu forma de percibirlos y eso duele. No quieres aceptar la realidad, prefieres el autoengaño, porque eso te mantiene inconsciente.
Hay gente que muere dormida creyendo que fue feliz y lo único que vivió fue dolor, sufrimiento y angustia de perder lo que aparentemente la hacía sentir bien.
Nos han hecho creer que el ciclo natural de la vida es primero tener, luego hacer y finalmente ser, cuando en realidad primero debemos ser, luego debemos hacer y por último tener.
¿Te has detenido a pensar, entonces, si toda esa tensión, ansiedad y miedo que mantienes para lograr conseguir esas cosas que deseas vale la pena?
Te invito a que hagamos un ejercicio sencillo. Cierra las ventanas de tu exterior y, con los ojos totalmente cerrados, piensa en el ser querido que tú tanto amas e imagínate tu vida sin esa persona.
¿Que sin esa persona no podrías ser feliz?
¿Qué tal si yo te dijera que sin esa persona tú sí puedes ser feliz?
Probablemente, me dirás que estoy loco, que cómo puedo decirte esa estupidez, que yo soy el que está dormido.
Pero vuelvo y te repito:
¿Qué preferirías entonces? ¿Sentir que tú puedes ser feliz esté o no esa persona a tu lado? o ¿Sentir que sin esa persona no puedes ser feliz?
Piensa en ese ser que en este momento te ha hecho sentir angustia, tristeza y amargura.
¿Crees que esa amargura, ese dolor, esos malos sentimientos están en ese ser?
No; estás equivocado.
Esos malos sentimientos no están en ese ser.
Están en ti, en tu forma de percibirlos y eso duele. No quieres aceptar la realidad, prefieres el autoengaño, porque eso te mantiene inconsciente.
Hay gente que muere dormida creyendo que fue feliz y lo único que vivió fue dolor, sufrimiento y angustia de perder lo que aparentemente la hacía sentir bien.
Nos han hecho creer que el ciclo natural de la vida es primero tener, luego hacer y finalmente ser, cuando en realidad primero debemos ser, luego debemos hacer y por último tener.
viernes, 9 de septiembre de 2016
737: La carta del adiós
Durante toda mi vida, he sabido que podía morir en cualquier momento.
Tú no sabes lo que es eso, pero por un momento te pido que te pongas en mi piel.
Si tú supieras desde muy pequeño que puedes morir en cualquier momento, ¿te conformarías con vivir sin más? ¿O vivirías al tope?
Porque lo que tú quieres es que me limite a vivir sin más, y no puedo hacerlo.
Cuando muera, quiero saber que he hecho todo lo que siempre he querido hacer, que he visto todo lo que siempre he querido ver y que he amado todo lo que siempre he querido amar.
Ya no puedo limitarme a vivir sin más, pero tú no estás preparada para quedarte a mi lado y verme hacer todas las cosas que aún me quedan por hacer en la vida.
Has dedicado cinco años de tu vida a amarme como nunca me ha amado nadie.
Y el amor que yo siento por ti ha estado siempre a la altura. Eso no debes dudarlo jamás.
La gente da muchas cosas por hechas, y no quiero que pienses que yo también te he dado a ti por hecho.
Todo lo que haces por mí es mucho más de lo que merezco, y quiero que sepas lo mucho que eso significa para mí. Pero hay momentos en que tengo la sensación de que la devoción que sentimos el uno por el otro nos ata.
Nos impide vivir de verdad.
Estos últimos días me han ayudado a darme cuenta de que si aún continúo contigo es porque me da miedo romperte el corazón. Pero si no encuentro el valor para hacerlo, me temo que me limitaré a seguir reteniéndote. Reteniéndome a mí mismo.
Me siento como si no pudiera llevar la vida que quiero llevar por miedo a hacerte daño, como si tú no pudieras llevar la vida que quieres llevar porque eres demasiado leal. Y, por mucho que me duela admitirlo, creo que tal vez esté mejor sin ti.
Y algún día, creo, tú también te darás cuenta de que estás mejor sin mí.
Tú no sabes lo que es eso, pero por un momento te pido que te pongas en mi piel.
Si tú supieras desde muy pequeño que puedes morir en cualquier momento, ¿te conformarías con vivir sin más? ¿O vivirías al tope?
Porque lo que tú quieres es que me limite a vivir sin más, y no puedo hacerlo.
Cuando muera, quiero saber que he hecho todo lo que siempre he querido hacer, que he visto todo lo que siempre he querido ver y que he amado todo lo que siempre he querido amar.
Ya no puedo limitarme a vivir sin más, pero tú no estás preparada para quedarte a mi lado y verme hacer todas las cosas que aún me quedan por hacer en la vida.
Has dedicado cinco años de tu vida a amarme como nunca me ha amado nadie.
Y el amor que yo siento por ti ha estado siempre a la altura. Eso no debes dudarlo jamás.
La gente da muchas cosas por hechas, y no quiero que pienses que yo también te he dado a ti por hecho.
Todo lo que haces por mí es mucho más de lo que merezco, y quiero que sepas lo mucho que eso significa para mí. Pero hay momentos en que tengo la sensación de que la devoción que sentimos el uno por el otro nos ata.
Nos impide vivir de verdad.
Estos últimos días me han ayudado a darme cuenta de que si aún continúo contigo es porque me da miedo romperte el corazón. Pero si no encuentro el valor para hacerlo, me temo que me limitaré a seguir reteniéndote. Reteniéndome a mí mismo.
Me siento como si no pudiera llevar la vida que quiero llevar por miedo a hacerte daño, como si tú no pudieras llevar la vida que quieres llevar porque eres demasiado leal. Y, por mucho que me duela admitirlo, creo que tal vez esté mejor sin ti.
Y algún día, creo, tú también te darás cuenta de que estás mejor sin mí.
jueves, 8 de septiembre de 2016
736: Laura, enseñando a Davinia
–Escucha, Davinia: lo que le interesa al matrimonio es un terreno llano donde los niños no puedan despeñarse. El matrimonio está proyectado para eso, no para los momentos de éxtasis, que son cada vez menos y más cortos.
Según Marcelo, el matrimonio es el máximo de tentaciones unido al máximo de facilidades para satisfacerlas. No es buena esa definición; no hay tantas tentaciones: la repetición y la rutina acaban con todo... Habría que tener tiempo y resistencia para inventar nuevas posturas, nuevos procedimientos, besos y caricias nuevos; pero la confianza y el aquí te agarro aquí te mato lo impiden.
Y que se llega a la cama cansada y no apetece acometer proezas. De vez en cuando, quizá sí; muy de vez en cuando: con alguna excitación extra, con bastante alcohol o qué sé yo...
Y que conste, que fuera del matrimonio, los contactos son apresurados, inquietos, no se entrega una de verdad, y eso repercute en el placer.
Tú, Davinia que llegaste al altar virgen de capirote, no lo sabrás, pero te lo digo yo: los actos extramuros son más atractivos, pero menos gloriosos en el fondo. Porque, en contraposición a lo que te decía antes, el matrimonio permite ahondar y conocerse y corresponder, cosa que la novedad y la impaciencia excluyen... Y es que los cuerpos también son una asignatura: hay que estudiarlos, aprenderlos, asesorarlos... Una se licencia y después se doctora. Ni que decir tiene que los hombres llegan más adiestrados: las aventuras anteriores nos benefician a nosotras, que somos las que recogemos la cosecha. Yo, a las mujeres que se quejan de cuernos retrospectivos, las llamo idiotas; gracias a tales cuernos lo pasan ellas bien.
En líneas generales, en esto del matrimonio lo esencial es no temerle a nada: lanzarse a tumba abierta y, si no sale bien, resolver el planchazo con una broma oportuna. Porque el erotismo dentro del matrimonio (y soy una intrépida hablando así) es como el de una casa de putas que está al lado de una iglesia y tiene que mantener severa y digna la fachada. Pero ¿qué pasa dentro? Con las patas por alto, sin la menor vergüenza, los dos cónyuges follan... Ésa es la única posible transgresión. Y casi imaginaria.
Cuanto más terremoto y más tomate, más seriedad por fuera; esa contradicción organiza un compincheo entre los dos que, a la hora de la verdad, funciona de película. Es como si fuésemos actores que, durante un par de horas están en escena y ante el público, pero luego, en su camarín, ya solos, sin las estrecheces del papel, se dedican a hacer de las suyas.
Lo que pasa es que hay que enseñarse a dar pares y nones: fingir hastío, dolores de cabeza, poner cara de susto oyendo un chiste verde que sabes muy bien que pone al rojo a tu marido... Hay que hacer alusiones y provocaciones, guiños y compadreos durante el día, delante de la gente, cuando él no pueda meterte mano, y se le engorde así, aplazándolo, el deseo y todo lo demás... Y hay que inventarse, a cualquier precio, modos de transgredir.
Qué palabra, hija mía: la más grande de todas, porque sin transgresión no hay erotismo ni Cristo que lo fundó. La Iglesia se lo ha cargado todo: quemó a las brujas, pero dejó vivir a las putillas más pobres para que personificaran al mal y dieran a la vez asco. Y, sobre todo, santificó el matrimonio, con lo cual nos hizo la puñeta: a ver quién le hinca el diente a un sacramento. Ya nadie conserva la imprescindible idea de pecado... Sin embargo, gracias a Dios, algo se nos quedó dentro y tardaremos mucho en expulsarlo: bendito sea el demonio. A él tendremos que recurrir a menudo.
Yo recurro con la coprolalia... Qué burras sois, no sabéis lo que es? Hablar guarradas... Tenemos que echar mano de algo que nos permita creer que estamos traspasando los límites burgueses y saliéndonos de la regla. (Está bien, digamos de la norma para que no haya confusiones.) Yo le digo a mi marido cosas tan finas como éstas: «Me gusta tu polla, cabrón. Cuánto me gusta... Ay, no te vengas tanto, que me vas a matar... Así, hijo de la gran puta», y otras por el estilo. Supongo que vosotras actuaréis igual, ¿qué le vamos a hacer? En definitiva, más cómodo y más práctico es eso que irte a echar un polvo con tu marido a una pensión, o a las afueras dentro del coche para poner sal y pimienta al guiso.
De todas formas, qué difícil es conservar a un marido, y que el marido te conserve a ti, con la misma ilusión y el mismo frenesí de la primera noche.
El ser humano tiende a joderlo todo menos a su cónyuge: qué aburrido es el desgraciado. Yo creo que, si llegan los niños, es precisamente para distraernos y que no nos hagamos mala sangre. Anda, que no es lista ni nada la madre Naturaleza...
Las risotadas de Elisa denunciaban que ella pensaba y obraba igual que Laura. Me abrumó asegurarme de que sus vidas eran incomparablemente más divertidas que la mía. No obstante, de boca para fuera, yo me reí tanto como Elisa.
Según Marcelo, el matrimonio es el máximo de tentaciones unido al máximo de facilidades para satisfacerlas. No es buena esa definición; no hay tantas tentaciones: la repetición y la rutina acaban con todo... Habría que tener tiempo y resistencia para inventar nuevas posturas, nuevos procedimientos, besos y caricias nuevos; pero la confianza y el aquí te agarro aquí te mato lo impiden.
Y que se llega a la cama cansada y no apetece acometer proezas. De vez en cuando, quizá sí; muy de vez en cuando: con alguna excitación extra, con bastante alcohol o qué sé yo...
Y que conste, que fuera del matrimonio, los contactos son apresurados, inquietos, no se entrega una de verdad, y eso repercute en el placer.
Tú, Davinia que llegaste al altar virgen de capirote, no lo sabrás, pero te lo digo yo: los actos extramuros son más atractivos, pero menos gloriosos en el fondo. Porque, en contraposición a lo que te decía antes, el matrimonio permite ahondar y conocerse y corresponder, cosa que la novedad y la impaciencia excluyen... Y es que los cuerpos también son una asignatura: hay que estudiarlos, aprenderlos, asesorarlos... Una se licencia y después se doctora. Ni que decir tiene que los hombres llegan más adiestrados: las aventuras anteriores nos benefician a nosotras, que somos las que recogemos la cosecha. Yo, a las mujeres que se quejan de cuernos retrospectivos, las llamo idiotas; gracias a tales cuernos lo pasan ellas bien.
En líneas generales, en esto del matrimonio lo esencial es no temerle a nada: lanzarse a tumba abierta y, si no sale bien, resolver el planchazo con una broma oportuna. Porque el erotismo dentro del matrimonio (y soy una intrépida hablando así) es como el de una casa de putas que está al lado de una iglesia y tiene que mantener severa y digna la fachada. Pero ¿qué pasa dentro? Con las patas por alto, sin la menor vergüenza, los dos cónyuges follan... Ésa es la única posible transgresión. Y casi imaginaria.
Cuanto más terremoto y más tomate, más seriedad por fuera; esa contradicción organiza un compincheo entre los dos que, a la hora de la verdad, funciona de película. Es como si fuésemos actores que, durante un par de horas están en escena y ante el público, pero luego, en su camarín, ya solos, sin las estrecheces del papel, se dedican a hacer de las suyas.
Lo que pasa es que hay que enseñarse a dar pares y nones: fingir hastío, dolores de cabeza, poner cara de susto oyendo un chiste verde que sabes muy bien que pone al rojo a tu marido... Hay que hacer alusiones y provocaciones, guiños y compadreos durante el día, delante de la gente, cuando él no pueda meterte mano, y se le engorde así, aplazándolo, el deseo y todo lo demás... Y hay que inventarse, a cualquier precio, modos de transgredir.
Qué palabra, hija mía: la más grande de todas, porque sin transgresión no hay erotismo ni Cristo que lo fundó. La Iglesia se lo ha cargado todo: quemó a las brujas, pero dejó vivir a las putillas más pobres para que personificaran al mal y dieran a la vez asco. Y, sobre todo, santificó el matrimonio, con lo cual nos hizo la puñeta: a ver quién le hinca el diente a un sacramento. Ya nadie conserva la imprescindible idea de pecado... Sin embargo, gracias a Dios, algo se nos quedó dentro y tardaremos mucho en expulsarlo: bendito sea el demonio. A él tendremos que recurrir a menudo.
Yo recurro con la coprolalia... Qué burras sois, no sabéis lo que es? Hablar guarradas... Tenemos que echar mano de algo que nos permita creer que estamos traspasando los límites burgueses y saliéndonos de la regla. (Está bien, digamos de la norma para que no haya confusiones.) Yo le digo a mi marido cosas tan finas como éstas: «Me gusta tu polla, cabrón. Cuánto me gusta... Ay, no te vengas tanto, que me vas a matar... Así, hijo de la gran puta», y otras por el estilo. Supongo que vosotras actuaréis igual, ¿qué le vamos a hacer? En definitiva, más cómodo y más práctico es eso que irte a echar un polvo con tu marido a una pensión, o a las afueras dentro del coche para poner sal y pimienta al guiso.
De todas formas, qué difícil es conservar a un marido, y que el marido te conserve a ti, con la misma ilusión y el mismo frenesí de la primera noche.
El ser humano tiende a joderlo todo menos a su cónyuge: qué aburrido es el desgraciado. Yo creo que, si llegan los niños, es precisamente para distraernos y que no nos hagamos mala sangre. Anda, que no es lista ni nada la madre Naturaleza...
Las risotadas de Elisa denunciaban que ella pensaba y obraba igual que Laura. Me abrumó asegurarme de que sus vidas eran incomparablemente más divertidas que la mía. No obstante, de boca para fuera, yo me reí tanto como Elisa.
miércoles, 7 de septiembre de 2016
735: mujeres bellas según Gustavo
LA EXUBERANTE. Destaca por poseer unos atributos físicos prominentes y sabe cómo usarlos, bien sea con ajustadas prendas, escotes generosos o una sensual forma de caminar. Imponen su presencia y hacen que las miradas irremediablemente se fijen en ellas.
LA TIERNA. La mujer linda o tierna se caracteriza por su forma de ser delicada, pero decidida, se mueve por lo general con movimientos suaves, entornar la mirada e inclinar un poco la cabeza al momento de hablar, con una voz dulce y una sonrisa un tanto inocente.
LA BOHEMIA. Poseedora de una conversación interesante, es la mujer ideal para una velada tranquila. Deportes, música, cine, política, cualquier tema propuesto parece entrar dentro de sus conocimientos y los desarrolla de una forma deliciosa que permite un diálogo ameno durante horas.
LA ENIGMÁTICA. Su principal encanto es que siempre dejan a los hombres intrigados y con deseos de conocer más de ellas, situación que conocen y manejan diestramente; usan ropas que las hacen pasar desapercibidas pero perfumes que se quedan mucho tiempo después de que ellas se vayan.
LA BAILARINA Simplemente nació para danzar, cualquier ritmo enciende de inmediato sus pies y lo baila como si lo hubiera hecho toda la vida. Bailar un ritmo lento o pegajoso con ellas, es quedar hechizado sin remedio por sus encantos y querer bailar el resto de la velada con ellas.
LA TIERNA. La mujer linda o tierna se caracteriza por su forma de ser delicada, pero decidida, se mueve por lo general con movimientos suaves, entornar la mirada e inclinar un poco la cabeza al momento de hablar, con una voz dulce y una sonrisa un tanto inocente.
LA BOHEMIA. Poseedora de una conversación interesante, es la mujer ideal para una velada tranquila. Deportes, música, cine, política, cualquier tema propuesto parece entrar dentro de sus conocimientos y los desarrolla de una forma deliciosa que permite un diálogo ameno durante horas.
LA ENIGMÁTICA. Su principal encanto es que siempre dejan a los hombres intrigados y con deseos de conocer más de ellas, situación que conocen y manejan diestramente; usan ropas que las hacen pasar desapercibidas pero perfumes que se quedan mucho tiempo después de que ellas se vayan.
LA BAILARINA Simplemente nació para danzar, cualquier ritmo enciende de inmediato sus pies y lo baila como si lo hubiera hecho toda la vida. Bailar un ritmo lento o pegajoso con ellas, es quedar hechizado sin remedio por sus encantos y querer bailar el resto de la velada con ellas.
martes, 6 de septiembre de 2016
734: ¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
A la mañana siguiente, me giré en la cama hacia ella y le pregunté
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?’
Me miró con ira.
–¿¡Qué!?
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–No puedes hacer nada. ¿Por qué me preguntas eso?
–Porque estoy siendo sincero. Solo quiero saber qué puedo hacer para que tu día sea mejor.
Me miró cínicamente.
–¿Quieres hacer algo? Limpia la cocina.
Ella esperaba que yo me enfadara. En vez de eso, asentí.
–Está bien.
Me levanté y limpié la cocina.
Al día siguiente, le pregunté lo mismo.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
Ella entrecerró los ojos.
–Limpia el garaje.
Yo respiré hondo. Tenía un día lleno de trabajo y sabía que ella me lo decía a propósito. Estuve tentado de explotar contra ella. En vez de eso, dije: ‘Ok’. Me levanté, y en las siguientes dos horas limpié el garaje. Ella no sabía qué pensar.
Llegó el día siguiente.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–Nada. No puedes hacer nada. Por favor, para de decir eso.
–Disculpa. Pero no puedo. Hice un acuerdo conmigo mismo. ¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–¿Por qué lo haces?
–Por qué me importas. Y nuestro matrimonio.
A la mañana siguiente, le pregunté otra vez. Y la otra, y la siguiente. Después, durante la segunda semana, sucedió un milagro. Cuando hice la pregunta, los ojos de ella se llenaron de lágrimas. Después empezó a llorar desconsolada. Cuando logró hablar, dijo, Por favor, para de preguntarme eso. Tú no eres el problema. Soy yo. Es difícil convivir conmigo, no sé por qué estás conmigo.
Gentilmente, levanté su cara y la miré a los ojos.
–Porque te amo. ¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–Yo soy la que debería preguntarte eso.
–Deberías. Pero ahora no. Ahora tengo que cambiar yo. Significa mucho para mí.
Ella inclinó la cabeza sobre mi pecho.
–Perdóname por haber sido tan mala.
–Te quiero.
–Te quiero.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
Me sonrió con dulzura.
–¿Podemos pasar algún tiempo juntos, quizás?
–Me encantaría.
Seguí preguntándoselo más de un mes. Y las cosas cambiaron. Las peleas terminaron. Después, ella empezó a preguntar. ¿Qué necesitas de mí? ¿Cómo puedo ser una esposa mejor?
Las barreras entre nosotros cayeron. Empezamos a tener discusiones significativas sobre lo que queríamos de la vida y cómo podíamos hacernos felices. No, no resolvimos nuestros problemas. Tampoco puedo decir que no volvimos a pelear otra vez. Pero la naturaleza de nuestras peleas cambió. No sólo eran cada vez más raras, como si hubieran perdido la energía que tenían antes. Las privamos de oxígeno. Ya no teníamos el deseo de machacarnos mutuamente.
No estoy diciendo que lo que pasó entre ella y yo funcionará a todo el mundo. Tampoco estoy diciendo que todos los matrimonios deben ser salvados. Pero para mí, estoy increíblemente agradecido por la inspiración que me vino ese día hace tanto tiempo. Estoy agradecido porque mi familia aún está intacta y porque tengo a mi esposa, mi mejor amiga, en la cama a mi lado cuando me despierto por la mañana. Y estoy agradecido porque incluso ahora, de vez en cuando, uno de los dos se gire en la cama y diga, ‘¿qué puedo hacer para que tu día sea mejor?’ Estar haciendo la pregunta o respondiéndola, es algo por lo que vale la pena luchar.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?’
Me miró con ira.
–¿¡Qué!?
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–No puedes hacer nada. ¿Por qué me preguntas eso?
–Porque estoy siendo sincero. Solo quiero saber qué puedo hacer para que tu día sea mejor.
Me miró cínicamente.
–¿Quieres hacer algo? Limpia la cocina.
Ella esperaba que yo me enfadara. En vez de eso, asentí.
–Está bien.
Me levanté y limpié la cocina.
Al día siguiente, le pregunté lo mismo.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
Ella entrecerró los ojos.
–Limpia el garaje.
Yo respiré hondo. Tenía un día lleno de trabajo y sabía que ella me lo decía a propósito. Estuve tentado de explotar contra ella. En vez de eso, dije: ‘Ok’. Me levanté, y en las siguientes dos horas limpié el garaje. Ella no sabía qué pensar.
Llegó el día siguiente.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–Nada. No puedes hacer nada. Por favor, para de decir eso.
–Disculpa. Pero no puedo. Hice un acuerdo conmigo mismo. ¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–¿Por qué lo haces?
–Por qué me importas. Y nuestro matrimonio.
A la mañana siguiente, le pregunté otra vez. Y la otra, y la siguiente. Después, durante la segunda semana, sucedió un milagro. Cuando hice la pregunta, los ojos de ella se llenaron de lágrimas. Después empezó a llorar desconsolada. Cuando logró hablar, dijo, Por favor, para de preguntarme eso. Tú no eres el problema. Soy yo. Es difícil convivir conmigo, no sé por qué estás conmigo.
Gentilmente, levanté su cara y la miré a los ojos.
–Porque te amo. ¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
–Yo soy la que debería preguntarte eso.
–Deberías. Pero ahora no. Ahora tengo que cambiar yo. Significa mucho para mí.
Ella inclinó la cabeza sobre mi pecho.
–Perdóname por haber sido tan mala.
–Te quiero.
–Te quiero.
–¿Qué puedo hacer para que tu día sea mejor?
Me sonrió con dulzura.
–¿Podemos pasar algún tiempo juntos, quizás?
–Me encantaría.
Seguí preguntándoselo más de un mes. Y las cosas cambiaron. Las peleas terminaron. Después, ella empezó a preguntar. ¿Qué necesitas de mí? ¿Cómo puedo ser una esposa mejor?
Las barreras entre nosotros cayeron. Empezamos a tener discusiones significativas sobre lo que queríamos de la vida y cómo podíamos hacernos felices. No, no resolvimos nuestros problemas. Tampoco puedo decir que no volvimos a pelear otra vez. Pero la naturaleza de nuestras peleas cambió. No sólo eran cada vez más raras, como si hubieran perdido la energía que tenían antes. Las privamos de oxígeno. Ya no teníamos el deseo de machacarnos mutuamente.
No estoy diciendo que lo que pasó entre ella y yo funcionará a todo el mundo. Tampoco estoy diciendo que todos los matrimonios deben ser salvados. Pero para mí, estoy increíblemente agradecido por la inspiración que me vino ese día hace tanto tiempo. Estoy agradecido porque mi familia aún está intacta y porque tengo a mi esposa, mi mejor amiga, en la cama a mi lado cuando me despierto por la mañana. Y estoy agradecido porque incluso ahora, de vez en cuando, uno de los dos se gire en la cama y diga, ‘¿qué puedo hacer para que tu día sea mejor?’ Estar haciendo la pregunta o respondiéndola, es algo por lo que vale la pena luchar.
lunes, 5 de septiembre de 2016
733: Aprende a ser un buen conversador en 10 pasos
¿Pasas con frecuencia por el incómodo momento de no saber qué más decir, te sientes incapaz de mantener una larga conversación o percibes que las personas evitan charlar contigo? No te desesperes.
Gustavo experto del portal web Entrepierna.com y Habilidadcogedora.com te da 10 consejos para aprender a manejar los hilos de una conversación y encontrar temas que despierten las ganas de joda en ellas.
1. MUESTRA INTERÉS REAL. Cuando hables con ella, dale toda tu atención y ponte en su lugar. Aunque no hayas experimentado la misma situación, trata de compartir una historia personal sobre un tiempo en el que te sentiste cachondo o casi igual.
2. PREGUNTAS ABIERTAS Y POSITIVAS. Evita las preguntas cerradas que solo se responden con un 'si' o un 'no'. Usa preguntas abiertas y positivas (Ej. ¿Qué otras posiciones más te gustan?). Pregunta ¿por qué? o ¿para qué? y se multiplicarán los hilos de tu charla. (Ej. ¿Por qué decidiste ser infiel?).
3. DI EL NOMBRE DE LA PERSONA. Cualquier conocida se sentirá halagada e impresionada si recuerdas cómo se llama. Si se te dificulta recordar nombres, practica lo más que puedas. Cuando cojas a alguien por primera vez, trata de mencionar su nombre en varias oportunidades.
4. EXPRESA TRANQUILAMENTE TU DESACUERDO. Cuando ella está de acuerdo contigo, se crea un lazo instantáneo. Pero si realmente no estás de acuerdo con la opinión de ella, dile cordialmente que tú no lo ves así y permite que la persona exprese sus propios argumentos del porqué no le gusta. (Ej. el sexo anal)
5. ESCUCHA MÁS Y CUIDA TU LENGUAJE CORPORAL. Cuando ella te hable, haz contacto visual, asiente y muestra interés en todo lo que te digan. No te ubiques totalmente de frente a tu interlocutora, conserva cierto ángulo. Lo contrario puede generar incomodidad. Usa una postura abierta. No estés todo el tiempo con los brazos o piernas cruzadas.
6. NO INTERRUMPAS O CAMBIES DE TEMA. Hay personas que les gusta terminar las oraciones de otras sin darse cuenta. Así evitas que él o ella expresen de verdad sus pensamientos o emociones. Te pueden ver como un 'sabelotodo' o creer que tienes prisa y que estás poniendo palabras en su boca. Tu paciencia y consideración serán apreciadas, o por lo menos notada.
7. RESPONDE INCLUSO CUANDO NO TE PREGUNTEN. Si ella no tiene muchas habilidades sociales y se limita a responder preguntas, tu charla parecerá interrogatorio y terminará rápido. Para evitarlo, responde aun cuando no te pregunten. Si le preguntas sobre su posición favorita y te contesta que el misionero, dile que el tuyo es el perrito.
8. PROFUNDIZA EN TEMAS EMOCIONALES. Intenta entrar en temas que generen emociones positivas: sexo, desempleo, aficiones, viajes e infancia (recuerdos). Eso permite conectarte con experiencias, sueños y aspiraciones. No todo son preguntas. Cuando no sepas qué decir, siempre es muy útil sacar a la luz un tema de actualidad. (Ej. El burkini)
9. NO SEAS TAN LÓGICO, USA HIPÓTESIS. Valora antes si la mujer con la que hablarás es muy racional o no. La gente suele empezar las conversaciones con desconocidos en un estado muy lógico y quizás les sorprenda que les hagas una pregunta alejada de sus esquemas mentales. Para evitarlo, une tu pregunta con algo real que haya ocurrido. Usa tu imaginación. Pregunta por posibilidades (Ej. ¿Qué preferirías…?)
10. MÁS HISTORIAS Y MENOS HECHOS. Cuando oímos una historia, nuestro inconsciente no puede evitar imaginarnos como protagonistas. Así la otra persona se identifica con uno. (Ej.: “A mí también me gusta coger a correr. Menos cuando tengo un marido detrás, como en mi último viaje a Kenia"). Convierte tus preguntas en historias. (Ej.: “Mañana dicen que lloverá a cántaros, ¿cuál es el mayor diluvio de fluidos que has vivido?”)
Gustavo experto del portal web Entrepierna.com y Habilidadcogedora.com te da 10 consejos para aprender a manejar los hilos de una conversación y encontrar temas que despierten las ganas de joda en ellas.
1. MUESTRA INTERÉS REAL. Cuando hables con ella, dale toda tu atención y ponte en su lugar. Aunque no hayas experimentado la misma situación, trata de compartir una historia personal sobre un tiempo en el que te sentiste cachondo o casi igual.
2. PREGUNTAS ABIERTAS Y POSITIVAS. Evita las preguntas cerradas que solo se responden con un 'si' o un 'no'. Usa preguntas abiertas y positivas (Ej. ¿Qué otras posiciones más te gustan?). Pregunta ¿por qué? o ¿para qué? y se multiplicarán los hilos de tu charla. (Ej. ¿Por qué decidiste ser infiel?).
3. DI EL NOMBRE DE LA PERSONA. Cualquier conocida se sentirá halagada e impresionada si recuerdas cómo se llama. Si se te dificulta recordar nombres, practica lo más que puedas. Cuando cojas a alguien por primera vez, trata de mencionar su nombre en varias oportunidades.
4. EXPRESA TRANQUILAMENTE TU DESACUERDO. Cuando ella está de acuerdo contigo, se crea un lazo instantáneo. Pero si realmente no estás de acuerdo con la opinión de ella, dile cordialmente que tú no lo ves así y permite que la persona exprese sus propios argumentos del porqué no le gusta. (Ej. el sexo anal)
5. ESCUCHA MÁS Y CUIDA TU LENGUAJE CORPORAL. Cuando ella te hable, haz contacto visual, asiente y muestra interés en todo lo que te digan. No te ubiques totalmente de frente a tu interlocutora, conserva cierto ángulo. Lo contrario puede generar incomodidad. Usa una postura abierta. No estés todo el tiempo con los brazos o piernas cruzadas.
6. NO INTERRUMPAS O CAMBIES DE TEMA. Hay personas que les gusta terminar las oraciones de otras sin darse cuenta. Así evitas que él o ella expresen de verdad sus pensamientos o emociones. Te pueden ver como un 'sabelotodo' o creer que tienes prisa y que estás poniendo palabras en su boca. Tu paciencia y consideración serán apreciadas, o por lo menos notada.
7. RESPONDE INCLUSO CUANDO NO TE PREGUNTEN. Si ella no tiene muchas habilidades sociales y se limita a responder preguntas, tu charla parecerá interrogatorio y terminará rápido. Para evitarlo, responde aun cuando no te pregunten. Si le preguntas sobre su posición favorita y te contesta que el misionero, dile que el tuyo es el perrito.
8. PROFUNDIZA EN TEMAS EMOCIONALES. Intenta entrar en temas que generen emociones positivas: sexo, desempleo, aficiones, viajes e infancia (recuerdos). Eso permite conectarte con experiencias, sueños y aspiraciones. No todo son preguntas. Cuando no sepas qué decir, siempre es muy útil sacar a la luz un tema de actualidad. (Ej. El burkini)
9. NO SEAS TAN LÓGICO, USA HIPÓTESIS. Valora antes si la mujer con la que hablarás es muy racional o no. La gente suele empezar las conversaciones con desconocidos en un estado muy lógico y quizás les sorprenda que les hagas una pregunta alejada de sus esquemas mentales. Para evitarlo, une tu pregunta con algo real que haya ocurrido. Usa tu imaginación. Pregunta por posibilidades (Ej. ¿Qué preferirías…?)
10. MÁS HISTORIAS Y MENOS HECHOS. Cuando oímos una historia, nuestro inconsciente no puede evitar imaginarnos como protagonistas. Así la otra persona se identifica con uno. (Ej.: “A mí también me gusta coger a correr. Menos cuando tengo un marido detrás, como en mi último viaje a Kenia"). Convierte tus preguntas en historias. (Ej.: “Mañana dicen que lloverá a cántaros, ¿cuál es el mayor diluvio de fluidos que has vivido?”)
domingo, 4 de septiembre de 2016
732: Una novia joven y bonita
Debido a que sentía que era un joven poeta, sentía asimismo que era imperativo tener una novia también joven que, de preferencia, fuera bonita. También eso de que fuera bonita lo sentía. Un joven poeta tenía que tener una novia bonita. Eso le daba esplendor a su poesía y tornaba un poco más aceptables sus poemas de amor. Yo a veces leía poemas de amor de poetas pertenecientes a la generación anterior. Los versos cantaban loas a una chica de cuerpo delgado que tenía un par de pechos pícaros y ojos como estanques del bosque y que en la profunda espesura ocultaba una fuente eternamente húmeda a la que el poeta acercaba los labios para calmar su sed. El cabello de la amada era como el trigo dorado que resplandece en los campos en verano, y solía ser peinado a la luz de la luna, cuando ella estaba ensimismada y todo su ser era un misterio maravilloso. A veces te encontrabas con alguno de esos viejos poetas, acompañado por su mujer en contadas ocasiones. Por lo general la dejaba en casa fregando los trastos, lo cual era entendible, porque lo que tenía a su lado no se parecía en nada a la desenfadaba y sensual ninfa del bosque que evocaba en sus sonetos, sino más bien a una cubre tetera con los puntos estirados, tejida durante una reunión de comadres. Eso te reforzaba en la convicción de que la poesía de la generación anterior era pura mentira y engaño. Poesía que trataba tan sólo de dos temas: de la amada que poseían o que acababan de perder, o bien de lo efímero de la existencia. Lo efímero les resultaba un tema inagotable. Sobre todo el otoño los atormentaba. En esa estación producían ciclos interminables en los que se regodeaban al comprobar que todo había terminado, terminado, ¡oh, sí!, terminado de una vez y para siempre. Y si aún no se había terminado, pronto se terminaría. Nada se salvaba de esa lluvia que emanaba de las líneas de aquellos poemas.
Y así, casi sin pensarlo, un buen día di con mi novia joven y bonita. Me enamoré de ella en el acto. O al menos me asaltó un sentimiento que aún no conocía y del que supuse que era enamoramiento. Por su parte, ella me dio a entender que yo tampoco le era totalmente indiferente. Yo era un poeta joven, pero no apuesto. Una novia joven y bonita con un poeta joven y apuesto probablemente habría sido demasiado. Mucho más convincente resultaba la combinación de un poeta joven y feo con una novia joven y bonita. En tal caso, es imposible que la poesía del poeta joven y feo no sea buena, porque si no ¿cómo habría conseguido una novia así, joven y bonita? De este modo, incluso la novia tiene un mérito adicional, porque una belleza que prefería a un tipo feo que escribe poesía obviamente no podía ser una rubia tonta. Por otra parte, no era rubia, sino cobriza. En todo caso: ambas partes salían beneficiadas.
Pero en esos años lo que más escaseaba acá eran las novias jóvenes y bonitas, lo cual empujaba a muchos hombres a emprender viaje al Bení o a Santa Cruz porque por esos pagos parecía que si tenías suerte podías enganchar alguna. Tal empresa podía costarte un dineral, porque el viaje ya te tomaba dos o tres días y estando fuera de casa tenías que contemplar los gastos de alojamiento, alimentación y algún cigarro cada tanto. Además, había que llevarle un regalo a la desconocida futura prometida. A un joven poeta eso no le planteaba mayor inconveniente. Escribías un poema sobre una hoja de papel higiénico. Después, sólo tenías que acordarte de no usarlo en el camino.
De regreso en la ciudad con tu nueva joven novia, a menudo resultaba que se trataba de una de segunda mano, remendada, hecho del que en la oscuridad del café donde por lo general se realizaban las transacciones, más de uno no se percataba. Así, muchos jóvenes poetas terminaban cargando con novias jóvenes y feas, lo que no hacía ningún bien a su poesía. Una desventaja adicional era la dificultad para sacártela de encima. A veces, si la fortuna te sonreía, se iba con un escultor borracho o con un timbalista venido a menos.
Afuera llovía a cántaros, adentro el techo tenía goteras. Las sábanas estaban pegajosas, las hebras de las colchas estaban cubiertas por una especie de rocío y en las paredes de la habitación las manchas de humedad representaban los continentes. Ese era el contexto en el que mi novia joven y bonita y yo, su feo y joven poeta, convivíamos. Todo estaba empapado: nuestros cuerpos, de amor; nuestras ropas por la lluvia, también llamada agua del cielo. Por esos años grises, los hombres evitábamos que nos vieran bajo un paraguas. En Sucre los hombres llevaban paraguas. Ni por todo el oro del mundo querías que te confundieran con un sucrense. Eran todos unos presumidos perfumados y blandengues, temerosos de que a sus trajecitos a la moda les cayera una gotita de lluvia.
Mi novia joven y bonita sí que tenía un paraguas, un modelito elegante heredado de su madre, que era francesa. O sea, que mi novia joven y bonita era mitad francesa, y habría sido mejor que no lo fuese. Lo francés significaba oh–là–là y las piernas para arriba como en el baile del cancán y eso atraía a muchas visitas a nuestra morada con goteras. La mayoría de los pintores eran madrugadores por naturaleza, por lo que ya se presentaban en casa antes del amanecer y no dejaban de tocar el timbre hasta que les abriéramos. Mi bonita y joven novia que–además–era–mitad–francesa, se volvía a deslizar bajo las sábanas y yo preparaba café en la cocinita, mientras los pintores conversaban con ella. A veces le traían unas florcitas o una revista, que hojeaban con ella sentados en el borde de la cama. Mi novia joven y bonita dejaba un hombro descubierto y las charlas adquirían cada vez mayor brillo, en la medida en que los pintores disponían de él. Mientras yo estaba ocupado con el café, le pedían que posase para ellos en sus atelieres. Más tarde llegaban los poetas, todavía con lagañas en los ojos. Mientras que los pintores eran ávidos conversadores, los poetas creían que callar causaba mejor impresión. Además, necesitaban trago para encenderse. Pero después ya nada los paraba. Bailaban a morir y recitaban versos en todos los rincones de la habitación. Algunas veces tenía que rescatar a mi novia de la cocinita, donde algún colega poeta la había arrinconado con sus poemas. Una vez, un poeta enamora¬do se durmió en nuestra cama para luego poder ser el primero. Tarde en la noche lo empujamos al piso. Todavía hizo esfuerzos por meterse de nuevo en la cama con nosotros, pero supe resistir el asedio. «Bonnenuit, chéri», le dijo mi novia joven y bonita, y por fin reinó el silencio. Había concluido otro día en el que me había pasado casi todo el tiempo salvando nuestro amor de las codiciosas garras de mis hermanos artistas.
Y así, casi sin pensarlo, un buen día di con mi novia joven y bonita. Me enamoré de ella en el acto. O al menos me asaltó un sentimiento que aún no conocía y del que supuse que era enamoramiento. Por su parte, ella me dio a entender que yo tampoco le era totalmente indiferente. Yo era un poeta joven, pero no apuesto. Una novia joven y bonita con un poeta joven y apuesto probablemente habría sido demasiado. Mucho más convincente resultaba la combinación de un poeta joven y feo con una novia joven y bonita. En tal caso, es imposible que la poesía del poeta joven y feo no sea buena, porque si no ¿cómo habría conseguido una novia así, joven y bonita? De este modo, incluso la novia tiene un mérito adicional, porque una belleza que prefería a un tipo feo que escribe poesía obviamente no podía ser una rubia tonta. Por otra parte, no era rubia, sino cobriza. En todo caso: ambas partes salían beneficiadas.
Pero en esos años lo que más escaseaba acá eran las novias jóvenes y bonitas, lo cual empujaba a muchos hombres a emprender viaje al Bení o a Santa Cruz porque por esos pagos parecía que si tenías suerte podías enganchar alguna. Tal empresa podía costarte un dineral, porque el viaje ya te tomaba dos o tres días y estando fuera de casa tenías que contemplar los gastos de alojamiento, alimentación y algún cigarro cada tanto. Además, había que llevarle un regalo a la desconocida futura prometida. A un joven poeta eso no le planteaba mayor inconveniente. Escribías un poema sobre una hoja de papel higiénico. Después, sólo tenías que acordarte de no usarlo en el camino.
De regreso en la ciudad con tu nueva joven novia, a menudo resultaba que se trataba de una de segunda mano, remendada, hecho del que en la oscuridad del café donde por lo general se realizaban las transacciones, más de uno no se percataba. Así, muchos jóvenes poetas terminaban cargando con novias jóvenes y feas, lo que no hacía ningún bien a su poesía. Una desventaja adicional era la dificultad para sacártela de encima. A veces, si la fortuna te sonreía, se iba con un escultor borracho o con un timbalista venido a menos.
Afuera llovía a cántaros, adentro el techo tenía goteras. Las sábanas estaban pegajosas, las hebras de las colchas estaban cubiertas por una especie de rocío y en las paredes de la habitación las manchas de humedad representaban los continentes. Ese era el contexto en el que mi novia joven y bonita y yo, su feo y joven poeta, convivíamos. Todo estaba empapado: nuestros cuerpos, de amor; nuestras ropas por la lluvia, también llamada agua del cielo. Por esos años grises, los hombres evitábamos que nos vieran bajo un paraguas. En Sucre los hombres llevaban paraguas. Ni por todo el oro del mundo querías que te confundieran con un sucrense. Eran todos unos presumidos perfumados y blandengues, temerosos de que a sus trajecitos a la moda les cayera una gotita de lluvia.
Mi novia joven y bonita sí que tenía un paraguas, un modelito elegante heredado de su madre, que era francesa. O sea, que mi novia joven y bonita era mitad francesa, y habría sido mejor que no lo fuese. Lo francés significaba oh–là–là y las piernas para arriba como en el baile del cancán y eso atraía a muchas visitas a nuestra morada con goteras. La mayoría de los pintores eran madrugadores por naturaleza, por lo que ya se presentaban en casa antes del amanecer y no dejaban de tocar el timbre hasta que les abriéramos. Mi bonita y joven novia que–además–era–mitad–francesa, se volvía a deslizar bajo las sábanas y yo preparaba café en la cocinita, mientras los pintores conversaban con ella. A veces le traían unas florcitas o una revista, que hojeaban con ella sentados en el borde de la cama. Mi novia joven y bonita dejaba un hombro descubierto y las charlas adquirían cada vez mayor brillo, en la medida en que los pintores disponían de él. Mientras yo estaba ocupado con el café, le pedían que posase para ellos en sus atelieres. Más tarde llegaban los poetas, todavía con lagañas en los ojos. Mientras que los pintores eran ávidos conversadores, los poetas creían que callar causaba mejor impresión. Además, necesitaban trago para encenderse. Pero después ya nada los paraba. Bailaban a morir y recitaban versos en todos los rincones de la habitación. Algunas veces tenía que rescatar a mi novia de la cocinita, donde algún colega poeta la había arrinconado con sus poemas. Una vez, un poeta enamora¬do se durmió en nuestra cama para luego poder ser el primero. Tarde en la noche lo empujamos al piso. Todavía hizo esfuerzos por meterse de nuevo en la cama con nosotros, pero supe resistir el asedio. «Bonnenuit, chéri», le dijo mi novia joven y bonita, y por fin reinó el silencio. Había concluido otro día en el que me había pasado casi todo el tiempo salvando nuestro amor de las codiciosas garras de mis hermanos artistas.
sábado, 3 de septiembre de 2016
731: MALAS NOTICIAS PARA MAMÁ
–Hola mamá, buen día
–Hola hijito. ¡Qué milagro!
–Por favor mamá, basta de teatro, que va a pensar Cloty, yo vengo siempre todos los lunes. Ayer fui a visitar a papá.
–¿Y cómo está el viejo?
–Bien, pero con novedades
–¿Y?
–Está viviendo con una mujer
–¡¡QUE HAS DICHO!!
–Qué está allí con una mujer
–Haber, explícamelo con calma
–Es joven, bonita, profesional y trabaja en una Cooperativa
–Hijito, se ha colgado la compu, quieres ir a mirarla
–Me alegra mamá que te lo colmes con calma. Voy a mirar a tu pc
–¡Cloty! ¿Tú la has visto y has hablado con ella?
–Sí, señora
–Cuéntamelo todo. ¿Es joven? ¿Cuánto joven?
–Es menor que yo, Bonita. Sexi y con un buen carácter. Le pregunte cómo termino viviendo con mi suegro y ella me dijo que se conocieron en su trabajo, alguna salida de vez en cuando, luego más seguido y en menos tiempo de lo imaginado terminó viviendo con él. Dijo que le agradaba su carácter y su buen humor.
–No entiendo, ¿cómo ella termino acostándose con él? ¿Acaso no tenía otros pretendientes?
–Eso también le pregunte y ella me dijo, que él es tiluchi en la cama y que le gusta hacerlo a todo a todo rato. ¿Es verdad eso?
–Él sólo en eso piensa, y yo me cansé de estar tirando a cada rato y la manosea a una por delante por detrás y su conversación siempre es doble y hasta con triple sentido. Ya vas a ver esa jovencita no sabe dónde ha caído. Jajay me voy a reír de él cuando lo abandone.
–Hola hijito. ¡Qué milagro!
–Por favor mamá, basta de teatro, que va a pensar Cloty, yo vengo siempre todos los lunes. Ayer fui a visitar a papá.
–¿Y cómo está el viejo?
–Bien, pero con novedades
–¿Y?
–Está viviendo con una mujer
–¡¡QUE HAS DICHO!!
–Qué está allí con una mujer
–Haber, explícamelo con calma
–Es joven, bonita, profesional y trabaja en una Cooperativa
–Hijito, se ha colgado la compu, quieres ir a mirarla
–Me alegra mamá que te lo colmes con calma. Voy a mirar a tu pc
–¡Cloty! ¿Tú la has visto y has hablado con ella?
–Sí, señora
–Cuéntamelo todo. ¿Es joven? ¿Cuánto joven?
–Es menor que yo, Bonita. Sexi y con un buen carácter. Le pregunte cómo termino viviendo con mi suegro y ella me dijo que se conocieron en su trabajo, alguna salida de vez en cuando, luego más seguido y en menos tiempo de lo imaginado terminó viviendo con él. Dijo que le agradaba su carácter y su buen humor.
–No entiendo, ¿cómo ella termino acostándose con él? ¿Acaso no tenía otros pretendientes?
–Eso también le pregunte y ella me dijo, que él es tiluchi en la cama y que le gusta hacerlo a todo a todo rato. ¿Es verdad eso?
–Él sólo en eso piensa, y yo me cansé de estar tirando a cada rato y la manosea a una por delante por detrás y su conversación siempre es doble y hasta con triple sentido. Ya vas a ver esa jovencita no sabe dónde ha caído. Jajay me voy a reír de él cuando lo abandone.
viernes, 2 de septiembre de 2016
730: Consejos para las que buscan marido
El consejo que he de dar a las mujeres que lo busquen para encontrar marido de modo infalible se basa en esta ley fundamental: “no buscarlo”
El hombre se pasa media vida procurando evitar que le cacen; y la otra media, lamentando el haberse dejado cazar.
Por lo tanto, se trata de una caza, y no debe olvidarse que toda caza debe ejecutarse a traición. De suerte que, no buscando marido, la víctima se confía y se acerca, y pronto se hallan quince o veinte ingenuos conocidos con el nombre de amigos, que son otros tantos maridos posibles.
Y entonces ya no queda más que elegir —el que sea más tonto de todos—; ahuyentar a los demás e iniciar con el elegido algunas conversaciones particulares.
Temas que deben desarrollarse en estas conversaciones: desprecio y desdén hacia el hombre, y oposición rotunda al matrimonio.
Si el elegido es moreno, la cazadora debe asegurar que sólo transige con los rubios y viceversa. Si él es alto, ella añorará que le gustan los bajitos, y al contrario. Si él se dedica a las Letras, ella debe decir que le interesan los hombres que se dedican a las Ciencias, y al revés. Si él dice que sí, ella dirá que no, y cuando él niegue, ella debe afirmar.
Y si él un día le insinúa un polvacho, entonces ella deberá ofenderse e indignarse y atizarle un sopapo que le haga dar seis vueltas.
En una palabra: se le lleva la contraria en todo; se le niega toda concesión, y a los tres meses, fatalmente, capitula; de amigo se convierte en pretendiente, va a hablar a la familia y se casa.
Regla general: los hombres, como las almohadas, se ablandan a golpes.
El pretendiente debe ser:
INTELIGENTE, porque —como ya hemos dicho algunas veces— el matrimonio es un viaje demasiado largo para hacerlo en tren; y TONTO, porque a un tonto se le lleva siempre por donde una quiere.
GUAPO, porque para convivir toda la vida con una persona es muy conveniente que esa persona disfrute de un rostro agradable; y FEO, porque así no existe el peligro de que las demás mujeres se enamoren de él, ni de que él viva enamorado de sí mismo.
POBRE, porque la riqueza material es susceptible de perderse, pero la riqueza que nace del trabajo, ésa es eterna; y RICO, porque es muy bonito tener un marido que se gana la vida trabajando; pero es mucho más bonito que no tenga necesidad de ganarse la vida y le abra a su mujer una cuenta corriente del millón y medio.
FUERTE, porque el hombre debe ser hombre y estar en condiciones de defender a los suyos si llega el caso; y DÉBIL, porque de esta manera, cuando surja una discusión, la esposa pueda darle cinco estacazos en la nuca y quedarse dueña de la situación y de la casa.
GALANTE, porque ¡es tan agradable para una mujer ser siempre la amante idolatrada de su marido!; y GROSERO, porque ¡es tan hermoso eso de tener siempre un motivo para pedir la separación!
ALEGRE, porque conviene que el marido posea la suficiente cantidad de optimismo para licuar el hielo de las tristezas conyugales; y TRISTE, porque así se le puede decir en un momento dado: «Me voy a paseo: a tu lado se muere una de asco», y marcharse a divertirse unas horas.
GENEROSO, porque ésa es la cualidad masculina que regala los vestidos y las joyas sin poner peros; y TACAÑO, porque ésa es la cualidad masculina que justifica todas las extralimitaciones de la esposa. Basta con explicarle al juez: «Era un tacaño irresistible.»
INGENIOSO, porque al lado de un hombre ingenioso, la vida se renueva a diario; y SOSO, porque no teniendo él ingenio, el ingenio de la mujer burla mucho más.
EXPERTO, porque al marido experto no le interesan ya las aventuras fuera del hogar; e INEXPERTO, porque así la experiencia de la mujer es el hilo que mueve los resortes de su voluntad.
ACTIVO, porque la felicidad en el hombre es la base del éxito, e INDOLENTE, porque un hombre indolente nunca se sentirá Activo, porque la felicidad en el hombre es la base del éxito, e indolente, porque un hombre indolente nunca se sentirá con fuerzas para oponerse a los caprichos y deseos de su mujer.
LIMPIO, porque la felicidad matrimonial se apoya en cimientos de higiene; y SUCIO, porque con un marido sucio, la mujer tiene libre todo el día el cuarto de baño.
DILETANTE, porque el contacto con el arte lo embellece y lo ilumina todo; y NO DILETANTE, porque el que ama el arte, relega a un segundo término a la mujer.
APASIONADO, porque ¿cómo ha de ser dichoso en el matrimonio aquel que no hace del matrimonio un apasionamiento?; y FRÍO, porque un marido así molesta mucho menos.
Ésas son las veintiséis condiciones contradictorias que debe reunir el hombre para ser buen marido. La mujer que, de acuerdo con nuestras teorías, encuentre un hombre que sea indiferente y apasionado, amante del arte y odiador del arte, sucio y limpio, indolente y activo, inexperto y experto, soso e ingenioso, tacaño y generoso, triste y alegre, grosero y galante, débil y fuerte, rico y pobre, feo y guapo, tonto e inteligente, pueda ufanarse —con razón— de haber topado con el marido ideal, y entonces... Entonces ya no le queda sino casarse.
El hombre se pasa media vida procurando evitar que le cacen; y la otra media, lamentando el haberse dejado cazar.
Por lo tanto, se trata de una caza, y no debe olvidarse que toda caza debe ejecutarse a traición. De suerte que, no buscando marido, la víctima se confía y se acerca, y pronto se hallan quince o veinte ingenuos conocidos con el nombre de amigos, que son otros tantos maridos posibles.
Y entonces ya no queda más que elegir —el que sea más tonto de todos—; ahuyentar a los demás e iniciar con el elegido algunas conversaciones particulares.
Temas que deben desarrollarse en estas conversaciones: desprecio y desdén hacia el hombre, y oposición rotunda al matrimonio.
Si el elegido es moreno, la cazadora debe asegurar que sólo transige con los rubios y viceversa. Si él es alto, ella añorará que le gustan los bajitos, y al contrario. Si él se dedica a las Letras, ella debe decir que le interesan los hombres que se dedican a las Ciencias, y al revés. Si él dice que sí, ella dirá que no, y cuando él niegue, ella debe afirmar.
Y si él un día le insinúa un polvacho, entonces ella deberá ofenderse e indignarse y atizarle un sopapo que le haga dar seis vueltas.
En una palabra: se le lleva la contraria en todo; se le niega toda concesión, y a los tres meses, fatalmente, capitula; de amigo se convierte en pretendiente, va a hablar a la familia y se casa.
Regla general: los hombres, como las almohadas, se ablandan a golpes.
El pretendiente debe ser:
INTELIGENTE, porque —como ya hemos dicho algunas veces— el matrimonio es un viaje demasiado largo para hacerlo en tren; y TONTO, porque a un tonto se le lleva siempre por donde una quiere.
GUAPO, porque para convivir toda la vida con una persona es muy conveniente que esa persona disfrute de un rostro agradable; y FEO, porque así no existe el peligro de que las demás mujeres se enamoren de él, ni de que él viva enamorado de sí mismo.
POBRE, porque la riqueza material es susceptible de perderse, pero la riqueza que nace del trabajo, ésa es eterna; y RICO, porque es muy bonito tener un marido que se gana la vida trabajando; pero es mucho más bonito que no tenga necesidad de ganarse la vida y le abra a su mujer una cuenta corriente del millón y medio.
FUERTE, porque el hombre debe ser hombre y estar en condiciones de defender a los suyos si llega el caso; y DÉBIL, porque de esta manera, cuando surja una discusión, la esposa pueda darle cinco estacazos en la nuca y quedarse dueña de la situación y de la casa.
GALANTE, porque ¡es tan agradable para una mujer ser siempre la amante idolatrada de su marido!; y GROSERO, porque ¡es tan hermoso eso de tener siempre un motivo para pedir la separación!
ALEGRE, porque conviene que el marido posea la suficiente cantidad de optimismo para licuar el hielo de las tristezas conyugales; y TRISTE, porque así se le puede decir en un momento dado: «Me voy a paseo: a tu lado se muere una de asco», y marcharse a divertirse unas horas.
GENEROSO, porque ésa es la cualidad masculina que regala los vestidos y las joyas sin poner peros; y TACAÑO, porque ésa es la cualidad masculina que justifica todas las extralimitaciones de la esposa. Basta con explicarle al juez: «Era un tacaño irresistible.»
INGENIOSO, porque al lado de un hombre ingenioso, la vida se renueva a diario; y SOSO, porque no teniendo él ingenio, el ingenio de la mujer burla mucho más.
EXPERTO, porque al marido experto no le interesan ya las aventuras fuera del hogar; e INEXPERTO, porque así la experiencia de la mujer es el hilo que mueve los resortes de su voluntad.
ACTIVO, porque la felicidad en el hombre es la base del éxito, e INDOLENTE, porque un hombre indolente nunca se sentirá Activo, porque la felicidad en el hombre es la base del éxito, e indolente, porque un hombre indolente nunca se sentirá con fuerzas para oponerse a los caprichos y deseos de su mujer.
LIMPIO, porque la felicidad matrimonial se apoya en cimientos de higiene; y SUCIO, porque con un marido sucio, la mujer tiene libre todo el día el cuarto de baño.
DILETANTE, porque el contacto con el arte lo embellece y lo ilumina todo; y NO DILETANTE, porque el que ama el arte, relega a un segundo término a la mujer.
APASIONADO, porque ¿cómo ha de ser dichoso en el matrimonio aquel que no hace del matrimonio un apasionamiento?; y FRÍO, porque un marido así molesta mucho menos.
Ésas son las veintiséis condiciones contradictorias que debe reunir el hombre para ser buen marido. La mujer que, de acuerdo con nuestras teorías, encuentre un hombre que sea indiferente y apasionado, amante del arte y odiador del arte, sucio y limpio, indolente y activo, inexperto y experto, soso e ingenioso, tacaño y generoso, triste y alegre, grosero y galante, débil y fuerte, rico y pobre, feo y guapo, tonto e inteligente, pueda ufanarse —con razón— de haber topado con el marido ideal, y entonces... Entonces ya no le queda sino casarse.
jueves, 1 de septiembre de 2016
729: Ella paga con la misma moneda
–¿Que dijo Carlos?
–¿De la marca?
–Sí.
– ¡Eh, querida! ¿Acaso se permite a los maridos mirar ahí? Además estoy segura que él hubiese preguntado por la jarrita.
–¿Quién te la ha regalado?
–Marcos o Ángel, no lo sé exactamente.
Ambas no pudieron impedir echarse a reír, muy juntas una de la otra; sus bocas parecían dos rosas que se peleaban.
–Por añadidura, los regalos no me gustan demasiado. ¿No hay algo de humillante en recibir tantos regalos? Nunca podré admitir que se acepte sin devolver. Yo me he impuesto la regla, de la que no me desvío en ningún caso, de dar siempre el equivalente de lo que he recibido.
– ¡Bueno! ¡Qué me dices!
–¡Es un principio! y hay principios a los que estoy especialmente aferrada.
–No lo dudo. Pero debes verte a menudo muy comprometida. Si uno de tus pretendientes te envía una caja de bombones tú no puedes ofrecerle a cambio bombones. Por cierto, ¿has devuelto la jarrita?
–¡Sí que eres curiosas! Además, no me comprendes del todo. He dicho: el equivalente, no he dicho: la misma cosa. Así pues, supongamos que Ángel me regala violetas caramelizadas.
– Si, supongámoslo.
– El azúcar de esas violetas divierte a los labios con un fresco y delicado olor alterándolos dulcemente.
–¿Y qué?
–Pues al día siguiente, yo tiendo a Ángel una de mis pequeñas manos, él la besa y nos despedimos.
–Comienzo a captar tu idea. Pero cuando recibes uno de esos maravillosos ramos de magnolias y de rosas, que esparcen por el salón todos los cálidos aromas de los invernaderos.
–Me inclino un poco complacientemente escotada, en una conversación, hacia aquél que me ha enviado el ramo, ¡y te aseguro que me vuelve a deber los perfumes!
–Excelente. Sin embargo hay cosas que no deben ser resueltas tan fácilmente. No siempre nos regalan caramelos o flores; y no me explico cómo puedes arreglártelas cuando te obsequian con un brazalete, pendientes o un collar de perlas.
–¡En ese último caso, nada más sencillo! A base de coqueterías y flirteos fingidos, doblego bajo mi capricho al pobre hombre que me ha querido echar un lazo de perlas al cuello, y el yugo que él lleva vale el equivalente del collar que me ha regalado.
–¡Ah! tienes respuesta para todo. Pero, dime, ¿esta regla singular a la que obedeces, no presenta ninguna excepción? Y, llegado el caso, ¿estarías resuelta a entregar...?
–Sí, pase lo que pase, y se me ofrezca lo que se me ofrezca he hecho al respecto un gran juramento. No acabó.
–¿De la marca?
–Sí.
– ¡Eh, querida! ¿Acaso se permite a los maridos mirar ahí? Además estoy segura que él hubiese preguntado por la jarrita.
–¿Quién te la ha regalado?
–Marcos o Ángel, no lo sé exactamente.
Ambas no pudieron impedir echarse a reír, muy juntas una de la otra; sus bocas parecían dos rosas que se peleaban.
–Por añadidura, los regalos no me gustan demasiado. ¿No hay algo de humillante en recibir tantos regalos? Nunca podré admitir que se acepte sin devolver. Yo me he impuesto la regla, de la que no me desvío en ningún caso, de dar siempre el equivalente de lo que he recibido.
– ¡Bueno! ¡Qué me dices!
–¡Es un principio! y hay principios a los que estoy especialmente aferrada.
–No lo dudo. Pero debes verte a menudo muy comprometida. Si uno de tus pretendientes te envía una caja de bombones tú no puedes ofrecerle a cambio bombones. Por cierto, ¿has devuelto la jarrita?
–¡Sí que eres curiosas! Además, no me comprendes del todo. He dicho: el equivalente, no he dicho: la misma cosa. Así pues, supongamos que Ángel me regala violetas caramelizadas.
– Si, supongámoslo.
– El azúcar de esas violetas divierte a los labios con un fresco y delicado olor alterándolos dulcemente.
–¿Y qué?
–Pues al día siguiente, yo tiendo a Ángel una de mis pequeñas manos, él la besa y nos despedimos.
–Comienzo a captar tu idea. Pero cuando recibes uno de esos maravillosos ramos de magnolias y de rosas, que esparcen por el salón todos los cálidos aromas de los invernaderos.
–Me inclino un poco complacientemente escotada, en una conversación, hacia aquél que me ha enviado el ramo, ¡y te aseguro que me vuelve a deber los perfumes!
–Excelente. Sin embargo hay cosas que no deben ser resueltas tan fácilmente. No siempre nos regalan caramelos o flores; y no me explico cómo puedes arreglártelas cuando te obsequian con un brazalete, pendientes o un collar de perlas.
–¡En ese último caso, nada más sencillo! A base de coqueterías y flirteos fingidos, doblego bajo mi capricho al pobre hombre que me ha querido echar un lazo de perlas al cuello, y el yugo que él lleva vale el equivalente del collar que me ha regalado.
–¡Ah! tienes respuesta para todo. Pero, dime, ¿esta regla singular a la que obedeces, no presenta ninguna excepción? Y, llegado el caso, ¿estarías resuelta a entregar...?
–Sí, pase lo que pase, y se me ofrezca lo que se me ofrezca he hecho al respecto un gran juramento. No acabó.
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