martes, 30 de marzo de 2010

33: ¿Quién dice la verdad?

Las mujeres dicen que los hombres en lo único que piensan, es en sexo y que creen que las mujeres sólo son objetos sexuales. ¿Pero de dónde los hombres han sacado esas conclusiones? ¿Quiénes les han enseñado a pensar de esa manera? ¿Las mujeres? ¡Sí señoras, ustedes!


Yo era un capullito de alelí, inocente, tímido concéntrico y un día la amiga de mi mama, (la madre de Gustavo) me llevó a su cuarto y allí me enseño todo aquello que señale en el inicio de esta entrada.


Hoy varios lustros después, rememorando las platicas con mis amigotes, llegó a la misma conclusión; ¿Quiénes usan minifalda? ¿Por qué se agachan a recoger cosas que uno podría hacerlo? ¿Y la silicona? ¿Y esos escotes maravillosos?


Se dice que la plata es para contarla y la mujer para tocarla y ¿de dónde nace ese dicho? ¿Acaso ella no nos pone delante nuestro sus melones y empujándonos con ellos no esboza una sonrisa picara? ¿Acaso al verse observada no hace bailar sus caderas? ¿Acaso no brillan sus ojos con miradas picarescas y su boca roja nos incita al beso?


Cuando hablamos con las amigas del barrio, ellas corroboran todo lo escrito hasta el momento, contándonos que el Gustavo hasta la fecha no se la ha cogido a la Maruja y eso que ella le ha dado “¡¡mil facilidades!!” Y los comentarios de ellas en referencia a sus congéneres del sexo débil (¿?) se concretan a que todas son unas putas y que lo único que quieren es ser culeadas y no les importa con quién, dónde, cómo y por donde. Y nosotros, preguntamos: ¿por qué? Y ellas estallan en carcajadas y nos dicen que es por medio de la bragueta que las mujeres dominan al hombre; pues una vez saboreado esa delicia nunca jamás quieren dejar de paladear la ricura.


Mi madre, mis tías, mis hermanas, mis primas, mis sobrinas y mi pareja cuando se refieren a otra mujer, solo utilizan un epíteto: ¡esa es una puta! y las otras mujeres eso mismo deben decir cuando se refieren a mi madre, a mis tías, a mis hermanas, a mis primas y a mi pareja. Entonces, díganme ustedes ¿Quiénes nos han enseñado a los hombres lo de las mujeres?

viernes, 19 de marzo de 2010

32: Siempre es divertido hablar de uno mismo

Para aquellas amigas que preguntaron si yo tengo hermanas la respuesta es afirmativamente negativa.


No soy el hijito de nadie, tampoco el hijo de papá, ni el hijo de mamá.
Imposibility desde cualquier punto suspensivo: el hijito de papi y mami.


Fui un niño criado por su abuela y malcriado por su abuelo, hermano tengo feliz con su mami. Mi padre hombre serio, carismático, político, buen esposo y responsable hasta donde nadie lo es. Un buen hombre. Paz en su tumba.


Nunca: piscoanalista, sociólogo, pedagogo, médico, abogado, contador, arquitecto, pintor, escultor, mago, torero, gallero, matarife, vendedor, militar, policía, agente secreto, primer ministro, párroco, empleado público, cocinero, petrolero, escritor. Nada de nada. “Yo soy quien soy, y no me parezco a nadie y mis amigos son unos animales” (Copla acoplada).


Soy el tauromáquico. De talento genial y notable ilustración, elocuente pensador, escribidor de panfletos y mamotretos notables, audaz, valeroso, enérgico y decidido, generoso hasta la prodigalidad, hábil politicastro y organizador, elegante y refinado y dotado de una laboriosidad infatigable, dominado por la mayoría de los vicios propios de este tiempo y por una ambición sin límites de devorar enciclopedias y coger viejas.


Soy vanidoso. Soy bueno…, algo bueno…, un poco bueno. Soy sincero, como lo observan cuando leen las entradas. Sin embargo, en las cosas pequeñas, miento mucho; miento sin causa, miento por el placer de mentir.

Dentro de mi vanidad, disfruto de una gran modestia, y así los elogios, al tiempo que me agradan, me llenan de confusión y vergüenza. La opinión ajena me tiene perfectamente sin cuidado. Soy variable y mudable, como las nubes; lo que me alegra unas veces, me entristece otras y viceversa.


Me gusta tratar bien a los humildes y tratar mal a los que se hallan situados en la parte alta del tobogán de la vida.

Odio a los fatuos y si las leyes no existieran, dedicaría las tardes de los domingos a liquidar a tiros de magnun nueve milímetros a todos los fatuos que conozco. También liquidaría a los que ahuecan la voz para hablar. Y a los que hablan alto sin ahuecar la voz. En resumen: liquidaría a bastante gente.


Como ustedes, ven, soy un poco de todo. Me encantan las mujeres. Soy un estudioso de la mujer. Me gusta curiosear en el alma de ellas. ¡Amo a las mujeres!


Soy observador, analista, crítico, de la sociedad. Se la puede considerar como mi profesión de fe filosófica, social y practica. Nada subsiste, todo cambia, todo fluye, todo pasa a ser; pues, todo está enlazado y encadenado; y en consecuencia, todo es oposición, balance, equilibrio en la sociedad. No hay nada ni dentro ni fuera de esa eterna danza; y el ritmo que la dirige, forma pura de la humanidad. El único objeto es, por lo tanto, saber cómo están enlazadas y se engendran; cómo se producen y se desvanecen los seres; cómo se transforma la sociedad y el matrimonio.
Desde niño camine por el mundo mirando lo que sucede a mi alrededor y cuando a mi paso se cruza una bella mujer, detengo mi caminar y me deleito mirándola y luego la sigo y busco su amistad y si ella acepta podre ser un amigo, un camarada, un amante….


Escribir de uno mismo es tan peligroso como agradable. Hay riesgo de caer en una vanidad estúpida, y hay riesgo de naufragar contra los escollos de la falsa modestia. Para salvar ese escollo, simplemente he copiado in extenso la biografía de diez notables hombres públicos y no doy sus nombres para no avergonzarlos.

jueves, 11 de marzo de 2010

31: La Familia de Cada Día

La familia de cada día

Los padres socapan las infidelidades de sus hijos, especialmente el padre que orgulloso expresa que el hijo heredó sus gustos a la joda. La madre olvida los sinsabores que le dio su media naranja y sonríe complacida cuando el hijo casado “se divierte”.


Si la hija corona a su esposo, sus padres se hacen de la vista gorda y muchas veces hasta la justifican, pero en cambio si su hija es signada tauromáquicamente echan el grito al cielo.


Los padres ansían el éxito económico de los hijos y no les importa que le roben al fisco, sean contrabandistas o vendan objetos truchos. O si la hija se metió con un vejete verde o el benjamín anda con la vieja prestamista. Es el éxito lo que vale.


En algunas familias el padre es el que lleva los pantalones y esconde la billetera. En otras la madre usa los pantalones del padre y usufructúa de la billetera. En otras la madre esconde los pantalones de los hijos para que no salgan y presta sus cosméticos a las hijas para que salgan a divertirse.


En algunas familias todos ayudan a la olla común y en otras todos aprovechan la olla común y no dan un peso.


En algunas familias aceptan que sus hijas lleven hombres a sus dormitorios y en otras que los hijos metan en sus cuartos a sus novias, lo que no toleran ni la madre ni los hijos ni las hijas que el padre haga lo mismo.


En algunas familias la madre alienta a las hijas a que salgan “a divertirse” diciéndoles: ¡ahora que son jóvenes diviértanse, pues cuando estén casadas estarán metidas en la cocina! Y en otras familias la madre les enseña los oficios de la casa, pues les dice: ¡aprendan ahora y no mañana a la fuerza!


En algunas familias el padre también lo es de otra y a veces de una tercera familia, lo que jamás se ha visto a la fecha que una madre lo sea de diferentes familias además de la suya.


En algunas familias el padre, el hijo y el nieto llevan el mismo nombre y se arma la hecatombe cuando la abuela descubre una carta amorosa y los celos la devoran creyendo que el abuelo está siguiendo los pasos del nieto.


En otras familias la abuela, la madre y la hija llevan el mismo nombre y acá surge la bronca de la madre cuando descubre que las cartas solo llegan a las manos de la abuela.


En algunas familias se encuentra albergado el amor, la armonía y la comprensión; en otras no hay amor, ni armonía y todos comprenden que es mejor visitarse solo en navidades y el día de acción de gracias compartir esa alegría con los vecinos del frente.


En algunas familias cuando la hija aparece con un diploma lo aceptan resignados y al tiempo el neonato se convierte en hermano de la parida. En otras lo aceptan como nieto. Otras familias rechazan el diploma y a la diplomada y la echan patitas a la calle.


En algunas familias el que sostiene la casa es el abuelo; en otras las nietas.
En otras familias aceptan que el yerno lleve la carga y en muy pocas familias a éste le valoran el esfuerzo y al contrario le denigran, como tacaño de mierda.


En algunas familias la lectura es pérdida de tiempo, para ellos es cosa de flojos; en cambio aceptan las bufonadas y borracheras de los iletrados hijos. En la mayoría de las familias no cultivan el arte de la lectura y en esas familias la oveja negra es el hijo que escribe poesías.


En muy pocas familias el padre ayuda en las tareas escolares. En la mayoría de las familias el padre siempre está muy cansado y descarga esa responsabilidad en la esposa.


En algunas familias es el padre el que habla en la mesa; en muy pocas son los hijos lo que lo hacen tocando temas culturales; en la mayoría es la madre y las hijas las que a gritos dominan la conversación comentando las incidencias de las telenovelas de la red oglobo.


En muy poquísimas familias los regalos de navidad son con criterio, pues en la gran mayoría siempre están regalando las mismas huevadas año tras año y con la consabida frase: ¿espero que te guste?


En algunas familias cuando los hijos se casan llevan a sus parejas a la casa paterna; en otras familias son las hijas las que hacen el favor a los flojos de sus parejas.


En algunas familias el yerno se hace voluntariamente miembro de la familia de su pareja; en otras el yerno no los quiere ver ni en pintura. Los que se casan con la familia, generalmente provienen de una familia disgregada, de bajo promedio y de escasos recursos.


Los yernos cariñosos, adulones, voluntariosos son amados por sus suegros.
Las nueras cariñosas, adulonas y voluntariosas son despreciadas por las cuñadas.
Los yernos malhumorados, serios y aburridos son detestados por los suegros.
Las nueras malhumoradas, serias y aburridas son despreciadas por los cuñados.
Los suegros cariñosos, adulones y voluntariosos son una bomba de tiempo impredecible.
Los suegros malhumorados, serios y aburridos son lo mejor del mundo.
Las cuñadas cariñosas, adulonas y voluntariosas son una mierda al igual que sus hermanos.
Las cuñadas malhumoradas, serias y aburridas son unas solteronas amargadas. Al igual que sus hermanos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

30: Las tres Marías

La tres Marias

Este piscoanálisis nace a solicitud de la parte interesada, tres bellas blogueras quieren conocer lo que les depara el zoospermo.

El número maléfico en este caso es 3. Y que el lapso entre destete sea de cuatro a seis años. Dicho en pocas palabras cuando la mayor galopa entre los 30 a los 35; la segunda trota entre los 24 a los 29; la tercera pasea entre los 18 a los 23.

Es acá donde se da el fenómeno llamado el síndrome del chupete usado.
La hermana mayor dando una mirada a contraluz se da cuenta que el tiempo vuela, así como los pretendientes que no aparecen por su híper espacio. Y en función de lo anterior utiliza de palanca a sus hermanitas con el objeto de birlarles un par de huevos.

La hermana del medio observa con estupor que su karma hace ying yang por los noveles que persiguen a la benjamina de la familia y que a la mayor le brillan fosforescentemente los faroles cuando alumbran a algunos de los pocos pretendientes que aún le quedan. Ante esta situación se ve obligada a dar un paso al frente y decir: sí acepto (Stultorum infinitus est numerus).

La hermana menor con creciente número de pretendientes, le da largas al asunto cual picapleitos ante un caso legal de fácil solución. Es que para ella el asuntechi es sencillo su máquina biológica recién esta engranando y con cambio de aceite mensual ella se siente satisfecha y entiende aunque nadie le explico que con un par de huevos no se hace un omelete.

La mayor se encuentra en combate desigual, por un lado el laburo, por otro las arrugas que hacen su aparición y para terminar la falta de un incauto se traducen en un stress que desemboca en una ansiedad galopante. Y al mirar el calendario el miedo se adueña de suúteroulterior vanagloria perdida.
Para terminar podemos decir que de las tres evas, la mayor desemboca en la santa carrera de la soltería, la del medio en malcasada y la menor, ¡ah la menor! ¡Cada día más linda! ¡Y es tan parecida a la mayor!