Mi pantalla se iluminó
con cuatro cuadrículas que contenían las caras de mis cuates.
Y así estábamos juntos de
nuevo.
“¿Cómo es cojudo?, tanto
tiempo”, me dijo el Cháchara, a quien no veía desde hace mucho como para poder
advertir su barba crecida. Y también lo vi a Manú, que seguía igual, lo mismo
que Pochito y no tanto así Logan, que se mostraba canoso y arrugado seguramente
al mismo nivel que yo. Y fue una alegría contemplarlos, aunque fuera a través
de la pantalla.
“A ver, ¿qué se han
comprado?”, preguntó de entrada Manú, mostrando una enorme botella de ron, a
quien le siguió el Cháchara con un buen singani del sur boliviano, Logan con
sus botellas de vino extranjero, yo con mi caja de chelas y Pochito que mostró
una botella de agua mineral, haciéndonos reaccionar a todos: “Yaaaaa, ¿qué
pasa pues?”, lo encaró Manú, mientras el Cháchara servía afanado su vaso de
chuflay. “No voy a chupar, hermano. El otro día le he dado duro y me he
deprimido el doble con este encierro”, “Yaaaa, bien huevón”, le reprochó Manú,
a lo que Logan salió con un “se respeta, hermano, pero bien que estés en
la reunión”.
Así fue que empezamos
nuestra consternada charla preguntando por todo y nada, el trabajo, la casa, la
familia, las ñatas; todo con un gran salud-seco de por medio. Mis amigos me
estaban devolviendo a la vida, y la emoción y nostalgia, más la prolongada
abstinencia, nos estaban embriagando en contados minutos. “¡¡Yaaaa!!”, por
un lado, “¡¡yaaaa!!”, por el otro, los brindis al chocar los vasos contra
la pantalla habían convertido nuestra reunión virtual en una romería de risas y
recuerdos.
El Cháchara, ocurrente
como siempre, empezó con el “pucacapa calcatrepe”, que no jugábamos hace años,
para designar una canción empezando por la derecha y que todos disfrutemos. De
esa manera sonó Michael Jackson para Manú, el Pochito que eligió Soda Stereo,
Logan con su romántico Luis Miguel, yo que elegí Deep Purple y el Cháchara que
bailó con Ráfaga; en realidad, a esa altura cada uno se movía en solitario con
los diversos ritmos con los que habíamos crecido y disfrutado en los años
juveniles. Y otra vez, ¡salud!
Pero como en toda chupa,
no podían faltar los cruces. Una macana, ni la pandemia podía evitar esa
traicionera fase de toda borrachera. Y Manú y Logan empezaron con eso de los
antagonismos, que plantean disciplinas como el deporte quebrantado o la
política importuna. “Vos eres un choli de mierda, andáte a vivir a
Tembladerani”, “y vos auriculo que tienen como ídolo histórico a un
paraguayo”, “vos hablas contra el MAS pero esos años has cambiado de
departamento y de autos”, “tu jefazo era un narcotraficante de mierda, y
se han dedicado sólo a hacer canchitas”.
La cosa se estaba
poniendo furibunda, noté que el encierro también nos estaba afectando, que
necesitábamos decirnos cosas, gritar este dolor cautivo, encerrado por un
enemigo silencioso, invisible, que amenaza con matarnos y sin despedida alguna.
“¿Sabes qué, cojudo?, ya
no te aguanto más, me voy”, dijo uno, no sin antes vaciar su vaso de un solo
sorbo. Y el otro hizo lo mismo, despidiéndose del resto. “Chao cuates, nos
vemos la próxima cuando ya no esté este huevón”.
Y pese a que insistimos
en que se queden, sus rostros se apagaron como la nada.
“¿Ven, cojudos?, para eso
toman”, quebró el silencio el Pochito, dándole un sorbo largo a su agua
mineral que recién estaba a la mitad.
Entonces empecé a
recordar. Lo miré y como ya me había subido la cerveza, lo encaré como quien
busca pelea. Había algo que no había sido aclarado entre los dos, cosas que
había estado pensando en este maldito encierro y que me estaban
desquiciando.
“¿Te acuerdas de lo que
has hecho ¿no?”, le dije al abstemio. “Por eso no quieres chupar y por eso
tampoco contestas mis llamadas”. “Uta, vos también ya estás verga ¿no?”,
contestó el Pochito. “No me cambies de tema”, le dije más alterado, y el
Cháchara salió al paso como quien deja el ring libre para un Vale Todo, dijo
vaciando su singani desde la botella misma.
Me contuve de decirle mil
disparates a Pochito, la bilis me trepo hasta la boca y a lo único que atine es
a vaciar mi lata y apagar la compu.