“Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se
transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en
cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez
de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruza en
tu camino.
Y que no te olvides de
saborear la comida, detenidamente, aunque solo sea pan y agua.
Y de encontrar algún
momento en el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo
alto y agradecer por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico
equilibrio interno.
Y que logres expresar el
amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus abrazos,
abracen. Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres no
dejen de sorprenderte, y que nunca dejes de maravillarte.
Y que llegues con
satisfacción al anochecer por la tarea realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo,
reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu
trabajo con la vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que
nadie porque solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y
ceniza.
Y que no te olvides, ni
por un instante que cada segundo de la vida es un regalo, un obsequio y que si
fuéramos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar
conciencia de ello.
Como un pequeñísimo
homenaje al misterio de la vida que nos abraza y nos bendice “
Feliz último día del 2020