Si hablamos a calzón quita’o, convengamos que a todos nos ha picado el bichito de la traición es una atracción permanente en nuestra manera humanoide (yo te traiciono; tú lo traicionas; él a ti te traiciona; nosotros traicionamos; vosotros traicionasteis, ellos son unos traidores de mierda)
Este bichito paridor ha esparcido sus huevecillos por doquier y por lo tanto la traición es el pan de cada día. Convengamos entonces fehacientemente que ese bichito es un culeador de primera.
Ese bichito ha regado su infundía dentro del quehacer público:
Iglesia: curas, sacristanes, beatas, nietas de las beatas, el campanero, la cocinera, el sobrino del señor cura, las señoras bien;
Puterios: partidos políticos, oficinas públicas, alcaldías, casa de gobierno, casa de tolerancia;
Familia: esposa, esposo, amigos del esposo, amigas de la esposa, la cocinera, el lechero, los vecinos, las vecinas y ese raro primo de ella que de vez en cuando llega de visita;
Escuela: el director, la secretaria, el regente, las profesoras jóvenes, las profesoras viejas, los profesores viejos, los profesores jóvenes y los estudiantes bien adelantados;
Oficina: la feminista, la secretaria, la dactilógrafa, la computadora, el teléfono, la asistente, las chicas de la limpieza, las sobrinas de la feminista y yo.
Volvamos a convenir que ya no es raro escuchar, decir o escribir que a fulano lo traicionaron.
Pero, ¿qué es la traición? ¿Volvemos al principio? ¡No! ¡Claro que no! ¡Cómo vamos a volver al principio! Si ya casi estamos acabando. ¿Se dan cuenta ustedes que es la persona inmediata de las confidencias el que traiciona?
Al jefe del partido lo traiciona su segundo; al gerente, la secretaria; al esposo, la cocinera; por lo tanto, es de carácter urgente que usted mire alrededor y vea quien es el receptáculo de sus confidencias, donde está el hombro sobre el cual llora, cual es la cartera que provee, cual es la flor donde usted liba sus mieles y de forma ipso facto ¡evite la traición!
Porque por más sui generis que sea la relación, usted deberá ser cauto y andar con paso de peta y en cuanto a las confidencias, a sus lloros “evitarlos”, pero sí continúe libando y proveyéndose.
sábado, 26 de diciembre de 2009
11: El tauromáquico
El amante estratega.
Su agenda diaria es su dios. Con esto queremos decir que establece sus metas, trabaja en la consecución de ellas, las logra y luego avanza hacia nuevas metas. El matrimonio puede haber sido una de esas metas. Es decir, se puso a buscar una esposa maravillosa, la cortejó a su estilo, estableció su familia y su hogar y ahora avanza hacia un nuevo proyecto.
El segundo tipo de amante orientado a metas es el amante observador. Observa si ella se excita, si se lubrica, si hay erección en sus pezones, si él tiene una erección, si el acto sexual dura demasiado, si ella alcanza el mismo nivel de éxtasis logrado en el pasado, si ella lo excita de la manera que él lo desea, si ella ha tenido uno o cuatro orgasmos.
Estas metas y esas observaciones se interponen terriblemente en la cogida transformándose en estadísticas en vez de ser un natural da y recibe que sucede entre un hombre y una mujer en el tálamo del placer.
Su agenda diaria es su dios. Con esto queremos decir que establece sus metas, trabaja en la consecución de ellas, las logra y luego avanza hacia nuevas metas. El matrimonio puede haber sido una de esas metas. Es decir, se puso a buscar una esposa maravillosa, la cortejó a su estilo, estableció su familia y su hogar y ahora avanza hacia un nuevo proyecto.
El segundo tipo de amante orientado a metas es el amante observador. Observa si ella se excita, si se lubrica, si hay erección en sus pezones, si él tiene una erección, si el acto sexual dura demasiado, si ella alcanza el mismo nivel de éxtasis logrado en el pasado, si ella lo excita de la manera que él lo desea, si ella ha tenido uno o cuatro orgasmos.
Estas metas y esas observaciones se interponen terriblemente en la cogida transformándose en estadísticas en vez de ser un natural da y recibe que sucede entre un hombre y una mujer en el tálamo del placer.
martes, 15 de diciembre de 2009
10: El tauromáquico
Si la traición fue premeditada, vemos alevosía, si no fue premeditada, vemos por celosía; en ambos casos, fue una traición traicionera alevosamente realizada, por lo tanto, no tendrá perdón por ningún motivo y deberá ser castigada de acuerdo al talionar.
No sé porque le dicen a uno cornudo, si ella lo abandona y se va con su madre ¿uno es cornudo?, si se va con otra mujer ¿uno es cornudo?, si se va con otro hombre ¿uno es cornudo?, si se va con mis adorados ¿uno es cornudo?
Comencemos por el principio: tiene cuernos el toro, el toro se coge a todas las vacas del potrero y las comparte con los otros cornudos. Cuando nace el ternero, éste se apega a la madre-vaca, ya que no conoce a su padre-toro; luego la madre-vaca, presenta a la manada a su retoño (¿Ella tampoco sabe quién es el padre? ¿No dice mis días fértiles eran del catorce al dieciocho? ¿Cuál fue? ¿Con este?), entonces se acercan todos a olisquearlo primero los toros (¿estará el padre allí?), también las restantes cornudos, los que están jodidos son los mochos, estos no entran en este análisis.
Entonces concluimos que se llama cornudo a todo aquel que se coge a muchas vacas; y a su vaca se la cogen otros tantos cornudos.
Ahora vayamos estudiando consecutivamente: Si se va con su madre es por qué es la única que la aguanta; si se va con otra mujer ¿será por lesbianismo?; si se va con un hombre ¡qué alegría no hay lesbianismo!; si se va con mis adorados queridos ¡es por envidia!
Podemos decir claramente que aquí no hay cornudos, pues si ustedes leen cuidadosamente: ¡no intervino ningún toro!
Corolario: soy joven aún, bello aún, sexi, desempleado y con un venturoso porvenir y estoy ¡libre de ataduras! de todo tipo; no importa que digan: ¡ella lo abandono! (generalmente al principio es un susurro entre las hombres del barrio (ellos no saben de lo que me libre), pero después de un tiempo, las señoras en voz alta lo proclaman y se preguntan ¿Por qué sería?), además las vecinas tienen predilección por los hombres abandonados (¿será maternalmente? ¡No lo creo!).
No sé porque le dicen a uno cornudo, si ella lo abandona y se va con su madre ¿uno es cornudo?, si se va con otra mujer ¿uno es cornudo?, si se va con otro hombre ¿uno es cornudo?, si se va con mis adorados ¿uno es cornudo?
Comencemos por el principio: tiene cuernos el toro, el toro se coge a todas las vacas del potrero y las comparte con los otros cornudos. Cuando nace el ternero, éste se apega a la madre-vaca, ya que no conoce a su padre-toro; luego la madre-vaca, presenta a la manada a su retoño (¿Ella tampoco sabe quién es el padre? ¿No dice mis días fértiles eran del catorce al dieciocho? ¿Cuál fue? ¿Con este?), entonces se acercan todos a olisquearlo primero los toros (¿estará el padre allí?), también las restantes cornudos, los que están jodidos son los mochos, estos no entran en este análisis.
Entonces concluimos que se llama cornudo a todo aquel que se coge a muchas vacas; y a su vaca se la cogen otros tantos cornudos.
Ahora vayamos estudiando consecutivamente: Si se va con su madre es por qué es la única que la aguanta; si se va con otra mujer ¿será por lesbianismo?; si se va con un hombre ¡qué alegría no hay lesbianismo!; si se va con mis adorados queridos ¡es por envidia!
Podemos decir claramente que aquí no hay cornudos, pues si ustedes leen cuidadosamente: ¡no intervino ningún toro!
Corolario: soy joven aún, bello aún, sexi, desempleado y con un venturoso porvenir y estoy ¡libre de ataduras! de todo tipo; no importa que digan: ¡ella lo abandono! (generalmente al principio es un susurro entre las hombres del barrio (ellos no saben de lo que me libre), pero después de un tiempo, las señoras en voz alta lo proclaman y se preguntan ¿Por qué sería?), además las vecinas tienen predilección por los hombres abandonados (¿será maternalmente? ¡No lo creo!).
09: El tauromáquico
El amante inocente.
Si eras un muchacho tímido, retraído y no diste los primeros pasos en amasar las tetas de tus amigas del secundario y jamás pensaste en hurgarle su “cosita” a Martita, tal vez te encuadres en la descripción de un amante inocente.
Eran en esos primeros años donde tú tenias que intervenir dentro de las conversaciones con ellas y encontrarte por primera vez con aquello que los hombres todavía no han sabido descifrar el extraño e incomprensible manera de pensar de las mujeres y de paso aprender los cambios físicos que ellas desarrollaban a los largo de los años, todo eso eran esenciales para tu crecimiento orgásmico.
Las citas en la universidad te ayudaron a vencer cualquier forma de incomodidad que no lograste dominar en la secundaria y/o te confirmaron en tu incomodidad al relacionarte con mujeres.
Mi querido inocentón, no te alarmes, el remedio está a la vuelta de la esquina, es esa vieja vecina que te anda mirando “como para comerte” y tú pimpollo mío “déjate comer”.
Si te conviertes en el alpiste de todas, tu palomita se transformará en un buitre.
Si eras un muchacho tímido, retraído y no diste los primeros pasos en amasar las tetas de tus amigas del secundario y jamás pensaste en hurgarle su “cosita” a Martita, tal vez te encuadres en la descripción de un amante inocente.
Eran en esos primeros años donde tú tenias que intervenir dentro de las conversaciones con ellas y encontrarte por primera vez con aquello que los hombres todavía no han sabido descifrar el extraño e incomprensible manera de pensar de las mujeres y de paso aprender los cambios físicos que ellas desarrollaban a los largo de los años, todo eso eran esenciales para tu crecimiento orgásmico.
Las citas en la universidad te ayudaron a vencer cualquier forma de incomodidad que no lograste dominar en la secundaria y/o te confirmaron en tu incomodidad al relacionarte con mujeres.
Mi querido inocentón, no te alarmes, el remedio está a la vuelta de la esquina, es esa vieja vecina que te anda mirando “como para comerte” y tú pimpollo mío “déjate comer”.
Si te conviertes en el alpiste de todas, tu palomita se transformará en un buitre.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
08: El tauromáquico
Dicen que la lechuga es bueno para la flatulencia (yo peo; tú también; el pee; nosotros peímos; vosotros peéis; ello son unos cochinos de mierda), es bueno saber que si uno va a ir a una fiesta, donde se comerá y beberá, es buenos atiborrarse de lechuga (puede colocarlos en una media nailon en el bolsillo sobaquera, hacer como rascarse y meterse una hoja a la boca en la forma menos ostentosa posible, es que existen personas incomprensibles que detestan a los que comen lechuga) y creen que la comida roja, blanca y amarilla son lo mejor del mundo. Un consejo sabio: “mándelos a la mierda”.
En caso que vaya a un velorio, no es necesario tomar esa medida, tampoco en los bailes populares y en los cabildos (siempre existirá uno con cara de menso a quien echarle el san Benito).
Esto de los pedos viene al caso, ya que a veces alguno se desgració por lanzarse un sonoro (creía que era un hipócrita), como ustedes bien saben existen de diversa sonoridad y oloridad (sobre colores no hablo, pero me imagino que dependerá del tipo de alimentación, ¿podría ser un buen tema de tesis?).
El caso del “sonoro” fue desarrollado en una ceremonia religiosa, si bien estaban allá las beatas a quienes se pudo denunciar como pedorras, pero Gustavo no estaba preparado para la emergencia (Vuelvo a repetir el hombre –bien hombre- debe estar siempre en guardia para repeler cualquier agresión externa aún cuando el culpable sea su culo), y se imaginan quien lo denunció a la opinión pública: ¡su peor es nada!
Ella espantada y en voz alta (no estaba ronca), ¡exclamo!: ¡Gus, estamos en la misa! Y el pobre Gus rojo como un pavo (reitero si hubiera estado alerta, no hubiera quedado como un pavo), balbuceo una torpe disculpa (si hubiera estado alerta le pudo echar la culpa a ella). La sapiencia del hombre está en estar alerta. (The only substitute for good manners is fast reflexes).
En caso que vaya a un velorio, no es necesario tomar esa medida, tampoco en los bailes populares y en los cabildos (siempre existirá uno con cara de menso a quien echarle el san Benito).
Esto de los pedos viene al caso, ya que a veces alguno se desgració por lanzarse un sonoro (creía que era un hipócrita), como ustedes bien saben existen de diversa sonoridad y oloridad (sobre colores no hablo, pero me imagino que dependerá del tipo de alimentación, ¿podría ser un buen tema de tesis?).
El caso del “sonoro” fue desarrollado en una ceremonia religiosa, si bien estaban allá las beatas a quienes se pudo denunciar como pedorras, pero Gustavo no estaba preparado para la emergencia (Vuelvo a repetir el hombre –bien hombre- debe estar siempre en guardia para repeler cualquier agresión externa aún cuando el culpable sea su culo), y se imaginan quien lo denunció a la opinión pública: ¡su peor es nada!
Ella espantada y en voz alta (no estaba ronca), ¡exclamo!: ¡Gus, estamos en la misa! Y el pobre Gus rojo como un pavo (reitero si hubiera estado alerta, no hubiera quedado como un pavo), balbuceo una torpe disculpa (si hubiera estado alerta le pudo echar la culpa a ella). La sapiencia del hombre está en estar alerta. (The only substitute for good manners is fast reflexes).
07: El tauromáquico
¿Qué entiende usted por triangulo amoroso? Si usted repasa su libro de geometría plana y el de geometría descriptiva se enterará que el triangulo amoroso, es un polígono de tiro de tres lados; algunas tienen tres rincones agudos (¡Oh!); otras tienen tres caras diferentes (¡eso ya lo sabía!); el cuadrantal utiliza mayor cantidad de almohadas cuadradas; dicen los libros que hay algunas que no tienen recto alguno (¿marciana?); otras lo tienen obtuso (¡Oh!) y finalmente el que tiene uno recto aquel cuyo vértice entra en el cuerpo.
Como usted podrá ver el mentado triangulo amoroso, no es cosa del otro mundo, fuera de algunas cositas que lo sorprenderán, un hombre libidinoso, buscara a una que lo tenga obtuso y verá la forma de encontrar a la marciana y hacer su triangulo amoroso. La vida es una aventura. ¡Suerte! ¡Realmente no hay nada como la geometría!
Como usted podrá ver el mentado triangulo amoroso, no es cosa del otro mundo, fuera de algunas cositas que lo sorprenderán, un hombre libidinoso, buscara a una que lo tenga obtuso y verá la forma de encontrar a la marciana y hacer su triangulo amoroso. La vida es una aventura. ¡Suerte! ¡Realmente no hay nada como la geometría!
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