jueves, 29 de junio de 2023

0714: EL MANTRA MAHA MRITYUNJAYA

El texto en sánscrito del mantra dice lo siguiente:

OM. Tryambakam yajamahe

Sugandhim pushti-vardhanam

Urvarukamiva bandhanan

Mrityor mukshiya mamritat

 

CÓMO USAR ESTE MANTRA CURATIVO

Inspirados por tales palabras e instruidos por maestros que preservaron las tradiciones de la práctica, muchos meditadores han hecho del mantra maha mrityunjaya parte de sus rutinas diarias. No hay restricciones en cuanto a quién puede aprenderlo ni practicarlo, tampoco es necesario aceptar la mitología que lo rodea. Es suficiente con abordarlo con respeto.

El primer paso es aprender a recitarlo correctamente. Aunque puede parecer largo, solo tiene 32 sílabas y puede memorizarse con un poco de esfuerzo. La repetición lenta, combinada con una revisión del significado de cada palabra, ayudará a recordarlas.

Una vez que aprendas el mantra, tráelo a tu mente una vez que comiences con tu meditación diaria, como una forma de invocación en tu práctica regular. Después de calmar el cuerpo y la mente, haz 3, 11, 21 o incluso 36 recitaciones, y permite que la mente absorba los sonidos y ritmos de cada línea. Deja que el mantra atraiga tu conciencia al centro del corazón o entre las cejas, lo que sea más natural para ti, y usa ese centro como el punto focal de tu conciencia. Si estás recitando el mantra para ayudarte con un problema de salud, enfoca tu conciencia en el centro del ombligo.

En algún punto, es posible que quieras hacer más repeticiones en un tiempo determinado. Pueden existir varias razones para ello. Podrías estar atravesando un momento de baja energía o mala salud, podrías estar buscando un sentido más profundo de seguridad o confianza, podrías sentirte estresado o agobiado por eventos o apegos en tu vida, o incluso podrías estar pensando en que se acerca tu propia muerte o la muerte de alguien a quien le dedicas tu práctica.

No obstante, a menudo, los sentimientos que acercan a alguien a esta práctica no son provocados todo el tiempo por problemas de salud, sino por un impulso profundo de ser parte de la armonía que se despliega en la vida misma. La cualidad revitalizadora del mantra actúa en la mente y corazón del humano como las fuerzas de la luz, el agua y el suelo en la vida de una planta. El mantra amplifica esas cualidades de la personalidad que le dan a nuestras vidas un propósito y un significado.

Usa una mala (cuerda con 108 cuentas) para llevar la cuenta en tu práctica. Considera una mala completa como 100 repeticiones del mantra. Una práctica satisfactoria es la de completar 8.000 repeticiones en 40 días. Esto puede lograrse al completar una mala en la mañana y otra en la tarde.

Cada día, antes de iniciar, recuerda al vidente del mantra maha mrityunjaya, el sabio Vasishtha. Simplemente acerca su espíritu a tu mente con respeto. Entonces, puedes comenzar tu práctica. Con el tiempo, te darás cuenta que una o dos malas al día se convertirán en un elemento habitual en tu vida. 

miércoles, 28 de junio de 2023

0713: los signos que indican que: se está volviendo viejo

A todas les gustaría que los maridos durarán para siempre o, al menos, que estén acompañándolas hasta el día en que ellas no aguantes más, pero desafortunadamente no es así. El tiempo, con una única duración, impacta en cada esposo de forma diferente, ya que no todos viven el mismo lapso. Esta situación varía dependiendo de la etnia, el país y el estilo de vida.

De este modo, los maridos se tornan viejos de forma más rápida y emiten señales corporales necesarias y fáciles de identificar. Una de las señales más claras de un esposo viejo es cuando ha perdido el control de sus esfínteres.

Por otra parte, los maridos jóvenes se caracterizan por su alegría permanente y su entusiasmo constante. Ellos siempre quieren coger y están dispuestos a hacer algo, pero cuando llegan a la vejez se vuelven más apáticos e independientes de los cachondeos femeniles.

Además, ya no son tan obedientes como lo eran de jóvenes y esto se debe al deterioro sensitivo y mental, un proceso natural que se da con el paso del tiempo. Lo dice una antigua regla: cuanto más tiempo vivido, menos energía nos queda. De este modo, los esposos en la vejez comienzan a perder esa energía cogedora que los caracterizaba y solo quieren mirar la tele.

Muchas veces, a ello se suma que presentan problemas de insomnio, por alteración del ritmo de sueño-vigilia. Es por este motivo que tienden a compensarlo durante todo el día. Incluso, algunos sentidos disminuyen su percepción con la edad. Es por eso que los ojos y oídos de los maridos son los primeros afectados por la vejez.

Esta pérdida se debe a que el cuerpo, en general, ya no absorbe los nutrientes como en algún momento lo hizo y la ausencia de estos elementos, que debían ser absorbidos, sumado al deterioro estructural, provoca que no vean y que no oigan igual.

Pero eso no es todo, ya que, como ya no son capaces de mantener una actividad física intensa, es posible que suban de peso con mayor facilidad. A esta situación se le suma que su sistema digestivo ya no trabaja igual y no procesa todos los alimentos tan fácil y eficientemente como antes.

Si bien no existe un parámetro exacto que defina la edad certera a la que a los esposos se los considere viejos, podemos decir que esto varía y depende de su etnia, tamaño y hasta de su estilo de vida.

No debemos angustiarnos si nuestro un perro ha entrado en la etapa de vejez, sino que debemos brindarle todo el apoyo necesario, médico y afectivo, para que esta etapa sea de la mejor calidad de vida posible. 

domingo, 25 de junio de 2023

0712: El espejo chino

 

"Una vez un campesino, el cual iba a ir a la ciudad a vender la cosecha de arroz en la que él y su esposa habían estado trabajando. Su mujer le pidió que, aprovechando el viaje, no se olvidase de traerle un peine.

El hombre llegó a la ciudad y una vez allí vendió la cosecha. Tras hacerlo, se encontró y reunió con varios amigos y se pusieron a beber y a celebrar lo conseguido. Después de ello, y aún un poco desorientado, el campesino recordó que su esposa le había pedido que le trajera algo. No recordaba, qué, con lo que acudió a una tienda y compró el producto que más le llamó la atención. Se trataba de un espejo, con el cual regresó a su hogar.

Tras dárselo a su esposa, se marchó de nuevo a trabajar en el campo.

La joven esposa se miró en el espejo, y repentinamente empezó a llorar. La madre de esta le preguntó el porqué de tal reacción, a lo que su hija le pasó el espejo y le respondió que la causa de sus lágrimas era que su marido había traído consigo otra mujer, joven y hermosa. La madre de esta miró también el espejo, y tras hacerlo le respondió a su hija que no tenía de qué preocuparse, dado que se trataba de una vieja".

sábado, 24 de junio de 2023

0711: fantasías

Una de las fantasías de muchas mujeres es hacer el amor de forma salvaje. Llegar a casa…que tu marido esté preparando la cena… (bueno, esto de por sí solo ya sería una fantasía) acercarte al él por detrás, arrancarle el delantal y hacerlo en la mesa de la cocina… ¿Pero os imagináis esto en la vida real? con las piernas colgando, clavándote un tenedor en la nuca, y desollándote el culo con el rallador del pan...

Estas cosas nos pasan por intentar copiar lo que vemos en las películas, por ejemplo, la típica fantasía de mezclar sexo y comida, como en «Nueve semanas y media» con las fresas, el melocotón en almíbar… vamos a ver: ¿qué tiene de sexy hacer macedonia encima de tu pareja? porque el almíbar tiene una característica muy poco erótica, a los tres minutos se seca… y se queda como el Loctite. ¡¡¡Claro!!! como en la película cortan…. pero a ti te toca irte a la ducha... con la cabeza pegada a la de tu marido, con el culo en pompa y caminando hacia atrás…que parecen dos siameses…

 

Otra fantasía muy típica es grabarse en video, me contó una amiga que daba mucho morbo. Así que lo probamos: es supererótico…hasta que te ves…tu marido te pone la cinta todo emocionado, y cuando ves dos cuerpos abrazados….¡¡gordos!!, dices:

-Paco, te has equivocado de cinta, eso es un combate de sumo.

-No cariño, somos nosotros, es que la cámara engorda.

-¿Que engorda? ¿Y la mesilla de noche por qué no engorda?

 

Pero la muestra más clara de que las fantasías nunca deberían llevarse a cabo es cuando tu marido se empeña en hacer el amor en la bañera. Aquí la fantasía es conseguir hacerlo sin romperte nada. Para empezar…muy, pero que muy erótico…. no es. Él se mete, y se queda encajado en la bañera, con las rodillas en las orejas, y el periscopio intentando asomarse. Y va el cachondo y te dice:

-¡¡Venga, metete!!

Y claro, como él ha cogido el mejor sitio, a ti te toca poner el culo encima del tapón y que te dé el grifo en la nuca. Y entonces empieza a moverse todo apasionado. ¡Y se monta allí una marejada…! ¡Chaf, chaf…! Aquello parece «La Tormenta Perfecta» Lo malo es que el que está en la bañera no es George Clooney, es el capitán Pescanova.

Entonces te dice:

-¡Vamos a probar otra postura, ponte tú encima!

En ese momento se sale el tapón y el desagüe te hace ventosa… y piensas «este ha organizado un trío sin avisarme» Y cuando te das cuenta de que es el tapón le dices:

-¡¡Que se sale el agua, que se sale el agua!!

-No te muevas, busca el tapón…

Tú, tanteando, agarras lo primero que encuentras…

-¡¡Eso no es el tapónnn!! ¿no ves que hay dos?

En ese momento, ya solo se te ocurre una solución:

– Cariño, ¿por qué no nos vamos a la cama?… Pero a dormir ¿eh?

¡¡¡que ahora sí que estoy agotada!!! 

viernes, 23 de junio de 2023

0710: el castellano camba

 Hasta el día de hoy, perdura la herencia de este castellano tan puro legado proveniente de las lejanas tierras andaluzas, idioma que para nosotros los cambas cruceños es un símbolo de identidad nacional.

Santa Cruz de la Sierra estuvo completamente aislada del mundo por varios siglos. Producto de ese enclaustramiento en el medio de la selva sudamericana, se conservó la pureza del castellano antiguo, idioma que sorprende a menudo a los viajeros que llegan a estas hermosas y cálidas tierras orientales.

Los arcaísmos son parte del habla popular de Santa Cruz. El castellano que hablamos es tan castizo que dá la impresión de haber retrocedido en el tiempo hasta el siglo XVI.

Los andaluces y extremeños que llegaron durante la conquista, trajeron su manera y tono de hablar. No se puede distinguir al andaluz del entremeño; estando identificados por una tierra en común, pues la región de Andalucía primitivamente estaba integrada por los entremeños.

Nuestros ascendentes andaluces y extremeños eran "gente de campo" por ello, es fácil entender la vocación agrícola y ganadera que el cruceño lleva con mucho orgullo en su sangre.

El lenguaje cruceño El "castellano camba" suprime la "S" en una aspiración si es final; de igual forma ocurre con la "Z" final, en tal sentido decimos:

"fohforoh" por fósforos.

"luh" por luz.

"voh" por vos.

Al igual que en otras regiones del continente americano, suprimidos la palabra: "vosotros" por ustedes, pero la principal peculiaridad del castellano camba es el uso del "vos" apócope de de vosotros, que reemplaza al pronombre "tu/ti" en nuestra habla popular.

Existen construcciones en el castellano camba que se remontan al siglo XVII como "entrar a" por decir "entrar en" o "es nacido" por decir "ha nacido", entre otras.

El vocabulario de voces arcaicas es muy grande en Santa Cruz. Aún utilizamos "escobilla" por cepillo, "comedirse" por ofrecerse, "barranco / barranca" por despeñadero.

Arcaicas y del más puro castellano camba: "rempujar, disparejo, trompezar, mesmo, chantar, estitiquez, barda, corrupto, pringar.... y muchos más.

Por increíble que parezca, los vulgarismos de la época de la conquista son bastantes comunes en los pueblos cruceños y estos son netamente andaluces: "joyo" por hoyo, "pararse" por ponerse de pie, "amarrar" por atar.

Vení, salí, corré... ¿voces españolas del imperativo sin final? pues, si señor. Muy bien nacidas y mejor apadrinadas. "haiga, vian, componelo, disponerte"; son voces arcaicas de tan buena ley que siguen valiendo. Hasta el vulgarismo "sos" que se usa por "eres" en forma arcaica y fue empleada nada menos que por uno de los poetas y dramaturgos más importante del siglo de oro español; el señor Lope de Vega.

Al hablar y escuchar las muchas voces y locuciones del más castizo español, un extraño a nuestras costumbres puede imaginarse vivir el español de los clásicos.

Mucha gente camba / cruceña aun dice "recordar" por despertar, "echarse" por acostarse a dormir, "chantar" por poner, "desguañangado" por desbaratado / desarreglado y un sin número de arcaismos por rememorar.

Una manera registrada que tiene el castellano camba, es la forma especial de aumentativos y diminutivos. Se dice que fuera de Santa Cruz de la Sierra en algunas aldeas extremeñas se puede oír las terminaciones en "ingo" e "inga" en la formación de diminutivos, como ser: "chiquitingo, muchachinga, boninga". Son aumentativos cruceños: "opaza, lindota, hombronazo, grandango, animalazo, vejancona".

Así también es notoria la influencia arábica en el castellano traído a estas latitudes por los andaluces, aportando con gran número de voces como ser: "almacén, tara, almud, fanega, arroba, alpargata, adobe, algarrobo, azahar, acequia, azada, aljibe, noria, alambique" y más.

iPOR TANTO!

Si alguna vez, alguna persona ajena a nuestra hermosa y rica cultura osara decirles que "hablamos mal" el castellano, ustedes mis amigos ilustrados pueden respóndeles con mucho orgullo que tenemos nuestro propio idioma: "EL CASTELLANO CAMBA".

El camba Ilustrao.

Fuente. Santa Cruz vista por cronistas y autores nacionales y extranjeros, siglo XVI al XXI - Mario Baptista Gumucio.

Fuente. En la ruta de Ñuflo de Chavez (El Oriente Boliviano) - Oscar Alborta Velasco.

lunes, 19 de junio de 2023

0709: en el siglo pasado: en una ciudad llamada Sucre, un 6 de agosto

 

Cuando toque el tamtaratatam, los demonios de la ira se encendieron furiosos en el corazón de ella, abrió la puerta y me dijo

—Son las cinco de la tarde, ¿no tenías que estar aquí a las dos?

—A la una y media desfilamos, luego almorzar y otras cosas me impidieron venir antes

—Tenía que darte una respuesta, ¿quieres conocerla o ya no te interesa?

—Dímela

—La respuesta es NE-GA-TI-VA

—No entiendo eso de negativo, positivo, dime: SI o NO

—¡¡No!! no quiero ser tu chica

—¿Vas a ir a la fiesta en la casa de Patocho?

—¿Por qué?

—Podemos ir juntos

No voy a ir

—Bueno, chau…

Feliz de haber cumplido el formulismo de saber la respuesta, me fui a mi casa a tomar el café de la tarde, a las seis y media Hugo me busca y nos fuimos juntos a la fiesta de Patocho. En el salón de baile: divise a Ida junto al gordo Porcel. Me acerque y la saque a bailar.

Nunca iba a las fiestas con ella, siempre llegaba, la sacaba a bailar dos o tres piezas y luego me iba, tal como llegue.

La primera vez que la vi, fue en una fiesta de la fraternidad, en ella busque a la chica mas bonita y le pregunte a Hugo

—¿Cómo se llama aquella?

—Es la chica de Rulo

—Hugo, cuando yo te pregunte algo tienes que responderme cabalmente, no darme respuestas equivocadas, ¡a mí me importa un culo si es la novia, amante, esposa! ¿entendido?

—Ida Loayza

Me acerque al grupo donde ella se encontraba y la saque a bailar

—¿Cómo te llamas?

—James Bond

Ella lanzo una carcajada y allí empezó nuestra historia de amor…

sábado, 17 de junio de 2023

0708: anécdotas

 En una conferencia, el público estaba cansado y aburrido. Cuando terminó, el orador pregunta si alguien tiene que formular alguna pregunta. Desde el fondo, se oye una voz que dice: «¿Qué hora es más o menos?».

Más anécdotas como esta

En una retransmisión de pelota a mano dijo el locutor: «Los últimos tantos han sido dramáticos, porque mientras el campeón se quejaba de las manos, el aspirante se quejaba de las pelotas».

Ocurrió en una sala de fiestas de Madrid: Artista: Ahora quisiera realizar alguna imitación. Un señor del público: ¿Sabe imitar a la gallina? Artista: Pues claro. El señor: Entonces, ¡háganos un huevo!

Siendo jefe del gobierno francés Clemenceau recibió a un político en su despacho, el mismo día de la muerte de uno de sus ministros. Político: Quiero ponerme a su disposición por si cree que puedo ocupar el puesto del ministro fallecido. Clemenceau: Eso no es cosa mía, pregúnteselo a los de la funeraria.

Se cuenta que Carlos V, visitando un monasterio de Alemania, vio a un monje que tenía la barba negra y el pelo completamente blanco. Le preguntó la causa de tan extraño fenómeno y el monje le contestó: «Señor, he trabajado más con la cabeza que con los dientes».

El futurólogo le dijo que según los astros su número de la suerte era el 10. Ni corto ni perezoso se fue al hipódromo el día 10 de octubre, (mes 10) a las 10 de la mañana, en el autobús 10, entró por la puerta 10, se acercó a la taquilla 10, aposto 10.000 pesos por el caballo nº 10. Se celebró la carrera, el caballo nº 10 llegó el décimo.

En una conferencia: Conferenciante bajito: «… Esta noche, no puedo pasar por alto…». Alguien del público: «¡Ni esta noche, ni nunca!».

martes, 13 de junio de 2023

0707: La venganza

 Un hombre que se encuentra en el casino de Tigre, y después de quedarse sin dinero y a las cuatro de la mañana, para un taxi y le dice:

-Buenas… mirá, tengo un problema, necesito que me lleves a Adrogué, pero como me patiné toda la guita en el casino, me dejás en la puerta de mi casa, yo subo, que vivo en un piso primero y te bajo el dinero.

-No, esa mierda no me la creo.

-Dale che, necesito que me lleves, que me quedé sin un mango…

-No te llevo una mierda, andate caminando.

La cuestión es que al final no sé cómo llegó a Adrogué.

Al cabo de un mes vuelve a ir al mismo casino, le va de maravilla y se gana 50,000 pesos. Sale del casino otra vez a las cuatro de la mañana para tomar un taxi y ve que hay una cola de 20 taxis por lo menos, se da cuenta de que el último de todos era el del otro noche, y dijo para sí mismo:

-A éste hijo de puta hoy sí que lo jodo…

Va al primer taxi y le dice al taxista:

-Hola, buenas noches. Te doy 100 pesos si me llevás a Adrogué, pero con una condición.

 -Sí, sí, la que sea, la que sea.

-Que cuando lleguemos allí me la chupes.

-Vos estás loco… Buscate a otro.

El segundo taxi:

-Hola, ¿qué tal? Te doy 100 pesos si me llevás a Adrogué con una condición: que cuando lleguemos allá me la chupes.

-Tomátelas antes que te cague a palos…

Así con toda la cola, y cuando llega al último, que era el de la otra noche, le dice:

-Mira, te doy 100 pesos si me llevas a Adrogué, pero con una condición.

-Sí, claro, la que sea.

-Que cuando pases por delante de todos estos taxis saques la mano y grites: «¡Voy para Adrogué, voy para Adrogué!»

lunes, 12 de junio de 2023

0706: cena de reconciliación

 Estoy en la tienda donde trabajo, comprando ingredientes para la cena favorita de mi esposa y algunas de sus golosinas favoritas. Estoy bromeando con mis compañeros de trabajo que me están llamando, pero les explico en serio que, de hecho, soy el peor en este momento y que mi esposa está enfadada conmigo con razón, así que esta es una cena de "Lo siento".

Compañero de trabajo #1: “Quiero decir… no lo sé. No puedes ser tan malo.

Compañero de trabajo n.°2: “Para ser justos, ninguno de los dos está casado contigo, pero ¿qué podrías haber hecho que justifica un pastel de queso, fresas, una cena casera y la promesa de limpiar la casa mañana mismo, además de todas las disculpas que ¿Ya has dado?

Yo: “Ah, bueno, lo primero que tienes que entender es que todo lo que pasó para que su día fuera horrible fue causado directamente por algo que hice o no hice… que ella me recordó que hiciera o me dijo que no hiciera. Por ejemplo: se construyó un hormiguero justo al lado de una de nuestras ventanas, por lo que estamos luchando contra una pequeña infestación de hormigas en este momento, por lo que debemos tener mucho cuidado de no dejar comida afuera. No saqué ninguno de mis platos de ayer y los dejé justo al lado de esa ventana.

Compañero de trabajo # 1: "... oh, no".

Yo: Síiii. Se despertó y encontró hormigas por todas partes. Mi culpa por completo. Una vez que lidió con eso, se dio cuenta de que nuestros gatos estaban peleando.

Compañero de trabajo #2: “¡Bueno, eso no es culpa tuya!”

Yo: “En este caso, lo es. Uno de nuestros gatos se olvidará del otro y se volverá territorial si el otro gato se va demasiado tiempo, y ambos lo sabemos. Estoy en la escuela para ser un veterinario. Se supone que debemos llevarlos juntos a las citas con el veterinario para evitar esto. Solo tomé un gato porque no quería lidiar con los dos transportistas mientras caminaba. Ahora deben mantenerse completamente separados entre sí durante una semana como mínimo, y vivimos en un apartamento de una habitación sin forma de separarlos. Ya ha sido arañada.

Compañero de trabajo #2: “Ah. Está bien, sí, eso es un poco tu culpa.

Yo: “Uno de ellos orinó en su consola de juegos y ahora no enciende”.

Compañero de trabajo #1: “¡No! Está bien. Yo también estaría enojado, especialmente si supieras que es un problema y simplemente no hicieras la solución”.

Yo: *Asintiendo* “Sí, lo arruiné por completo. Y luego…"

Compañero de trabajo #1: “¿Hay más? “

Yo: “Estoy muy mal por perder mis llaves, y seguimos teniendo que pagarle al propietario para que cambie nuestras cerraduras y obtenga llaves nuevas. Entonces, mi esposa hizo una regla firme: las llaves van en el recipiente junto a la puerta. Siempre. Sin excepciones, nunca”.

Compañero de trabajo n.°2: “Correcto, eso tiene sentido”.

Compañero de trabajo #1: “Necesito esa regla, para ser honesto. He perdido tantas llaves a lo largo de los años”.

Yo: “Bueno, yo… no pude encontrar mis llaves, y estaba corriendo por la puerta para ir al trabajo, así que tomé las de ella. Y no le dije. Y ella tenía una cita con el médico. Tuvo que dejar el apartamento sin llaves porque no pudo localizarme para preguntarme dónde estaban las llaves”.

Compañero de trabajo n.°1: “Oh, oh”.

Yo: *haciendo una mueca* “Le estaban revisando el pie roto, con el dedo del pie también roto, después de haber caminado sobre el pie roto durante más de un mes sin darse cuenta de que estaba roto. Ella tiene órdenes estrictas de mantenerse despierta tanto como sea posible en este momento, y tuvo que venir a mi trabajo, buscar mis llaves y luego caminar media milla a casa con un pie roto porque perdí mis llaves nuevamente.

Compañero de trabajo # 2: "... amigo".

Yo: “No estaba bromeando; Soy una especie de lo peor en este momento. Creo que si tuviéramos un sofá, dormiría en él esta noche. Todo esto sucedió hoy”.

Compañero de trabajo n.°1: “Creo que también le debes unas flores”.

Yo: ¡Sí, yo también tengo las flores!

viernes, 9 de junio de 2023

0705: vaticinio

Guiado por la redondez absoluta del vientre que fue haciendo su mujer, Diego afirmó siempre que dentro guardaba los ambiciosos sueños de una niña.  Josefa le pidió que no predijera lo que no podía saberse y él respondió que sabía todo desde el quinto mes y que ella perdía el tiempo tejiendo con estambre azul, porque la criatura sería niña y la llamarían Emilia para honrar a Rousseau y hacerla una mujer inteligente.

-¿Por  qué  tendría  que  ser  tonta  llamándose  Deifilia?

Preguntó Josefa acariciando el nombre de su bisabuela.

-Porque partiría del error de creerse hija de Dios y no hija nuestra.  Y esta niña es hija nuestra.

-Hasta que saque la cabeza

Argumentó Josefa, que había pasado buena parte de su preñez temiendo que se le escapara el prodigio. Como buen hombre del Caribe, Diego estaba acostumbrado a no discutir con los milagros y reía siempre que su mujer expresaba sus temores, dudando de su habilidad para no equivocarse a la hora de hacer los vericuetos de una oreja o igualar el color de los ojos. Porque ¿cómo podía saber lo que estaba haciendo, si su intervención era igual a la que podría tener un ánfora?

-Un ánfora chiflada

Dijo Diego levantándose a darle un beso. Tenía los hombros fuertes y los ojos claros iluminando la oscuridad de unas ojeras precoces, la altura mediana del padre que Josefa guardaba en su memoria, las palmas de sus manos marcando un acertijo, las yemas de los dedos hábiles y atinadas. Se movía aún como el nadador que había sido, acechaba los guiños de su mujer con el deseo entre los labios.

-No empieces. Has estado entrando y saliendo por el camino de la criatura sin ningún respeto durante todo este tiempo. La podemos lastimar.

-No afirmes cosas de ignorante, Josefa. Pareces poblana

Dijo, volviendo a besarla.

-Soy poblana. Que tú vengas de una tierra de salvajes no es mi culpa.

-¿Salvajes  los  mayas? Por esas tierras no había pasado un pie humano cuando Tulúm era un imperio de dioses terrenales.

-Los mayas desaparecieron hace siglos.  Ahora todo eso es selva y ruinas

Dijo ella jugando con la vanidad de su marido.

-Todo eso es un paraíso. Tú lo vas a ver

Contestó Diego levantándola del sillón de bejuco en que tejía y empujándola hacia la cama mientras le desabrochaba el camisón. Una hora más tarde Josefa abrió los ojos y aceptó

-Tienes razón, es un paraíso.

-¿Verdad?

Dijo, mientras le acariciaba la redonda y palpitante barriga.

Luego, volvió como vuelven los hombres a la tierra y preguntó:

-¿Tendrás algo de comer?

martes, 6 de junio de 2023

0704: la jodida GL

Así llamábamos en casa a la trituradora agrícola: por las dos primeras letras que, pintadas de negro, figuraban en su chasis. El modelo, supongo. GLH-E 2845 B, su nombre completo.  

—Jodida GL, ya se ha vuelto a tragar el palo. En eso sí que se da prisa, la muy cabrona.

Los demás niños aprendían las palabrotas en el colegio o con sus pandillas. Nosotros las aprendíamos en casa. Con mamá. En descargo de mi madre, diré que la GL se atascaba constantemente, lo que ralentizaba el proceso de trituración.

—A ver si te jubilas. A ver si te convierten en chatarra y nos dejas en paz. —Mamá, hablándole a la GL.

Solía ayudarla por la sencilla razón de que aprovechaba aquellos ratos para arrojar a la boca del monstruo alienígena GL insectos cuyos gritos de terror solo yo oía; mientras, mamá despotricaba contra la trituradora, contra la lentitud de la trituradora, contra los atascos de la trituradora y, en especial, contra mi padre, por «castigarla» con aquella labor monótona y tediosa que, hay que reconocerlo, era de las más sencillas que podía encargarle; lo mismo que descapotar almendras o deshuesar aceitunas. «Putitareas», según mamá; que seguía a lo suyo:

—Vaya desperdicio de mañana, como si no tuviéramos nada mejor que hacer. ¿Para qué pretenderá tu padre que trituremos las algarrobas? Aparte de para torturarnos, claro. ¿Para utilizarlas como mantillo? ¿Para echárselas de forraje a los puercos? Jamás lo pregunté.

—¡Qué calor! Es como estar en el desierto, solo que aquí no hay dunas; ni oasis de esos tan bonitos; ni camellos o dromedarios o lo que sean. Ni beduinos. Aquí no hay nada.

Suplicando piedad, una cochinilla cayó en la boca del robot intergaláctico GL junto a otro puñado de algarrobas secas. Si no querías tentar a la suerte y que se atascaran las delicadas mandíbulas de la trituradora, tenías que echarlas de cinco en cinco, de seis en seis. Algarrobas, cochinillas, cualquier cosa. Y mamá:

—¿Cuántos sacos nos faltan? —¡Buf! ¡La intemerata!

A continuación, la boca mecánica engulló una araña patilarga que yo había capturado al sorprenderla trepando por uno de los sacos.

—No sé por qué no contratamos a alguien para que se encargue de la trituradora. ¡Lo bien que le vendría a cualquier cateto del pueblo ganar cuatro perras! Pero papá es un rácano, un agarrado, un…, un…, un…, un avaro, eso es tu padre. Fíjate, si no, en nuestro coche: los cristales de las ventanillas se bajan solos, se hunden cada dos por tres, y el maletero se abre con los baches. Aun así, no le digas que lo cambie y compre otro. Quiere más a esa antigualla que a mí. Genio y figura, tu padre. No suelta un duro ni a punta de pistola. —Guardó silencio durante unos segundos

—Ahora que lo pienso, más vale que nadie nos pida nunca un rescate por vosotros. Estaríais perdidos, tu hermano y tú.

Me reí.

La GL emitió un chasquido seco, dio una sacudida con ínfulas de terremoto y avanzó hacia mamá un milímetro, dos.

—Esta máquina del infierno tiene vida propia y viene a por mí, quiere arrancarme un brazo. —Buscando mi complicidad—: ¿Y si la apagamos y decimos que se ha escacharrado, que ha sufrido un calentón?

Aprovechando que la GL se había tomado otro descanso, mamá vació el depósito. El olor de las algarrobas trituradas llenó el aire, dulzón, espeso, envolvente.

—¡Qué pestazo!

—A mí me gusta —dije

—«A mí me gusta, a mí me gusta…». Al final, va a resultar que Fede tiene razón: eres tonto de baba.

Me ruboricé. Para que no lo notara, bajé la cabeza y busqué una nueva víctima. Las gafas se me escurrieron y cayeron al suelo.

—A este ritmo, no vamos a terminar nunca. —Mirando hipnotizada la boca de la vieja trituradora

—Quizá, si le metemos un pedrusco, consigamos atascarla para siempre. —Y, como si se le hubiera ocurrido una idea genial

—Atascarla con un pedrusco, con un tornillo o una tuerca o, qué sé yo, con el cadáver de tu padre.

Sin aguantarse la risa

—Podríamos descuartizar a tu padre y lo vamos triturando poco a poco en este día tan fresquito y tan maravilloso de nuestras vacaciones. —Sus ojos chispearon—. Tu padre, los huesos de tu padre. ¡Chas-chas-chas! Músculos, vértebras, cartílagos. —Más risas—. ¿Te lo imaginas, Santi?

Debí de palidecer, porque:

—No pongas esa cara, hijo; es broma.

¿Lo era?

Pulsó el interruptor de encendido. Nada.

—Vaya, vaya, vaya, ¡una huelga! —dictaminó.

 Lo presionó de nuevo. Con idéntico resultado. Y estalló:

—Maldito terral. Maldito pueblo. Malditas algarrobas.

Volvió a pulsar el interruptor y, ahora sí, la GL resucitó

y dio un salto en dirección a mamá antes de tirarse una pedorreta y entrar en coma. Con el susto, solté la mariquita que estaba a punto de alimentar al androide GL. El bichosalió volando. A lo lejos, Menta le ladraba a algo invisible.

—Maldito veraneo. —Mamá le propinó una patada a su archienemiga, la GL—. Maldito trasto. Y maldito, también, tu padre. ¡Qué harta estoy!

Luego, en casa, llegaría la segunda parte. Cuando papá preguntara:

—¿Qué comemos hoy? ¿Qué hay para comer?

Y mi madre:

—Algarrobas secas, cariño, toneladas de algarrobas secas. Trituraditas, para que la digestión sea más llevadera. ¿O te crees que me he pasado la mañana en la cocina, rascándome el ombligo?

Mi madre odiaba el pueblo, el campo, la naturaleza. «La vida salvaje», la llamaba ella, por contraposición a la vida en la ciudad. En qué estaría yo pensando. Debería haber empezado explicando eso: que mamá odiaba la finca, la huerta. «La vida en la plantación». Con todas sus fuerzas, la odiaba. Con toda su alma.

Hasta que huyó con un muchacho.

También esta es una historia de amor.

 

(“Una mujer furiosa”, de Antonio Fontana) 

lunes, 5 de junio de 2023

0703: luna de mier

 -Vuelvo en seguida -y entró en el cuarto de baño.

Yo vacilaba entre esperarlo de pie, fingiendo hacer algo o buscar algo en el neceser, o esperarlo sentada fumando un cigarrillo, o echada ya en la cama. Cada una de esas posiciones denotaba una postura interior y casi una forma de ser. Me pareció más lógica y directa la última: dejé el salto de cama sobre un sillón y me introduje entre las sábanas. Estaban frías y un poco húmedas. Sentí un nuevo estremecimiento. «No pasa nada, tonta», me dije. Pensé en mi madre, y me pregunté por qué pensaba en ella. Me habría gustado que estuviera cerca. «Probablemente lo está.» O que estuvieran en una habitación próxima. «Niñerías y sandeces. Detrás de aquella puerta está tu marido. Dentro de un minuto se abrirá y saldrá él, te estrechará entre sus brazos y te cogerá. Al principio quizá te duela un poco, pero sabes de sobra cuánta literatura se le echa a estas cosas.» Lo deseaba; deseaba estrechar también su cuerpo; verlo desnudo, y que él me desnudara. «Qué alegría más grande: el deber coincide por fin con el deseo»

En efecto, se abrió la puerta del baño. No apagó la luz de dentro; lo vi contra ella; no se había puesto nada.

-¿Quieres apagar desde ahí las demás luces?

Obedecí. Él se había quedado inmóvil. Yo veía su espléndida silueta, con las piernas entreabiertas y una mano ligeramente levantada. Le tendí los brazos. Se acercó. Se sentó en la cama. Nos abrazamos con dulzura y sin prisas. Luego él echó hacia los pies de la cama la ropa que me cubría. Con delicadeza, desató los lazos de los hombros de mi camisón y, sosteniéndome, lo sacó por abajo. Yo pensé que, habría sido más fácil sacármelo por la cabeza, pero lo pensé muy confusamente. Nuestras bocas no se despegaban una de otra. Me acariciaba las espaldas, las nalgas, los muslos. Yo acariciaba sus espaldas, que me parecían más anchas que nunca, sus nalgas y sus muslos. Mis tetas se rozaban contra su pecho, y él se inclinó para besármelos. Las brumas del deseo no me dejaban ver ninguna realidad -tampoco quería verla yo-, ni medir el tiempo que pasaba... Sin saber bien la causa, quizá por percibir una distracción suya, como si hubiese hecho un mínimo e intempestivo aparte, me separé de él y abrí los ojos. Me estaba mirando. Sonreía con una sonrisa infantil y avergonzada, como la de un niño sorprendido en una travesura.

-Te quiero tanto que no soy capaz de demostrártelo. Pero no te preocupes: pasará. ¿Tú me quieres?

-Sabes muy bien que si. Ahora quiero ser tuya. Ven ya -dije casi en su oído.

-Eso querría, pero... Nunca me había ocurrido antes. Será que estoy cansado.

Sólo entonces entendí lo que insinuaba. Podía haberle preguntado qué otras veces y con quién había hecho el amor, no obstante, preferí decirle:

-No me importa. De verdad.

No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que fue quedándose dormido. Yo fingí que dormía mucho antes; incluso sospeché que él lo fingía también. Habíamos olvidado correr las cortinas. Una luz que se hacía más y más nacarada entró por la alta ventana que daba a un claustro muy extenso. El cuarto entero tomaba un aire fantasmal. Yo oía su respiración acompasada. Pensé de nuevo en mi madre, y me dormí sobre ese pensamiento. Era como si tuviese apoyada mi frente en sus rodillas y ella me cantara, lejos y dentro de mí a un tiempo, una nana vulgar: Duérmete, niña mía, /que viene el coco /y se come a las niñas /que duermen poco,

sábado, 3 de junio de 2023

0702: El Silencio

 Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo.

De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.

Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros.

Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.

Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.

Observa a los ancianos para ver cómo se comportan.

Observa al hombre blanco para ver qué quiere.

Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás.

Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.

Con ustedes es lo contrario.

Ustedes aprenden hablando.

Premian a los niños que hablan más en la escuela.

En sus fiestas todos tratan de hablar.

En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces.

Y le llaman “resolver un problema”.

Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos.

Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase.

Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido.

Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé.

Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte.

Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré.

Me has dicho lo que necesito saber.

No hay nada más que decir.

Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.

La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas.

Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio.

Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.

Existen muchas voces además de las nuestras.

Muchas voces.

 

Extractos del libro “Ni lobo ni perro.

Por senderos olvidados con un anciano indio”

de Kent Nerburn.

viernes, 2 de junio de 2023

0701: el sexo en la vejez: “No muere la sexualidad, sino la confianza”

 Ellas están en la sala, dispuestas en medialuna: Melissa, administradora de empresas; Gaby, analista de sistemas; Elsa, modista y chef de alta cocina; Ninfa, ingeniera alimentaria; Beatriz, comunicadora; y Aurora —Lola—, arquitecta. Llevan un puntito en la frente, que en realidad se llama bindi y se ubica a la altura del sexto chakra, el de la sabiduría.

 ‘Taffy’ y ‘Besito’, los poodles de la heptagonal familia, corretean por el living, salpicado de fotografías y cuadros místicos, la mayoría pintados por una de las exesposas fallecidas. Ricardo Badani acaricia a los cachorros y les dice: “Ya, chicos, ya, basta”. La luz matutina se cuela por los ventanales. Hay una fogata y, sobre ella, la escultura de Shiva, el dios representado por un pene erecto. El dios de esta casa.

Invita al bar, un ambiente mínimo que colinda con la cocina y donde cuelgan algunas fotografías. La cava está casi vacía. Las copas de cristal destellan porque tiene una obsesión compulsiva por la limpieza y el orden. Se sirve coñac.

“¿Tú tienes piercing ahí abajo?”, pregunta Badani a la fotógrafa. El diálogo no llega —no puede llegar— hasta la sala, donde ellas esperan sentadas en las butacas.

Políglota y anticatólico

Badani es un mixólogo autoeducado, capaz de citar el origen de cada bebida que prueba y ofrece; un chef gourmand, políglota y anticatólico; un autodidacta erudito y experto en sexualidad —su último test de inteligencia arrojó 198 puntos—; un emprendedor que levantó una boutique de lencería y una línea de productos artesanales; un panelista digital con seguidores millennials; un obseso por la etimología cuyo concepto ideal de pareja es la simbiosis entre la esclava y el paladín. Se sienta a la mesa y pregunta: “¿Por dónde comenzamos?”

En la biblioteca tiene una colección de casi cinco mil libros y alberga, por supuesto, literatura erótica como el Kamasutra. Arriba están los dos dormitorios donde ellas duermen (cada uno con tres camas).

“En mi línea no es el hombre el que se declara. Es ella quien se arrodilla ante él, le extiende las manos y le dice: ‘quiero ser tuya’ —explica—. Si él toma sus manos, significa ‘sí, me interesas’; pero ambos deben decir qué ofrecen, qué piden y qué no aceptarían. Cuando están de acuerdo, recién el hombre levanta a la mujer, la abraza, la besa y empieza un compromiso formal. Después puede venir la boda, si el compromiso se mantiene el tiempo que se ha dicho. ¿Vamos con las chicas?”.

Lava los vasos, los seca dos, tres veces, apaga la luz del bar y, entonces, uno sabe que hay que seguirlo. Cuando llega a la sala, las mira una a una, y con el fulgor del coñac bebido a las diez de la mañana se deja caer, delicadamente, en un sofá de cuero negro.

“La boda es al estilo hindú antiguo, por fuego. Se prende una hoguera y ambos dan siete pasos alrededor para poder encontrarse vida tras vida. Hasta que la muerte los vuelva a unir”.

La primera vez que Ricardo Badani giró en torno al fuego fue en noviembre de 1980, cuando se casó con Elsa, una iquiteña que tiene, como él, 71 años. Lo hizo por segunda vez en agosto de 1982, con María Gabriela Amor, Gaby, una limeña de 60; en octubre de 1985 con Lola, nacida en Jauja hace 69 años; y en 1986, con Mercedes, La Gatita, que falleció hace ocho años.

En la última década del siglo pasado hubo celebración doble: con Beatriz, una chilena de la misma edad de Gaby, y con Mara, también chilena, fallecida en 2016. Con Ninfa, de 43 años, se casó en octubre del 2004; y con Melisa, la menor de todas —tiene 40—, en diciembre del 2005. A Badani le gusta decir que Ninfa y Melisa fueron, antes de todo, “esclavas alternativas” que se integraron a la familia tras el deceso de La Gatita y Mara.

Hay un blog en el que las esposas cuentan cómo conocieron al ‘gurú' y por qué decidieron seguir a su lado. En algunas líneas se lee: “Fue más que un enamoramiento, él le dio sentido a mi vida”, “No crean que esta rareza nos ocurrió tan solo a nosotras seis […] en todos estos años, ha habido muchas mujeres que se le han acercado con el mismo pedido”, “Él calmó mi sed de conocimiento, me cautivó su voluntad de hierro”, “Él ha hecho que me desarrolle plenamente como mujer, no solo en lo sexual, sino también en lo intelectual y espiritual”, “Ahora solo quiero ser lo que él desee o necesite, eso me hace feliz”, “Él me devolvió mis sueños y los hizo realidad; me hizo florecer”.

Por estas cosas, las han llamado locas o mantenidas, o ubicado en contra del feminismo. Pocos entienden la fuerza del amor, dicen ellas, y por lo mismo, ya no se esfuerzan en discutirlo. Cada una tiene un rol en casa, un horario, una tarea asignada en el día. Aunque todo es orquestado por Gaby, son como mejores amigas.

Infancia católica y juventud atea

Badani es el apellido materno de Ricardo Ruiloba, hijo de Luis María Ruiloba y Teresa Badani. El matrimonio se quebró cuando él tenía tres años y es probable que eso haya producido un cataclismo en la casa, al punto de sepultar el Ruiloba para siempre. No habla mucho de su infancia, pero creció en una familia católica a rajatabla. “Hasta que leí este versículo que dice: Dios ha creado a algunos para condenación / para mayor honra y gloria de su nombre. Para mí, si Dios crea gente para someterla a un tormento eterno por una falta temporal, es un demonio sádico. Dije: no, Yahvé es un demonio, no quiero saber de él. Y pum. Cerré mi biblia, chau”.

“Yo no soy un desertor. La palabra es abjurar, porque no dejé la batalla: le presenté batalla a la Iglesia. Renuncié con una carta al Arzobispado”

Después, probó con el esoterismo —aprendió a leer el Tarot— y el taoísmo, hasta que un amigo le comentó que un gurú de la India había llegado al Perú, y fue a buscarlo. “Parecía un loquito. Esos que andan con camisones blancos, todo barbón”, recuerda Badani. “Me habló en un inglés muy pobre. Me dijo que me iban a pasar cinco cosas y, en efecto, pasaron.

Me dijo, también, que todavía no estaba preparado. Un año más tarde, yo estaba pasando por el mismo hotel, y él me esperaba. Le dije que me haga iniciación y ahora sí lo hizo. Desde ahí estoy en el camino Shaeva Tamntrika Vaamaachaar. Shaeva, porque adoramos al señor Shiva. 

Tamntrika, porque seguimos los Tamntra, las normas que conducen al camino. Y Vaamaachaara porque no somos acéticos”.

Así pasó o así le gusta contarlo. Por disposición de ese gurú, Ricardo Badani tiene, a la fecha, uno de los rangos más altos en el tantrismo, una religión milenaria que, representada por las deidades Shiva y Shaktii (él y ella), ve el sexo como un lazo con lo divino y como la plenitud del conocimiento espiritual. 

Badani hace el amor todos los días para adorar a Dios, y sus esposas secundan ese fervor por elección propia. Cada una tiene un día asignado para pasar la noche en su alcoba, pero si otra desea unirse, hay plena libertad de irrumpir y unirse a la adoración.

Acusado y expulsado de Chile

A inicios de los 90, Badani se marchó a Chile con cuatro esposas, dos de las cuales todavía integran la familia. En ese país devino en asesor informático de Apple, pero antes ya había trabajado en una petrolera y en su microempresa de software para PCs. Vivían en un rancho a dos horas al sur de Santiago —que luego vendió para adquirir esta casa señorial en el pasaje Los Plátanos— hasta que, en abril de 1996, efectivos de la División de Delitos Sexuales irrumpieron en su casa y los acusaron de integrar una secta sadomasoquista.

Todo quedó registrado en videos. Las golpearon, les pidieron declararse como víctimas de trata. Ellas dicen, otra vez, que se negaron por amor.  Badani recuerda que, mientras a otro de los devotos le contraían los testículos, se dirigió a uno de los policías: “Puedes hacer lo que quieras, ahora mismo. Pero si las tocas, olvídate que existes y de tu familia”. El efectivo no hizo nada más. El gurú se jacta de ese juego psicológico. Fueron deportados sin cargos.

“Para Chile, yo era el secuestrador de chicas para enviarlas a los países árabes. Éramos satanistas que organizábamos misas negras. Y todo porque usaron de prueba un cuadro pintado por un amigo. ¿Quieres verlo?”.

Badani pide a Gaby traer el cuadro y ella, por supuesto, obedece. En el cuadro hay una mujer desnuda que sostiene, sobre sus senos, una calavera.

“Después, usaron de prueba esta foto que nos tomamos en el desierto de Ica.

El Gobierno, en suma, armó una mentira. Nos deportaron, como dice Sofocleto en el Manual del perfecto deportado, porque no tenían nada contra nosotros. Hasta la fecha estamos esperando que la CIDH se pronuncie. Llevamos 27 años reclamando”.

Badani, entonces, se dedicó a escribir o pulir lo que había escrito.

En 2008, Planeta publicó ‘Secretos Sexuales’, que junto con ‘Sobre la libertad y la filosofía’ y ‘En aspas de molino’, conforman su trilogía sobre sexualidad y conocimiento; y dos años después, con gestiones propias, lanzó la revista ‘Sexualidad de bolsillo’. Luego llegó un período de reserva, hasta que en 2015 abrió Amrita, una marca de productos artesanales libres de químicos en la que —dice— las accionistas son sus esposas y él es empleado. A la par, empezó a trasmitir, todas las noches, por Facebook, Instagram, TikTok y YouTube, donde encontró una audiencia que no lo conocía o que lo recordaba por Noches de Badani o que terminó enganchada por su rigor cuando aborda el sexo, el placer, las relaciones de pareja, el tantra.

Amrita

Badani es un torrente de ideas. Bebe, pero dice que nunca se ha emborrachado. No fuma. No consume drogas. El yoga lo mantiene atlético. Algunos domingos organiza el almuerzo para sus suegras y en esas reuniones, a veces, puede aparecer Melisa, Ninfa, cualquiera de ellas, ataviada en un bedlah para bailar la danza del vientre. Hace un rato, Elsa entró a la cocina a preparar el almuerzo. Han sido días agotadores, días en los que ha tocado despachar granola, postres saludables, como su yogurt natural, que fue premiado en 2019.

Amrita significa néctar de los dioses y fue idea de Ninfa, que tenía el proyecto diseñado desde la universidad. Los primeros productos —20— se ofrecieron a los vecinos y se vendieron con éxito. Después la familia mandó a diseñar una marmita de 320 litros y ahora producen siete sabores de yogurt. También incursionaron con otros productos. La parte trasera de la casa se destinó a esta nueva empresa, que sostiene a la familia Badani junto con la venta de libros en Amazon y las asesorías personalizadas. Badani es ahora un septuagenario que supervisa la calidad de lácteos y postres, un hombre del siglo pasado que usa Android y se dispone, cada noche, ante un público mayormente conformado por millenials.

Su piel límpida, sus ojos briosos, su pelo perfectamente peinado, su aspecto de genio voraz cuando dice: climaterio, menopausia, lubricación.

La muerte, una vieja amiga

“Lo único que proyecto es seguir viviendo. Yo vivo al día, cada día de forma plena. Ese es el secreto. Si en este minuto me dices: Ricardo, por tu problema cardíaco de nacimiento te quedan quince minutos de vida, seguiría haciendo lo que estoy haciendo. Lo más que haría es llamar a las chicas y despedirme de todas. La muerte es una vieja amiga y le he visto la cara muy de cerca. No es tan fea como la pintan. La muerte viene, te abraza y te dice: es tiempo de descansar. Y si la abrazas, mueres en paz, sin caos”.

Su cadencia, su forma de nombrar las cosas, su oratoria perfecta y, por momentos, avasalladora.

“Agonía viene del griego agón, que quiere decir lucha desesperada o lucha perdida. Es una batalla que sé que no voy a ganar, pero sigo desesperado. Mara murió tranquila en el hospital. La Gatita, la artista de la familia, se fue en mis brazos. Simplemente me dijo estoy cansada, quiero dormir. Un mes antes comentó que estaba mejorando, pero que sentía que era imposible. La famosa mejoría de la muerte”.

Una mañana de 2014, Gaby se encargó de dar la noticia. No lloró. No se sobresaltó. “Solo me dijo: creo que La Gatita se nos fue— recuerda Badani—. Fui al cuarto y usé el sistema italiano. Llevé un espejo, se lo puse a la altura de la boca y ya no empañó el espejo”.

“¿Y entonces?”.

“Entonces, como ocurriría después con Mara, empezamos a cantar el mantra de la muerte”.