martes, 31 de octubre de 2017

081: sueño de una tarde de verano

—No quiero hacer ningún reproche. Has sido una mujer divina, pero siempre mujer, y en amor, cruel.
—Es que tú llamas cruel lo que constituye precisamente el elemento de la voluptuosidad, el amor puro, la naturaleza misma de la mujer de entregarse a lo que ama y de amar lo que le place.
—¿Qué puede haber más cruel para quien ama que la infidelidad del ser amado?
—¡Ay! Somos fieles en tanto que amamos; pero ustedes exigen que la mujer sea fiel sin amor, que se entregue sin goce. ¿Dónde está ahora la crueldad, en el hombre o en la mujer? Hablan de deberes donde no hay otra cosa que placer.
—Sí, señora. Tenemos sobre ese punto sentimientos respetables y, además, sólidas razones.
—Y siempre la curiosidad, eternamente despierta y eternamente insaciada, de las desnudeces; pero el amor, que es la mayor alegría, la pureza divina misma, eso no les conviene a ustedes: hijos de la reflexión. Les sienta mal. En cuanto se hacen ustedes naturales, se ponen groseros. La naturaleza les parece una cosa hostil y hacen de nosotras, un demonio. Puedes desterrarme, maldecirme, hasta inmolarme; pero alguno de ustedes habrá tenido el valor de besar mis labios.
—Gracias por la lección clásica, pero no me negaras que, el hombre y la mujer son enemigos por naturaleza, con los cuales el amor hace durante cierto tiempo un solo y mismo ser, capaz de una misma concepción, de una misma sensación, de una misma voluntad, para desunirlos luego más, y que el que no sepa sojuzgar al uno será pronto pisoteado por el otro.
—Y lo que tú sabes mejor que yo, es que el hombre está bajo los pies de la mujer.
—Seguramente, y de aquí no me haga ninguna ilusión.
—Lo que quiere decir que serás siempre mi esclavo sin ilusión, por lo cual no tendré yo misericordia.
—¡Señora!
—¿No me conoces aún? Sí, soy cruel; ya que tanto te gusta esa palabra. ¿Pero no tengo derecho para serlo? El hombre es el que solicita, la mujer es lo solicitado. Esta es su ventaja única, pero decisiva. La naturaleza la entrega al hombre por la pasión que le inspira, y la mujer que no hace del hombre su súbdito, su esclavo, ¿qué digo?, su juguete, y que no le traiciona, es una tonta.
—¡Buenos principios!  
—Descansan sobre diez siglos de experiencia. Cuanto más fácilmente se entrega la mujer, más frío e imperioso es el hombre. Pero cuanto más cruel e infiel le es, cuanto más juega de una manera criminal, cuanta menos piedad le demuestra, más excita sus deseos, más la ama y la desea. Siempre ha sido así, desde la bella Helena y Dalila, hasta las dos Catalinas y las Kardashian.
—Usted sueña. ¡Despiértese!  ¡Despierte!
Levanté los ojos con pena. Vi la mano que me tocaba, pero la mano era de color de bronce y la voz, áspera, de bebedor de aguardiente.
—Levántese. Es una verdadera vergüenza.
—¿El qué?
—Dormirse sentado con un libro al lado, con un libro… de Klaus Kinski. Además, es hora de ir a casa de don Severino, que nos espera…

lunes, 30 de octubre de 2017

080: solo quería orinar

Ella salió de la habitación, desnuda.
¿Por qué se desnudaban con tanta facilidad las mujeres? ¿Por qué, después de la primera o segunda vez que cogen con un hombre, se mueven con el cuerpo desnudo por toda la casa sin darle mayor importancia?
Él hubiera preferido que se pusiera una bata, o las bragas. Pero hizo lo mismo el primer día, aquella absurda tarde en que se conocieron en una cafetería, donde entró refugiándose de la lluvia y porque estaba a punto de orinarse encima.
Ella estaba sentada en un taburete, junto a la barra. Él le pidió al camarero, un café, y le preguntó por el urinario. La mujer que estaba junto a la barra, y que después se convertiría en su amante, le indicó una pequeña escalera por la que se accedía a ellos.
Cuando él volvió del lavabo, tenía la bebida que había pedido encima de la barra y un taburete muy cerca del que ocupaba la mujer. Como si ella se lo estuviera guardando, como si le esperara, como si confiara en que iría a su encuentro.
Al cabo de una hora ya estaban en la cama.

domingo, 29 de octubre de 2017

079: placer infinito

Clodomiro pensaba que el placer puede estirarse de forma ilimitada.
Estaba convencido de que sólo se alcanza el verdadero goce cuando se aleja el angustioso fantasma de su final. El orgasmo no es la culminación del placer sino el inicio de la apatía, no es la realización del deseo sino su pérdida.
No supone el paroxismo de la lujuria, sino la prueba palpable de la debilidad humana, la evidencia de una falta de control, de una incapacidad esencial que coloca al hombre por debajo de sus pasiones y le hace esclavo de los mecanismos de su cuerpo.
Clodomiro se situaba al margen de estas flaquezas. Él no podía estar sometido a las debilidades propias de los hombres. Vivía en la prolongación indefinida del deseo. Día y noche, despierto y dormido, su pene permanecía erguido y rebosante de vida.
Todo su cuerpo disfrutaba continuamente de esa tensa crispación. Sus propias decisiones se alimentaban de esa desbordante energía, de esa perpetua irritación. Con la ayuda de Evelin entretenía su goce, lo llevaba hasta el extremo y, cuando notaba esa sacudida acuciante que amenazaba con desbaratarlo, lo hacía retroceder. Su existencia transcurría así en la máxima intensidad, en el estrecho filo en el que el exceso de vida linda con la muerte.
Clodomiro no eyaculaba nunca.
Siempre estaba a punto… y la duración ilimitada de ese punto límite le proporcionaba una sensación de infinito o, al menos, una ilusión de eternidad.

viernes, 27 de octubre de 2017

078: cinco hábitos prohibidos

Un polvacho no termina al lograr un orgasmo. No finaliza tras completar el kilometraje. Luego de la acción llega un momento tan importante: el tiempo de recuperación, ya pensando en adaptar el físico para el polvo venidero.

En los largos días previos, la correcta alimentación, el buen descanso o la elección del lugar apropiado son puntos claves para asegurar el rendimiento y disfrutar de la actividad. Pero así como hay estrategias óptimas para él durante, hay aspectos esenciales para reponer el cuerpo luego de tamaño desgaste. Gustavo, experto en equitación les brinda una serie de consejos adecuados.

NO CAMBIARSE LA SABANA INMEDIATAMENTE: incluso si no suda tanto, la sabana gastada o mojada es un hábitat apropiado para el cultivo de bacterias, más allá de que al enfriarse el cuerpo también es contraproducente para la salud. Al cambiarse se mantienen los culos calientes, promoviendo la buena circulación, la renovación de oxígeno y nutrientes, mientras que también se eliminan los desechos metabólicos.

NO PERMANECER SENTADA O ACOSTADA: levantarse, caminar, hacer actividad suave, liviana, siempre acompañado de una respiración medida. Si se va a estar sentado o de pie una buena parte del día después de una polvareda, usar calzones de compresión para evitar que la sangre se acumule en la parte inferior de las nalgas.

NO ALIMENTARSE: es aconsejable comer algo preferentemente dentro de los 20 a 30 minutos de terminada la faena. Un menú que incluya proteínas, algo de grasa y algunos carbohidratos complejos para reponer las necesidades energéticas. Algunas opciones óptimas: chocolate con leche, un sándwich de pavo con pan de trigo integral, almendras, fruta o yogur. Y mucha agua para mantenerse hidratada.

NO REALIZAR TRABAJOS DE FUERZA: evitar las tareas pesadas o que requieran algún desgaste físico, como cortar el césped. Movimientos como agacharse, inclinarse, subir escaleras o levantar un hombre pesado cuando sus músculos ya están cansados ​​puede provocar lesiones.


NO MINIMIZAR LOS LOGROS: independientemente del resultado es conveniente no caer en el error de realizar algunas de las tareas anteriores. Se debe tratar al cuerpo con respeto, al igual que los atletas de élite, sin importar el ritmo y la tirada.

jueves, 26 de octubre de 2017

077: el tiempo es nuestro enemigo

—¿Te das cuenta? Este reloj simboliza nuestro amor.
—¿Qué estás diciendo?
—La cuenta atrás ha comenzado… Un día, te aburrirás, te hartarás de mí, me reprocharás que no haya bajado la tapa del váter, me pasaré la noche delante de la tele mirando NCIS, y tú me engañarás como estás engañando a tu marido en estos momentos.
—Ya estamos otra vez… ¿Por qué te resistes a disfrutar del momento presente en lugar de angustiarte por nuestro futuro?
—Porque no tenemos futuro. Mira cómo caen los segundos, nos aproximan a la infelicidad… Sólo tenemos tres años para amarnos… Hoy todo parece maravilloso, pero, según mis cuentas, todo habrá terminado entre nosotros el… 15 de marzo de 2018.
—¿Y si te dejara ahora mismo para ganar tiempo?
—Eh… ¿y no te parecería mejor que abandonaras a tu marido? Así podríamos instalarnos en la Casa de la Pradera, y ver crecer a nuestros hijos en el Jardín Encantado…
—Sí, eso es, encima, ¡tómame el pelo! Muy amable, ¿pero por qué siempre tienes que estropear nuestros buenos momentos con tus ataques de melancolía?
—Amor mío, si un día me engañas, te prometo dos cosas: en primer lugar, me suicidaré, y luego te montaré una escena que no olvidarás fácilmente.
Así avanzábamos, pareja ilegítima, paseantes escondidos, juntos, mirándonos a los ojos, pero nunca agarrados de la mano, por si nos tropezábamos con amigos de nuestros respectivos cónyuges.

miércoles, 25 de octubre de 2017

076: Experiencia Nº 9

Engañar a tu mujer, en sí mismo, no es demasiado malo si ella no se entera. Incluso creo que muchos maridos lo hacen para ponerse en situación de peligro, para volver a correr riesgos, como cuando intentaban cogerla en el zaguán. En este sentido, el adulterio quizás sea una declaración de amor conyugal. Aunque quizás no.

lunes, 23 de octubre de 2017

075: Los cuarentones se hacen mayores

La infidelidad es tan vieja como el ser humano. O, mejor dicho, como el instante en el que surgió la monogamia como un pacto por el cual las relaciones sexuales debían quedar limitadas a la pareja.
Si no hay límites que traspasar, no hay adulterio.
El papel que ello ha jugado en la sociedad, no obstante, evoluciona con el tiempo. Los 'mileniales', por ejemplo, parecen ser menos infieles que sus padres, a pesar de que tienen muchas más posibilidades para ello. O, quizá precisamente por eso: parece algo menos emocionante.

Muchas vecinas nos presentan otra realidad: desde principios de la pasada década, la cantidad de coito extramarital se ha disparado, pero tan solo en un grupo de la población muy determinado, la mediana edad. ¿Qué está pasando para que se esté produciendo este aumento. Por una parte, cabe valorar factores habituales como el desencanto, la desilusión, el aburrimiento, la monotonía o los conflictos de pareja. También, la crisis de mediana edad que empuja a repentinos cambios de vida. Conviene no descartar el auge de la infidelidad entre las vecinas para explicarlo, una consecuencia de su independencia económica.

El hecho de que se hable de “sexo fuera del matrimonio” y no de “infidelidad” implica que es posible que muchas de estas nuevas relaciones sean conocidas, aceptadas e incluso fomentadas. Ahí se encuentra quizá la diferencia: en la actitud de esta generación respecto a las relaciones sexuales y la fidelidad.

También se apunta otra razón por la que estas costumbres pueden estar cambiando, y es la influencia de generaciones más jóvenes, que han encontrado nuevos modelos de convivencia que pueden haber empezado a ser adoptados por sus padres.  
Todos estos cambios siguen penetrando en la UV 48 y probablemente contribuyen a una mayor predisposición entre las vecinas de mediana edad por probar con nuevas formas de conexión.

sábado, 21 de octubre de 2017

074: chistes

1. Un físico, un biólogo y un matemático están sentados en un café frente a un edificio vacío. Ellos observan a dos personas entrar y luego, más tarde, a tres personas salir. El físico dice: “Aparentemente hubo algún error en nuestras mediciones”. El biólogo señala: “Obviamente, se reprodujeron mientras estaban en el edificio”. Y, por último, el matemático opina: “Si ahora uno más entrara en el edificio, este estaría vacío de nuevo”.

2. M.C. Escher entra en un bar. El camarero le dice: “Hey, ¿quieres que te cuente un chiste?”. “Vale”, dice M.C. Escher, que entra en un bar. El camarero le dice: “Hey, ¿quieres que te cuente un chiste?”. Así que M.C. Escher entra en un bar y el camarero le dice: “Hey, ¿quieres que te cuente un chiste?”. “Vale”…

3. Dos mujeres llegan a un bar y se ponen a hablar del test de Bechdel

4. Un profesor dice en una conferencia que “en inglés, un doble negativo forma un positivo, pero que en algunas lenguas, como el ruso, un doble negativo es todavía un negativo”. Y añade: “Sin embargo, en ninguna lengua del mundo un doble positivo puede formar un negativo”. Entonces se oye desde el fondo de la clase: “Sí, claro”.

5. ¿Es todo solipsismo o soy solo yo?

6. Un romano entra en un bar y pide un martinus. “Querrás decir un martini, ¿no?”, le pregunta el camarero. Y el romano responde: “¡Eh, frena! Ya te haré saber cuándo quiera más”.

7. “¿Cuál es la diferencia entre un entomólogo y un etimólogo?”. “Que el etimólogo la sabe”.

8. La entropía ya no es lo que solía ser.

9. Algunos científicos quieren congelar mi cuerpo a -273,15 grados celsius. Mi mujer cree que moriré, pero yo le he dicho que todo 0k.

10. Cuatro ingenieros van en un coche que de repente deja de funcionar. El ingeniero mecánico dice: “Supongo que algún engranaje habrá fallado”. El químico señala: “Se habrá quedado sin combustible y por eso nos hemos parado”. El electrónico declara: “El problema es la bobina”. Y, por último, el de software añade: “Creo que todos deberíamos salir y volver a entrar para ver qué pasa”.

11. ¿Pretencioso? ¿Moi?

12. La esposa de un experto en lógica acaba de dar a luz. El médico inmediatamente le entrega el recién nacido a su padre. La mujer pregunta: “¿Es un niño o una niña?”. Y el padre responde: “Sí”.

viernes, 20 de octubre de 2017

073: ¿qué sentiste?

- Ah, esos asuntos... ¿Qué quieres saber? Yo estaba convencida de que tía te lo había explicado.
- Bueno, sí. Pero no dijo qué siente una.
- Sospecho que eso depende de la mujer.
- ¡Vamos, tú sabes lo que quiero decir! ¿Es placentero? ¿Me gustará? Debes decírmelo, porque pronto me casaré y entonces, si no me gusta, será demasiado tarde.
- ¿Te estás arrepintiendo?
- No, no. Pero gran parte de eso parece depender del hombre.
- Sí.
- ¿A ti te gustó?
- En realidad, sí.
- Pero, ¿cómo fue? ¡Cuéntame! No me obligues a seguir haciendo preguntas.
- Fue...
Se interrumpió. ¿Qué podía decir para que su hermana comprendiera, para explicarle ese tumulto de emociones y los cambios que aquello había forjado en ella? ¿Qué palabras usar para hacerle ver la maravilla sin alarmarla?
- Fue algo increíblemente íntimo: estar tan cerca, sin nada entre nosotros, con nuestros cuerpos perfectamente ajustados, entrelazados. Fue un placer profundo y, al mismo tiempo, excitante, salvaje y libre.
- Tía Rosa dijo que dolería.
- Un poquito, pero Raúl hizo que fuera casi nada.
- ¿Sabrá Miguel cómo hacer eso?
- Estoy segura de que pondrá mucho cuidado, porque te quiere.
- Supongo que sí.
- No empieces a preocuparte por eso. Aunque al principio no sea perfecto, tengo entendido que suele ir mejorando.
- Sólo pensaba...
- ¿Qué?
- Me resulta extraño imaginarte con Raúl. Ustedes apenas se conocían. ¿Cómo pudo ser?
- No lo sé.
- ¿Te parece que sentirías lo mismo con cualquier hombre?
- No.
La respuesta fue instantánea, instintiva.
- Tal vez estaban enamorados, después de todo.
- Es más probable que se tratara de simple excitación
- ¿Es posible eso?
- ¿Cómo quieres que lo sepa? ¡No tengo tanta experiencia!
- No fue mi intención sugerir eso, de veras.
- Ya lo sé. Lo sé.

jueves, 19 de octubre de 2017

072: Opium de Yves Saint Laurent

–Saulo, esto me resulta un poco extraño, lo del apodo que usas para trabajar, y tanto misterio… no serás un prostituto, ¿verdad? Porque si me estás metiendo en algo ilegal…
–¡Pero qué bruto eres! Te aseguro que no soy un prostituto. Tú concéntrate en satisfacer a la VIP este fin de semana.
–Define “satisfacción” Porque hay muchos tipos de satisfacciones que no estoy dispuesto a darle a esa mujer por muy VIP que sea.
–No se espera de ti que le des sexo, solo un poco de compañía y conversación si la necesita.
–Espero que ella lo tenga claro. No me gustaría tener que lidiar con una vieja en busca de acción.
–¿La clienta es una vieja?
–Cincuenta y siete años.
–Entonces tranquilo, si las cosas se ponen difíciles sal corriendo y no te podrá alcanzar. No tienes de qué preocuparte. Sé simpático y educado y todo saldrá bien. Y, sobre todo, guarda las distancias, a no ser que quieras terminar en una situación “delicada”. En este tipo de trabajos los acercamientos físicos son fácilmente malinterpretados.
Me pareció un consejo un poco fuera de lugar. Se supone que iba a trabajar como traductor y asistente personal, se daba por descontado que no iban a haber “acercamientos físicos” de ningún tipo. ¿O no? Sobre todo teniendo en cuenta que la clienta en cuestión podía ser mi madre. Descarté aquel pensamiento al instante. Iba a ser tan profesional, frío y educado que no iba a dar lugar a ningún tipo de malentendido sobre mi trabajo de aquel fin de semana.

martes, 17 de octubre de 2017

071:pro-logos

—Así que se fue
—Se fue con su papito y su mamita
—¿Y nunca los conociste?
—¡Claro que los conocí! 
—¿Y que tienen de horrendo?
—¡Nada!  
—¡Pero hombre, una o dos veces al año no hace daño!
—Así es, pero yo soy un convencido de ese dicho que dice: “el que se casa, casa quiere” y eso
quiere decir que quiere hacer su propia familia, su “patriarcado” lejos, muy lejos de sus propios
padres y de sus suegros y ella mi compañera su “matriarcado” Ya nada nos obliga a seguir sus
usos y sus costumbres, creando nosotros las nuestras.
—Pero ahorita… chau patriarcado
—No seas tonto. Ella estará de vuelta antes de fin de semana
—¿Y cómo lo sabes?
—Porque no es la primera vez que se va
—¿Y qué explicación te da?
—¿Explicación? ¿Por qué tiene que darme explicación alguna? Pareces una vieja pidiendo explicaciones. Lo siento, pero yo no pido explicaciones, ni porque se va, ni porque vuelve, ella es libre de hacer lo que le venga en gana. Ella está de acuerdo con el plan. Solo que a veces la vence la nostalgia.

domingo, 15 de octubre de 2017

070: epi-logos

—Mis padres y hermanos están muy molestos contigo
—Este fin de semana podríamos ir a Samaipata y visitar el Fuerte
—No me cambies la conversación
—Me han contado que hay un restaurant suizo que tiene una cocina de maravilla
—Me han sugerido que vuelva a vivir con ellos
—Y al retorno podríamos ir a la posada de Laguna Volcán
—No me interesa ir a ningún lado con alguien que menosprecia a mi familia
—Y el lunes podríamos ir y firmar el contrato con el arquitecto
—No me vas a comprar con un palacio de cristal
—Prepara tus maletas te puedo dejar al paso cuando vaya a Samaipata

viernes, 13 de octubre de 2017

069: logos

—El domingo es el cumpleaños de mi padre y mis hermanos han preparado una fiesta y nos han invitado
—Me imagino que les has agradecido y les has dicho que no podré ir
—¿No puedes ir? ¿Por qué no puedes ir?
—Tú puedes y debes ir. Yo no me muevo de acá
—Y cuando me pregunten por que no fuiste ¿Qué les digo?
—Le verdad ¿no te enseñaron acaso tus padres a decir la verdad?
—Y la verdad es que no te interés conocer a mi familia
—La verdad es que no entiendo que tiene que ver TU familia y la MÍA en nuestra relación
—¿Lo nuestro tiene futuro?
—No existe futuro alguno, se vive día a día, solo existe el ahora y el día de ayer.
—¿Y en tu día a día has considerado la posibilidad de tener algún hijo?
—¡Estás loca! Los hijos son una carga molesta, por otra parte a ti no te gusta que te despierten al amanecer y es al amanecer cuando el llorón reclama su mamadera y que le cambien el pañal y allí entro yo para estar todo el día en el trabajo soñoliento y a ningún gerente le agrada ver a un empleado bostezando.
—¡Eres un egoísta de mierda! ¡Yo! ¡Yo! ¿Y yo qué?
—Tu eres la mujer que quiso estar conmigo conociendo lo que pienso te conté que mi padre nos abandonó porque mi madre le exigía mucho, en ese sentido yo no te exijo nada, tu y yo nos llevamos bien mientras no surgen estas conversaciones,  que no nos llevan a ninguna parte.
—Mis amigas me han aconsejado que me separe de ti, que eres toxico.
—No soy toxico, soy un tónico amargo que solo dice la verdad.

jueves, 12 de octubre de 2017

068: “… dicen que te estas casando”

Me quedé mirando la foto de la invitación a la boda: Ella y el Otro formaban una pareja de película, algo que Ella y Yo nunca habríamos podido ser.
Sin embargo, habíamos creído que estábamos hechos a la medida: yo para ella; ella para mí.
Eso había sido en otra época, cuando nos conocimos, el día en que le salvé la vida. Fue en el rio Palacios. Yo tenía veintitantos años y estaba con Otra de vacaciones; Ella pasaba las vacaciones con sus amigos en la casa de veraneo de sus padres.
Si a Ella no le hubiera dado un calambre mientras nadaba y yo no me hubiera dado cuenta, seguramente nunca nos habríamos conocido. Y ella se habría ahogado. Pero nadé unos pocos metros hacia Ella, me sumergí y la saqué, casi inconsciente, a la superficie. Acudieron sus parientes en una lancha y nos subieron a bordo.
Ella volvió a abrir los ojos cuando ya estaba en la barca. Me miró con sus maravillosos ojos verdes y susurró fascinada: Tienes los ojos más tristes que he visto nunca
Y yo susurré: Gracias, igualmente

lunes, 9 de octubre de 2017

067: dejando de ser un chicle

—Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre
—Yo… tengo algo que objetar a esta boda.
—¿Tenemos que escucharla?
Preguntó la novia. El sacerdote estaba confundido, era evidente que en toda su carrera nunca le había ocurrido algo semejante. Después de pensarlo un momento, decidió
—No, no tenemos que escuchar.
—¡Un momento! Usted ha hecho un llamamiento para que dijéramos si teníamos algo en contra de esta unión.
—Lo decía más bien retóricamente.
—Entonces, ¿usted sólo pronuncia palabras huecas?
El reproche dio en el blanco, y a la novia le entró miedo:
—¿No… no irá a hacerle caso a esa descarada?
Me gustó que tuviera miedo, a lo mejor no estaba tan segura de que yo no pudiera recuperarlo. Eso me animó.
—Déjela hablar  
Pidió Iván y eso me animó todavía mucho más. La novia lo miró enfadada, pero él le sostuvo la mirada y luego se volvió hacia mí:
—¿Qué quieres objetar a este matrimonio?
Respiré hondo y fui a lo mío:
—Querido, te he amado mucho tiempo y tú me has cogido mucho tiempo. Sí, ya lo sé, me explicaste que ahora amas mucho más a ella y que los dos tienen un sexo maduro y que crees que están hechos el uno para el otro y etcétera, etcétera, etcétera… Cuando lo dijiste, me dolió, y no sólo porque acababan de hacerme un empaste. Iba a renunciar a nuestro amor, pero, he descubierto que las almas que están hechas la una para la otra transitan a través de los siglos y se enamoran una y otra vez.
Iván me miraba con los ojos abiertos como platos.
—Nuestras almas, la tuya y la mía, intentan estar siempre cerca y creo que lo hacen porque están predestinadas…
Miré a Iván a la cara y no me pareció que, con mis palabras, hubiera cobrado fuerza en él la sensación de que estábamos predestinados.
—Y ahora que te miro a la cara compruebo que esas palabras no provocan nada en ti…
Iván se encogió de hombros.
—… Si nuestras almas estuvieran realmente hechas la una para la otra no te limitarías a encogerte de hombros…
Se encogió de hombros otra vez.
—… Te agradecería que dejaras de…
Se encogió de hombros una vez más.
—Aunque, pensándolo bien, si tú y yo estuviéramos realmente hechos el uno para el otro, no te encogerías de hombros y, además, alguna vez me habrías defendido de tu horrible madre… Haría tiempo que tendríamos hijos y no me habrías dejado sólo porque una vez besé a otro hombre. Eso habría sido insignificante para alguien que realmente ama. Y, ahora que te miras los zapatos, también comprendo que, en realidad, para ti sólo fue una buena ocasión para dejarme e irte a coger con otra.
Clavó los ojos más insistentemente en sus zapatos.
—Pero no hace falta que sigas contemplando tus zapatos, porque probablemente no habría besado al profesor de gimnasia si tu alma y la mía hubieran estado realmente predestinadas… Además, al profesor de gimnasia lo besé porque me sentía muy sola.
—Tú… ¿te sentías sola? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque no lo he comprendido hasta que no he dejado de sentirme sola.
—¿Y con quién no te sientes sola…?
—Con alguien que me saca de mis casillas, pero también me apoya y me defiende. Él y yo formamos un buen equipo…
—¿Un equipo?
—Olvídalo, en cualquier caso, ¡gracias a ese hombre ya no soy un cliché! ¡O sea que tengo que dejar de comportarme como tal y dejar que te cases de una vez!
Mis palabras resonaron en la nave de la iglesia sin que nadie reaccionara.
Pasaron unos segundos de silencio larguísimos hasta que el sacerdote se atrevió a preguntar:
—Ejem, ¿significa eso que puedo proseguir con la boda?
—Sí, estos dos  están hechos el uno para la otra.

domingo, 8 de octubre de 2017

066: y me hundí en una sima negra y profunda

—Bueno… ¿Qué querías decirme?
¿Presentía lo que iba a ocurrir? ¿Tenía las mismas esperanzas? ¿Podía tener yo la esperanza de que ella tuviera la misma esperanza?
—He venido para decirte que siento mucho lo que hice, y que me gustaría deshacer lo hecho, pero por desgracia no se puede viajar al pasado…  Quiero pedirte perdón…
Ella callaba, estaba confusa, intentaba procesarlo todo, pero saltaba a la vista que no lo conseguía. Luego pronuncié la única frase que importaba.
—Yo te quiero.
Ella tragó saliva. Y yo tuve que esperar su respuesta. El tiempo se dilató, quizá sólo fueron segundos, pero a mí me parecieron horas, días, años, décadas. Durante ese tiempo percibido habrían podido surgir civilizaciones y se habrían podido extinguir. Casi se me paró el corazón de nervios. Aquella cocina del infierno podía transformarse en el cielo en cualquier instante. Todos mis sueños podían hacerse realidad. Mi triste vida podía volver a tener sentido.
—Pero yo ya no te quiero.
Fue como si alguien me desgarrara el corazón, de tanto que me dolió. Ella me miraba disculpándose, era evidente que le sabía mal hacerme tanto daño.
—Yo te quería… y después de lo que me contaron, me derrumbé…
Sonrió débilmente, pero yo me sentía demasiado débil para sonreírle débilmente
—Pero gracias a esa experiencia he madurado. Ahora sé mejor lo que quiero, y el amor con mi novio es un amor profundo, adulto… un amor maduro… Sabemos que estamos hechos el uno para el otro…
y… y…
Vio en mi cara que yo no quería oír
—Y tal vez no debería seguir hablando.
Entonces, en mi interior se quebró todo. Todas mis esperanzas, mis ganas de vivir perecieron..., tambaleándome salí al vestíbulo, ella me ayudó a llegar a la puerta…

viernes, 6 de octubre de 2017

065: Clementina

— ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
—Tiene estilo
—Hay preguntas que no quieren respuesta
—Y parece una top model
Edgardo creía firmemente que los amigos tenían que tratarse con absoluta sinceridad. Y, desgraciadamente, tenía razón: mientras que la otra tenía un tipo que haría que hasta Hailey Clauson se tirara de los pelos de envidia, yo tenía celulitis, los morocos demasiado gruesos y, con mala luz, parecía una Rigoberta Menchú con la tripa caída.
—Y ha estudiado una carrera.
— ¡Yo también!
—Tú, Magisterio Rural en Charagua. Ella, Medicina en la Universidad Mayor y Pontificia de san Francisco Xavier de Chuquisaca.
—Cállate ya
—Además, los padres de ella y los de él frecuentan los mismos círculos sociales.
— ¿Qué parte no has entendido de cállate ya? ¿Cállate o ya?
—Y no es tan respondona y tiene buenos modales.
— ¿O sea que yo los tengo malos?
—Bueno, tú siempre ríes demasiado fuerte, a veces eructas. Pero hay una cosa que tú tienes y ella no.
— ¿Padres que padecen de hongos en las patas?
—Sí. Pero me refería a otra cosa.
Puse los ojos en blanco, no quería oír nada más.
—No te preocupes, sólo pretendo completar mi lista
Quizá, pensé, también le oiría decir algo agradable. Así pues, decidí seguirle el juego
—Bien, ¿qué tengo yo que no tenga esa culiparado?
—Ella no lo ha engañado.
— ¡Yo tampoco!
—Sí lo hiciste
—Cuestión de definiciones
—También hay otra cosa que tú tienes y ella no…
—No quiero oírla.
—Tú…
— ¡Me da la impresión de que lo que no quiero es oírte a ti!
—Tú tienes más corazón que ella.
Lo miré asombrada, sonreía para darme ánimos.
—Y tienes mucho carácter. Nunca te quedas con el culo al aire.
—Y eso que es descomunal
—Y tienes sentido del humor. Y por todo eso eres también mucho más fantástica que ella

miércoles, 4 de octubre de 2017

064: cosas que los hombres no comprenden, ni aunque se las expliquen mil veces

*Que si te peleas con él y le cortas el teléfono y le gritas que nunca más te llame, te enojes porque no te llamó.
*Que no puedas usar el mismo vestido para la fiesta de fin de año de la oficina en dos años consecutivos. Porque alguien puede recordar que te lo pusiste el año pasado.
*Que te dé asco su transpiración, pero no te de asco que ponerte cera ardiente en las piernas para depilártelas.
*Que no alcance con que te pregunte qué quieres para tu cumpleaños.
*Que no soportes la cama deshecha, aunque él piense en volver a deshacerla en cinco minutos.
*Que no sepa comprender que estás mal por la menstruación.
*Que te enfurezca que te diga: “¿Qué te pasa? ¿Te vino?”.
*Que siempre lleves cartera, aunque jamás la abras.
*Que le pongas sacarina al café con crema.
*Que te encante presentarle tipos a tus amigas.
*Que siempre quieras hablar de la relación.
*Que no siempre te interese coger.
*Que te saque de quicio que tu suegra quiera “ayudar” en la cocina.
*Que no puedas atender el teléfono si sospechas que es su hermana.
*Que te sientas gorda si aumentaste medio kilo.
*Que puedas pasar de amorosa a histérica a distante a llorosa a divertida en tres minutos.
*Que puedas dejar de fumar con la misma facilidad con la que te fumas dos atados en un día.
*Que vayas dos horas por día al gimnasio a hacer cinta, pero que después no puedas ir a la tintorería a buscarle su saco gris.
*Que si te compras un CD solo escuches eso cuarenta veces por día, todos los días.
*Que te dé miedo un ruidito a la noche en el jardín, pero que no te de miedo insultar a unos obreros porque te pisaron los nomeolvides de la entrada.
*Que si estás en la dieta del pescado hervido, él también tenga que hacer la dieta del pescado hervido.
*Que si decís tres veces seguidas “Me duele la cabeza”, él no te traiga corriendo una aspirina y un vaso de agua.
*Que reacciones tan bruscamente ante un asiento de inodoro levantado, o ante la butaca del auto corrida hacia atrás, lo la de la pc ajustada a la altura de él.
*Que tarde media hora en llegar a todas partes sabiendo que tú eres siempre puntual.
*Que una se enoje porque él dijo “Te llamo” ....y tardó mucho en llamar.
*Que una se enoje porque, aunque él nos haya dado los gustos durante todo el día, no te haya dicho Te quiero