Me quedé mirando la foto de la
invitación a la boda: Ella y el Otro formaban una pareja de película, algo que Ella
y Yo nunca habríamos podido ser.
Sin embargo, habíamos creído que
estábamos hechos a la medida: yo para ella; ella para mí.
Eso había sido en otra época,
cuando nos conocimos, el día en que le salvé la vida. Fue en el rio Palacios.
Yo tenía veintitantos años y estaba con Otra de vacaciones; Ella pasaba las
vacaciones con sus amigos en la casa de veraneo de sus padres.
Si a Ella no le hubiera dado un
calambre mientras nadaba y yo no me hubiera dado cuenta, seguramente nunca nos
habríamos conocido. Y ella se habría ahogado. Pero nadé unos pocos metros hacia
Ella, me sumergí y la saqué, casi inconsciente, a la superficie. Acudieron sus
parientes en una lancha y nos subieron a bordo.
Ella volvió a abrir los ojos
cuando ya estaba en la barca. Me miró con sus maravillosos ojos verdes y
susurró fascinada: Tienes los ojos más
tristes que he visto nunca
Y yo susurré: Gracias, igualmente
Lo siento Chaly! Siempre da cierta nostalgia.
ResponderEliminarQué romántico!!!! Y trágico!!!! y real!!!
ResponderEliminarBesos
¡¡¡Ohhhhhhhhhhhh!!!
ResponderEliminarMuy romántico. Mejor que no lo estropeara un matrimonio vulgar.
ResponderEliminar(Paloma. Blog empleada doméstica)
Besos
Ups!
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