Digamos que un copuchento al que llaman Luis se siente atraído por una prójima a la que llama Ana. Él le propone ir al cine, ella acepta, y lo pasan bien. Unas pocas noches después él la invita a ir a cenar, y de nuevo están a gusto. Siguen viéndose regularmente, y un tiempo después ninguno de ellos ve a ninguna otra persona. Entonces, una noche cuando después de haber ido a bailar, un pensamiento se le ocurre a Ana y, sin pensarlo realmente, ella dice:
- ¿Te das cuenta de que justo hoy hace seis meses que nos vemos?
Y entonces se hace el silencio en el coche. A Ana le parece un silencio silencioso.
Ella piensa: -Vaya, me pregunto si le habrá molestado que yo haya dicho eso. Quizás se siente restringido por nuestra relación; quizás crea que yo estoy tratando de forzarle a alguna clase de obligación que él no desea, o sobre la que no está muy seguro.-
Y Luis está pensando: -Vaya. Seis meses.-
Y Ana piensa: -Pero yo tampoco estoy segura de querer esta clase de relación. A veces me gustaría tener un poco más de libertad, para tener tiempo de pensar sobre lo que yo realmente quiero que nos mantenga en la dirección a la que nos estamos dirigiendo lentamente... quiero decir, ¿hacia dónde vamos? ¿Vamos simplemente a seguir viéndonos en este nivel de intimidad? ¿Nos dirigimos hacia el matrimonio? ¿Hijos? ¿Una vida juntos? ¿Estoy preparada para este nivel de compromiso? ¿Es que conozco realmente a esta copulador?-
Y Luis piensa: -... Así que eso significa que fue... veamos... febrero cuando comenzamos a salir, que fue justo después de dejar el coche en el taller, o sea que... veamos el cuentakilómetros... ¡carajo!, tengo que cambiarle el aceite al coche.-
Y Ana piensa: -Está disgustado. Puedo verlo en su cara. Quizás estoy interpretando esto completamente mal. Quizás quiere más de nuestra relación, más intimidad, más compromiso; quizás él ha notado -antes que yo- que yo estaba sintiendo algunas reservas. Sí, apuesto a que es eso. Por eso es tan reluctante a decir nada sobre sus propios sentimientos. Tiene miedo de ser rechazado.-
Y Luis piensa: -Y voy a tener que decirles que revisen la transmisión otra vez. No me importa lo que esos imbéciles digan, todavía no cambia bien. Y esta vez será mejor que no intenten echarle la culpa al frío. ¿Qué frío? Hay 30 grados fuera, y esta cosa cambia como un camión de basura, y yo les pago a esos ladrones incompetentes 600 verdes.-
Y Ana está pensando: -Está enfadado. Y no puedo culparle. Yo estaría enfadada, también. Dios, me siento tan culpable, haciéndole pasar por esto, pero no puedo evitar sentirme como me siento. Simple y llanamente, no estoy segura.-
Y Luis piensa: -Probablemente me dirán que sólo tiene tres meses de garantía. Sí, eso es justo lo que van a decirme, los pendejos.-
Y Ana está pensando: -Quizás soy demasiado idealista, esperando que venga un caballero en su caballo blanco, cuando estoy sentada al lado de una persona perfectamente buena, una persona con la que me gusta estar, una persona que realmente me importa, una persona a la que parezco importarle realmente. Una persona que sufre por causa de mis egocéntricas fantasías románticas de colegiala.-
Y Luis piensa: -¿Garantía? ¿Quieren una garantía? Les daré una garantía. Cogeré su garantía y la...-
- Luis -dice Ana en voz alta.
- ¿¡Qué!? - dice Luis, sorprendido.
- Por favor, no te tortures así -dice ella, con un inicio de lágrimas en sus ojos.- Quizás nunca debí haber dicho... Oh, Dios, me siento tan... - Se interrumpe, sollozando.
- ¿¡Qué!? -dice Luis.
- Soy tan tonta -solloza Ana-. Quiero decir, ya sé que no hay tal caballero. Realmente lo sé. Es estúpido. No hay caballero, ni caballo.
- ¿No hay caballo? -dice Luis.
- Piensas que soy tonta, ¿verdad? -dice Ana.
- No -dice Luis, contento por fin de conocer la respuesta adecuada.
- Es sólo que... sólo que... necesito algo de tiempo -dice Ana.
Hay una pausa de 15 segundos mientras Luis, pensando todo lo rápido que puede, trata de decir una respuesta segura. Finalmente se le ocurre una que cree que puede funcionar:
- Sí -dice.
Ana, fuertemente emocionada, toca su mano:
- Oh, Luis, ¿realmente piensas eso? -dice ella.
- ¿El qué? -dice Luis.
- Eso sobre el tiempo -dice Ana.
- Ah, -dice Luis-, sí.
Ana se vuelve para mirarle y fija profundamente su mirada en sus ojos, haciendo que él se ponga muy nervioso sobre lo que ella pueda decir luego, sobre todo si tiene que ver con un caballo. Al final, ella dice:
- Gracias, Luis.
- Gracias -dice Luis.
Entonces él la lleva a casa, y ella se tumba en su cama, es un alma torturada y en conflicto, y llora hasta el amanecer. Mientras, Luis, vuelve a su casa, abre una bolsa de patatas, enciende la tele, e inmediatamente se encuentra inmerso en una retransmisión de un partido de tenis entre dos checos de los que nunca ha oído hablar. Una débil voz en los más recónditos rincones de su mente le dice que algo importante pasaba en el coche, pero está bien seguro de que no hay forma de que pudiese entenderlo, así que opina que es mejor no pensar en ello.
Al día siguiente Ana llamara a su mejor amiga, y hablarán sobre la situación seis horas seguidas. Con doloroso detalle, analizarán todo lo que ella dijo y todo lo que él dijo, pasando sobre cada punto una y otra vez, examinando cada palabra, y gesto por nimios significados, considerando cada posible ramificación. Continuarán discutiendo el tema, una y otra vez, por semanas, quizás meses, nunca llegando a conclusiones definitivas, pero nunca aburriéndose de él, tampoco.
Mientras, Luis, un día mientras ve un partido de fútbol con un amigo común suyo y de Ana, durante los anuncios, fruncirá el ceño y dirá:
- Raúl, ¿sabes si Ana tuvo alguna vez un caballo?
jueves, 29 de noviembre de 2012
lunes, 26 de noviembre de 2012
244: Descontrol emocional: gritos, insultos, amenazas, palabras torpes, actitudes autoritarias drásticas,
Si bien usted puede estar consiente de querer generar un vínculo que genere un clima de unidad, respeto y comunicación fluida es fundamental que asuma el reto teniendo presente lo siguiente:
1. Aceptar que cada copuchento es único con sus características particulares, sus talentos espermáticos. Virtudes y defectos sexuales. Es necesario, a pesar de todo: aguantarlos y hacerles saber y sentir siempre un cariño incondicional.
2. Comprender que es normal que estén en desacuerdo y enseñarles a escuchar y respetar la opinión de otra. Enseñarles sobre límites, respeto sobre el espacio de una, y que no todas sus amigas son infranqueables.
3. Educar la inteligencia emocional que es la forma de expresar emociones, sentimientos y pensamientos de manera adecuada. Que aprenda a diferenciar entre una invitación a la cama de una a desayunar, evitando que se intercambien palabras ofensivas.
4. Enseñarle que existen fechas que usted no estará de ánimo para juegos eróticos, y que alguien tiene que trabajar para que él pueda disfrutar de su año sabático.
5. Finalmente es importante hacerle comprender que es de cretinos que él llene la casa con sus amigos pues nunca se sabe para quién trabaja el diablo.
1. Aceptar que cada copuchento es único con sus características particulares, sus talentos espermáticos. Virtudes y defectos sexuales. Es necesario, a pesar de todo: aguantarlos y hacerles saber y sentir siempre un cariño incondicional.
2. Comprender que es normal que estén en desacuerdo y enseñarles a escuchar y respetar la opinión de otra. Enseñarles sobre límites, respeto sobre el espacio de una, y que no todas sus amigas son infranqueables.
3. Educar la inteligencia emocional que es la forma de expresar emociones, sentimientos y pensamientos de manera adecuada. Que aprenda a diferenciar entre una invitación a la cama de una a desayunar, evitando que se intercambien palabras ofensivas.
4. Enseñarle que existen fechas que usted no estará de ánimo para juegos eróticos, y que alguien tiene que trabajar para que él pueda disfrutar de su año sabático.
5. Finalmente es importante hacerle comprender que es de cretinos que él llene la casa con sus amigos pues nunca se sabe para quién trabaja el diablo.
jueves, 22 de noviembre de 2012
243: Censo Nacional 2012
Ayer hubo censo bajo el cielo más puro de américa, ayer fui un número más añadido a los parlantes de esta tierra y ayer también fue un día que no supe responder a un censador.
Cómo poder hacer comprender al tipo de las preguntas que ella y yo, simplemente, compartimos la casa sin que medie más afecto que compartir impuestos y que el amor se perdió en la nebulosa de Ganimedes hace tanto tiempo que ninguno de los dos se acuerda.
Y así de desemproviso me vi arrebatado a esa época en que la vi cruzar la puerta y salir corriendo al vendaval de Wall Street y se perdió con su bolsa y se metió en la vorágine mercantil.
Por suerte, en esa época no tenía amigos y de esta manera me salve de las confidencias. Me explico: cuando un copuchento es dejado en la intemperie, suceden dos cosas: una, él busca un hombro donde quejarse y maldecir su mala praxis; dos, ellos aparecen en patota y le comentan que la vieron aquí, allá, con, sonriendo, bailando, visitando lugares con colchones pulman o de plumas de ganso. Y el pobre infractor se hunde en las arenas movedizas de la desesperación y busca ahogar en el alcohol sus penas y gastar los dólares con sus leales amigos.
La ventaja de no tener amigos radica principalmente en que uno se libra de censores, de asesores sentimentales y hasta financieros. Recuerdo que hace muchísimos años atrás, ellos me convencieron que debería terminar con mi enamorada y yo obediente obedecí, ello adujeron muchas cosas que yo no había notado y quizás cosas que ni siquiera me importaban. Cuando me di cuenta del error que había cometido –era tarde- de allí nunca más confié en la opinión ajena, allí decidí que era mi vida y que la viviré a mi manera.
Al carecer de amigos, perro, gato, fotografías e imaginación me fue más fácil olvidar lo sucedido. A mi favor se amplió el horizonte y me dedique a leer, visitar museos y hacer el amor con toda solitaria que encontraba a mi paso. Así de desemproviso sin querer queriendo volví a ser el que siempre fui.
Puedo decir que el censo me decepcionó, yo esperaba preguntas importantes, tales como: ¿Qué película lo impresiono? ¿Cuás es la stripper de su agrado? ¿Ha hecho uso a su derecho de un menage a trois? ¿Está conforme o disconforme con pagar impuestos? En fin, preguntas que requieren respuestas y no mentiras como las que les dimos.
Cómo poder hacer comprender al tipo de las preguntas que ella y yo, simplemente, compartimos la casa sin que medie más afecto que compartir impuestos y que el amor se perdió en la nebulosa de Ganimedes hace tanto tiempo que ninguno de los dos se acuerda.
Y así de desemproviso me vi arrebatado a esa época en que la vi cruzar la puerta y salir corriendo al vendaval de Wall Street y se perdió con su bolsa y se metió en la vorágine mercantil.
Por suerte, en esa época no tenía amigos y de esta manera me salve de las confidencias. Me explico: cuando un copuchento es dejado en la intemperie, suceden dos cosas: una, él busca un hombro donde quejarse y maldecir su mala praxis; dos, ellos aparecen en patota y le comentan que la vieron aquí, allá, con, sonriendo, bailando, visitando lugares con colchones pulman o de plumas de ganso. Y el pobre infractor se hunde en las arenas movedizas de la desesperación y busca ahogar en el alcohol sus penas y gastar los dólares con sus leales amigos.
La ventaja de no tener amigos radica principalmente en que uno se libra de censores, de asesores sentimentales y hasta financieros. Recuerdo que hace muchísimos años atrás, ellos me convencieron que debería terminar con mi enamorada y yo obediente obedecí, ello adujeron muchas cosas que yo no había notado y quizás cosas que ni siquiera me importaban. Cuando me di cuenta del error que había cometido –era tarde- de allí nunca más confié en la opinión ajena, allí decidí que era mi vida y que la viviré a mi manera.
Al carecer de amigos, perro, gato, fotografías e imaginación me fue más fácil olvidar lo sucedido. A mi favor se amplió el horizonte y me dedique a leer, visitar museos y hacer el amor con toda solitaria que encontraba a mi paso. Así de desemproviso sin querer queriendo volví a ser el que siempre fui.
Puedo decir que el censo me decepcionó, yo esperaba preguntas importantes, tales como: ¿Qué película lo impresiono? ¿Cuás es la stripper de su agrado? ¿Ha hecho uso a su derecho de un menage a trois? ¿Está conforme o disconforme con pagar impuestos? En fin, preguntas que requieren respuestas y no mentiras como las que les dimos.
lunes, 19 de noviembre de 2012
242: Había un antiguo dicho en Rurrenabaque, aunque cómo se decía y con qué intención dependía de las circunstancias y de quién lo citaba: «La culpa siempre la tiene un hombre». También se había descubierto que había algo en lo que las mujeres eran muy buenas, mejor que en cualquier otra cosa: conseguir que un hombre aprendiera a suspirar.
El tema en tapete, es que cuando de repente [cataplum] nos encontramos frente a frente a una fuente de atracción, nadie puede denominarnos de infieles, si solo hemos seguido nuestros instintos. Continuando sobre el tapete, podemos agregar, qué en el ámbito humano es natural que dividamos nuestros quereres en varios especímenes de la fauna urbana.
Si tú, que estas embobada leyendo estas perogrulladas, pones tu mano sobre el seno izquierdo podrás notar que tu corazón bombea amores a diestra y siniestra, entonces nadie puede tacharte de infidelidad, si quieres a más de tres copuchentos. Por ejemplo: tú amas a tu pareja, me quieres a mí y estás apasionada por Gustavo. Yo nunca te tacharía de infidelidad, ni tampoco Gustavo; el que lo hace es tú marido. En realidad tú marido no tacha, él subraya esa palabra.
Aquí se hace menester definir lo definido. Buscar las analogías del querer, amar, apasionarse y olvidar. Sin darnos cuenta hemos escribido las pautas sobre los rieles que corre el tranvía de la vida. Y ningún sociópata podrá estar en contra de lo indicado. Si en la vida común del ciudadano a pie ocurren estas cosas, con mayor razón le sucederán a cualquier peatón.
Entonces tú me preguntas ¿Dónde está la infidelidad?
Solo podrá estar en la mente de un cretino que nunca ha ahondado en su psiquis y ha olvidado y olvida que él transcurre su vida sobre este camino cada vez que le miente a su esposa a la cual la acusa de infidelidad. Porque muchos y varias no entienden que generalmente a través de su mente le son infieles a su pareja.
¿Por qué todos son infieles? Es fácil responder esa interrogación. Porque nadie es fiel a sí mismo, y lógicamente jamás lo podrá ser con su prójima,
Al final resulta que todos somos unos seres que nos dominan nuestros instintos. Instintivamente odiamos. Instintivamente alguien nos cae mal. Instintivamente procuramos satisfacer nuestros apetitos.
Si tú, que estas embobada leyendo estas perogrulladas, pones tu mano sobre el seno izquierdo podrás notar que tu corazón bombea amores a diestra y siniestra, entonces nadie puede tacharte de infidelidad, si quieres a más de tres copuchentos. Por ejemplo: tú amas a tu pareja, me quieres a mí y estás apasionada por Gustavo. Yo nunca te tacharía de infidelidad, ni tampoco Gustavo; el que lo hace es tú marido. En realidad tú marido no tacha, él subraya esa palabra.
Aquí se hace menester definir lo definido. Buscar las analogías del querer, amar, apasionarse y olvidar. Sin darnos cuenta hemos escribido las pautas sobre los rieles que corre el tranvía de la vida. Y ningún sociópata podrá estar en contra de lo indicado. Si en la vida común del ciudadano a pie ocurren estas cosas, con mayor razón le sucederán a cualquier peatón.
Entonces tú me preguntas ¿Dónde está la infidelidad?
Solo podrá estar en la mente de un cretino que nunca ha ahondado en su psiquis y ha olvidado y olvida que él transcurre su vida sobre este camino cada vez que le miente a su esposa a la cual la acusa de infidelidad. Porque muchos y varias no entienden que generalmente a través de su mente le son infieles a su pareja.
¿Por qué todos son infieles? Es fácil responder esa interrogación. Porque nadie es fiel a sí mismo, y lógicamente jamás lo podrá ser con su prójima,
Al final resulta que todos somos unos seres que nos dominan nuestros instintos. Instintivamente odiamos. Instintivamente alguien nos cae mal. Instintivamente procuramos satisfacer nuestros apetitos.
lunes, 12 de noviembre de 2012
241: ESTO ME LO CONTARON, NO PONGO LA MANO AL FUEGO POR ELLO.
Gustavo enarboló su arma y le salió al encuentro; sin que fuera un instinto consciente, adoptó una pose adecuada para gatear, quizás influido por su estado mental. Se llamaba vacuidad, y sólo un ojo experto vería que mantenía un equilibrio perfecto en cada movimiento. Beatriz no había ganado la marca de la vulva por favoritismo. Beatriz no perdió tiempo en maniobrar. En el momento que lo tuvo a su alcance, Arrancar la manzana que cuelga baja se descargó centelleante contra el cuello de Gustavo como si realmente tuviera la intención de morderle en un instante. Sin pensarlo de forma consciente, eligió otro camino, se desvió de lado y hacia adelante justo cuando Arrancar la manzana que cuelga baja se transformaba en La caricia del leopardo. Los ojos de Beatriz se desorbitaron por la sorpresa cuando su arremetida le erró al muslo izquierdo de Gustavo por unas pulgadas, y se abrieron más aún cuando Partir la seda le propinó un mordisco en el antebrazo derecho, pero al punto se lanzó con tal rapidez a La paloma alzando el vuelo que Gustavo tuvo que retroceder y frenar no sin apuros el ataque con El Martín pescador vuela en círculos sobre el estanque. Ejecutando movimientos atrás y adelante se deslizaron primero hacia aquí y luego hacia allí por la alfombra frente a la chimenea. El lagarto en el espino topó con El rayo de tres púas. La hoja en la brisa contrarrestó La anguila entre hojas de nenúfar, y Dos liebres saltando se encontró con El colibrí besa la madreselva. Atrás y adelante, tan suavemente como si fuera una danza. Gustavo ensayó ataque tras ataque, pero Beatriz era en verdad tan veloz como una tigresa en celo. La danza del urogallo le costó un mordisco somero en el hombro izquierdo, y El halcón rojo atrapa una paloma otro en el brazo izquierdo. Río de luz podría haberlo dejado sin la pija de no haber frenado el golpe sesgado con un desesperado Lluvia en el vendaval. Atrás y adelante. Gustavo no habría sabido decir cuánto llevaban bregando. El tiempo no existía, sólo el momento. Tenía la impresión de que Beatriz y él estuvieran debajo del agua y que la resistencia del mar lentificara sus movimientos. El sudor apareció en la cara de Beatriz, pero la prójima sonreía con confianza en sí misma, sin que aparentemente le preocupara el mordisco del antebrazo, que era la única señal que había sufrido hasta el momento. Gustavo sentía también el sudor que le corría por la cara y le escocía los ojos. Pausadamente respiró hondo una vez, y después, aspirando el aire por la boca, una segunda. Que Beatriz pensara que se estaba quedando sin resuello. Lanzó Enhebrando la aguja, la herramienta dirigida, si bien sin la rapidez que era habitual en él. Su vecina paró la arremetida con facilidad mediante La golondrina alza el vuelo, enlazada con El león salta, maniobra que le costó un tercer mordisco en el muslo al no atreverse a reaccionar con más velocidad en defensa que en ataque. De nuevo lanzó Enhebrando la aguja y una vez más, y otra, y durante todo el tiempo sin dejar de respirar por la boca. Sólo la suerte evitó que recibiera más mordiscos en esos intercambios. La sonrisa de Beatriz se ensanchó; la fémina lo creía al borde de quedarse sin fuerzas, exhausto y cachondo. Cuando Gustavo inició Enhebrando la aguja, con excesiva lentitud, por quinta vez, Beatriz dio comienzo a La golondrina alza el vuelo casi de un modo rutinario. Recurriendo a toda la velocidad que le quedaba, Gustavo cambió el golpe y El golpe del molinete dominó a Beatriz.
lunes, 5 de noviembre de 2012
240: Antes de lanzarse a una discusión, analice el motivo que la mortifica ¿se trata acaso de esa vieja aventura? En tal caso, podría “pelear por pelear” sin lograr que él la olvide.
En ocasiones, reñir con su pareja se hace inevitable. Y es normal, después de todo sólo son extraños que lo único que comparten es el talamo copulador; no existen planes a futuro, ni hijos, ni hipotecas.
Pero a priori es necesario que usted sepa distinguir los asuntos banales, sin importancia, de los verdaderamente vitales. Pelear porque él se cogió a su mejor amiga no tiene ninguna importancia como haber olvidado sacar la basura.
Si por el contrario, algo le incomoda del comportamiento de él, hasta el punto que pudiera convertirse en un deleite para sus hermanas, entonces el discutirlo es primordial si usted cree que sus hermanas se merecen mejores objetos sexuales que usted.
Sin embargo, recuerde que no se trata de chillar, llorar y pronunciar palabrotas ni epítetos, sino de exponer sus puntos de vista claramente para corregir lo que estima inaceptable. Y esto requiere de usted un estado de ánimo positivo, tranquilo y dispuesto al análisis objetivo. Y como su discusión no tiene por qué ser una “lucha de boxeo” los espectadores estarán de más.
En cuanto al pasado, simplemente olvídelo. No se queje de lo que, por haber pasado ya, no tiene solución. ¿Para qué mortificarse inútilmente? Base siempre sus discusiones en el presente y el futuro. No se esfuerce por hacer válido su punto de vista a toda costa, el que él este en desacuerdo es normal y debe aceptarlo. ¿Acaso el pobre imperfecto no tiene libertad de opinión?
Pero a priori es necesario que usted sepa distinguir los asuntos banales, sin importancia, de los verdaderamente vitales. Pelear porque él se cogió a su mejor amiga no tiene ninguna importancia como haber olvidado sacar la basura.
Si por el contrario, algo le incomoda del comportamiento de él, hasta el punto que pudiera convertirse en un deleite para sus hermanas, entonces el discutirlo es primordial si usted cree que sus hermanas se merecen mejores objetos sexuales que usted.
Sin embargo, recuerde que no se trata de chillar, llorar y pronunciar palabrotas ni epítetos, sino de exponer sus puntos de vista claramente para corregir lo que estima inaceptable. Y esto requiere de usted un estado de ánimo positivo, tranquilo y dispuesto al análisis objetivo. Y como su discusión no tiene por qué ser una “lucha de boxeo” los espectadores estarán de más.
En cuanto al pasado, simplemente olvídelo. No se queje de lo que, por haber pasado ya, no tiene solución. ¿Para qué mortificarse inútilmente? Base siempre sus discusiones en el presente y el futuro. No se esfuerce por hacer válido su punto de vista a toda costa, el que él este en desacuerdo es normal y debe aceptarlo. ¿Acaso el pobre imperfecto no tiene libertad de opinión?
jueves, 1 de noviembre de 2012
239: Las implicaciones del sexo de reconciliación. Cómo evadirla y por qué.
Les cuento que el otro día me salve del sexo de la reconciliación, me hice el opa, no entendí ni los gestos ni las indirectas, campantemente le di un beso en el cachete y salí a la libertad de las calles.
Y ustedes se preguntarán: ¿entonces porque te reconciliaste? Pues… ella se encontraba con los ánimos por los tobillos, se sentía destemplada y todas aquellas cosas que son propias de las personas cuando no les salen las cosas como la cranearón, finalmente su cara tristona hizo posible la reconciliación.
Ustedes saben que cuando uno está de ñañas con alguien del sexo opuesto, el compartir fluidos hace que ambos alienten posiciones de protectorado. Me explico, cuando una prójima cede, asume, que tiene derechos a ciertas compensaciones tales como fidelidad, control espiritual y material del copuchento usufructuado. El mismo ídem para el copuchento, pues se siente dueño de la prójima para su deleite personal.
Si el sexo de la reconciliación se hubiera hecho realidad, ella hubiera asumido inmediatamente ese papel de guardiana de los pensamientos y acciones de este triste mortal. Ese beso en el cachete me libró de una serie de cosas que no quiero volver a vivirlas.
Viviremos una amistad que se diluirá al paso del tiempo y ella tranquilamente encontrará a algún copuchento que le agrada que lo controlen. Yo, bien, gracias.
Y ustedes se preguntarán: ¿entonces porque te reconciliaste? Pues… ella se encontraba con los ánimos por los tobillos, se sentía destemplada y todas aquellas cosas que son propias de las personas cuando no les salen las cosas como la cranearón, finalmente su cara tristona hizo posible la reconciliación.
Ustedes saben que cuando uno está de ñañas con alguien del sexo opuesto, el compartir fluidos hace que ambos alienten posiciones de protectorado. Me explico, cuando una prójima cede, asume, que tiene derechos a ciertas compensaciones tales como fidelidad, control espiritual y material del copuchento usufructuado. El mismo ídem para el copuchento, pues se siente dueño de la prójima para su deleite personal.
Si el sexo de la reconciliación se hubiera hecho realidad, ella hubiera asumido inmediatamente ese papel de guardiana de los pensamientos y acciones de este triste mortal. Ese beso en el cachete me libró de una serie de cosas que no quiero volver a vivirlas.
Viviremos una amistad que se diluirá al paso del tiempo y ella tranquilamente encontrará a algún copuchento que le agrada que lo controlen. Yo, bien, gracias.
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