El carácter de las mujeres puede conocerse estudiando la forma del ombligo, el de los hombres también aunque es más difícil, el ombligo de las mujeres puede ser manso y bravo, doméstico y bestial, florecido y frutado, obsequioso y oblongo y fosforescente y mate, en cualquiera de estas diez clases pueden ser incluidos todos los ombligos.
* Matea tiene el ombligo obsequioso o fosforescente según esté o no esté en celo, esta dualidad no es infrecuente y suele darse en las mujeres muy amorosas.
* Juana de Arco fue gata garduña de ombligo bravo, a lo mejor era más bien machorra.
* Martha es tortolita de ombligo manso, a Gustavo le gusta mucho escucharle ¡ay qué daño me haces vida mía!, Gustavo siempre fue muy presumido.
* Enriqueta es leona de ombligo bestia, ¡que te estés quieta!
* Doña Bernardina es coneja de ombligo doméstico, el coito con doña Bernardina debe ser muy aburrido y nada emocionante, a las mujeres de ombligo doméstico no les cuesta ningún esfuerzo no ser adúlteras.
* Doña Martha es gata a la que acaba de florecer el ombligo, ¡qué feliz soy a tu lado amor!, y yo vida mía, ¡pero qué mal momento hemos ido a elegir para enamorarnos!, ¿qué nos importa amor?, el caso es que podamos estar juntos.
* La Gina es borrica de ombligo frutado, ¿no será hernia umbilical?, puede.
* Rosa es chiva de ombligo oblongo, la Rosa tiene el ombligo como el coño sólo que orientado al revés.
* El ombligo de María Inés es casi un ombligo matrimonial con su lunar y su mansedumbre, don Lucio podría dibujarlo de memoria, don Vicente podría dibujarlo de memoria, nadie sabrá nunca cuántos podrían dibujarlo de memoria.
* María Inés no es hembra de ombligo bravo, ya no quedan mujeres de ombligo bravo, las dos últimas fueron Juana de Arco y Agustina de Aragón. *Enriqueta es mujer de ombligo bestia, eso es otra cosa, de ombligo cardo borriquero.
* Yolanda es gorrona de ombligo mate y así sucesivamente algunas mujeres enseñan ombligo revoltoso pero esto suele ser artificio.
* Aida por ejemplo lleva una leyenda todo alrededor, no siempre el ombligo revoltoso es secuela del artificio.
* Micaela tiene dos lunares idénticos uno encima y otro debajo del ombligo y son naturales.
* Harta a cualquier la detenida contemplación del mismo ombligo doméstico durante toda una existencia, el sistema nervioso también tiene sus servidumbres.
Las mujeres son de diferente color por la mañana que por la tarde, también huelen distinto y tienen otras inclinaciones.
lunes, 30 de enero de 2012
sábado, 28 de enero de 2012
176: Tú crees que la quieres y, a lo mejor no es cierto que la quieras, no quieres a ella y estás mintiendo sin darte cuenta y por egoísmo, lo que quieres es acostarte con ella, quiero a ella, quiero a ella, quiero a ella, agnus Dei qui tollis peccata mundi, parce nobis domine, agnus Dei qui tollis peccata mundi, exaudi nos domine, agnus Dei qui tollis peccata mundi, miserere nobis, la quiero más que a nada en el mundo, no, tú no quieres a ella pero al final ya crees que quieres a ella y hasta suspiras por acostarte con ella.
Si es verdad, quiero acostarme con ella.
La lucha de ella está entre su lealtad y su deseo.
Ella huye del contacto físico más sus ojos me besan delante de él.
Ella calla, ella sonríe, ella sueña.
Ella y yo deseamos lo mismo.
Solo vivimos esperando la oportunidad.
La lucha de ella está entre su lealtad y su deseo.
Ella huye del contacto físico más sus ojos me besan delante de él.
Ella calla, ella sonríe, ella sueña.
Ella y yo deseamos lo mismo.
Solo vivimos esperando la oportunidad.
jueves, 26 de enero de 2012
175: Revivo la situación en este momento, y confieso que no logro verme de nuevo viendo a una muchacha tan linda jamás en mi vida. Bueno, tampoco hay que exagerar, estoy reviviendo sólo esa situación, en ese momento
¿Sabes de dónde nace el verdadero poder? ¡Del beso, sólo del beso! Saber al dedillo como presentar y entregar tus labios, puedes llegar a ser reina. Sí, el unirse de dos bocas es la sensación más agraciada, más divina que ha sido adjudicada a los seres humanos; el limite último y supremo de la dicha.
Una caricia tan sólo produce esa sensación íntima, inmaterial de dos seres convertidos en uno, y eso es el beso. Todo el frenesí violento de la posesión completa no iguala a ese trémulo acercamiento de las bocas, a ese primer contacto, húmedo y lleno de frescor, seguido de la conjunción inmóvil, ardorosa y larga, larguísima, de una y otra.
Es, el beso tu arma más poderosa; pero guárdate de achatar su filo. No olvides que su eficacia es relativa, de puro convencional, cambia con las circunstancias, el estado de ánimo del momento, el sentimiento de espera o de éxtasis del espíritu.
Siendo, pues, completamente convencional la eficacia de esta caricia, debes guardar de que pierda su valor. He sido testigo en muchas ocasiones de tu torpeza, aunque no constituyas a este respecto una excepción. La mayor parte de las féminas pierden su autoridad sin más motivo que el abuso del besar, del besar intempestivo. Si ven que el peor es nada o el amante da señales de un poco de fatiga, porque hay horas de laxitud en las que el corazón, lo mismo que el cuerpo, piden reposo, ellas, en vez de comprender lo que a él le ocurre, se obstinan en caricias inoportunas, lo hastían con su obstinación de brindar sus labios, lo cansan al estrecharlo entre sus brazos sin medida ni razón.
Para empezar, no beses nunca a tu pareja en público, en un autobús, en un restaurante. Es un acto del peor gusto. Aguántate las ganas. Él creería hacer el ridículo, y te guardaría siempre rencor.
Desconfía sobre todo de los besos inútiles, prodigados en la intimidad. Tengo la certeza de qué haces un espantoso consumo de ellos.
Y para citarte un caso, te diré que un día estuviste verdaderamente desagradable.
Nos hallábamos los tres en tu jardín, y como mi presencia no los entorpecía, el cojonudo te tenía sentada en sus rodillas y te daba prolongados besos en la nuca. De pronto gritaste: "¡El fuego!" Todo lo que brillaba en la parrilla eran unos carbones mortecinos y a punto de apagarse. El cojonudo se levantó en un salto, se precipitó a la carrera al depósito y sacó del mismo dos bolsas de carbón, grandísimas, que traía con gran dificultad; y en ese preciso momento fuiste hacia él con tus labios mendicantes y le dijiste: "Bésame". El copuchento volvió la cabeza haciendo un gran esfuerzo para no dejar caer las bolsas. Y tú posaste tu boca suave, lentamente, en la de aquel desventurado, que tuvo que aguantar, con el cuello doblado, la cintura en torsión, los brazos doloridos, temblando de cansancio y de esfuerzo violento. Y tú, sin ver ni comprender, eternizaste aquel beso martirizador. Después, cuando lo dejaste en libertad, te pusiste a refunfuñar con gesto de enojo: "¡No sabes besarme!..."
Ten cuidado con eso. Raya en estúpida manía, en impulso instintivo tonto, tu afán de lanzarte al beso en los momentos peor elegidos: Cuando él lleva en la mano un vaso de agua; cuando se está poniendo el pantalón; cuando se hace el nudo de la corbata, en fin, cuando se encuentra en alguna postura incómoda, entonces lo inmovilizas con alguna caricia molesta que le fuerza a permanecer un minuto en una actitud iniciada, sin sentir, otro deseo sino el de desembarazarse de ti.
Sobre todo, no tomes esta diatriba como intrascendente y miserable. El amor es cosa delicada, amiga mía; un nada lo lastima; ten presente que todo depende de tu tacto en los arrumacos. Un beso tosco alcanza producir un grandísimo desgaste.
Una caricia tan sólo produce esa sensación íntima, inmaterial de dos seres convertidos en uno, y eso es el beso. Todo el frenesí violento de la posesión completa no iguala a ese trémulo acercamiento de las bocas, a ese primer contacto, húmedo y lleno de frescor, seguido de la conjunción inmóvil, ardorosa y larga, larguísima, de una y otra.
Es, el beso tu arma más poderosa; pero guárdate de achatar su filo. No olvides que su eficacia es relativa, de puro convencional, cambia con las circunstancias, el estado de ánimo del momento, el sentimiento de espera o de éxtasis del espíritu.
Siendo, pues, completamente convencional la eficacia de esta caricia, debes guardar de que pierda su valor. He sido testigo en muchas ocasiones de tu torpeza, aunque no constituyas a este respecto una excepción. La mayor parte de las féminas pierden su autoridad sin más motivo que el abuso del besar, del besar intempestivo. Si ven que el peor es nada o el amante da señales de un poco de fatiga, porque hay horas de laxitud en las que el corazón, lo mismo que el cuerpo, piden reposo, ellas, en vez de comprender lo que a él le ocurre, se obstinan en caricias inoportunas, lo hastían con su obstinación de brindar sus labios, lo cansan al estrecharlo entre sus brazos sin medida ni razón.
Para empezar, no beses nunca a tu pareja en público, en un autobús, en un restaurante. Es un acto del peor gusto. Aguántate las ganas. Él creería hacer el ridículo, y te guardaría siempre rencor.
Desconfía sobre todo de los besos inútiles, prodigados en la intimidad. Tengo la certeza de qué haces un espantoso consumo de ellos.
Y para citarte un caso, te diré que un día estuviste verdaderamente desagradable.
Nos hallábamos los tres en tu jardín, y como mi presencia no los entorpecía, el cojonudo te tenía sentada en sus rodillas y te daba prolongados besos en la nuca. De pronto gritaste: "¡El fuego!" Todo lo que brillaba en la parrilla eran unos carbones mortecinos y a punto de apagarse. El cojonudo se levantó en un salto, se precipitó a la carrera al depósito y sacó del mismo dos bolsas de carbón, grandísimas, que traía con gran dificultad; y en ese preciso momento fuiste hacia él con tus labios mendicantes y le dijiste: "Bésame". El copuchento volvió la cabeza haciendo un gran esfuerzo para no dejar caer las bolsas. Y tú posaste tu boca suave, lentamente, en la de aquel desventurado, que tuvo que aguantar, con el cuello doblado, la cintura en torsión, los brazos doloridos, temblando de cansancio y de esfuerzo violento. Y tú, sin ver ni comprender, eternizaste aquel beso martirizador. Después, cuando lo dejaste en libertad, te pusiste a refunfuñar con gesto de enojo: "¡No sabes besarme!..."
Ten cuidado con eso. Raya en estúpida manía, en impulso instintivo tonto, tu afán de lanzarte al beso en los momentos peor elegidos: Cuando él lleva en la mano un vaso de agua; cuando se está poniendo el pantalón; cuando se hace el nudo de la corbata, en fin, cuando se encuentra en alguna postura incómoda, entonces lo inmovilizas con alguna caricia molesta que le fuerza a permanecer un minuto en una actitud iniciada, sin sentir, otro deseo sino el de desembarazarse de ti.
Sobre todo, no tomes esta diatriba como intrascendente y miserable. El amor es cosa delicada, amiga mía; un nada lo lastima; ten presente que todo depende de tu tacto en los arrumacos. Un beso tosco alcanza producir un grandísimo desgaste.
viernes, 20 de enero de 2012
174: Las mujeres ya sabes cómo son, hay cosas que no les gustan, sí ya me doy cuenta, lo malo ahora es ver cómo lo arreglo, espera a mañana, a lo mejor mañana ya se ha calmado, la ventaja que tienen las mujeres es que no son rencorosas, ¿que no son rencorosas?, ¡son más rencorosas que gatos!, no hombre no, a las mujeres lo que hay que hacer es atenderlas un poco y dejarlas ir a su aire, hazme caso.
No estoy triste, es el humo del cigarrillo que me hace llorar, así dice esa canción y cada vez que la escuchaba retrocedía al pasado y retornaba al mismo lugar y vivía esa escena dolorosa, cuando me miraba con mirada ausente, cuando su conversación se convertía en un sí y en un no y recorría con la vista el amplio recinto buscando una puerta que la libre de mí. Bailábamos en silencio, sin escuchar la música, solo perdidos en nuestros pensamientos.
Después solo fueron encuentros ocasionales, hola como estas, bien y tú, bien, me alegro, bueno ha sido una alegría verte, chau, chau. Pero yo buscaba sus ojos, más ellos huían de mi mirada y al contrario seguía en la calzada buscando una salida que la librará de mí.
Existen dos razones importantes para que sigamos encontrándonos o bien concertando alguna cita para hablar sobre esos dos temas. Ella siempre iba al grano, ya sea en busca de apoyo o de consejo; yo llegaba siempre con esperanzas y me iba a mi casa tal como había llegado.
No seguí ese consejo que dice: que un clavo, saca otro clavo. Y parece que ella tampoco, pues siempre continuo con esa cara enfurruñada, con sus ojos tristes y la media sonrisa. Ella se encontraba embriagada en su rencor y se lamia sus heridas imaginarias.
No estoy triste, es el humo del cigarrillo que me hace llorar, así dice esa canción y cada vez que la escuchaba retrocedía al pasado y retornaba al mismo sitio y sentía una congoja por mí, en ese momento debí haber quemado mis ilusiones e internarme en la vida, en busca del amor.
Hoy, hacen diez años y esa canción ya no significa nada para mí; como tampoco ella; que sigue con su cara enfurruñada, con sus ojos tristes y su media sonrisa. Ella todavía se encuentra embriagada por su rencor y sigue lamiendo sus heridas imaginarias. Y sigue sola, más sola que nunca.
Después solo fueron encuentros ocasionales, hola como estas, bien y tú, bien, me alegro, bueno ha sido una alegría verte, chau, chau. Pero yo buscaba sus ojos, más ellos huían de mi mirada y al contrario seguía en la calzada buscando una salida que la librará de mí.
Existen dos razones importantes para que sigamos encontrándonos o bien concertando alguna cita para hablar sobre esos dos temas. Ella siempre iba al grano, ya sea en busca de apoyo o de consejo; yo llegaba siempre con esperanzas y me iba a mi casa tal como había llegado.
No seguí ese consejo que dice: que un clavo, saca otro clavo. Y parece que ella tampoco, pues siempre continuo con esa cara enfurruñada, con sus ojos tristes y la media sonrisa. Ella se encontraba embriagada en su rencor y se lamia sus heridas imaginarias.
No estoy triste, es el humo del cigarrillo que me hace llorar, así dice esa canción y cada vez que la escuchaba retrocedía al pasado y retornaba al mismo sitio y sentía una congoja por mí, en ese momento debí haber quemado mis ilusiones e internarme en la vida, en busca del amor.
Hoy, hacen diez años y esa canción ya no significa nada para mí; como tampoco ella; que sigue con su cara enfurruñada, con sus ojos tristes y su media sonrisa. Ella todavía se encuentra embriagada por su rencor y sigue lamiendo sus heridas imaginarias. Y sigue sola, más sola que nunca.
miércoles, 18 de enero de 2012
173: Tú no te apartes jamás de ella y llámala siempre, no tienes mejor forma de defenderte de la soledad, al final los solitarios suelen morir amargamente y sin lucha, llámala siempre, vestida o desnuda, hoy es martes, hoy te toca desnudarla, tú llámala siempre para no sentirte jamás demasiado solitario.
¿Por qué se casó Epifanio con Gumersinda? ¿Qué impulsó al matrimonio a Gustavo? ¿Qué causas influyeron para que Filiberto abandone la soltería? Y todas las voces responden: ¡el amor!!!
¡Oh! ¡Celestes demonios del amanecer! Que ponéis vendas en los ojos escuálidos de la verdad. ¿Quién ha cegado vuestro entendimiento? ¿Quién ha silenciado vuestro raciocinio?
Epifanio se casó sólo porque Gumersinda le presento en bandeja de plata un rubicundo bebé; y a él lo sedujo ese niño y podría jurar por los dioses del olimpo que a partir de ese momento todos los actos y hechos de Epifanio fueron de hacer feliz a su hijo. Y a contraluz Gumersinda creyó que el imperfecto había dado ese paso por ella y en ese afán ella lo colmo de amor, pero de un amor absorbente e impío. No lo dejaba un instante, siempre pegada a él, de día de noche, a cada instante y estallaba en lloriqueos cuando él la abandonaba para ir a jugar con su hijo, para charlar con sus padres o platicar con sus amistades.
Al contrario de Epifanio; Gustavo dio ese paso en falso simplemente por cariño, por hacer realidad el sueño de ella; porque Gustavo entendió que esa inteligencia no debería quedarse en el pozo de la ignorancia y que ella sería una magnifica profesional y en ese entendido puso todas sus energías y afronto a su familia que no la aceptaba. Gustavo sufrió en carne propia el rechazo de los suyos y a la postre ella lo satisfizo logrando un título académico.
Filiberto simplemente hizo una práctica braguetada. Logrando con esto el capital suficiente para instalar un próspero negocio y poder llevar a sus hermanas a la universidad y dar a su madre una vejez tranquila.
¡Oh! Musas desencarnadas que os reis de los devaneos de los copuchentos, debéis estar tranquilas, pues la telaraña de los sinsabores se adueñan de los corazones de todos aquellos que hacen de sus vidas ofrendas de sacrificio y se olvidan del amor…
¡Oh! ¡Celestes demonios del amanecer! Que ponéis vendas en los ojos escuálidos de la verdad. ¿Quién ha cegado vuestro entendimiento? ¿Quién ha silenciado vuestro raciocinio?
Epifanio se casó sólo porque Gumersinda le presento en bandeja de plata un rubicundo bebé; y a él lo sedujo ese niño y podría jurar por los dioses del olimpo que a partir de ese momento todos los actos y hechos de Epifanio fueron de hacer feliz a su hijo. Y a contraluz Gumersinda creyó que el imperfecto había dado ese paso por ella y en ese afán ella lo colmo de amor, pero de un amor absorbente e impío. No lo dejaba un instante, siempre pegada a él, de día de noche, a cada instante y estallaba en lloriqueos cuando él la abandonaba para ir a jugar con su hijo, para charlar con sus padres o platicar con sus amistades.
Al contrario de Epifanio; Gustavo dio ese paso en falso simplemente por cariño, por hacer realidad el sueño de ella; porque Gustavo entendió que esa inteligencia no debería quedarse en el pozo de la ignorancia y que ella sería una magnifica profesional y en ese entendido puso todas sus energías y afronto a su familia que no la aceptaba. Gustavo sufrió en carne propia el rechazo de los suyos y a la postre ella lo satisfizo logrando un título académico.
Filiberto simplemente hizo una práctica braguetada. Logrando con esto el capital suficiente para instalar un próspero negocio y poder llevar a sus hermanas a la universidad y dar a su madre una vejez tranquila.
¡Oh! Musas desencarnadas que os reis de los devaneos de los copuchentos, debéis estar tranquilas, pues la telaraña de los sinsabores se adueñan de los corazones de todos aquellos que hacen de sus vidas ofrendas de sacrificio y se olvidan del amor…
lunes, 16 de enero de 2012
172: Es por lo tanto más sabio amar a distancia a una muchacha de mejillas de tulipán, pues poseyéndola, se puede llegar a ser su esclavo y perder la propia libertad; y la pérdida de la libertad propia, es una muerte lenta.
Según cierta leyenda urbana, las prójimas, muchas veces se vuelven locas. ¡Sí, locas!!! Complicada, alterada y exaltada. Así, ¡¡de la nada!! Lo dicen tan sueltos de lengua y tan seguido, tanto prójimos como próximas. Ante la más mínima alteración de su estándar conducta una fémina, ¡zas!, aparece ipso facto ese denominador que las reduce a una persona trastornada.
Si alguna muchachona es denominada loca por sus colegas, hermanas, amigas, ex novios, amigos de los novios y amigos de los maridos, supuestamente se debe a alguna de las siguientes causas: está con la regla, debe ser el síndrome pre-menstrual, quizás sea una menopausia temprana, la dejó el novio, la dejó el marido, debe estar “depre”, le falta amante, galán o machote, le falta sexo, le falta un hombre de verdad, en fin, le falta un buen pene que la haga feliz. Al parecer todas las insuficiencias de la mujer tienen que ver con el sexo.
Los mismos copuchentos y féminas, al percibir en un cojonudo alguna mudanza en su conducta no piensan ni dicen que chifló de un día para otro, sino que debe estar pasando por un problema, por un mal momento o que está teniendo un mal día. Esto se traduce así: debe estar estresado, tiene problemas de plata, trabaja para un burro, ¿así quién no se cansa?, cayó la bolsa, quizás le robaron, debe ser su familia, dicen que secretaria está embarazada, ¡cáncer a la próstata!, la diabetes, la calvicie, su próximo viaje a Taiwán.
¿Acaso alguien dice: debe ser una especie de climaterio avanzado, su mujer ya no quiere tener sexo con él porque es aburrido en la cama, nadie quiere tener sexo con él, seguro la tiene chiquita, ya no se le para, ya no le dan bola ni las modelos del mercado mayorista, se ha dado cuenta que en lo que se refiere al amor y al sexo es un fracasado, le falta una mujer con urgencia?
No. Según el juicio popular a las prójimas las tiene y mantiene locas el sexo, o la falta de... A los prójimos, en cambio, los alteran las cosas realmente importantes de la vida como el trabajo, la carrera, los estudios, los bienes raíces, la salud y la familia. Pero si seguimos esa lógica, un buen polvo lo soluciona todo en la vida de una mujer.
Se dice que los cojonudos son más prácticos y que usan su lado racional, mientras ellas usan el drama, la depre, la verborrea excesiva, la dependencia crónica de tormentos diarios y su popular lado emocional. Hay muchas excepciones a esta supuesta regla. Hay hombres más complicados y espesos que el alquitrán.
Todos tenemos problemas, malos momentos, malos días, malas temporadas o hasta un mal año. Muchos necesitamos hablar de lo que nos ocurre para ver más claro, otros lo procesan en silencio y aunque la procesión vaya por dentro, por fuera no hay una carita feliz, porque simplemente no pueden ser caritas sonrientes todo el tiempo.
Repito, si un revolcón es la medicina perfecta para que las mujeres dejen de hacer tanto problema y joder con sus rollos, la vida es más fácil de lo que yo pensaba. El hombre la tiene más difícil. Él sí tiene problemas serios, tiene que salir a la calle en busca de la fémina que lo acepte.
Si alguna muchachona es denominada loca por sus colegas, hermanas, amigas, ex novios, amigos de los novios y amigos de los maridos, supuestamente se debe a alguna de las siguientes causas: está con la regla, debe ser el síndrome pre-menstrual, quizás sea una menopausia temprana, la dejó el novio, la dejó el marido, debe estar “depre”, le falta amante, galán o machote, le falta sexo, le falta un hombre de verdad, en fin, le falta un buen pene que la haga feliz. Al parecer todas las insuficiencias de la mujer tienen que ver con el sexo.
Los mismos copuchentos y féminas, al percibir en un cojonudo alguna mudanza en su conducta no piensan ni dicen que chifló de un día para otro, sino que debe estar pasando por un problema, por un mal momento o que está teniendo un mal día. Esto se traduce así: debe estar estresado, tiene problemas de plata, trabaja para un burro, ¿así quién no se cansa?, cayó la bolsa, quizás le robaron, debe ser su familia, dicen que secretaria está embarazada, ¡cáncer a la próstata!, la diabetes, la calvicie, su próximo viaje a Taiwán.
¿Acaso alguien dice: debe ser una especie de climaterio avanzado, su mujer ya no quiere tener sexo con él porque es aburrido en la cama, nadie quiere tener sexo con él, seguro la tiene chiquita, ya no se le para, ya no le dan bola ni las modelos del mercado mayorista, se ha dado cuenta que en lo que se refiere al amor y al sexo es un fracasado, le falta una mujer con urgencia?
No. Según el juicio popular a las prójimas las tiene y mantiene locas el sexo, o la falta de... A los prójimos, en cambio, los alteran las cosas realmente importantes de la vida como el trabajo, la carrera, los estudios, los bienes raíces, la salud y la familia. Pero si seguimos esa lógica, un buen polvo lo soluciona todo en la vida de una mujer.
Se dice que los cojonudos son más prácticos y que usan su lado racional, mientras ellas usan el drama, la depre, la verborrea excesiva, la dependencia crónica de tormentos diarios y su popular lado emocional. Hay muchas excepciones a esta supuesta regla. Hay hombres más complicados y espesos que el alquitrán.
Todos tenemos problemas, malos momentos, malos días, malas temporadas o hasta un mal año. Muchos necesitamos hablar de lo que nos ocurre para ver más claro, otros lo procesan en silencio y aunque la procesión vaya por dentro, por fuera no hay una carita feliz, porque simplemente no pueden ser caritas sonrientes todo el tiempo.
Repito, si un revolcón es la medicina perfecta para que las mujeres dejen de hacer tanto problema y joder con sus rollos, la vida es más fácil de lo que yo pensaba. El hombre la tiene más difícil. Él sí tiene problemas serios, tiene que salir a la calle en busca de la fémina que lo acepte.
viernes, 13 de enero de 2012
171: Sonrió, lo besó en la boca y le dijo que no, que no tenía bastante, que una mujer nunca jamás tenía bastante, que son los hombres los que se hartan de amar, los que se aburren y al final se espantan de amar
Se dice que los copuchentos perpetran estos deslices cuando se plantean trasladar a una prójima a su hamaca.
Error: Mostrarse de plano muy bueno. Ser bueno con las féminas no crea sentimiento de atracción. A nadie le agrada la persona buena, al contrario despiertan antipatía.
Error: Tratar de convencerla que le gustas. Hacerle la corte insistentemente y decirle lo feliz que ella sería contigo.
Error: En el deseo de agradar; los copuchentos siempre están haciendo cosas para obtener su aprobación, las féminas no sienten atracción por los copuchentos que están detrás de ellas como perritos falderos; es más los ven como una molestia.
Error: Tratar de ganar su afecto comprándoles cosas. Caen en este error los que las llevan a cenar a lugares caros; les hacen regalos. Ellas se percatan enseguida de tu inseguridad en función del valor de los regalos.
Error: Decirle: “realmente me gustas” en la segunda cita, es la señal de largada para que ella salga de estampida. Esas palabras demuestran que no tienes control y que tus opciones se limitan simplemente a ella. Después del segundo polvacho recién podrías decirle: …me parece que me gustas.
Error: No entender cómo funciona en las féminas el sentido de la atracción. Este sentido camina en contra flecha del pensamiento del copuchento. Ellas sólo se sienten atraídas, por aquello que tú jamás podrás comprender.
Error: Creer que a las féminas les atraen copuchentos con dinero. Se debe entender que el carácter del copuchento es el que realmente atrae a las féminas.
Error: Entregarte patas y todo. Dejando que ella tome las decisiones. Preguntándole donde quiere comer, donde bailar y donde coger.
Error: No saber qué hacer en cada situación. Las féminas siempre saben lo que estás pensando; entonces si no la besas cuando querías besarla acabaras ante ella como un copuchento inseguro y dubitativo.
Error: No buscar asesoramiento en el cojonudo que la acaba de sustituir con otra mejor. Por ello deberás eliminar todo orgullo y entender que con el auxilio de otro quizás llegues a su entrepierna.
A las amigas que se divierten leyéndome, quiero aclararles, que dichos errores no nacen de una experiencia personal. En esa parte, el imperfecto se aplazó en la primera cita, yo… ¿cómo decirlo? No sé de estas cosas. Jamás pude arrastrar a ninguna prójima a mi cuchitril. Pero tampoco sabría explicar, como llegue al de ellas. Según Gustavo, soy un prójimo amable y en razón de ello cualquier prójima me arrebata y hacen de mí un copuchento agradecido.
Error: Mostrarse de plano muy bueno. Ser bueno con las féminas no crea sentimiento de atracción. A nadie le agrada la persona buena, al contrario despiertan antipatía.
Error: Tratar de convencerla que le gustas. Hacerle la corte insistentemente y decirle lo feliz que ella sería contigo.
Error: En el deseo de agradar; los copuchentos siempre están haciendo cosas para obtener su aprobación, las féminas no sienten atracción por los copuchentos que están detrás de ellas como perritos falderos; es más los ven como una molestia.
Error: Tratar de ganar su afecto comprándoles cosas. Caen en este error los que las llevan a cenar a lugares caros; les hacen regalos. Ellas se percatan enseguida de tu inseguridad en función del valor de los regalos.
Error: Decirle: “realmente me gustas” en la segunda cita, es la señal de largada para que ella salga de estampida. Esas palabras demuestran que no tienes control y que tus opciones se limitan simplemente a ella. Después del segundo polvacho recién podrías decirle: …me parece que me gustas.
Error: No entender cómo funciona en las féminas el sentido de la atracción. Este sentido camina en contra flecha del pensamiento del copuchento. Ellas sólo se sienten atraídas, por aquello que tú jamás podrás comprender.
Error: Creer que a las féminas les atraen copuchentos con dinero. Se debe entender que el carácter del copuchento es el que realmente atrae a las féminas.
Error: Entregarte patas y todo. Dejando que ella tome las decisiones. Preguntándole donde quiere comer, donde bailar y donde coger.
Error: No saber qué hacer en cada situación. Las féminas siempre saben lo que estás pensando; entonces si no la besas cuando querías besarla acabaras ante ella como un copuchento inseguro y dubitativo.
Error: No buscar asesoramiento en el cojonudo que la acaba de sustituir con otra mejor. Por ello deberás eliminar todo orgullo y entender que con el auxilio de otro quizás llegues a su entrepierna.
A las amigas que se divierten leyéndome, quiero aclararles, que dichos errores no nacen de una experiencia personal. En esa parte, el imperfecto se aplazó en la primera cita, yo… ¿cómo decirlo? No sé de estas cosas. Jamás pude arrastrar a ninguna prójima a mi cuchitril. Pero tampoco sabría explicar, como llegue al de ellas. Según Gustavo, soy un prójimo amable y en razón de ello cualquier prójima me arrebata y hacen de mí un copuchento agradecido.
lunes, 9 de enero de 2012
170: La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse
¿Qué quien dijo que contender con tu yunta es virulento? Lo maléfico es archivarlo dentro cuál un martirio y al final concluyes disfrutando problemas de salud y lo que es mejor: muriendo antes que él.
Siempre se aludió que no es bueno tragarse las vicisitudes. Si hay algo que te ha fastidiado, algo que no te sienta, lo mejor es hacérselo saber al cojonudo, es el mejor medio para evitar que ese miserable polvacho se vuelva a repetir; si el copuchento vive en el desconocimiento lo repetirá. Y si después de estar al corriente, lo repite, ya estarás a la corriente con todas las letras que lo hace con ganas de fregarte.
Cuando desparramas lo que te está molestando, lo que te ha cabreado, notaras como si te hubieras quitado a un hombre obeso de encima y una especie de relajación te recorre de crin a cola y no solo tu cuerpo te lo agradece. Quedarte con ello dentro te obligara a ir donde un loquero para desahogarte con él.
¿Tienes al alcance de tu mano la revista Jornadas de Comunicación Familiar? ¿No? Pues, en el sabrás leer lo infernal que es no platicar y depositarlo adentro lo que rebosara que el cólera crezca en tu adentro.
Discutir y agarrarse a trompadas es positivo (especialmente si él es más chico o más flaco o más anémico o más vejestorio que tú), porque así solucionarás el apuro y tienes el suplemento de la reconciliación que es la parte más mejor de toda pelea de parejas.
Si sigues leyendo te enteraras de un dato sumamente curioso y nada gracioso: de las parejas que reprimieron la cólera, dio como resultado la muerte de uno de los cónyuges. Si fuese la de él, no habría problema. Pero piensa que podría tu caso y en ese caso tienes cinco veces más posibilidades de sucumbir antes que él.
Piénsalo fríamente y pregúntate si merece la pena quedarte callada a partir de ahora cuando tengas una queja contra tu pareja.
Pero si seleccionáis por la palabrería, tienen que ajustar que reñir y sobrellevar un lenguaje labial sin criticar a los suegros, cuñados o amantes de turno lo cual desaguaría en un lenguaje ponzoñoso y nada recomendable a realizarlo en ayunas.
Sean civilizadas y consideradas y compongan las vicisitudes por medio de la comunicación hablada.
Siempre se aludió que no es bueno tragarse las vicisitudes. Si hay algo que te ha fastidiado, algo que no te sienta, lo mejor es hacérselo saber al cojonudo, es el mejor medio para evitar que ese miserable polvacho se vuelva a repetir; si el copuchento vive en el desconocimiento lo repetirá. Y si después de estar al corriente, lo repite, ya estarás a la corriente con todas las letras que lo hace con ganas de fregarte.
Cuando desparramas lo que te está molestando, lo que te ha cabreado, notaras como si te hubieras quitado a un hombre obeso de encima y una especie de relajación te recorre de crin a cola y no solo tu cuerpo te lo agradece. Quedarte con ello dentro te obligara a ir donde un loquero para desahogarte con él.
¿Tienes al alcance de tu mano la revista Jornadas de Comunicación Familiar? ¿No? Pues, en el sabrás leer lo infernal que es no platicar y depositarlo adentro lo que rebosara que el cólera crezca en tu adentro.
Discutir y agarrarse a trompadas es positivo (especialmente si él es más chico o más flaco o más anémico o más vejestorio que tú), porque así solucionarás el apuro y tienes el suplemento de la reconciliación que es la parte más mejor de toda pelea de parejas.
Si sigues leyendo te enteraras de un dato sumamente curioso y nada gracioso: de las parejas que reprimieron la cólera, dio como resultado la muerte de uno de los cónyuges. Si fuese la de él, no habría problema. Pero piensa que podría tu caso y en ese caso tienes cinco veces más posibilidades de sucumbir antes que él.
Piénsalo fríamente y pregúntate si merece la pena quedarte callada a partir de ahora cuando tengas una queja contra tu pareja.
Pero si seleccionáis por la palabrería, tienen que ajustar que reñir y sobrellevar un lenguaje labial sin criticar a los suegros, cuñados o amantes de turno lo cual desaguaría en un lenguaje ponzoñoso y nada recomendable a realizarlo en ayunas.
Sean civilizadas y consideradas y compongan las vicisitudes por medio de la comunicación hablada.
sábado, 7 de enero de 2012
169: Un hombre va al trabajo por la misma razón que aguanta a una mujer hasta la muerte, siempre el mismo coño doméstico, las mismas lágrimas domésticas los mismos acres y desbocados reproches domésticos los mismos ruidos, el suspiro, los mismos olores, el sudor el aliento. La inercia atenaza demasiado, la costumbre también, la inercia y la costumbre son casi lo mismo.
Su madre-sus amigas vieron en mí un galán insignificantico para su hija-su amiga; es que no hay peor ciego que el que no quiere ver; aquí la historia del culito feo es al revés.
También a ustedes les pasa -a veces- cuando ven que un amigo aparece del brazo de una prójima descolocada, sin frontis ni trasera y con una sonrisa hermética.
El asuntechi es que esa madre y esas amigas jamás miraron con detenimiento a su hija-su amiga y en función al cariño la elevaron al séptimo cielo si merecerlo (digo yo), que la conozco vestida-desnuda-despierta-durmiendo-hablando sin pensar. Es que para muchas de ellas el cariño las enceguece, las hace sordas e imberbes y hacen lo imposible para que el fruto de su cariño se convenza a sí misma (aunque la realidad dice lo contrario), que es agraciada-graciosa-mona-agraciada. Y hacen que la susodicha aprenda a mirar con ojos entremetidos al tipango y que lo califique con parámetro desconocida por ella.
Ante tal entelequia no le queda a uno más que sumergirse en el subconsciente y rebanarse los sesos tratando de escarbar el tiquismiquis de lo inédito con lo cual fue calibrado por la madre y las amigas de la susodicha y que lo aplazaron y lo degradaron de su calidad de machote alfa, poniéndolo al mismo nivel que al esposo de la madre (padre de la susodicha), y cortejos, esposos, parejas y amantes de las amigas. Fue vana mi investigación y al contrario me encontré donde jamás pensé encontrarme.
Cuando la retirada es obligatoria, no le queda más remedio al imperfecto que preparar la táctica y estrategia a utilizar con la próxima prójima que aparezca en el firmamento y decididas las acciones actué de manera sui generis tauromáquicamente. Comencé toqueteando el culo a todas las amigas, conocidas y parientas de la destinada a compartir conmigo los estivales días del verano que se insinúa cachondo este año. Tampoco la madre se libró de la auscultación. No deje de sonreír ni una micra de segundo y hable hasta por los codos con ideas disparatadas e incongruentes.
Como este blog es el sumen de la ignorancia y a él recurren los corazones desazonados, puedo afirmar categóricamente que el plan “B” funciona perfectamente. Por lo tanto, amigas mías, aleccionen a sus pretendientes a utilizar el plan “B” y ellos serán bien recibidos por sus familiares y por sus amistades. También podrán utilizarlo con éxito aquellos esposos que hasta la fecha han caído en desgracia o jamás fueron aceptados por la suegra, las cuñadas y el perro del hortelano.
Y la avenencia y la mesura se harán aguantadoras en sus vidas amorosas.
También a ustedes les pasa -a veces- cuando ven que un amigo aparece del brazo de una prójima descolocada, sin frontis ni trasera y con una sonrisa hermética.
El asuntechi es que esa madre y esas amigas jamás miraron con detenimiento a su hija-su amiga y en función al cariño la elevaron al séptimo cielo si merecerlo (digo yo), que la conozco vestida-desnuda-despierta-durmiendo-hablando sin pensar. Es que para muchas de ellas el cariño las enceguece, las hace sordas e imberbes y hacen lo imposible para que el fruto de su cariño se convenza a sí misma (aunque la realidad dice lo contrario), que es agraciada-graciosa-mona-agraciada. Y hacen que la susodicha aprenda a mirar con ojos entremetidos al tipango y que lo califique con parámetro desconocida por ella.
Ante tal entelequia no le queda a uno más que sumergirse en el subconsciente y rebanarse los sesos tratando de escarbar el tiquismiquis de lo inédito con lo cual fue calibrado por la madre y las amigas de la susodicha y que lo aplazaron y lo degradaron de su calidad de machote alfa, poniéndolo al mismo nivel que al esposo de la madre (padre de la susodicha), y cortejos, esposos, parejas y amantes de las amigas. Fue vana mi investigación y al contrario me encontré donde jamás pensé encontrarme.
Cuando la retirada es obligatoria, no le queda más remedio al imperfecto que preparar la táctica y estrategia a utilizar con la próxima prójima que aparezca en el firmamento y decididas las acciones actué de manera sui generis tauromáquicamente. Comencé toqueteando el culo a todas las amigas, conocidas y parientas de la destinada a compartir conmigo los estivales días del verano que se insinúa cachondo este año. Tampoco la madre se libró de la auscultación. No deje de sonreír ni una micra de segundo y hable hasta por los codos con ideas disparatadas e incongruentes.
Como este blog es el sumen de la ignorancia y a él recurren los corazones desazonados, puedo afirmar categóricamente que el plan “B” funciona perfectamente. Por lo tanto, amigas mías, aleccionen a sus pretendientes a utilizar el plan “B” y ellos serán bien recibidos por sus familiares y por sus amistades. También podrán utilizarlo con éxito aquellos esposos que hasta la fecha han caído en desgracia o jamás fueron aceptados por la suegra, las cuñadas y el perro del hortelano.
Y la avenencia y la mesura se harán aguantadoras en sus vidas amorosas.
jueves, 5 de enero de 2012
168: Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor. [≠]
Las féminas que se andan sobre aviso para un encuentro orgásmico ideado; se estimulan más cómodamente y gozan más del coito. Con escasa diferencia todas las féminas fantasean mientras se masturban, y un sinnúmero también durante el acto genital, y característicamente si el orgasmo les enseña los dientes. He aquí las más corrientes y folclóricas del mundo femenil:
1. Fantasías sobre tú pareo actual. Si bien te repiquetee extraño, la imaginación primordial tanto de cojonudos como féminas implica algo que les relamería hacer con su peor es nada. ¿Por qué? Porque es el pinchazo voluptuoso que distinguimos con más periodicidad, es alcanzable y les ofrece la eventualidad de llevar al escenario el acontecimiento conjeturado.
2. Sexo con un copuchento que no es tu yunta. Es rematadamente reglamentario. Quizás tu preliminar pareja te estimulaba más sexualmente, pero favoreciste al vigente por otras tipologías de temperamento. El hecho de regocijarse con tú yunta no incluye que todos los cojonudos encantadores del mundo se esfumen, por lo que tú fantasía te consiente alterar sin incorporarse en la belicosidad de la infidelidad. Primariamente, las señoras eligen varones de ajenas etnias (por paradigma, un pimpollo de epidermis tostada si son níveas), simuladores ponderados o alcahuetes (prójimos sexualmente muy laboriosos y con gran bulto).
3. Sexo con otra señora. No te aterrorices, no quiere decir que eres una persona afecta a su mismo sexo y no te has instruido. Es simplemente hacerlo con una dama que sabe al dedillo exactamente qué hacer porque tiene los mismos recovecos que tú.
4. Alguna pericia nueva que te gustaría relamerte y experimentar. Muchas féminas se inhabilitan de formular escenarios "atrevidos" en el camastro por hacerse un nudo en la garganta que su copuchento las clasifique mal. Entonces, vislumbran el acontecimiento, que consigue incluir sexo anal, sexo grupal, trinidades, trabazones, voyerismo, coger en público, etcétera.
5. Que te hagan sexo oral. Como para muchas féminas este es el insuperable procedimiento enérgico para adquirir el orgasmo, es un botín en el terreno evidente entre las quimeras.
6. Ensueños con sexo sensiblero. Aunque no es muy habitual, es la fantasía que las féminas están más acomodadas a mostrarse conformes, porque es mucho más admisible socialmente proclamar que fantaseas con que el príncipe añil te pase a escudriñar en un carricoche que interpretar que te excita pensar que tienes sexo salvaje con cinco obreros en un zoológico.
7. Fantasías donde se las intima a disfrutar sexo. Es sin duda la quimera más abundante, y además la que más sobrecoge a las féminas porque les atraviesa un nudo en la garganta por estar, en el fondo, suspirando que las vulneren, o ser torcidas. Remotamente de esto, la "contravención segura" es una fantasía muy estereotipada. Tiene dos colores: o directamente se trata de una violación sin más, o implica una escena en donde un extraño te seduce, te lleva a un lugar apartado y se aprovecha de ti mientras forcejeas pero dejas correr la escena de cierto modo.
Los espermatozoarios no terminan de entender por qué esta fantasía es tan común entre las mujeres, pero hay dos conjeturas. Una es que la sociedad da recomendaciones muy tropezadas a las mujeres respecto de la cópula. Ser traspasadas las condesciende a practicar el coito pero las rescata de su propio gravamen por ello. La otra conjetura es que en una cultura donde ser sexualmente seductora está muy justipreciado, sea tan intrigante que un copuchento no logre controlarse a sí mismo y te haga doblar las rodillas rejuvenece tú autoestima.
8. Fantasías de dominio. Aquí, la señora es la pendenciera o disfruta una potestad física mayor, y está en control de las circunstancias, haciendo agachar la cabeza al copuchento. En un universo subyugado por cojonudos, no es infrecuente que la utopía rebusque transformar esta realidad.
9. Aporrearse de prostituta. Condesciende a las mujeres que son más vedadas de dar cabestro desabrochada a su cópula bajo el disfraz del dinero. El hecho de que un copuchento te anhele tanto que esté pronto a gastar dólares para disfrutarte corrobora tu morrocotudo atractivo. Por lo demás, al no haber familiaridad emocional de por intermedio ofrece la circunstancia de que hagas lo que te plazca sin temor al juicio del otro.
10. Sexo con un inexplorado. En la subsistencia real, el coito con un extraño suele ser algo delusorio. Sin embargo, en la entelequia, contribuye improvisación, y te independiza de los compromisos y requerimientos que enreda alimentar una relación. Sólo se trata de delectación, sin nada a cambio. Esta quimera consigue usurpar la coloración de "el cojonudo sin rostro": que se acerca por detrás, puedes sentir su pajarito en tu culo… pero no ves quién es.
Sinecura conclusiva
Si aspiras llevar al escenario una fantasía con tu yunta, pacta de antemano un código de detención antes de emprender, substancialmente si la recreación enlaza esposas, fingimiento de una infracción o algún grado de acometida. Como parte de la fantasía es que demandes misericordia, es sustancial que consigan equilibrar cuándo se está prolongando el acontecimiento y cuándo se trata de un recado efectivo.
[≠] Los cimientos de este spot lo proporcionó María Beatriz
1. Fantasías sobre tú pareo actual. Si bien te repiquetee extraño, la imaginación primordial tanto de cojonudos como féminas implica algo que les relamería hacer con su peor es nada. ¿Por qué? Porque es el pinchazo voluptuoso que distinguimos con más periodicidad, es alcanzable y les ofrece la eventualidad de llevar al escenario el acontecimiento conjeturado.
2. Sexo con un copuchento que no es tu yunta. Es rematadamente reglamentario. Quizás tu preliminar pareja te estimulaba más sexualmente, pero favoreciste al vigente por otras tipologías de temperamento. El hecho de regocijarse con tú yunta no incluye que todos los cojonudos encantadores del mundo se esfumen, por lo que tú fantasía te consiente alterar sin incorporarse en la belicosidad de la infidelidad. Primariamente, las señoras eligen varones de ajenas etnias (por paradigma, un pimpollo de epidermis tostada si son níveas), simuladores ponderados o alcahuetes (prójimos sexualmente muy laboriosos y con gran bulto).
3. Sexo con otra señora. No te aterrorices, no quiere decir que eres una persona afecta a su mismo sexo y no te has instruido. Es simplemente hacerlo con una dama que sabe al dedillo exactamente qué hacer porque tiene los mismos recovecos que tú.
4. Alguna pericia nueva que te gustaría relamerte y experimentar. Muchas féminas se inhabilitan de formular escenarios "atrevidos" en el camastro por hacerse un nudo en la garganta que su copuchento las clasifique mal. Entonces, vislumbran el acontecimiento, que consigue incluir sexo anal, sexo grupal, trinidades, trabazones, voyerismo, coger en público, etcétera.
5. Que te hagan sexo oral. Como para muchas féminas este es el insuperable procedimiento enérgico para adquirir el orgasmo, es un botín en el terreno evidente entre las quimeras.
6. Ensueños con sexo sensiblero. Aunque no es muy habitual, es la fantasía que las féminas están más acomodadas a mostrarse conformes, porque es mucho más admisible socialmente proclamar que fantaseas con que el príncipe añil te pase a escudriñar en un carricoche que interpretar que te excita pensar que tienes sexo salvaje con cinco obreros en un zoológico.
7. Fantasías donde se las intima a disfrutar sexo. Es sin duda la quimera más abundante, y además la que más sobrecoge a las féminas porque les atraviesa un nudo en la garganta por estar, en el fondo, suspirando que las vulneren, o ser torcidas. Remotamente de esto, la "contravención segura" es una fantasía muy estereotipada. Tiene dos colores: o directamente se trata de una violación sin más, o implica una escena en donde un extraño te seduce, te lleva a un lugar apartado y se aprovecha de ti mientras forcejeas pero dejas correr la escena de cierto modo.
Los espermatozoarios no terminan de entender por qué esta fantasía es tan común entre las mujeres, pero hay dos conjeturas. Una es que la sociedad da recomendaciones muy tropezadas a las mujeres respecto de la cópula. Ser traspasadas las condesciende a practicar el coito pero las rescata de su propio gravamen por ello. La otra conjetura es que en una cultura donde ser sexualmente seductora está muy justipreciado, sea tan intrigante que un copuchento no logre controlarse a sí mismo y te haga doblar las rodillas rejuvenece tú autoestima.
8. Fantasías de dominio. Aquí, la señora es la pendenciera o disfruta una potestad física mayor, y está en control de las circunstancias, haciendo agachar la cabeza al copuchento. En un universo subyugado por cojonudos, no es infrecuente que la utopía rebusque transformar esta realidad.
9. Aporrearse de prostituta. Condesciende a las mujeres que son más vedadas de dar cabestro desabrochada a su cópula bajo el disfraz del dinero. El hecho de que un copuchento te anhele tanto que esté pronto a gastar dólares para disfrutarte corrobora tu morrocotudo atractivo. Por lo demás, al no haber familiaridad emocional de por intermedio ofrece la circunstancia de que hagas lo que te plazca sin temor al juicio del otro.
10. Sexo con un inexplorado. En la subsistencia real, el coito con un extraño suele ser algo delusorio. Sin embargo, en la entelequia, contribuye improvisación, y te independiza de los compromisos y requerimientos que enreda alimentar una relación. Sólo se trata de delectación, sin nada a cambio. Esta quimera consigue usurpar la coloración de "el cojonudo sin rostro": que se acerca por detrás, puedes sentir su pajarito en tu culo… pero no ves quién es.
Sinecura conclusiva
Si aspiras llevar al escenario una fantasía con tu yunta, pacta de antemano un código de detención antes de emprender, substancialmente si la recreación enlaza esposas, fingimiento de una infracción o algún grado de acometida. Como parte de la fantasía es que demandes misericordia, es sustancial que consigan equilibrar cuándo se está prolongando el acontecimiento y cuándo se trata de un recado efectivo.
[≠] Los cimientos de este spot lo proporcionó María Beatriz
Suscribirse a:
Entradas (Atom)