No estoy triste, es el humo del cigarrillo que me hace llorar, así dice esa canción y cada vez que la escuchaba retrocedía al pasado y retornaba al mismo lugar y vivía esa escena dolorosa, cuando me miraba con mirada ausente, cuando su conversación se convertía en un sí y en un no y recorría con la vista el amplio recinto buscando una puerta que la libre de mí. Bailábamos en silencio, sin escuchar la música, solo perdidos en nuestros pensamientos.
Después solo fueron encuentros ocasionales, hola como estas, bien y tú, bien, me alegro, bueno ha sido una alegría verte, chau, chau. Pero yo buscaba sus ojos, más ellos huían de mi mirada y al contrario seguía en la calzada buscando una salida que la librará de mí.
Existen dos razones importantes para que sigamos encontrándonos o bien concertando alguna cita para hablar sobre esos dos temas. Ella siempre iba al grano, ya sea en busca de apoyo o de consejo; yo llegaba siempre con esperanzas y me iba a mi casa tal como había llegado.
No seguí ese consejo que dice: que un clavo, saca otro clavo. Y parece que ella tampoco, pues siempre continuo con esa cara enfurruñada, con sus ojos tristes y la media sonrisa. Ella se encontraba embriagada en su rencor y se lamia sus heridas imaginarias.
No estoy triste, es el humo del cigarrillo que me hace llorar, así dice esa canción y cada vez que la escuchaba retrocedía al pasado y retornaba al mismo sitio y sentía una congoja por mí, en ese momento debí haber quemado mis ilusiones e internarme en la vida, en busca del amor.
Hoy, hacen diez años y esa canción ya no significa nada para mí; como tampoco ella; que sigue con su cara enfurruñada, con sus ojos tristes y su media sonrisa. Ella todavía se encuentra embriagada por su rencor y sigue lamiendo sus heridas imaginarias. Y sigue sola, más sola que nunca.
Lo triste de todo esto es precisamente eso, encerrar a ese rencor dentro de nosotros y dejarlo permanecer ahí sin darnos la oportunidad (y dársela a alguien más) para volver a reír.
ResponderEliminarIgual y eso de un clavo que saca a otro está mal, pero no si se ve como te doy una oportunidad y me doy otra de volver a soñar. Lamento que así sucediera, quizá habría que entenderla un poco más, saber hasta qué punto la lastimaron, hasta qué punto estamos dispuestos a permanecer y qué tanto somos capaces de hacer por eso.
La soledad solo es para sentir el silencio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Diez años es mucho tiempo...¿Cuánto más vas a esperar para buscar un nuevo amor? La vida pasa Chaly...
ResponderEliminarUn beso
Maribe
Como el más cobarde de los soldados, tengo la estrategia de no asistir a ninguna de mis regresiones, de no darle el lujo de tenerme a su mesa y no dejarse besar, de no hablar de un futuro feliz sino de un presente angustioso.
ResponderEliminarComo siempre que me busca, termino con los ojos tristes y media sonrisa.
Un abrazo melancólico,
D.
Los rencores envenenan el alma y no te dejan ser feliz, ¿y si los dejas a un lado, te sacudes todo y ves para adelante, así como tú me dices?
ResponderEliminar:)