jueves, 5 de enero de 2012

168: Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor. [≠]

Las féminas que se andan sobre aviso para un encuentro orgásmico ideado; se estimulan más cómodamente y gozan más del coito. Con escasa diferencia todas las féminas fantasean mientras se masturban, y un sinnúmero también durante el acto genital, y característicamente si el orgasmo les enseña los dientes. He aquí las más corrientes y folclóricas del mundo femenil:


1. Fantasías sobre tú pareo actual. Si bien te repiquetee extraño, la imaginación primordial tanto de cojonudos como féminas implica algo que les relamería hacer con su peor es nada. ¿Por qué? Porque es el pinchazo voluptuoso que distinguimos con más periodicidad, es alcanzable y les ofrece la eventualidad de llevar al escenario el acontecimiento conjeturado.

2. Sexo con un copuchento que no es tu yunta. Es rematadamente reglamentario. Quizás tu preliminar pareja te estimulaba más sexualmente, pero favoreciste al vigente por otras tipologías de temperamento. El hecho de regocijarse con tú yunta no incluye que todos los cojonudos encantadores del mundo se esfumen, por lo que tú fantasía te consiente alterar sin incorporarse en la belicosidad de la infidelidad. Primariamente, las señoras eligen varones de ajenas etnias (por paradigma, un pimpollo de epidermis tostada si son níveas), simuladores ponderados o alcahuetes (prójimos sexualmente muy laboriosos y con gran bulto).

3. Sexo con otra señora. No te aterrorices, no quiere decir que eres una persona afecta a su mismo sexo y no te has instruido. Es simplemente hacerlo con una dama que sabe al dedillo exactamente qué hacer porque tiene los mismos recovecos que tú.

4. Alguna pericia nueva que te gustaría relamerte y experimentar. Muchas féminas se inhabilitan de formular escenarios "atrevidos" en el camastro por hacerse un nudo en la garganta que su copuchento las clasifique mal. Entonces, vislumbran el acontecimiento, que consigue incluir sexo anal, sexo grupal, trinidades, trabazones, voyerismo, coger en público, etcétera.

5. Que te hagan sexo oral. Como para muchas féminas este es el insuperable procedimiento enérgico para adquirir el orgasmo, es un botín en el terreno evidente entre las quimeras.

6. Ensueños con sexo sensiblero. Aunque no es muy habitual, es la fantasía que las féminas están más acomodadas a mostrarse conformes, porque es mucho más admisible socialmente proclamar que fantaseas con que el príncipe añil te pase a escudriñar en un carricoche que interpretar que te excita pensar que tienes sexo salvaje con cinco obreros en un zoológico.

7. Fantasías donde se las intima a disfrutar sexo. Es sin duda la quimera más abundante, y además la que más sobrecoge a las féminas porque les atraviesa un nudo en la garganta por estar, en el fondo, suspirando que las vulneren, o ser torcidas. Remotamente de esto, la "contravención segura" es una fantasía muy estereotipada. Tiene dos colores: o directamente se trata de una violación sin más, o implica una escena en donde un extraño te seduce, te lleva a un lugar apartado y se aprovecha de ti mientras forcejeas pero dejas correr la escena de cierto modo.
Los espermatozoarios no terminan de entender por qué esta fantasía es tan común entre las mujeres, pero hay dos conjeturas. Una es que la sociedad da recomendaciones muy tropezadas a las mujeres respecto de la cópula. Ser traspasadas las condesciende a practicar el coito pero las rescata de su propio gravamen por ello. La otra conjetura es que en una cultura donde ser sexualmente seductora está muy justipreciado, sea tan intrigante que un copuchento no logre controlarse a sí mismo y te haga doblar las rodillas rejuvenece tú autoestima.

8. Fantasías de dominio. Aquí, la señora es la pendenciera o disfruta una potestad física mayor, y está en control de las circunstancias, haciendo agachar la cabeza al copuchento. En un universo subyugado por cojonudos, no es infrecuente que la utopía rebusque transformar esta realidad.

9. Aporrearse de prostituta. Condesciende a las mujeres que son más vedadas de dar cabestro desabrochada a su cópula bajo el disfraz del dinero. El hecho de que un copuchento te anhele tanto que esté pronto a gastar dólares para disfrutarte corrobora tu morrocotudo atractivo. Por lo demás, al no haber familiaridad emocional de por intermedio ofrece la circunstancia de que hagas lo que te plazca sin temor al juicio del otro.

10. Sexo con un inexplorado. En la subsistencia real, el coito con un extraño suele ser algo delusorio. Sin embargo, en la entelequia, contribuye improvisación, y te independiza de los compromisos y requerimientos que enreda alimentar una relación. Sólo se trata de delectación, sin nada a cambio. Esta quimera consigue usurpar la coloración de "el cojonudo sin rostro": que se acerca por detrás, puedes sentir su pajarito en tu culo… pero no ves quién es.

Sinecura conclusiva
Si aspiras llevar al escenario una fantasía con tu yunta, pacta de antemano un código de detención antes de emprender, substancialmente si la recreación enlaza esposas, fingimiento de una infracción o algún grado de acometida. Como parte de la fantasía es que demandes misericordia, es sustancial que consigan equilibrar cuándo se está prolongando el acontecimiento y cuándo se trata de un recado efectivo.
[≠] Los cimientos de este spot lo proporcionó María Beatriz

2 comentarios:

  1. Tener fantasías es inevitable tanto para un hombre como para una mujer...
    Que en el 2012 se cumplan todos tus sueños!:D

    Un beso para vos Chaly!
    Maribe

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