sábado, 27 de noviembre de 2021

0544: morir al pie del cañón

 

Tenía tan solo 47 años de edad cuando los médicos le dijeron que sólo le quedaban dos meses de vida.

¿Qué haces cuando eres el autor más grande de la música ranchera y te quedan tan sólo dos meses de vida?

José Alfredo llamó a su amiga Chavela Vargas para decirle que la estaba esperando en el Tenampa en Garibaldi, para que lo acompañara a correrse su última juerga.

Ahí en una mesa del Tenampa acompañados también de su amigo Tomás Méndez autor de Cucurrucucú Paloma, tomaron el mejor tequila que tenían en la cantina rodeados de mariachis, cantaron todas sus canciones durante tres días y tres noches.

Después, tambaleándose, salió José Alfredo del Tenampa deteniéndose en la puerta para ver por última vez, su lugar favorito.

Después de una larga agonía a consecuencia de la cirrosis, llegó la parca el 23 de noviembre de 1973, lo tomó de la mano y se lo llevó.

No vale nada la vida

La vida no vale nada

Comienza siempre llorando

Y así llorando se acaba

Por eso es que en este mundo

La vida no vale nada

 

¡Salucita de la buena mi José Alfredo!

lunes, 22 de noviembre de 2021

domingo, 14 de noviembre de 2021

0542: Paloma Guerra

 

Yo confieso haber visto la película racista “Lo que el viento se llevó”, y pido perdón por ello.

Confieso haber disfrutado con la escena sexual de “El cartero siempre llama dos veces”, cuando en la mesa de la cocina ella le lanza a él polvo de harina y él le proyecta a ella otros poquitos de polvos. Pido perdón por lo que gocé entre tanto polverío. Ignoraba que era un encuentro heterosexual con fuerte matiz machista.

Confieso, para mi condenación eterna no haber entendido que Bob Esponja era gay hasta que los autores de la serie, solemnemente, acabaron de explicarlo. Pido misericordia a los lectores.

También confieso haberme reído mucho, en mis años mozos, con los comentarios machistas de don Alfredo Landa y de don Paco Martínez Soria. Suplico se me perdone. Era ignorancia supina.

Confieso haber leído “Moby Dick” en mi tierna adolescencia. Siempre pensé que era una buena novela. Pero no. Pido perdón a todos. Ahora sé que es una apología de la caza de ballenas, ecológicamente insostenible.

Confieso que los chistes de Arévalo sobre los tartamudos me llegaron a gustar, pero ya he destruido las cintas. Tengan piedad, por favor.

Confieso, ruborizado, que en las películas del Oeste siempre deseaba que los vaqueros derrotasen a los indios. Cosas de la malísima educación recibida. Me autoflagelo por ello.

Confieso haber pensado que la hazaña de llegar a América, la de Cristóbal Colón, tuvo su mérito. Ya me he enterado que no, que fue un canalla. También pido perdón por eso.

Confieso que siempre creí que los almirantes Churruca y Gravina eran dos héroes decimonónicos de la batalla de Trafalgar. Puto error educativo. Eran dos fachas franquistas desde mucho antes de que naciera Franco... y pido perdón por ello ..

Confieso haber pensado alguna vez que las acusaciones de violencia de género se dirimían en los Tribunales de Justicia. Pido perdón por mi error. Ahora sé que se dirimen en la cadena Telecinco, con Jorge Javier de juez, con la Corredera de fiscal y con Irene Montero de jurado popular.

Confieso estar en la creencia de que el almirante Cervera fue un héroe nacional durante la Guerra de Cuba. Y un mojón de pato. Ya me he enterado de la auténtica verdad: era otro fascista.

Confieso que me paso noche y día en una duda absoluta: ¿es racista el tiro al blanco?; ¿es racista la expresión “me engañaron como a un chino”?; ¿es racista llamar a tu hermano “oveja negra”?; ¿es racista la expresión “hacer el indio”?; ¿es racista que te gusten los conguitos?; ¿es racista lo de "Yo soy aquel negrito del África Tropical que cultivaba cantando la canción del Cola-Cao"?

Y confieso, ante el Tribunal de la Santa Inquisición, que sólo veo películas porno por la intriga que supone enterarse si, al final, ella se casa con él.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

0541: Cosas que se deben evitar en una reunión familiar

 

1- No ocupar demasiado espacio en los sillones

2- No está mal decir aunque sea un simple “hola” al llegar y  un “abur” al irse

3- Tener paciencia y esperar a que alguien llegue con las bebidas

4- No recargar los pies en los asientos de enfrente

5- No preguntar “¿qué bebidas sirven?”

6- Explíquele a la dueña de casa cómo le gusta tomar café de modo amable

7- Ponga atención (o al menos pretenda que lo hace) cuando alguien cuenta una anécdota familiar

8- Hágase responsable de sus hijos y/o nietos

9- No ocupe los retretes más de cinco minutos

10- Quítese los audífonos cuando esté hablando esa pariente que supero sus tres divorcios

11- Sólo acaricie la nalga de la concuñada cuando realmente sea necesario y nadie este mirando

12- Todos prefieren que usted permanezca sentado mientras lo están atendiendo. Las bebidas tienden a derramarse ante movimientos bruscos y más en espacios reducidos

13- No se saque en ningún momento la mascarilla y/o decida no usarla.

14- No chasquear los dedos para llamar la atención de su cuñado y/o suegro

15- Trate de no quitarse los zapatos

16- Dejar de quejarse por la comida es un buen punto de partida para no fastidiar a la suegra