–Saulo, esto me resulta un poco
extraño, lo del apodo que usas para trabajar, y tanto misterio… no serás un
prostituto, ¿verdad? Porque si me estás metiendo en algo ilegal…
–¡Pero qué bruto eres! Te aseguro
que no soy un prostituto. Tú concéntrate en satisfacer a la VIP este fin de
semana.
–Define “satisfacción” Porque hay
muchos tipos de satisfacciones que no estoy dispuesto a darle a esa mujer por muy
VIP que sea.
–No se espera de ti que le des sexo,
solo un poco de compañía y conversación si la necesita.
–Espero que ella lo tenga claro. No
me gustaría tener que lidiar con una vieja en busca de acción.
–¿La clienta es una vieja?
–Cincuenta y siete años.
–Entonces tranquilo, si las cosas
se ponen difíciles sal corriendo y no te podrá alcanzar. No tienes de qué preocuparte.
Sé simpático y educado y todo saldrá bien. Y, sobre todo, guarda las
distancias, a no ser que quieras terminar en una situación “delicada”. En este
tipo de trabajos los acercamientos físicos son fácilmente malinterpretados.
Me pareció un consejo un poco
fuera de lugar. Se supone que iba a trabajar como traductor y asistente personal,
se daba por descontado que no iban a haber “acercamientos físicos” de ningún
tipo. ¿O no? Sobre todo teniendo en cuenta que la clienta en cuestión podía ser
mi madre. Descarté aquel pensamiento al instante. Iba a ser tan profesional, frío
y educado que no iba a dar lugar a ningún tipo de malentendido sobre mi trabajo
de aquel fin de semana.
Chico de compañía!!
ResponderEliminar(Sigo intentando ver la conexión con el título)
Besos
No lo entiendo, debe ser que mi mente está en otra cosa.
ResponderEliminarRecuerdo ese Opium, una de mis hermanas alguna vez lo usó!! :DDD
ResponderEliminar...y qué tiene que ver con el título la entrada?
Besos =)))
Prefiero "In love again"…
ResponderEliminarY es que para traducir hay mucho en la vida, no sólo palabras.
Un beso.