miércoles, 30 de agosto de 2023

0746: Horóscopo del miércoles 30 de agosto: ¿Cómo te irá en el coito?

Horóscopo de ARIES

Deja de lamentar tu mala suerte en el amor, cambia de actitud y mira a tu alrededor. Alguien capaz de cambiar tu destino espera que le abras tu entrepierna, así que dale la oportunidad de entrar.

Horóscopo de TAURO

No justifiques la actitud aislada que estás manifestando por los cuernos que te pusieron. Sé consciente de que has encontrado al pene ideal, que está dispuesto a brindarte satisfaccion. El amor verdadero ha llegado, así que aprovéchalo.

Horóscopo de GÉMINIS:

Hoy abordarán temas que te inquietan y te hacen dudar, pero lo harás con tacto y obtendrás las explicaciones que buscas sin que esto afecte el coito. Conocerás algunas posiciones que antes no querías hacer.

Horóscopo de CÁNCER:

Se producirán malentendidos y situaciones incómodas en tu relación afectiva y hoy tendrás que actuar con cautela y esperar un momento más adecuado para pedir explicaciones. Calmarse antes de actuar será lo mejor.

Horóscopo de LEO:

Tu atención estará concentrada en tus coitos y te darás cuenta de que has postergado demasiado ciertas posiciones. Esta vez te resultará fácil comunicarte y exteriorizar tus emociones, y a partir de hoy habrá mucha unión y comprensión.

Horóscopo de VIRGO:

Tu carácter amical, efusivo y seductor pone en riesgo la estabilidad que experimentas en el amor. No busques fuera de tu relación aquello que te falta y busca la manera de dotarla de emoción, pues tu pareja está dispuesta a hacerte feliz.

Horóscopo de LIBRA:

Irradiarás un atractivo especial y tendrás mucho éxito con el sexo opuesto. La decisión de empezar un nuevo romance estará en tus manos, aunque la idea de coquetear sin comprometerte también te seducirá.

Horóscopo de ESCORPIO:

La idea de formalizar tu relación con un coito (para terminar con las dudas y celos de tu pareja) no remediara nada, debes empezar con una actitud más clara. Hoy tendrán una conversación serena y será un buen inicio.

Horóscopo de SAGITARIO:

La comprensión y la armonía reemplazarán a los enfrentamientos que estaban haciendo insostenible tu relación sentimental, y hoy la sombra de perder ese culo gratis desaparecerá definitivamente.

Horóscopo de CAPRICORNIO:

Empezarás el día sin novedades en el amor y tanta calma te impacienta. Hoy tu imaginación dará el toque de alegría y aventura que cambiará las cosas y te llevará a actuar de manera diferente.

Horóscopo de ACUARIO:

Tu vida amorosa se ha convertido en motivo de alegría y de estabilidad y hoy tu pareja te hablará de un compromiso más serio. Hace tiempo que lo esperabas con ilusión debido a lo bien que se entienden, y a partir de ahora empezarás a ver concretados sus sueños.

Horóscopo de PISCIS:

Estarás muy irritable, pero trata de controlarte y evita los enfrentamientos innecesarios. En estos momentos cualquier desacuerdo terminaría en una discusión que arruinaría el día con respecto a tu relación de pareja, así que evítalo. 

lunes, 28 de agosto de 2023

0745: exhorta, exorcista, sacamuelas

 Un sacerdote entra en un dormitorio frío como una cámara frigorífica y pregunta amablemente por la criatura que hay en la cama: “¿Quién eres?”. “Soy el diablo”.

Blatty sigue concienzudamente las reglas de la prosa de thriller, hasta en los párrafos de una sola frase y las hinchazones chandlerescas (“Manoseaba la verdad como un soltero cansado que pellizca verduras en el mercado”).

Pero el principal interés del libro radica ahora en su propio embrollo teológico.

Empezando por la declaración “Soy el diablo”, que, con su artículo definido, induce a lectores y espectadores a concluir que el mismísimo Satanás se ha instalado, al estilo Airbnb, en esa casa adosada de Prospect Street. Pero, como Blatty ya ha dejado claro en su evocador prólogo, el demonio es Pazuzu, una figura menor de la mitología asiria cuyo principal trabajo era dominar el viento del suroeste.

No es el tipo de fuerza quiropráctica, se podría pensar, que podría divorciar la cabeza de una persona de su columna vertebral, ni el tipo de presencia maniquea que podría hacer que dos jesuitas se cuestionaran su vocación.

No importaría demasiado si Blatty no estuviera ya caminando por la cuerda floja de la teodicea. Nadie ha respondido nunca, al menos a satisfacción de todos, a la pregunta esencial planteada en el Libro de Job: ¿Por qué un Dios todopoderoso y todo amor permite que exista el mal? O, arrastrando de nuevo la conversación al nivel de El exorcista, ¿por qué iba Dios a permitir que un gamberro como Pazuzu aterrorizara a una niña?

¿Y por qué Pazuzu, en el clímax del libro, decide aleatoriamente poseer al cura Karras, quien, en un espasmo de martirio, se convierte en el segundo hombre en ser arrojado por lo que ahora se llaman los “escalones del exorcista”?

¿Por qué Pazuzu poseyó a Regan en primer lugar?

¿Porque su madre era una atea divorciada?

¿Porque la América contracultural de principios de los 70 había perdido el norte?

 ¿Porque Dios sólo puede ser comprendido en su ausencia?

Las preguntas no pueden resolverse porque Blatty nunca se entretiene del todo con ellas, y quizá haya llegado el momento de rendir homenaje a una deidad más secular: Ira Levin, cuya novela de 1967, El bebé de Rosemary, y su adaptación cinematográfica establecieron con tanta solidez el potencial de mercado masivo de demonios y doncellas.

Blatty era un devoto católico libanés-estadounidense que se planteó brevemente el sacerdocio, pero también era una criatura de Hollywood que buscaba una forma de volver a entrar, y la encontró como productor y guionista de la adaptación de El exorcista, presidiendo el tipo de histeria de boca en boca con la que sueñan los autores cuando no se sienten especialmente santos.

El director, el difunto William Friedkin, era un tipo bastante aterrador. Como relata Nat Segaloff en su nuevo libro, El legado del exorcista: 50 años de miedo, Friedkin fue lo bastante listo como para convencer a la Iglesia Católica de que participara en la película con dos jesuitas y lo bastante loco como para golpear a uno de ellos en la cara para conseguir una mejor interpretación.

El rodaje duró más de 15 meses y superó con creces el presupuesto original de 12 millones de dólares, en parte porque los efectos especiales en aquella época anterior al CGI tenían que crearse mecánicamente.

Hoy en día, las nubes de aliento que provocaba el dormitorio ártico de Regan podrían añadirse digitalmente; en aquel entonces, exigían una unidad de aire acondicionado de 50 mil dólares. La cama y el mobiliario circundante se movían de verdad, al igual que la actriz de 13 años Linda Blair cuando el guion exigía que Regan levitara hidráulicamente.

El graznido de barítono del demonio no fue suministrado por un sintetizador de voz, sino por Mercedes McCambridge, una talentosa y problemática actriz de carácter que se puso en plan Método durante la grabación, hasta el punto de atarse las manos, como Regan, con sábanas. Es la mejor interpretación de la película.

El exorcista se estrenó el día después de la Navidad de 1973, fue un gran éxito en todos los sentidos, y Segaloff argumenta de forma persuasiva que nunca se cerró, aunque le siguieron al menos dos secuelas, una serie de televisión y dos precuelas, ninguna de ellas con éxito. En octubre se estrenará la primera entrega de otra trilogía del Exorcista.

Será demasiado tarde.

Tomamos lo que Blatty nos dijo -que abordar un problema sobrenatural es algo que es mejor dejar en manos de especialistas- y lo giramos en nuevas direcciones: Poltergeist, Los Cazafantasmas, Beetlejuice, Buffy Cazavampiros. Ahora subsistimos en una maraña de entretenimiento de terror distópico (véase: toda la cultura zombi), y cada vez está más claro que nosotros éramos los demonios desde el principio, que ningún especialista puede salvarnos de nosotros mismos y que lo único a lo que podemos aspirar es a sobrevivir los unos a los otros. Pazuzu, sostén nuestra cerveza.

 

Louis Bayard es autor de “Jackie & Me” y “The Pale Blue Eye”.

Fuente: The Washington Post

domingo, 27 de agosto de 2023

0744: ríe o llora

¿Sabes por qué el mar es azul? Porque los peces dicen "Blue, blue, blue, blue".

¿Quién es el papá del príncipe azul? El Blu-ray.

¿Cuál es el colmo de un peluquero? Descubrir que en la vida nada es permanente.

Eliminar correos no deseados es muy fácil: spam comido.

Los hippies no orinan: hacen peace.

¿Qué hace una vaca con los ojos cerrados? Leche concentrada.

¿Qué hace una abeja en un gimnasio? Zumba.

¿Cuál es el colmo de un pastor? Contar ovejas y quedarse dormido.

¿Qué dice una cereza mirándose al espejo? "¿Ceré eza?".

¿Cuál es el peinado favorito de los carteros? Los tirabuzones.

¿Qué hace un tupper en el bosque? Tupperdío.

Iba a contar un chiste sobre sodio... pero Na.

No cabe duda, y duda se fue.

Esto es un hombre que entra en un bar de pinchos y dice: Ay, ay, ay, ay.

¿De dónde vienen los hámster? De Hamsterdam.

Papá, papá, ¿puedo ir al cine? Sí, pero no entres.

Doctor, doctor, tengo paperas. Pues toma 2€ y ya tienes pá plátanos.

¿Cuál es el colmo de una azafata? Enamorarse del piloto automático.

¿Cómo se llama el hermano más limpio de Bruce Willis? Kevin Willis.

¿Qué hace un mudo bailando? Una mudanza.

Albino se perdió en el bosque, así que su papá disparó dos tiros al aire porque al PAN PAN y albino vino.

Van dos soldados en una moto y no se pueden bajar nunca. ¿Sabes por qué? Ya te lo he dicho: porque van soldados.

Se abre el telón. Acto 1: una piedra. Acto 2: la misma piedra. Acto 3: sigue siendo la misma piedra. Se cierra el telón. ¿Nombre de la obra? Rocky 3. 

viernes, 25 de agosto de 2023

0743: el poeta y la poesía

El poema es el lugar en donde el hombre se encuentra con la poesía, más concretamente con el poeta, porque el poeta vive en el poema. La obra es inseparable de su creador.

En el caso de que éste sea desconocido se dice que es dios.

He oído reiteradamente que sólo interesa la obra en sí, prescindiendo de su autor. No se puede hablar de poesía en abstracto, haciendo a un lado la noción del poeta, puesto que la poesía existe por el poeta. En teología se conoce al Creador por su creación, o sea que la hoja de hierba nos conduce a Dios.

Hay un poema que se titula “Hojas de hierba”. ¿Qué quiso decir Whitman con eso? Ah, pero los que tan acremente defienden la tesis de la poesía sin poeta, ¡sin embargo firman sus obras! ¿Cómo leer a Barba–Jacob sin Barba–Jacob? En el arte está el sello del autor, como en nosotros la marca de dios, o del diablo. Porque existe el poeta diabólico, contento de serlo: Lautrèamont, Genet, cien más, todos muy atractivos para los jóvenes. Es natural. El mal también necesita sus poetas y sus artistas.

El mal y el bien no son enemigos: son socios. Se colaboran, se sostienen y se estimulan recíprocamente. Si construyeron un infierno tan vasto y poblado, en el que existían en tiempos de Jean de Weyer 7'405.926 demonios es de presumir que necesitarán músicos y poetas para amenizar las veladas de invierno.

No está la poesía al servicio del poeta, porque sería servidora; sino el poeta al servicio de la poesía, como el sacerdote al servicio del dios.

La poesía propagandística no es poesía, sino propaganda. “¡Tome Coca-Cola!”. La primera vez que oí mencionar la palabra coca. Más tarde dijeron que era delito.

El poema nace, no se hace. Quiere decir que el poeta tiene que estar preñado.

El poema hechizo es un muñeco de simple redacción. Aún para leer es necesario estar inspirado. El lector no inspirado, lector mecánico y compulsivo, no entiende.

Se accede a la inspiración voluntariamente. Hay métodos: disponibilidad, aislamiento, concentración.

Dice Platón: “La Musa inspira a los poetas, éstos comunican a otros su entusiasmo, y se forma una cadena de inspirados”. El lector inspirado es aún más escaso que el autor inspirado, desde que la literatura dejó de ser arte para convertirse en un negocio del cual hasta los poetas quieren participar, como el cura que vende los sacramentos.

No es de esa poesía ni de esos poetas astutos y negociantes de lo que hablo.

El verdadero poeta lucha contra la poesía y hace largos esfuerzos por librarse de ella antes de rendirse. Pero existe también, como en todo, el poeta aficionado; y el que toma la poesía como escape y la convierte en vicio; o el hombre inofensivo y pintoresco que la incorpora a sus manías. 

martes, 22 de agosto de 2023

0742: las mejores películas españolas (1935 - 1951)

 La verbena de la Paloma (Benito Perojo, 1935)

La versión republicana de Perojo, la primera de la más mítica de las zarzuelas, sigue siendo un monumento de viveza, alegría, humor y ritmo que, demasiado a menudo, creemos no existía en el clásico cine español. 


Morena clara (Florián Rey, 1936)

Icono absoluto del cine republicano, con este símbolo del final de la II República, una historia de pillos, engaños, humor, amor y música, con sorprendente mensaje anti racista (en relación al pueblo gitano) para la época y una Imperio Argentina mucho más inmensa que esa coletilla de “obsesión de Hitler” por la que siempre se la recuerda.


Sierra de Teruel (André Malraux y Boris Peskine, 1940)

Joya sobre la lucha del bando republicano en la Guerra Civil. Una obra apabullante, emocional y tremendamente vanguardista a la par que realista, ‘Sierra de Teruel’ no se vio en España hasta 1978. 


La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)

En el oscuro franquismo de posguerra, la figura de Edgar Neville, un adelantado a su tiempo, se emerge como la gran luz en la oscuridad. La viveza y originalidad de su cine eran únicas, y lo siguen siendo. Todavía hoy no lo reivindicamos demasiado, quizás porque su nombre lleva a engaños en cuanto a eso de español (nació y murió en Madrid). Veremos más obras suyas a continuación pero solo con esta, algo así como ‘El gabinete del Doctor Caligari’ de nuestro cine, una historia sobre hipnotismo, sociedades secretas y romance, se merece más de una plaza en el centro de la capital. Eso sí, si nos ponemos puntillosos y no perdonamos el año de producción de la cinta, hemos de admitir que tiene una lectura antisemita evidente.


La vida en un hilo (Edgar Neville, 1945)

Seguimos con Neville y con una Screwball Comedy. Una “adivina del pasado” (sí, como lo leéis), le cuenta a una viuda reciente en un viaje en tren como hubiera sido su vida si se hubiera casado con su otro pretendiente. Más allá de las deliciosas citas y los afinados diálogos, sin olvidarnos del juego de flashbacks, nos quedamos con la velada pero brutal crítica a la sociedad de provincias y a esa manía tan patria de criticar por criticar.


El crimen de la calle de Bordadores (Edgar Neville, 1946)

La adaptación de una historia real capaz de mezclar comedia castiza con la mejor intriga hollywoodiense. Figura, además, un uso de flashbacks contradictorios que ríete tú de Kurosawa y ‘Rashomon’ 


Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1947)

Una película de las llamadas “folklóricas”. Carlos Serrano de Osma creó para el lucimiento de Lola Flores y Manolo Caracol una de las cintas más estéticas y visuales de todo nuestro cine, Entre encadenados y mágicas actuaciones de la faraona se cuenta una historia, cuanto menos notable, de amor, obsesión, éxito y alcoholismo.


Vida en sombras (Llorenç Llobet-Gràcia, 1948)

Todo cinéfilo se ha enamorado alguna vez de ‘Cinema Paradiso’, y con razón. Pero habría que haber llegado antes a este emotivo, fantástico y metatextual homenaje al séptimo arte que no solo precede a la cinta italiana en varias décadas sino que la supera. 


Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951)

Clásico del cine franquista, con un drama impecable sobre una familia que deja el campo por la ciudad en busca de una vida mejor y, uno a uno, van cayendo en desgracia.


Cielo Negro (Manuel Mur Oti, 1951)

La historia trata sobre una joven tan buena como inocente, engañada cruelmente por un amor epistolar que en realidad no existe. Una auténtica obra rompecorazones llena de potencia, rebeldía, momentos de auténtica catarsis y una Susana Canalejas tan inmensa que casi, casi, nos hace no nombrar también lo excepcional que está Fernando Rey. Denle más ensaimadas y café con leche, por favor.


lunes, 21 de agosto de 2023

0741: nostalgia aburridora: Indiana Jones

En lugar de continuar las aventuras de este profesor levemente truhan para siempre, reemplazando una y otra vez a los actores que lo encarnasen, como ocurre con James Bond, la industria ha preferido que Jones siga la peripecia vital del actor que lo ha representado desde el principio. Como consecuencia de ello, “Indiana Jones y el dial del destino” será la última. El actor acaba de cumplir 81 años. Tenía 79 cuando la película se filmó, así que un desafío mayor para el director, que por primera vez en lo que va de la saga no fue Steven Spielberg sino James Mangold, fue rodar la secuencia inicial. En ella Indiana Jones se topa por primera vez con “el dial del destino” 

En 1945 el dial del destino está en manos de los nazis, que al final de la guerra lo transportan en un tren en el que corren por los pasillos Indy y su amigo Basil Shaw. Ya hemos visto tantas peleas de Jones dentro o sobre vehículos en movimiento, que la cosa se pone un poco aburrida (y va a empeorar), aunque la nostalgia también tenga su pegamento. El momento sirve para presentar al villano que busca el dial, que es un aparatejo realmente creado por Arquímedes, el griego ese que exclamó “eureka”. Claro está, en la película el dial tiene la capacidad de detectar “fisuras de tiempo” y hacer posibles los viajes al pasado.

Fundido a negro y nos trasladamos a la tediosa y triste actualidad de Jones, que transcurre, como ya dijimos, en 1969. Ha perdido a su hijo en la guerra de Vietnam, su esposa lo ha abandonado y sus estudiantes se aburren con él. Pero, desde algún lugar, todavía la aventura lo llama. El cuerpo ya no es el mismo, pero el arquearse de cejas y la sonrisa ladeada siguen intactos.

Desde ahí sigue una… de Indiana Jones: personajes picarescos, persecuciones y peleas entre serias y graciosas, nazis, un misterio que resolver que trae a colación un batiburrillo “histórico”, un montón de cavernas, cierto escarnio de los pueblos originarios (en este caso, romanos) caricaturizados como extras, otro montón de tonterías de hombre blanco (en “Indiana Jones y la calavera de cristal”, Indy sabe quechua porque anduvo por un tiempo entre los revolucionarios… mexicanos), el látigo y el sombrero.

No otra es la fórmula y Mangold le pone empeño, aunque no por eso logre un resultado comparable con “Los cazadores del arca perdida” o, peor, con “La última cruzada”, (que a mi juicio es la mejor de la franquicia). Pese a toda la energía y la magia visual, la película del dial es aburrida en buena parte de su (muy largo) metraje, aunque, hay que reconocerlo, mejore sustancialmente hacia el final.

Las razones del deterioro son varias: 

a) Jones está viejo y, como saben sus alumnos, es más aburrido ahora que antes; 

b) la historia es previsible: calca todos los manierismos de la serie sin otro giro que el del final; 

c) los villanos son buenos, si se me disculpa el oxímoron, pero los personajes picarescos (la ahijada de Indy y su amigo adolescente) carecen de todo encanto; 

d) ¿ya dije que a la peli le sobra media hora de persecuciones y juegos de desapariciones?; 

e) las motivaciones de Indy para hacer lo que hace se deshilvanan a lo largo del filme; no puedo especificar por qué, ya que sería un imperdonable spoiler, pero recomiendo al espectador hacerse esta pregunta al final de su visionado: ¿qué es lo que realmente quería Indy en esta película? Y, ¿por qué su ahijada cambia la orientación de conducta en cierta parte? Es decir, la vemos cambiar, pero, ¿por qué lo hace? En mi opinión, un guion que no tiene bien resueltos los móviles de los personajes es causa segura de una película fallida. 

Pese a todas estas deficiencias, no dudo de que los jóvenes disfrutarán de los efectos especiales y de los chistes y del carisma de Ford. Para quienes pertenecen a mi generación y crecieron con las películas de Indiana Jones, ir al cine esta vez es un deber. Debemos despedir al simpático héroe y decirle gracias. No nos gusta verlo viejo y es que no nos gusta haber envejecido a la par. Pero, como ya he dicho, la nostalgia tiene su propio pegamento.

 

sábado, 19 de agosto de 2023

0740: Mae West

 Frases antológicas. Así como sus diálogos eran sorprendentes y humorísticos, también lo eran sus frases icónicas. Por ejemplo “¿Qué es ese bulto en tu pantalón? ¿Una pistola automática… o la alegría de verme?”  Fue el preludio de muchas otras que definieron su fama. Algunas de estas frases memorables son:

“Creo en la censura. Hice una fortuna gracias a ella.”


“¿Usted cuánto mide? Dos metros y dieciocho centímetros.  Olvidemos los dos metros y concentrémonos en los dieciocho centímetros…”


“Las chicas buenas van al cielo. Las malas van a cualquier parte.”


“-¿Quién es ese tipo? 

-Un principiante, Cary Grant. Va a trabajar en Madame Butterfly. 

-Me da igual que haga de Madame Butterfly o de Blancanieves. Si sabe hablar, lo quiero en mi película.”


“Cuando soy buena, soy muy buena. Pero cuando soy mala… soy mejor.”


“No dejes a un hombre dudando demasiado tiempo: puede encontrar la respuesta en otra parte.”


“Las curvas de una mujer son más poderosas que la espada de un hombre.”


“Cuanto más torcidas van las mujeres… más rectos van los hombres hacia ellas.”


“No te cases con un hombre para reeducarlo: para eso están los reformatorios.”


“El sexo con amor es lo mejor de la vida. Pero sin amor tampoco está mal…”