Las valijas que llevamos están hechas de cargas. La maleta de la culpa. Llevas un talego de descontento en un hombro y una bolsa de mano llena de penas en el otro. Agréguese a esto una mochila de dudas, un saco de dormir de soledad y un baúl de temores. No es extraño que al final del día esté tan cansado.
Tocamos este punto por medio de un drama: Se representa una boda en que podemos oír los pensamientos de la novia y del novio.
Entra el novio muy cargado con su equipaje. Por todo el contorno de su cuerpo se pueden ver bolsos. Cada bolso lleva una etiqueta: culpa, ira, arrogancia, inseguridad. Este tipo está cargado. Mientras espera de pie ante el altar, piensa:
«Por fin una mujer me ayudará a llevar todas mis cargas. Es tan fuerte, tan estable, tan…»
Mientras continúan sus pensamientos, comienzan los de ella.
Entra con un vestido de boda, pero, como su novio, está cubierta de equipaje. Arrastra una maleta con ruedas, de un hombro cuelga un bolso y un neceser para maquillaje; en bolsas de papel lleva cuanto pueda imaginar y cada cosa con su etiqueta. Ella lleva sus bolsos personales: prejuicios, soledad, desilusiones. ¿Cuáles son sus expectativas? Escuchemos lo que piensa:
«Unos pocos minutos y tendré mi hombre. Se acabaron las consejerías. No más sesiones de grupo. Adiós desalientos y preocupaciones. Ya no los veré más. Él me lo solucionará todo»
Por fin están ante el altar, perdidos en una montaña de cargas. Sonríen durante la ceremonia, pero cuando llega el momento de dar el beso, no pueden. ¿Cómo abrazas a otra persona si tienes los brazos llenos de bolsas?
Así como lo pones suena muy feo pero desgraciadamente es real.
ResponderEliminar