domingo, 17 de enero de 2021

0496: ¿existió el año 2020?

 

Para los que vivieron en una burbuja es difícil sostener la existencia de un año, cuando lo único importante fue defender la vida frente a la muerte. A nadie le importaba si era lunes o domingo. 

Un año que se pasó entre desayuno, almuerzo, cena, cama y preocupación parece un texto que describe una sociedad distópica. 

El 2020 nos deja un lodazal de incertidumbres y un mar de enseñanzas.

La pandemia dejó al descubierto la debilidad del sistema basado en el mercado.

La pandemia -mejor que un experto- demostró que, sobre todo, la salud en manos del mercado no funciona. 

El nacionalismo de los muertos se expresó a través de medir la capacidad de resistencia nacional, el objetivo parecía ser tener la menor cantidad de muertos. Un conteo macabro.

Cada país tiene su método de medición lo que hace imposible comparar. Países sin prensa ni instituciones libres suelen alterar sus estadísticas.

El método para combatir la pandemia no fue uniforme, sin embargo, hubo similitudes, probablemente Suecia fue la excepción. Al ser la irregularidad, Suecia fue el país más golpeado por el nacionalismo de los otros, se magnificaron los errores y se minimizaron los aciertos.

Pero, también hubo un nacionalismo interno, “nuestro método es el mejor”. Las críticas llegaron con la segunda ola.

El nuevo año no llega con soluciones, llega con preguntas. Y, no ha eliminado el miedo.

Creer que la vacuna es la solución es una simpleza porque no implica la eliminación del virus.

La gente tendrá que acostumbrarse a coexistir con la Covid-19 y ello implica hacer permanentes algunos de los resguardos como lavarse las manos con más frecuencia, la distancia social, evitar aglomeraciones y el barbijo cobrará ciudadanía mundial.

El miedo sigue gobernando nuestro comportamiento, no ha reculado. 

La pandemia dejó al descubierto la debilidad del sistema basado en el mercado. La pandemia -mejor que un experto- demostró que, sobre todo, la salud en manos del mercado no funciona. 

Hasta los gobiernos más ortodoxos en términos liberales tuvieron que salir a socorrer empresas y a dar protección social y económica a las víctimas de la mercadización sobre todo en los sectores de la salud y la asistencia social.  

Como siempre hay optimistas que pensaron que la pandemia iba a ser el punto de partida de un cambio radical. Más empatía, solidaridad, igualdad, etc. pero el miedo no es acelerador de cambios es freno, es conservador y reaccionario. 

Si antes el mundo se dividía entre capitalismo y comunismo hoy el mundo se divide entre “los que tienen miedo y los que tienen bronca”

Los que tiene miedo ya estaban prisioneros de su miedo antes de la pandemia, no otra cosa implica vivir rodeados de murallas, con policías privados y escuelas exclusivas. O con policías fronterizas multinacionales que actúan de guardianes de muros legales.

Los que tienen bronca tampoco son producto de la pandemia. La bronca y la furia tenía expresiones que van desde la delincuencia hasta la curiosidad de ver que hay detrás los muros, pero, el sólo hecho de pasar por encima de ellos, aunque sea por curiosidad, los convierte en delincuentes.  

La paradoja que nos dejará la pandemia es la unidad de contrarios. Los que tienen miedo y los que tienen bronca están dispuestos a perder su libertad por un gramo de salud y algunos centímetros de vida, por eso me temo que voten en las próximas elecciones por soluciones autoritarias y dictatoriales.

El periodismo profesional, es el que nos permitirá el debate para abrir el diafragma cerebral apuntando los peligros de las soluciones autoritarias y antidemocráticas.

Y… para cumplir con la tradición: ¡Feliz año nuevo!

1 comentario:

  1. ¡¡¡Chapeau!!!
    No te conocía esta faceta, pero me ha gustado.
    Un abrazo

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