jueves, 11 de diciembre de 2025

0780: EN LA PUERTA DEL CIELO I

 San Pedro llama a un ángel y le dice:

- Esta mañana tengo que ir a hacer un par de trámites a una nube, así que te dejo cuidando las puertas del Cielo

El ángel, aterrado, le dice que no tiene idea de a quién tiene que dejar pasar y a quién no, pero San Pedro lo tranquiliza:

- Mira, por hoy vamos a simplificar. Aquí tienes una Biblia y un fajo de billetes de cien euros. Dale a elegir a los que lleguen: si cogen la Biblia les dejas pasar, y si cogen un billete los mandas al Infierno. Y aquí tienes mi número de móvil por si hay algún problema.

San Pedro se va, y pasa la mañana con sus cosas, hasta que suena el teléfono. Es el ángel:

- Mire, San Pedro, hasta ahora todo iba bien, pero acaba de llegar un tío que cuando le di a elegir me dijo:

- ¿Puedo ver un poco?.

Se puso a hojear la Biblia, y cada tanto decía:

- ¡Hum, qué interesante!.

Y agarraba un billete de cien y marcaba la página; y así hasta quedarse con la Biblia y todos los billetes. ¿Qué tengo que hacer?".

- Déjalo pasar, hijo, que ese es del Opus.



EL CIELO Y EL INFIERNO

El Cielo es el lugar donde...

La policía es británica.

Los chefs son franceses.

Los mecánicos son alemanes.

Los amantes son italianos.

Y todo está organizado por los suizos.


El Infierno es el lugar donde...

La policía es alemana.

Los cocineros son británicos.

Los mecánicos son franceses.

Los amantes son suizos.

Y todo está organizado por los italianos.


Un cura rural nota que se le está hinchando mucho la barriga y acude al hospital.

Los médicos que lo atienden, se dan cuenta inmediatamente de que es una simple acumulación de gases, pero deciden gastarle una broma.

Lo anestesian, y con medicación consiguen rebajarle la hinchazón, le colocan a su lado a un bebé recién nacido huerfanito y cuando despierta de la anestesia le dicen que ha dado a luz y que ese es su hijo.

El cura, sorprendido, decide volver a la parroquia con el bebé diciendo a sus feligreses que es un sobrino al que se le ha muerto su madre y que lo va a cuidar él.

Pasan los años, el bebé ya es un hombre de más de 20 años y el cura, enfermo, en su lecho de muerte lo llama.

El presunto sobrino se acerca y le dice:

- ¿Qué quieres, tío?.

- Precisamente de eso te quería hablar - le responde -.

- No necesitas decirme nada, ya hace mucho tiempo que sospechaba que no eras mi tío, sino que eras mi padre.

- No, hijo, no. No soy tu padre, sino tu madre; ¡¡¡tu padre es el Obispo!!!.


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