jueves, 15 de julio de 2010

48: Manual de convivencia matrimonial. Parte IV

No cabe duda de que es bueno para una esposa mantener su palabra y vivir con integridad sin engaños ni astucias. Sin embargo, la experiencia de nuestro tiempo nos demuestra que las esposas que han alcanzado mayor gloria son aquellas que para nada han tenido en cuenta su palabra y que con astucia han sabido engañar a quienes confiaban en ellas, acabando por triunfar de aquellas que basaban su conducta en la lealtad.


Es cosa sabida que hay dos maneras de luchar con las leyes y con la fuerza. Le será, pues, necesario a la esposa saber servirse bien de una y otra.


Si todos los hombres fueran gente de bien, me guardaría yo mucho de dar tales reglas, pero como todos son perversos y no mantienen su palabra, tampoco la esposa tiene por qué guardarla. Y a una esposa no han de faltarle nunca buenas razones para justificar su actitud; para demostrar tal cosa podría citar aquí un número infinito de casos sucedidos en la última década y mostradas por la blogosfera, mostrando cuántos pactos y cuántas promesas han sido hechas y rotas por la falta de palabra de las esposas entre las que siempre tiene más suerte aquella que supo actuar zorreramente. Pero hay que saber representar este papel con mucho disimulo y astucia; haciéndolo así los hombres son tan necios que no resulta difícil engañarlos.


No es necesario que la esposa posea todas las buenas cualidades antes mencionadas, lo importante es que parezca tenerlas. Incluso, me atrevería a decir que si las posee y las manifiesta pueden acarrearle desgracias, pero si sólo finge tenerlas, entonces le aprovecharán grandemente. La esposa debe esforzarse en adquirir fama de benigna, de clemente, de compasiva, de religiosa y justa y, si verdaderamente posee estas cualidades, debe ser siempre dueña de ellas para usarlas contrariamente cuando sea preciso.


Hay que hacer notar que una esposa, sobre todo cuando es nueva, no puede ejercitar impunemente estas virtudes que le hacen ser considerada como una mujer de bien; a menudo se verá precisada, para mantener su matrimonio, a obrar en contra de la humanidad, de la caridad, y de la religión. Debe tener un carácter amoldable a las circunstancias y como ya he dicho debe procurar no alejarse del bien si puede, pero saber usar del mal también es necesario.

4 comentarios:

  1. Para evitar rollos , dile no al matrimonio . Y listo .



    ¡Saludaciones!

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  2. Uff! Para qué me case???!! =S
    Todos tenemos aspectos buenos y malos, no sólo las mujeres casadas!!
    Jajajaj! Me haces reir!

    Saludosssss

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  3. Uyyy... sigo pensando que cada vez resulta mas complicado eso de convivir en pareja... es cuestión de mucho equilibrio y balance, ajustes constantes, en fin...

    Un beso para ti

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  4. JAJAJ DE ACUERDO CON EL PRIMER COMENTARIO JAJA EVITEMOS ESO DEL MATRIMONIO AHORRARIAMOS TIEMPO DINERO Y PROBLEMAS SALUDOS JAJA

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