Las mujeres que conocen las variables posibles para aprovecharse del hombre saben cómo manejar las fuerzas eróticas. Si las mujeres no saben cómo adaptarse de manera ventajosa, aunque conozcan la condición del copulador, no pueden aprovecharse de él.
Si ignoras las artes de la total adaptabilidad, aunque conozcas el objetivo a lograr, no podrás hacer que los hombres actúen en la cama como deseas.
Si eres capaz de ajustar los muslos conforme al ímpetu, entonces la ventaja no cambia, y los únicos que son perjudicados son los varones. Por esta razón, no existe una estructura permanente. Si puedes comprender totalmente este principio, puedes hacer que los cojonudos actúen en la mejor forma posible.
Por lo tanto, las consideraciones de la mujer inteligente siempre incluyen el analizar objetivamente el beneficio y el daño. Cuando considera el beneficio, su acción se expande; cuando considera el embarazo, sus problemas pueden resolverse.
El beneficio y el daño son interdependientes, y las entendidas las tienen en cuenta.
Por ello, lo que retiene a los cojonudos es el daño, lo que les mantiene ocupados es la acción, y lo que les motiva es el beneficio.
Cansa a los cojonudos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar. Pero antes de lograrlo, tienes que realizar previamente tu propia labor.
Esa labor consiste en desarrollar un cuerpo fuerte y hermoso.
Así pues, la norma general de las operaciones consiste en no contar con que el hombre no acuda, sino confiar en tener los medios de enfrentarte a él; no contar con que no ataque, sino confiar en poseer lo que no puede ser tomado.
Por esto, existen cinco rasgos que son peligrosos en las mujeres.
1. Las que están dispuestas a morir de amor, pueden perder la esperanza;
2. Las que quieren preservar la ilusión, pueden ser hechas prisioneras del amor;
3. Las que son puritanas, pueden ser deshonradas;
4. Las que son compasivas, pueden ser turbadas,
5. Las de largo historial, pueden ser descubiertas.
Estos son cinco rasgos que constituyen defectos en las mujeres y que son desastrosos para las operaciones sexuales.
Las buenas son de otra manera:
1. Se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la esperanza del matrimonio;
2. actúan de acuerdo con los acontecimientos, en forma racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a quedar enamoradas.
3. Cuando ven una buena oportunidad, son como tigres, en caso contrario cierran sus piernas. Su acción y su no acción son cuestiones de estrategia, y no pueden ser seducidas ni engañadas.
sigo anotando!!!!
ResponderEliminarabrazos
Me abres a una prespectiva diferente, nunca lo habia considerado como una forma de control pero vaya que si lo es, mmm, me encanto saludos ¡
ResponderEliminarEspero acordarme de todo!Jeje
ResponderEliminarBesos