249: «Sé feliz, sé sexual, sé sensible, sé apasionada, vive y con-vive, que para eso, estás» Y tienes que hacerlo. Sí o sí. Como quieras o como te indique el manual. Mejor, usa el manual, y si se pueden hacer las cosas bien, no hay por qué dejarlas libradas al azar.

Qué a nadie se le ocurra besar de otra manera que como nuestros maestros lo hacen en la pantalla del cine o de la tele. Y donde todo el mundo te vea.
Que todos vean cuán feliz eres y que el beso se realiza en concordancia con todas las reglas establecidas y con una duración de excelente promedio.

Recuerda siempre, que el sexo forma parte del éxito, como una buena carrera, un buen promedio, una comparación con los que lo hacen más y mejor, un rating, un ranking vencedor. Ahora se mide el funcionamiento, el rendimiento. Uno no pude darse el lujo de ser feliz por cuenta propia y al uso de sus caprichos personales. De ninguna manera. Hay que rendir examen.

Por eso, el sexo oral tiene primacía, me refiero a las charlas en torno del sexo. Se habla mucho, se comenta mucho, se analiza mucho y se mide, se compara y estamos tan locos de felicidad que no podemos sino pensar de eso, hablar de eso, y… preocuparnos por eso.

Ahora el pecado no es la carnalidad, sino el no estar a la altura del ranking que corresponde. Porque si no obtienes un buen puntaje, te deprimes. Cuando una prójima se deprime, se pregunta quien tiene la culpa. Y aquí no hay novedad; desde que la carne es carne, la culpa la tiene el copuchento.

El sexo ya no es un deseo, un antojo, una curiosidad, es un mandamiento. Algo que te persigue. Y debes cumplir con él. Y NADA DE CUMPLIR A MEDIAS. Cumplir como la gente y llenarte de todo el placer que puedas para que cuando salgas en sociedad y se hable del tema puedas lucir tus habilidades, tus logros y tú rating personal.