Una no debería preocuparse de tomar fotos o de hacer grabaciones. Ésas son superficialidades propias de vidas ociosas. Una debería preocuparse del pene, que siempre es huidizo. La historia personal debe ser renovada constantemente contando a las amigas, parientes y amantes, todo cuanto una hace. Por otro lado, al no tener historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus coitos. Y sobre todo, ningún cojonudo la amarra con sus pensamientos y expectativas.
Es más emocionante no saber detrás de qué matorral saltará la esposa, que comportarnos como si lo supiéramos todo. Mientras una fémina siente que lo más importante del mundo es ella misma, no puede apreciar verdaderamente el mundo varonil que la rodea. Es como un yegua con anteojeras: sólo se ve al frente de ella, ajena a todo lo demás.
Cada vez que la fémina de verdad siente que todo anda mal y que está a punto de ser aniquilada, puede volverse a su pareja y preguntarle si ello es cierto. Su pareja le dirá que se equivoca. Su pareja le dirá: «Todavía no te he lengueteado»
Cuando una fémina decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas ni remordimientos.
No puedo evitar quedarme en la oración que dice "Es más emocionante no saber detrás de que matorral saltará la esposa/o..."
ResponderEliminarEs verdad, nunca se sabe, por lo cual hay que estar atento sea por lo que sea.
Abrazo!
Ah!
ResponderEliminar