sábado, 27 de julio de 2013

292: A las prójimas les gustaba hablar, y cuando hablan mucho dejan escapar cosas que más valía no decir. Las prójimas impacientes hablan aún más que el resto

Encendido el rostro y con extraordinaria vehemencia expresaba una prójima su opinión respecto a cierta amiga suya:
-¡A María Inés no le confiaría yo ni a mi hermano cura!
Gustavo, tomó la palabra:
-Ayer en la mañana, María Inés me decía que te tenia a ti por una de las amigas más dignas de confianza y más honesta de la ciudad. Indudablemente parece tenerte mucho aprecio.
La de la cara encendida, se puso más colorada aún.
-¡Oh María Inés es una amiga excelente! Yo estaba hablando en broma, nada más. La precio mucho…
Un rato después, le pregunte a Gustavo:
-¿Quién es María Inés?
-¡Quién diablos será! Ni siquiera conozco a la tal María Inés. Es un ardid que pongo cada vez que oigo hablar mal de alguien. Y siempre da resultado. Nadie puede seguir denigrando al que sabe que lo ha ensalzado… eso sería poner en tela de juicio el buen criterio de la otra.

2 comentarios:

  1. Algo así como metiendo aguja para sacar hebra. Dices alguna mentirijilla para sacar la verdad,.

    Beso

    ResponderEliminar
  2. Si es que por la boca muere el pez....

    Un saludo

    ResponderEliminar