La vida a veces lo segrega a cantarlas claras y hoy aquí pondré las cartas boca arriba. No me es embarazoso decirles que lo que observan la mitad es verdad y la otra mitad es fruto de mi entusiasmada y fastidiosa imaginación. La verdad, es que son cosas que me sobrevinieron o me sobrevienen o me sobrevendrán. Las otras cosas, les sucedieron a otras personas. A esas personas también yo las invente.
Como eso que a veces dicen: ¡Te quiero! o ¡Te amo! Y generalmente la que la escucha es la que construye un palacio; cosa que el que la expresó ni lo pensó; y sólo lo dijo al calor de la polvareda y al derrame de fluidos. Algo parecido cuando un barco con cisternas se hunde y derrama fluidos y luego y sin que el capitán lo sepa, muchas se quejan de él.
Las mujeres que han aparecido de soslayo en las entradas degustadas por ustedes, la mitad son de carne y hueso; la otra mitad, no lo sé. Pero lo que es seguro que las cosas que les pasaron a las mujeres reales jamás les sucedió en la vida real; en cambio a las otras, sí les acaeció cuanto les conté.
También se han encontrado con algunos nombres de mujeres y quizás por ahí se resbalo alguno que les pusieron en la pila bautismal, habrán notado que he actuado y escrito de tal forma que sus amistades jamás se enterasen que me refería a la aludida y he tergiversado los hechos poniéndole más sal y pimienta, cosa que las que las conocen de ningún modo podrían identificarlas.
De las cosas picantes y sosas que he escrito, se puede decir que las sosas les suceden a todo el mundo. En cambio las picantes, solo les acaece a aquellas que abusan del chile y del jalapeño.
Aquellas que disfrutan de temas picantes, son esas que se sumergen en la literatura pícara o desnudadora; en cambio, las otras simplemente se desnudan ante el primer pícaro que asoma a su vida.
La primitiva necesidad de una invención [...] no es instruir sino alucinar al descifrador: [...] abstraerlo del mundo real y sumirlo en la ilusión… Al imperfecto le gusta tentar la suerte, burlarse de sus perseguidoras. ¿Quién no tiene oídas historias de expertas que encuentran huellas donde nadie las supo ver? Les confieso que estuve tentado de hacerlo, pero pesó más la especulación que la excitación.
Con esta aclaración, ustedes ya tienen la llave para entender y comprender las cosas que les escribo y en función de ellas podrán tener una idea real y verídica de que lo que leen es solo y nada más que la verdad, y solo la verdad, plagada de mentiras.
sábado, 24 de marzo de 2012
191: ¿Cómo se encuentra? muy bien, bárbaro, a poco no la veo más, pero aquí me tiene dando guerra. La quiero mucho y tengo mucho que agradecerle, pero intenta protegerme, que es algo que no soporto; puede que me arrepienta de lo que he hecho; puede que tengas razón y ver nuevamente ese azoro en la cara de las amigas al mismo tiempo que murmuran: ¿pero cómo puede ser posible? Cuando se negó, [...] no pude menos de decirle: Maite, ¿qué te ha hecho la vida que tan resentida estás con ella? No pude por menos que soltar una carcajada; Alicia no pudo por menos de admirarse.
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Jajaja ¡mentiras! estamos tan acostumbrados a encontrarnos con ellas en más de la mitad del tiempo que nos topamos con verdades.
ResponderEliminarClaro, todo dependerá y girará en torno con los ojos que se leen, las intenciones que se tengan, lo despierto de ideas que llega a ser uno y el otro. Y ya de ahí será cuestión de adaptarse a la idea del post o hacerse el desentendido.
Saludos y buen finde.
Mentiras y verdades a medias...ya estamos acostumbrados a ellas.Los que jamás mienten son los ojos,por eso me4 gusta miraralos cuando hablo con alguien.
ResponderEliminarMi beso lento.
:-D
Como debe ser, sin duda.
ResponderEliminarUn beso sincero o un abrazo cobarde, tú ya sabes.
Todos mentimos en alguna oportunidad. A veces, por el simple placer que da el saber que tenemos cierto poder sobre el engañado...
ResponderEliminarBesos
Maribe
quien no miente????
ResponderEliminarYO!!
;-D
Besos Chaly