sábado, 28 de julio de 2012

223: Mientras parlotean, me concentro en la comida: sopa de champiñones, verduras amargas con tomates del tamaño de guisantes, ternera asada cortada en rodajas tan finas como papel, fideos en salsa verde y queso que se derrite en la lengua con uvas negras dulces.

¿Por qué creen ustedes que la policía atrapa a los cacos?, simplemente porque ningún mortal puede callarse las fechorías que hace. El bandido se vanagloria de sus fechorías al igual que aquel que le pone los cuernos a su mujer.

Es por esto que es tan necesario el tener amigos, es a ellos a los cuales corre el imperfecto a vanagloriarse que se la cogió a la secretaria del doctor Limón y son los amigos –que tampoco pueden callarse- de propalar que la mencionada secre tiene los seños caídos y estrías, lo cual da lugar a que las otras féminas del consorcio habladoril propaguen que no era tan mosquita muerta como aparentaba.

Los amigos sirven como una válvula de escape, esta vulva es imperiosa en la vida moderna donde los ajetreos de la carne y los negocios no dan lugar a la entereza.

Nadie puede callar, y nadie se escapa de esta necedad, por ejemplo el inventor del teléfono no se calló y al contrario propalo a los cuatro costados y además lo patento para que nadie se adueñase de su rumor.

Es por esto, que no existe el crimen perfecto, ni el adulterio feliz, todo se sabe, pues el pez cae por su boca –por no mantenerla cerrada- esto que les digo, deberá ser una enseñanza para todas aquellas que estén pensando en su vecino.

Y las amigas, tampoco callan…

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