sábado, 18 de noviembre de 2023

0785: la psicóloga

Llevaba ya algunas sesiones con Marina, mi psicóloga. La había empezado a visitar por mis problemas de relación con mi esposa en el plano sexual. Problemas de deseo, problemas de erección, problemas de duración del coito... Marina estaba algo quejosa pues las últimas sesiones estaban siendo poco productivas. Me recriminaba que no avanzábamos, que no cumplía mis compromisos de tareas y ejercicios. En la última sesión, ya cuando estábamos terminándola, algo molesta me preguntó:

-¿Tu conoces el cuerpo de tu esposa? Tienes ya una edad, pero creo que no sabes muy bien cómo funciona el sexo de una mujer. ¿Me equivoco?

-Creo que si Marina, no soy un niño, creo que en eso no tienes razón.

-Estás seguro de que no? ¿Sabes dónde está el clítoris? ¿Como estimularlo? ¿Los labios internos y externos? ¿Las paredes? como acariciar? ¿Como lamer?

-Buenos, si, más o menos ...

-Te hago un test y me lo demuestras? Pero si me estás mintiendo vamos a dejar la terapia. No puedo trabajar con mentirosos.

-No Marina, eso no por favor

-Eso no, lo del test, o lo de dejar la terapia?

-Lo de dejar la terapia. Tienes razón, lo siento, creo que no se mucho de cómo funciona su cuerpo. No hace falta el test. Discúlpame Marina.

-Ya me lo parecía... Bien, terminamos por hoy, el próximo día vamos a empezar otro tipo de sesiones, no de terapia sino de formación un poco práctica, a ver si aprendes a satisfacer a una mujer. ¿Entendido?

-Si claro ... lo que tu creas Marina.

-Perfecto, así me gusta. 

Marina era mucho más joven que yo, no sabía su edad, pero debía ser recién licenciada, pero su apego, su seguridad, su forma de tratarme en confianza aún la diferencia de edad debo reconocer que me hacían sentir un poco a su merced. Tenía la sensación de que más de la cuenta.

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Durante los días previos al siguiente encuentro las dudas sobre cómo sería esa terapia me llenaban de incertidumbre y nerviosismo. En el fondo, empezaba a ser consciente de mi ignorancia, y pensar que Marina lo descubriría me hacía sentir como un niño pequeño al que iban a regañar. Llegado el día, acudí más nervioso que de costumbre.

-Bueno, hacemos un test previo para saber como vas, o quieres aceptar que no sabes casi nada y pasamos a la formación?

-Quizá mejor pasamos a la formación, Marina

Dije avergonzado y con la mirada al suelo.

-No debes avergonzarte, son muchos los hombres maduros como tú que en realidad saben casi nada del sexo y del cuerpo de la mujer. Yo te voy a enseñar.

-Muchas gracias, Marina.

-La verdad que primero había pensado en hacer una cosa teórica con fotos, videos, y eso ... pero aunque con hombres de tu edad en general funciona, en tu caso lo dudo bastante, por lo que haremos algo más práctico. Te parece bien, ¿verdad?

-Buenos, no se ... supongo que si Marina, no se muy bien a que te refieres.

-Claro, es normal, es la primera clase. Pero yo soy la profesional e imagino que confías en mí, verdad? Porque si no, pues casi mejor que no empezamos y podría derivarte a algun compañero mio con el que quizá estés más a gusto.

-No no, perdona Marina, estoy muy a gusto contigo, solo que todo esto me cuesta un poco.

-No tengas miedo y relájate, confía en mi y ya verás como la clase irá muy bien si vas haciendo todo lo que yo te diga.

-Si Marina, adelante, lo que tu digas - estaba nervioso, pero deseoso ya de empezar y poderme dejar llevar por sus indicaciones sin pensar mucho y aprender todo lo que pudiera.

Marina se levantó y se recostó en la mesa, delante de mí. No puede evitar sentirme un poco impresionado al verla alta, esbelta, con su bonita figura y esa mirada penetrante que daba esa mezcla de confianza y autoridad a la vez.

-Empezamos. Haremos 4 sesiones de entrada y luego ya decidiremos. La primera la dedicaremos a la vagina, la segundo al culo, la tercera a las tetas y la cuarta a la boca y resto del cuerpo. ¿Entendido?

-Si si, lo que tu digas

-Bien, perfecto. Como te decía, en tu caso, por tu edad y tus pocos conocimientos, no creo que algo muy teórico sea demasiado útil, o sea que lo haremos más práctico conmigo misma. 

Marina se dio la vuelta, se volvió a sentar en la mesa, esta vez bastante abierta de piernas ofreciéndome una visión de su entrepierna joven y, parecía, completamente rasurada.

-Empecemos la sesión de hoy. La vagina o, casi mejor, el coñito - dijo abriéndose un poco más de piernas...

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