martes, 27 de agosto de 2013

297: Los objetivos del seductor: La niña, mimada, La mojigata

La niña, mimada. Estas prójimas fueron las clásicas niñas consentidas. Un padre o madre amantísimos satisfacían todos sus gustos y deseos: diversiones interminables, un desfile de juguetes, cualquier cosa que los tuviera felices uno o dos días. Mientras que muchos niños aprenden a entretenerse solos, inventando juegos y buscando amigos, a las niñas mimadas se les enseña que los demás están para divertirlas. Tantas contemplaciones las vuelven perezosas, y cuando crecen y el padre o la madre ya no están ahí para consentirlas, tienden a aburrirse y alterarse. Su solución es buscar placer en la variedad, Pasar rápidamente de un prójimo a otro, un trabajo a otro, un lugar a otro antes de que aparezca el aburrimiento. Las relaciones no les sientan bien, porque en ellas son inevitables el hábito y la rutina. Pero su incesante búsqueda de variedad les cansa, y tiene un precio: problemas de trabajo, una sarta de cogimientos insatisfactorios, amigos dispersos por todo el mundo. No confundas su inquietud e infidelidad con la realidad: lo que él niño o la niña mimados en verdad buscan es una persona, la figura paterna o materna, que les siga dando los mimos que imploran.
Para seducir a este tipo de víctima, prepárate para brindar mucha distracción: nuevos lugares por visitar, experiencias inusitadas, color, espectáculo. Tendrás que mantener un aire de misterio, sorprendiendo sin cesar a tu objetivo con un nuevo lado de tu carácter. La variedad es la clave. Una vez que las niñas mimadas caen en la trampa, es más fácil lograr que dependan de ti y reduzcas tu esfuerzo. A menos que los mimos de la infancia lo haya vuelto demasiado pesado y perezoso, este tipo es una víctima excelente: te será, tan leal como alguna vez lo fue con mamá o papá. Pero tú tendrás que hacer gran parte del trabajo. Si buscas una relación prolongada, ocúltalo. Ofrece a una niña mimada seguridad a largo plazo e inducirás una huida de pánico. Reconoce a este tipo por la turbulencia de su pasado —cambios de trabajo, viajes, relaciones de corto plazo— y por el aire de aristocracia, más allá de la clase social, que se desprende de haber sido tratado alguna vez a cuerpo de rey.

La mojigata. La mojigatería sexual todavía existe, aunque es menos común que antes.
Pero la gazmoñería no se reduce al sexo; un mojigato es alguien demasiado preocupado por las apariencias, por lo que la sociedad considera conducta apropiada y aceptable. Los mojigatos
permanecen dentro de los estrictos límites de lo correcto, porque temen más que nada al juicio de la sociedad. Vista bajo esta luz, la mojigatería es hoy tan frecuente como siempre.
Al nuevo mojigato le preocupan sobremanera las normas de bondad, justicia, sensibilidad política, buen gusto, etcétera. Pero lo que caracteriza al nuevo mojigato tanto como al antiguo es que en el fondo le excitan e intrigan los vergonzosos placeres transgresores. Atemorizado por esta atracción, corre en sentido contrario, y se vuelve el más correcto de todos. Tiende a vestir con colores apagados; jamás correría riesgos de moda, desde luego. Puede ser muy sentencioso y crítico de quienes asumen riesgos y son menos correctos. También es adicto a la rutina, lo que le proporciona un medio para aplastar su turbulencia interior.
A los nuevos mojigatos les oprime en secreto su corrección y anhelan transgredir. Así como los mojigatos sexuales pueden ser magníficos objetivos para un libertino o una sirena, el nuevo mojigato se sentirá muy tratado por alguien con un lado peligroso o atrevido. Si deseas a un prójimo de este tipo, no te engañes por sus juicios sobre ti o sus críticas. Ésta es sencillamente una señal de lo mucho que la fascinas: estás en su mente. De hecho, a menudo podrás atraerlo a la seducción si le das la oportunidad de criticarte, o hasta de intentar reformarte. No te tomes a pecho nada de lo que diga, por supuesto, pero tendrás la excusa perfecta para pasar tiempo con él, y a los nuevos mojigatos puedes seducirlos con tu simple contacto. Este tipo es en realidad una víctima excelente y gratificante. Una vez que lo animas y logras que se desprenda de su corrección, el sentimiento y la energía lo inundan. Incluso podría arrollarte. Tal vez tenga una relación con alguien tan aburrido como él: no te desalientes. Simplemente está dormida, a la espera de que la despierten.

3 comentarios:

  1. Lo más curioso es que ambas parecen incompatibles, pero no lo son.

    Un beso

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  2. Como seductor/a, me interesaría la consentida/o. La mojigata/o no me resulta atractiva/o.
    Abrazos Chaly.

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