miércoles, 2 de abril de 2014

344: Una tenía el cabello dorado y pecas en las tetas. Otra estaba completamente depilada. Otra tenía el pelo y los ojos castaños, y era tímida como un ratón. Otra tenía los pechos más grandes que había visto nunca. La quinta era una cosa menuda, con pelo negro lacio y piel dorada. Sus ojos eran del color del ámbar. La sexta era blanca como la leche, con anillos dorados en sus pezones y en sus labios inferiores, y la séptima era negra como la tinta de un calamar.

El condomio se extendió con la llegada de un nuevo grupo familiar, según los entendidos es una buena noticia, yo no lo veo así, ¿pero quién soy para pensar así? Pues para los entendidos, yo no tengo ojo para las oportunidades, también lo ratifico Gustavo “el gurú de los entendimientos” La novísima familia es una cuarentona con dos maridos, tres hermanas treintañeras, cuatro sobrinas ojialegres y un gato.

Los entendidos me han acusado de discriminador al decir: dos maridos. ¿Pero acaso no lo son ellos al no aceptar a los dos? ¿Y qué tiene de malo? Cómo podrán ver soy un incomprendido, un solitario meditabundo [sin ataduras de ningún tipo y con una cuenta corriente saneada, la casona sin hipoteca y un automóvil donde el mecánico]. Odiado y vilipendiado por mis vecinos y viscacheado por sus compañeras idóneas.

Ocho mujeres que caminan entre los 18 y los 45, con todos los escalafones correspondientes, sin perder de vista la estática y las buenas costumbres se puede decir que es un grupo femenil que encierra entre sus cuadros todo cuanto desea un prójimo desesperado por poseer una prójima y también se puede decir que colmarían las expectativas del copuchento más exigente. En otras palabras: hay para todos los gustos.

Gustavo y sus acólitos organizaron una romería y se fueron con vinos y embutidos a dar la bienvenida a las féminas. Como habrán notado, dije “se fueron” y no “fuimos”. Esta palabra habla claramente de lo que Gustavo y sus discípulos piensan de mí. Acaso la historia no nos cuenta que generalmente es así, cuando uno cuantos confabulan contra otro, lo vemos en Julio Cesar, Batman y tantísimos héroes.

Según me chismearon Gustavo y sus discípulos, armaron un bailongo que transcurrió hasta las bajas horas de la madrugada, trataron de emborracharlas y su plan se fue por el inodoro, y lo único que consiguieron fue una hermosa y seductora resaca, y una amistad eterna con los dos maridos.

2 comentarios:

  1. Ya el título encierra un microrrelato y veo que te gustan los títulos largos.
    Con el resultado escaso de la festichola, casi mejor que Gustavo no te invitó.
    Sos divertido, Chaly.

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  2. Gracias por hacerte conocer
    interesante tu blog

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