Es hermosa, aunque yo creo que no lo
sabe. Sube siempre después que yo. Se sienta y empieza con su cambio: algo de
base, un poco de sombra y lápiz de ojos. A veces no la encuentro, se debe ir en
otro bus. Pero hoy la vi, y es hermosa.
Sigue con sus pestañas, y luego de
diez paradas termina cambiando el suave color de sus labios. Es hermosa y no lo
sabe. Yo lo sé porque la veo cada día antes de su transformación.
Las hermosas que no lo saben son doblemente hermosas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bonito, Chaly enamorado.
ResponderEliminarTierno!!!! 😉
ResponderEliminarBesos
Pero nunca, ni siquiera por error, una palabra.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Qué grandes historias en el colectivo!
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