Ayer por la tarde, en el cafecito de la esquina, mientras saboreaba un mondadientes escuche sin querer la conversación de unos sumisos con fisonomías de exiguos parásitos que se encontraban sentados en unas sillas alrededor de una mesa y tomaban una gaseosa nacional.
El argumento era el maridaje y sus derivaciones socio marginales, como en momentos bajaban la voz y cuchicheaban yo no podía escuchar nada a pesar de inclinarme hacia el lado de ellos fingiendo que buscaba algo en el piso, al notar que ellos comenzaron a mirarme desvergonzadamente; no me quedo más remedio que levantar lo que buscaba y hacerles un gesto de cortesía, cómo si gracias a ellos lo hubiese encontrado.
En vista que los decrépitos dejaron de soltar prenda y se prendaron de mí, pues no dejaron de observarme y uno que otro comenzó con unos tics horripilantes y en resguardo de la seguridad de ellos, opte por abandonar el lugar.
Según lo que pude escuchar.
Uno de ellos lleva una concordancia espermática con una doña hace bastante tiempo. Él trabaja y ella funciona como ama de casa. El gana el dinero y ella lo desperdicia. Él se quejaba que a pesar que tiene un buen sueldo, ella siempre rezonga indicando que no le alcanza.
El otro en cambio replicaba que ambos trabajan y pagan los gastos miti miti. Lo que le sobra a cada cual, lo utiliza de la manera que prefieran.
El tercero decía que eso es maravilloso; pero que en su caso es diferente, pues su Corraloncito, trabaja, pero lo que gana es solo para ella. Por lo tanto él tiene que cubrir con su sueldo a la cocinera, niñera. Y todo maldito gasto que es infatigablemente necesario para el éxito del ejercicio sexual.
El cuarto ocupante de una de las sillas manifestaba que a él lo despidieron en diciembre pasado. Felizmente ella trabaja y gana un buen sueldo. Pero a pesar de ello, el para poner su granito de arena, hace las labores de la casa.
El susodicho confidencialmente les dice a sus amigos que ella no acepta ninguna excusa como que le duele la cabeza o que estuvo planchando toda la tarde y que está cansado. ¡No señores! Ella lo obliga a cumplir sus deberes de cónyuge. A veces llega tarde cuando él ya está dormido, lo despierta y lo obliga a esgrimir.
Finalmente el quinto del quinteto de la silla, en la esquina de la mesa, simplemente los escuchaba hablar mientras en su cara se asomaba una media sonrisa, este no dijo ni pio, pero no se perdió ningún pequeño detalle de la conversación. Era el más elegante, y lucía un aire de superioridad como si fuese el jefe de los parlantes o bien un buen amigo de ellos y que frecuentaba las casas de los mismos.
Como ustedes yo también quede asombrado al toparme con semejantes declaraciones incitadas por una gaseosa, pero lo que más nos sobresalto fue notar la sonrisa sarcástica del solterón que a todas luces nos muestra que es el más feliz del quinteto y quizás, solo quizás maestro coronador.
Como conclusión, podemos llegar a concluir que el ganar dinero no hace la felicidad, pues el mismo se pierde en gastos insulsos en la manutención de un nido; resultando mejor hacer de gerente de familia con el consabido gustillo que tener que planchar de día y de noche.
¡Me encantan tus ocurrencias! Tengo que confesar que soy la encargada de malgastar el dinerillo...Jajahajaja!
ResponderEliminarUn beso
Mchálas yo funciono como ama de casa jeje y no me alcanza el dinero jajajaja.
ResponderEliminarBesos.
YO ME PEGO LA VIDA PADRE,TRABAJO POCO, NO ME PREOCUPO DEL DINERO, TAMPOCO SOY MUY GASTADORA, PERO VIVO BIEN.
ResponderEliminarUN SALUDO
MARIAN