miércoles, 25 de junio de 2014

377: había una así en la empresa, tenía las mejillas pecosas y apretados rizos rojos sobre su cabeza, que prometían senos pecosos y pelo rojo entre sus piernas.

—Te vi, tantas veces te vi y callé.
—Y, ¿cómo me veía?
—Lejana y cercana a la vez.
—Te comprendo.
—Mía y ajena, tal como eres.

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