—El otro día me encontré con un viejo conocido que vivió en la capital y
nos pusimos a conversar de todo un poco y recordé que tú me contaste que
viviste en esa ciudad en tus épocas de estudiante y le pregunte si te conocía y
parece que te conocía muy bien. ¿Quieres saber quién era?
—No me interesa
—Me contó que eras pandillero y que eras el malo de ese grupo
—Jajaja, ese tipo no me conoce
—¿Nunca estuviste en una pandilla?
—Estuve en un grupo de amigos que vivían en el mismo barrio, que jugaban
fútbol, volibol, básquet que hacían fiestas con las chicas de otro barrio y que
de vez en cuando se agarraba a puñetes con otros grupos. Sucre, era una ciudad
chica y ya sabes “pueblo chico, infierno grande”, y te cuento que todos los de
la “pandilla” somos profesionales
—¿Y cuándo peleaban con otros grupos usaban cuchillos y cadenas?
—Eso solo existe en el cine, los otros chicos eran igual que nosotros,
estudiantes que se aburrían y que buscaban diversión en las calles y en
quitarles las enamoradas a los de otro grupo.
—Y al medio estaban las muchachas sin saber que hacer
—No creo que eso sea cierto, pero es natural que existan muchachas que
estaban pérdidas y otras no, al igual que los muchachos, te digo esto en función
de lo siguiente. Una vez caminando por la calle, nos topamos con un grupo de muchachas donde descollaba
una por su hermosura, todos quedamos deslumbrados y cada uno en su fuero
interno se prometió conseguirla. Al final el más audaz logro hacerla su
enamorada, a mí me dolió mucho. Ella le exigió ser presentada a todo el grupo,
cuando Marcelo me dijo que Teresa quería conocerme, le dije que no me
interesaba. Más ella insistió. Al final ella logro lo que quería.
—¿Y qué es lo que ella quería?
—A mí
—¿A ti? ¿Por qué?
—Posiblemente al sentirse rechazada…, yo era un chico tímido e introvertido en tal
sentido me costaba mucho entablar conversación con una chica que acababa de
conocer, pero Teresa se las arregló para que me sintiese bien a su lado. Todos
los muchachos y las muchachas del barrio se molestaron y dejaron de hablarme
por “haberle robado” su chica a Marcelo.
—¿Y te quedaste con ella?
—¡Claro que sí!
—¡Traicionaste a tu amigo!
—Era la muchacha más linda de la ciudad y me quería, y yo era muy feliz
con ella. ¿En estas circunstancias tú no harías lo mismo?
—¡Nunca!
—Jajaja, no te creo
Sin comentarios.
ResponderEliminarCosas que pasan y lo bonito es que al al final se querían.
ResponderEliminarBesos Chaly
Puri
Yo tampoco le creo jajaja
ResponderEliminarBesos