viernes, 20 de diciembre de 2019

0409: erráis por que no pensáis


El arte de regalar no tiene tanto misterio: basta con conocer bien a la persona a la que regalas y el resto, debería salir solo. Y decimos “debería” porque no siempre es así. Existen regalos que se complican y que suponen auténticos quebraderos de cabeza. Son aquellos regalos muy personales, casi íntimos y que, por culpa y gracia de la cultura popular, vienen cargados de connotaciones, significados y significantes.

Las joyas son el ejemplo más claro de esto y, por ello, dedicamos esta breve guía a los errores comunes que un hombre comete al regalarlas.

1. tenerle miedo a las joyas
Empecemos por el principio: el mundo joya no tiene por qué asustarte. Aunque pienses que estás navegando en aguas desconocidas, las joyas son un recuerdo instantáneo que generas para toda la vida. Olvídate de la institucionalidad y el protocolo, regalar una joya no tiene por qué apelar siempre al mayor de los compromisos y sí al cariño que sientes por esa persona.

2. pensar siempre que más es más
Gran error. Quizás porque todavía bebemos de esas palabras cantadas de Marilyn que nos recordaban que los diamantes son los mejores amigos de las mujeres. Precisamente, una de las máximas de la moda es que “menos es más” y, a veces, una pieza sencilla, pequeña, es la clave para dar con el regalo perfecto.

3. regalar clásicos a una moderna y viceversa
A menudo, tendemos a pensar de manera muy cuadriculada. Como cuando imaginamos unos pendientes y nuestra mente va directamente a las perlas. Y, sin embargo, existen infinitas posibilidades. 
Pon la mente, por ejemplo, en ese viaje a Canadá qué queréis hacer desde hace tiempo para ver la aurora boreal y que siempre termináis posponiendo… Para hacerlo un poco más tangible, regálale unos pendientes inspirados en el azul intenso de esa noche mágica que queréis vivir juntos.

4. solo regalar joyas en pedidas de mano o en cumpleaños
Navidad, San Valentín, un cumpleaños, la alegría por ese ascenso o el momento en el que habéis decidido iros a vivir juntos también puede quedar enmarcado con la joya perfecta. Son momentos dignos de recordar como cualquier otro y quizás, en el caso de esos pequeños triunfos de la vida, son mucho más especiales para vosotros que las conocidas como verdaderas ocasiones especiales.

5. pensar que una joya es solo cosa de 'gente seria'
Rotundamente no. Las joyas pueden ser divertidas y ser sencillamente un guiño sobre cuánto conoces a esa persona. Si tu chica se ha pasado el otoño reproduciendo en bucle el Let it go de Frozen, preparándose para la llegada de la segunda parte, o si te ha contado la de veces que veía de pequeña La Sirenita, apostar por cualquier charm de la colección Disney será un regalo fantástico para ella.

6. solo regalar una joya una vez en la vida
Piensa en lo que simboliza el regalo y no tanto el regalo en sí. Un compromiso es una fecha clave, pero también una muestra de que te comprometes con esa persona para toda la vida. Dicho así, ¿por qué regalar una única vez? Las joyas que exigen continuidad pueden ser el símbolo perfecto de lo duradero de vuestra relación.

7. que se note que no pensabas en ella o que no sabías qué regalar
Nada peor a la hora de regalar que irte a lo genérico, cuando precisamente un regalo es algo especial y no algo necesario (como un pijama). Mostrar que has cuidado la selección previa y que te has interesado por detalles de su personalidad es, por norma general, parte del regalo.

8. creer que una joya es solamente un objeto
Una joya siempre es más que una joya, como ya habrás notado. Es un detalle y un símbolo, es una muestra de amor e intimidad. Se trata de que esa persona sepa que de verdad es alguien especial para ti.

2 comentarios:

  1. Muy interesante la entrada que nos traes..
    Un abrazo

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  2. El gran problema, al menos en mi país, es que las receptoras de la distinción luego tienen que esconderlas y reemplazarlas por fantasías, para evitar asaltos y robos.

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