--Eres ya una mujer...
--Lo sé.
--Y yo, soy un hombre...
--Lo sospeché al momento.
--Pues bien, cuando un hombre y una mujer se han encontrado solos como nosotros, se han casado. Esto viene ocurriendo desde el tiempo de Adán.
--Adán y Eva no se casaron.
--Por eso su pecado fue original. Pero tú y yo, que somos más vulgares, debemos casarnos.
Ella reflexionó unos instantes, muy pocos, para no malgastar su cerebro. Luego se acercó a Raúl y le habló al oído largamente. Raúl retrocedió lleno de asombro.
--¿Es posible? -dijo-. ¿Y quién ha sido él?
--Primero, José. Luego, Juan; después, John; más tarde, Humberto, Freddy, Tomas, Douglas... He creído necesario decírtelo para que te convenzas, Raúl, de que la que va a ser tú esposa tiene un alma sincera.
--Gracias, amiga mía... Déjame que me recobre... El golpe ha sido tan inesperado...
--Pero piensa que lo inesperado siempre es gracioso.
Y el día 15 se casaron.
Jajajaajaa, y fue gracioso, jajajajajaja
ResponderEliminar¡Ay, Raúl! Tú que vas de hombre de mundo y tan inocente. Que en estos tiempos no quedan vírgenes más que en las estampitas, alma cándida.
ResponderEliminarjajajaja
ResponderEliminar=)))
jejejeeeeeee que tremendo eres !!
ResponderEliminarbesos
Mejor que se lo diga antes....
ResponderEliminarJe, je.
Abrazo.
Así es más divertido para los dos jajaja.
ResponderEliminary luego se la cobrará...sin dudas...
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