“Cabrón”, “cornudo”, “cabrito”…Apelativos que hacían referencia a la deshonra que tradicionalmente
ha supuesto para la virilidad masculina que la esposa cogiese con otro.
Deshonra… ¿o fetiche? Basta con echar un vistazo a cualquier página de
contenidos pornográficos para descubrir que los relacionados con cornudos abundan
cada vez más.
Al fin y al cabo, si hasta “El
Pinchuleador” le dedica un artículo al tema, es que el río agua lleva. Las
búsquedas de este fetiche en Google se han doblado durante los
últimos años. Este recoge algunos testimonios de mujeres que afirman cosas como
“no puedo creer que mi marido me deje tener todo el sexo que quiero con mi
novio” u otros que, después de contar a su pareja cómo le han coronado, se
excitan enormemente y piden conocer todos los detalles posibles.
Lo que no queda tan claro es la
motivación que se encuentra detrás de esta “fantasía”
Eso sí, no tiene nada que ver con los
tríos (puesto que el cornudo no participa): esta fantasía se encuentra
probablemente mucho más cerca de las esposas o los látigos que de un
'menage-a-trois'.
Como siempre que un término semejante
se pone de moda, todo el mundo tiene algo que aportar al debate: medios de
comunicación, psicólogos, sociólogos, psicoanalistas o violinistas, que siempre
tienen una buena teoría a mano para intentar explicar cualquier cosa.
Aquí una serie de hipótesis que intentaran explicar por qué a
tantos hombres les gusta mirar a sus mujeres cogiendo con otro.
UNA NUEVA FORMA DE HUMILLACIÓN
Si ser un cornudo es una forma de
sadomasoquismo, debemos entender que el placer se obtiene de ser humillado. En
muchos casos estos “cornudos” desean que los hombres que se van a acostar con
sus parejas tengan penes mucho más grandes que los suyos.
Hay quien incluso considera que esta
atracción puede estar originada en el miedo de los hombres a que sus mujeres
les engañen, y que puede llegar a ser una manera de prepararse psicológicamente
para dicha situación. Sin embargo, el hecho de que estos aficionados no suelan
sentir atracción por otras formas de sadomasoquismo sugiere que esta
interpretación puede estar desencaminada.
TRANSGRESIÓN: TODOS SALIMOS GANANDO
La de experimentar de manera vicaria la relación sexual que él mismo está
acostumbrado a protagonizar, esta vez como espectador, y no como ejecutor.
Además, así, el hombre se libera de los límites impuestos por el superego
durante el acto, que le controlan sin parar.
La relación cornuda sería, en este
sentido, una doble transgresión. Por una parte, la de la mujer que rompe su
voto de fidelidad, pero también la del hombre, que le ha animado a hacerlo.
Así visto, el acto cornudo no sería una forma de ser dominado, sino también de
dominar, puesto que es el hombre quien decide si su mujer puede estar con otro
y en qué condiciones. Además, el cornudo puede sentirse bien, incluso generoso, al
permitir a su mujer disfrutar plenamente de su sexualidad: “Para estos hombres,
garantizar a su esposa la libertad de expresar su sexualidad con otros varones
es una fuente considerable de excitación”.
Se trata también de una forma
de «escapismo», en la que se obtiene placer al delegar las
responsabilidades amatorias en otro hombre.
EL REY DE LA COLMENA
¿Y si, en lugar de buscar el placer a
través de la humillación, lo que consiguen los cornudos no es otra cosa que reforzar su propia autoridad? Recuerda que
vivimos en una cultura “pornificada” en la cual nuestras relaciones y
percepciones sexuales están condicionadas por la exposición a los discursos de
poder del porno. En este caso, el cornudo que “presta” a su mujer la imaginaría
como “una seductora y provocativa estrella
porno”, dispuesta a ofrecer su sexualidad a un “súper-semental que
introduce su pene gigante en cualquier orificio que ella tenga para ofrecer”.
De esa manera, es la mujer la que se
convierte en un ente híper-sexual deseado por otros machos viriles, mientras el
cornudo es consciente de que él sigue siendo su “propietario”. “Aunque suene
machista, ¿qué puede disparar más el nivel de testosterona de un cornudo y
excitación que una fantasía tan narcisista?”
Es una especie de “síndrome del rey
de la colmena”: “A muchos hombres les gusta pensar 'mira qué mujer sexy tengo' y de qué manera eso se
refleja en su poder”
“Mostrar y compartir a la mujer de
uno es un símbolo de estatus”.
LA COMPETICIÓN DEL ESPERMA
Según la teoría de la competición del esperma, cada vez
más popular a pesar de la controversia que
existe en torno a ella, los hombres fabrican un semen de mayor calidad cuando
consideran que están compitiendo con otros por fertilizar a una mujer.
Esta teoría se basa, entre otras, en
una investigación que descubrió que los hombres
eyaculaban tres veces más esperma activo cuando veían a varios hombres haciendo
el amor a una misma mujer que cuando el trío estaba formado íntegramente por
mujeres.
Según esta teoría, la competencia mejora
la calidad del semen y, por lo tanto, aumenta las posibilidades de dejar
embarazada a la hembra. Así pues, sentirse un “cornudo” y excitarse con ello provocaría comportamientos que
ayudarían a los hombres a vencer en una hipotética competición de esperma.
Creo que soy muy anticuada yo para estas cosas :(
ResponderEliminarNi me gusta poner los cuernos y mucho menos me gustaría tener un mirón, aunque fuese mi pareja.
Sí, decididamente soy muy anticuada....
Besos.
Por eso se llaman fantasías
ResponderEliminarcada cual con sus gustos
beso
Uf, ni de coña. Pero he conocido gente que funciona así.
ResponderEliminarEn mi blog hubo un par de búsquedas que decían: "Fantastías sexuales con mi suegro". Hay de to.
Besos.
Mejor dejarlo en fantasías, no está el cuerpo para excesos, con uno basta y si es conocido mejor.
ResponderEliminarBesos Chaly
Pues será por una cosa o por la otra, pero si a todos les parece bien, alegría para el cuerpo ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, gracias por tu continua presencia.
Felices fiestas
¡Qué retorcidos somos los seres humanos!
ResponderEliminarBesos, Chaly.
¡Qué cosas...!
ResponderEliminarParece que hay tanto donde elegir ¿no?
ResponderEliminarLo mejor es que cada uno tiene su propio universo y cada uno son tan distintos que siempre pueden sorprendernos.
;)
Besitos
Esto no lo comparto. Si se la garcha otro, mejor que ni me entere.
ResponderEliminarSaludos.