lunes, 8 de enero de 2018

0125: Ellas hablan

Hablamos de encuentros consentidos en vez de deseados, no vemos a las chicas correrse en la pornografía y las revistas femeninas están plagadas de titulares del tipo:
“Posturas sexuales para cuando él quiere y ella no”
“Fijaciones sexuales que él quiere que tú le hagas realidad”  
“Cosas que los hombres odian en la cama”.
Cada vez que se trata el tema de la sexualidad lo que se hace es abordar el deseo masculino.

Con este panorama no creo que a nadie le extrañe si digo que no conozco a una sola mujer que no haya fingido un orgasmo en su vida.

En las películas retratan con frecuencia chicos que se masturban al llegar a casa después de una cita que no acabó en la cama. Deberían empezar a mostrar a las chicas que se masturban al llegar a casa después de una cita que sí acabó en la cama.

Desde niñas se nos educa para ser el espejo en el que los hombres se reflejan dos veces más grandes de lo realmente que son. Hay que tratar su ego con más suavidad que su prepucio porque si no “se van con otra”, nos han dicho siempre.

Las citas acaban siendo una montaña rusa emocional en las que nos preocupamos más de su bienestar que del nuestro y, para ello, no dudamos en modificar nuestra conducta, reír chistes que no nos hacen gracia, simular que sabemos menos que él del tema de conversación o fingir un orgasmo.

Es bastante frecuente que mujeres atractivas reconozcan que follar con nerds, gordos o viejucos es una fantasía que no solo hemos materializado en diversas ocasiones, sino que hasta alguna vez les hemos convertido en nuestras parejas. Pensad en la cantidad de veces que habéis visto por la calle a hombres especialmente atractivos con mujeres que no lo son. Ahora al revés. Pues eso.
Es la máxima expresión del altruismo, de esa entrega desinteresada a los demás en que se nos educa, como eso de que la belleza está en el interior y demás cuentos chinos dirigidos exclusivamente a nosotras. Lo fascinante es que esta idea sigue vigente. Somos tan abnegadas que hasta nuestra propia excitación la delegamos en lo capaces que somos de estimular al de enfrente. La de polvos que he perdido con señores que tenían pelos en las orejas por no ir bien depilada. Era mejor irme a casa con el calentón que arriesgarme a que su erección se viera amenazada por mi vello. Hay que joderse.

Otro tema que también ha generado controversia entre el género masculino, es el del placer de ella. La realidad es que si iniciáramos un #metoo para ver cuántas mujeres no han sentido nunca un orgasmo durante una relación sexual lo mismo se cae internet. En general, darnos placer no es algo que les interese. Además, se recibe como un insulto a la masculinidad que no consigan llevarnos al clímax después de un par de minutos taladrando bruscamente

Se ha incidido tanto en la idea de que no estamos interesadas en el sexo y que no necesitamos follar, que es impresionante la cantidad de gente que, pasada la treintena, continúa sin saber complacernos manualmente, por poner un ejemplo. Siendo sincera, fácil no es. Hay que echarle ganas y mostrar iniciativa, como hacemos nosotras. Sería interesante que empezáramos a crear en masa artículos didácticos sobre lo que realmente nos gusta: cómo masturbarnos, las posturas en las que nos resulta más fácil llegar al orgasmo, como manejar la lengua para que tu chica se empape los muslos o como dejarte penetrar analmente sin dolor porque a ella le encantará tomar las riendas.

A veces internet es un lugar maravilloso. Ha resultado ser el mejor altavoz para trasladar nuestra visión del mundo. El mensaje es claro: en las relaciones personales y sexuales nosotras también contamos. Y añado: tenemos un clítoris y estamos dispuestas a usarlo.

4 comentarios:

  1. Es complicado cambiar a una sociedad entera.
    Pero bueno, me parece bien que alguien lo intente.

    Besos.

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  2. Es un primer paso que hablen, pero hay otros después. Vamos con que se les escuche.
    Un abrazo.

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