El Papa se despierta pachucho.
La monjita que le sirve:
-Santo Padre ¿organizamos unas rogativas?
-Déjate de leches y llama al médico. ¡Que somos profesionales, coño!
La monjita que le sirve:
-Santo Padre ¿organizamos unas rogativas?
-Déjate de leches y llama al médico. ¡Que somos profesionales, coño!
Era un bautizo colectivo de niños
y adultos, entonces llegaba el cura y los hundía en la pileta bendita, los
sacaba y preguntaba:
-¿Esta Dios?
Y le contestaban siempre:
-¡Si padre!
En eso llega un borracho que se mete a bautizarse, el cura lo mete en la pileta y lo saca, le pregunta:
-¿Esta Dios?
Y el borracho le contesta:
-¡No padre!
El cura extrañado vuelve a meterlo a la pileta, y lo saca, de nuevo pregunta:
-¿Esta Dios?
-¡Que no padre!
El cura lo mete por última vez a la pileta, lo saca y le pregunta:
-Ahora si hijo mío… ¿esta Dios?
Y el borracho voltea y le dice al cura:
-Padre… ¿Seguro que Dios se cayó aquí?
-¿Esta Dios?
Y le contestaban siempre:
-¡Si padre!
En eso llega un borracho que se mete a bautizarse, el cura lo mete en la pileta y lo saca, le pregunta:
-¿Esta Dios?
Y el borracho le contesta:
-¡No padre!
El cura extrañado vuelve a meterlo a la pileta, y lo saca, de nuevo pregunta:
-¿Esta Dios?
-¡Que no padre!
El cura lo mete por última vez a la pileta, lo saca y le pregunta:
-Ahora si hijo mío… ¿esta Dios?
Y el borracho voltea y le dice al cura:
-Padre… ¿Seguro que Dios se cayó aquí?
—Padre he pecado
—Dime, hijo, libera tus pecados.
—Padre, el lunes estaba en la casa de mi novia y la casa sola, ella sola, yo solo; Padre pequé
—No te preocupes, hijo. Es natural en un muchacho joven como tú el tener esos pensamientos y compartirlos con tu novia. No es un pecado grande, así que dos rosarios te liberaran de culpa
—Es que Padre, esto no termina ahí. El martes, estaba en la casa de mi novia y estaba la mama de mi novia y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola... Padre, pequé.
—Hijo debes ser más cauteloso y tratar de aguantar esos impulsos. Ocho rosarios te liberan de culpa.
—Es que Padre, el miércoles estaba en la casa de mi novia y la tía estaba ahí. Y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola, Padre pequé.
—Hijo, tienes más trabajo que hacer. Piensa lo que hiciste y reza...
—Padre, es que el jueves estaba en la casa de mi novia y allí estaba su abuelita. Ella sola, yo solo, la casa sola. Padre, padre pequé una vez más.
Un silencio absoluto se apoderó de la iglesia. El padre no contestaba.
—Padre, Padre.
Al fin lo vio, agarrado de uno de los abanicos del techo.
—Pero, padre, que hace usted ahí arriba.
—Hijo, hoy es viernes... Yo estoy solo, tú estás solo, la iglesia está sola, y no quiero que peques más.
—Dime, hijo, libera tus pecados.
—Padre, el lunes estaba en la casa de mi novia y la casa sola, ella sola, yo solo; Padre pequé
—No te preocupes, hijo. Es natural en un muchacho joven como tú el tener esos pensamientos y compartirlos con tu novia. No es un pecado grande, así que dos rosarios te liberaran de culpa
—Es que Padre, esto no termina ahí. El martes, estaba en la casa de mi novia y estaba la mama de mi novia y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola... Padre, pequé.
—Hijo debes ser más cauteloso y tratar de aguantar esos impulsos. Ocho rosarios te liberan de culpa.
—Es que Padre, el miércoles estaba en la casa de mi novia y la tía estaba ahí. Y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola, Padre pequé.
—Hijo, tienes más trabajo que hacer. Piensa lo que hiciste y reza...
—Padre, es que el jueves estaba en la casa de mi novia y allí estaba su abuelita. Ella sola, yo solo, la casa sola. Padre, padre pequé una vez más.
Un silencio absoluto se apoderó de la iglesia. El padre no contestaba.
—Padre, Padre.
Al fin lo vio, agarrado de uno de los abanicos del techo.
—Pero, padre, que hace usted ahí arriba.
—Hijo, hoy es viernes... Yo estoy solo, tú estás solo, la iglesia está sola, y no quiero que peques más.
Niño pecoso
-Hijo, ¿pecas?
-Si padre, hasta en el culo.
-Si padre, hasta en el culo.
Un Cardenal es invitado a una
cena entre parientes. En un momento aparece la sobrina de uno de ellos con un
vestido con un escote abismal. El Cardenal le dice:
-Te digo querida, que estás mostrando mucho más de lo que le conviene al pudor
de una niña.
-Y usted, Cardenal, está mirando mucho más de lo que le conviene a un Príncipe de la Iglesia.
-Y usted, Cardenal, está mirando mucho más de lo que le conviene a un Príncipe de la Iglesia.
Muy pero que muy bueno; te felicito.
ResponderEliminarAbrazo.
Muy buenos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajajajajjaaj.
ResponderEliminarGeniales!!!!!
Besos
El invento del pecado arruinó a la cultura occidental, no hay dudas. Pero le dio mucho material al humor.
ResponderEliminarSaludos,
J.