Estaba tan guapa allí de pie.
Vestía un traje blanco con un
cinturón ancho que le ceñía la estrecha cintura. El cabello rojo recogido en un
moño. Se mostraba segura. Sonreía al fotógrafo, ladeaba ligeramente la cabeza.
Coqueteaba como de costumbre.
Siempre tan arreglada, con el
pelo sujeto con una cinta y su sonrisa deslumbrante, en la cocina friendo
salchichas, mientras recogía manzanas en el campo, de camino al coche con los
niños.
Una fachada.
Frágil como el cristal del marco
de la fotografía.
Él cogió el retrato y lo arrojó
contra la pared.
Los pedazos esparcidos por la
habitación eran su vida.
Uy muy triste final Chaly.
ResponderEliminarBesos
Triste vida la suya.
ResponderEliminarSaludos.
¡¡¡Pobre!!!
ResponderEliminarQué triste!!!!
ResponderEliminarBesos, Chaly