Es normal que para algunas orinar en la
calle les resulte incómodo, a otras, les causa mucha ansiedad y las afecta
física y emocionalmente. Y otras no son capaces de orinar si hay hombres cerca.
E incluso si no hay nadie, se cohíben ante la idea de alguien pueda llegar y
las vea. Aunque se estén reventando, simplemente no logran chisguetear.
Para estas personas se vuelve común
tomar medidas con tal de evitar ir a mear fuera de casa. Por ejemplo,
evitan tomar líquidos antes de salir, se esfuerzan por orinar varias veces en
casa aunque no tengan ganas, planean cada salida para calcular cuánto tardarán
en volver a casa, tratan de no estar más de 20 minutos en la calle
o evitan viajar. Para otras, incluso se vuelve un problema recibir visitas
en casa, pues no son capaces de ir al baño mientras haya gente ahí.
Esta condición puede llegar a afectar el
trabajo, las relaciones de pareja y familiares de la no meadora, nos explica
Amanda Pérez. Este comportamiento genera una ansiedad al notar que otros podrán
escuchar el chisgueteo y darse cuenta de que está orinando.
Explica que las causas de este
comportamiento son muy variadas y dependen de cada persona. Desde traumas de la
niñez y rasgos de la personalidad hasta preocupaciones relacionadas con
la sexualidad o incluso condiciones físicas.
Amandita nos indica que es parte de un
club de amigas, las cuales brindan ayuda a las recalcitrantes y en tal
entendido a través de este medio pide a los transeúntes que si ven a un grupo
de chicas meando en la calle rehúyan emitir gritos histéricos o silbidos
admirativos pues al hacerlo desentonaran el chisgueteo de las primerizas, y coadyuvarán
a las desnalgadas que son las primeras de proclamar como indecoroso mear en la
calle.
Muy cierto lo que dices, ya que hasta a muchos hombres les incomoda a la hora de mear. Eso que te noten como cae el chorro, como que corta un poco, piensa uno que hasta los que están alrededor guardan silencio para oírte la meada. Y los tíos lo tenemos más fácil, ya que por cualquier lado aunque no esté muy escondido lo tenemos mas práctico para soltar la meada. Pero lo de las mujeres ya es mucho más complicado. Si llevan falda malo, y si llevan pantalones casi que peor, y una mujer antes revienta que se pone a mear, en un sitio que crean que la pueden ver, yo creo que aún estando seguras, les cuesta mucho pasar por ese trance. Por cierto ahora ya se van perdiendo algo la costumbre, pero antes; en un restaurante, discoteca sala de fiestas o cualquier sitio público siempre iban a mear de dos en dos.
ResponderEliminarAbrazo.
Pues anda que no tienen que hacer cosa para controlar el pis, yo no soy partidaria de ello, porque en todos sitios hay baño donde hacer pis si se tiene gana.
ResponderEliminar¡Qué feo eso de aguantarte a hacer pis! Además, es terrible para la vejiga.
ResponderEliminarHagamos una marcha para abolir semejante crueldad.
Besos.
Como decía la monja del chiste, nosotros tenemos la suerte de tener ese aparatito tan práctico que nos permite hacerlo con mucha más facilidad.
ResponderEliminarUn abrazo.