Estás caminando tranquilo, pensando en
tus cosas, por alguna calle de la ciudad y de pronto:
“tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii”. Chau concentración.
¿No te dan ganas de darle un
cocacho o mínimamente mandar a la mierda al conductor que toca la bocina sin
ningún motivo? Yo le echo al menos una mirada lanzallamas para expresarle mi
empute.
Da la impresión de que a pocos importa
que la contaminación acústica sea un caso de salud pública que causa estrés,
presión arterial alta, ansiedad y otras consecuencias. Sin embargo, no lo
entendemos así.
Por el contrario, hemos creado un
lenguaje de la bocina con tres significados: Uno, tocamos para alertar a un
peatón que camina mirando su celular por la calzada, para evitar accidentes que
pueden ser provocados por imbéciles que quieren cambiar de carril abruptamente
o para advertir al conductor de adelante que el semáforo ya está en verde.
Esta bocina de advertencia, suele sonar
corta y más o menos amable: “Ti, ti”, y significa más o menos en el
primer caso: “dejá de ver tu celular, idiota, subí a la acera”.
Y en el segundo
caso: “no seas cojudo, conserva tu carril, te vas a chocar”.
En el tercer caso:
“Avanzá, sonso”.
Como en la ciudad hay muchos “idiotas”,
“cojudos” y “sonsos” hay demasiados “ti, tis”, que encadenados hacen un ruido
molestoso.
Dos, tocamos para avisar que hemos
llegado y estamos en la puerta: “Ti, tiiiii; ti, tiiiiii”, como gritando: ¡estoy
afueraaaa, abrí la reja!
También, para saludar a una amiga en la calle: “Ti,
tíii”, como diciendo “hola mírame, estoy en mi auto, soy tu amigo del karaoke”.
Tres, tocamos para expresar bronca:
“Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, tiiiiiiiiiiii”.
La bocina habla por el
conductor que está “puteando” y quiere que el universo se entere, no sólo el
causante de la ira. Este bocinazo es violento y significa más o menos: “cabrón
de mierda, bajá del auto y vas a saber quién soy”
Eso de los bocinazos y tocar el pito de los cojones está a la orden de día en todas las grandes ciudades. Ahora para pitos y claxon la que se lía en Nueva York. Yo estuve el año pasado, y aquello es terrorífico. Ahora eso sí, mucho pito pero los conductores no se insulta nadie. Aquí por la mínima aparte del bocinazo, en el mejor de los casos se acuerdan de tu madre.
ResponderEliminarAbrazo.
Todo un idioma el de las bocinas.
ResponderEliminarOdio a esos que ven a un amigo y se empeñan en llamar su atención molestando a toda la calle —menos a su amigo, que es el único que no se da cuenta— con sus bocinazos.
ResponderEliminarTambién odio a los que ponen la música a tope y bajan las ventanillas para hacer partícipes a todos los peatones de su buen gusto musical.
Un abrazo.
😃
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