— ¿Qué será que Raul no me atiendo
cuando lo llamo?
— ¿No estarás cayendo en la caducada de
llamarlo a cada momento por motivos del trabajo que están haciendo juntos?
—Es que a veces se olvida de los
encargos que le doy
—Honestamente, no lo creo. Él está más
interesado que tú a que el proyecto tenga éxito. Pero ya que estamos hablando
de esto es bueno que reconozcas una cosa muy importante y es en lo que yerran
muchos padres o madres que llevan un proyecto con sus hijos.
— ¿Otra vez me vienes con tus ideas?
—Sí, otra vez y es porque no entiendes que
cuando un padre con su hijo se embarcan en una actividad, se acaba el lazo
parental y sólo funciona el gerencial. Tú deberás dejar a un lado tu autoridad
paterna y conciliar de igual a igual con Raul y si el propone un cambio en
contra de lo que tú piensas, tú tienes que aceptarlo y no tratar de imponerte
por ser su padre, recuerda que cada uno ha aportado con un 50% de capital y él
es tu socio. ¿Cuántas veces lo has llamado hoy por la mañana? Veo que lo has
atosigado, yo la verdad admiro a Raul su
paciencia contigo, yo siendo él ya te hubiera mandado a la mierda.
—Es que tú eres irrespetuoso.
—No, y tú me conoces, no aguanto boludeces
de nadie.
Bien dicho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se lo ha podido decir más alto pero no más claro; afortunadamente ya va cambiando mucho la mentalidad, y los padres ya no son tan autoritarios.
ResponderEliminarAbrazo.
Quien nace lechón...
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