A Mahatma Gandhi una mujer fue a verle
un día. La acompañaba una niña pequeña.
—Gandhi, mi hija come muchas chuches,
come mucho azúcar. Dile que deje de comer tanto azúcar.
Gandhi se quedó pensando
—No, vuelve en dos semanas
— ¿Por qué? ¡Díselo ahora!
—No, vuelve en dos semanas
—De acuerdo
Dos semanas después volvió con su hija
— ¿Se lo dirás ahora?
Y esta vez Gandhi se agachó, la miró a
los ojos y le dijo
—Deja de comer tanto azúcar
Ella dijo
—Muy bien
Y se fue. Entonces la madre
— ¿Por qué no se lo dijiste hace dos
semanas?
—Porque hace dos semanas yo había comido
mucho azúcar
Lo que quería decir era: No quiero dar lecciones sin aplicarme yo el
cuento.
Creo que todos debemos aplicarnos el cuento.
Si nos enfadamos, mirémonos antes al espejo y digamos: “¿Estoy siendo un buen ejemplo?”
Lo de la tranca o la paja, según de quien sea el ojo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso sólo lo hace Gandhi
ResponderEliminarQué buen consejo!!!! pero qué difícil llevar a la práctica. No nos engañemos, del dicho al hecho, hay un trecho.
ResponderEliminarBesos