jueves, 23 de agosto de 2018

0251: tienes que aprender a pelear


Lo primero que me parece importante plantear es algo estructural con respecto a las lidias en general, y es que cuando él y ella se pelean, ambos tienen un poco de razón. Esto no quiere decir "50 y 50", porque ese planteo lava culpas. Habrá que ver en cada caso quién tiene mayor responsabilidad, pero nunca la culpa queda plenamente de un solo lado. Plantear este tema así desde un comienzo apunta a eliminar la lógica de que cuando hay una pelea, inpajaritablemente tiene que haber una ganadora y un perdedor. No tiene que haber "un campeón", "un vencedor" en la discusión. Entender que hay responsabilidades compartidas te pone en otro lugar a la hora de encarar un conflicto. Si los integrantes de un vínculo juegan una pulseada en cada pelea, los únicos derrotados son ellos.  Más allá de este planteo general, hay algunos tips concretos que puedes usar para aprender a pelear más sanamente. Son pautas que te pueden facilitar la comunicación con él. 
1. Planteo violento, final violento
Si yo le planteo desde el principio algo que me molestó de manera violenta, beligerante, agresiva, es altamente probable que esa discusión termine emperrando el estado de las cosas. La gran mayoría de los conflictos que empiezan mal, terminan mal. No hay forma de que tú comiences agrediendo a él y luego  terminen cogiendo. No lo esperes, es muy poco probable. Entonces es aconsejable que te tomes unos segundos y pienses cómo vas a hacer tu planteo, de qué manera lo vas a comunicar, teniendo en cuenta lo que te digo.
2. Revisa los frenos
Muchas veces una pelea es como un coche que empieza a aumentar la velocidad: si no frena puede atropellar al farmacéutico de la esquina. Pensar cuales son los frenos que tiene la pareja y poder usarlos será muy importante para evitar una escalada. A veces durante una discusión, uno de los dos puede llegar a abrazar al otro con la consigna “no peleemos más”; eso es un freno que uno de los dos intenta. A veces, uno de los dos quiere frenar y el otro quiere seguir discutiendo y entonces no hay freno que valga. Está claro que esto no resuelve el conflicto, pero sirve para parar a tiempo y no empeorar las cosas. En un estado  permanente de enojo, ira y empecinamiento, no se resuelve nada. 
3. Evita las críticas y burlas
Una crítica, en general, hace referencia a algo que pasó y suele también generalizar y agraviar. Un camino es que yo me queje porque ayer te tocaba lavar los platos y no lo hiciste y otro muy diferente es que yo te plante: “no lavaste los platos ayer, no lo haces nunca, no te importa nada, eres un desubicado”. Frente a una crítica como esta, el inevitablemente se va a defender y desde esta lógica no hay discusión posible que termine bien.
4. Habla de ti, no dé el
Cuando quieras plantear algo, no hables de él, de lo que hizo o de lo que dejó de hacer. Cuando te toque abrir un tema, habla de lo que te pasó a ti con lo que hizo el, de cómo te sentiste. Eso te va a ayudar a no criticar, y si no críticas es más difícil que el se defienda, y más fácil que te pueda escuchar abiertamente.
5. La indiferencia mata
Mucho peor que la crítica es la indiferencia en el medio de una pelea. Si ella me critica, por lo menos me puedo defender; ahora, si ella me trata con indiferencia, no puedo hacer nada y eso me va a generar una impotencia que me puede llevar a explotar. La conducta de bajar la cortina durante una discusión y no decir más nada suele ser muy habitual en los hombres.

Hoy se sabe que el concubinato trae problemas que tienen solución y problemas que no se pueden solucionar a pesar de que el coito funcione bien. Lo primero que hay que hacer es resolver los problemas que se pueden resolver. Con los segundos hay que tratar de que no se estanquen ni se profundicen, y para eso existe una herramienta fundamental: el humor. Puedes probar decir lo mismo que dices siempre, pero desde un lugar más gracioso, tratando de reírte de lo que el no puede resolver. Esa puede ser una buena pista para que el conflicto por lo menos no se agrave.

Por el ingeniero y especialista en cultivos hidropónicos Gustavo Ballivian, quien protagoniza un ciclo de charlas llamadas "La gresca de cada día" en el teatro Totaí. A pedido de sus admiradoras, se presenta el 25 de agosto, el 8 y 22 de septiembre a las 18.00hs.

2 comentarios:

  1. Si yo estoy en plena pelea y de repente se acerca a mi y me abraza, le muerdo la yugular, por tarado.

    Besos

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  2. En la soledad más absoluta, estos problemas carecen de valor.

    Saludos,

    J.

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