Lo primero que me parece importante
plantear es algo estructural con respecto a las lidias en general, y es
que cuando él y ella se pelean, ambos tienen un poco de razón. Esto
no quiere decir "50 y 50", porque ese planteo lava culpas. Habrá que
ver en cada caso quién tiene mayor responsabilidad, pero nunca la culpa queda
plenamente de un solo lado. Plantear este tema así desde un
comienzo apunta a eliminar la lógica de que cuando hay una pelea, inpajaritablemente
tiene que haber una ganadora y un perdedor. No tiene que haber "un
campeón", "un vencedor" en la discusión. Entender que hay
responsabilidades compartidas te pone en otro lugar a la hora de encarar
un conflicto. Si los integrantes de un vínculo juegan una pulseada en cada
pelea, los únicos derrotados son ellos. Más
allá de este planteo general, hay algunos tips concretos que puedes usar para
aprender a pelear más sanamente. Son pautas que te pueden facilitar la
comunicación con él.
1. Planteo violento, final
violento
Si yo le planteo desde el principio
algo que me molestó de manera violenta, beligerante, agresiva, es
altamente probable que esa discusión termine emperrando el estado de las cosas.
La gran mayoría de los conflictos que empiezan mal, terminan mal. No hay forma
de que tú comiences agrediendo a él y luego terminen cogiendo. No lo
esperes, es muy poco probable. Entonces es aconsejable que te tomes unos
segundos y pienses cómo vas a hacer tu planteo, de qué manera lo vas a
comunicar, teniendo en cuenta lo que te digo.
2. Revisa los frenos
Muchas veces una pelea es como un
coche que empieza a aumentar la velocidad: si no frena puede atropellar al farmacéutico
de la esquina. Pensar cuales son los frenos que tiene la pareja y poder usarlos
será muy importante para evitar una escalada. A veces durante una discusión,
uno de los dos puede llegar a abrazar al otro con la consigna “no peleemos
más”; eso es un freno que uno de los dos intenta. A veces, uno de los dos
quiere frenar y el otro quiere seguir discutiendo y entonces no hay freno que
valga. Está claro que esto no resuelve el conflicto, pero sirve para parar a
tiempo y no empeorar las cosas. En un estado permanente de enojo,
ira y empecinamiento, no se resuelve nada.
3. Evita las críticas y burlas
Una crítica, en general, hace
referencia a algo que pasó y suele también generalizar y agraviar. Un
camino es que yo me queje porque ayer te tocaba lavar los platos y no lo
hiciste y otro muy diferente es que yo te plante: “no lavaste los platos ayer,
no lo haces nunca, no te importa nada, eres un desubicado”. Frente a una
crítica como esta, el inevitablemente se va a defender y desde esta lógica no
hay discusión posible que termine bien.
4. Habla de ti, no dé el
Cuando quieras plantear algo, no
hables de él, de lo que hizo o de lo que dejó de hacer. Cuando te toque abrir
un tema, habla de lo que te pasó a ti con lo que hizo el, de
cómo te sentiste. Eso te va a ayudar a no criticar, y si no críticas es
más difícil que el se defienda, y más fácil que te pueda escuchar abiertamente.
5. La indiferencia mata
Mucho peor que la crítica es la
indiferencia en el medio de una pelea. Si ella me critica, por lo menos me puedo
defender; ahora, si ella me trata con indiferencia, no puedo hacer nada y
eso me va a generar una impotencia que me puede llevar a explotar. La conducta
de bajar la cortina durante una discusión y no decir más nada suele ser muy
habitual en los hombres.
Hoy se sabe que el concubinato trae
problemas que tienen solución y problemas que no se pueden solucionar a pesar
de que el coito funcione bien. Lo primero que hay que hacer es resolver los
problemas que se pueden resolver. Con los segundos hay que tratar de
que no se estanquen ni se profundicen, y para eso existe una herramienta
fundamental: el humor. Puedes probar decir lo mismo que dices
siempre, pero desde un lugar más gracioso, tratando de reírte de lo que el
no puede resolver. Esa puede ser una buena pista para que el conflicto por lo
menos no se agrave.
Por el ingeniero y especialista en
cultivos hidropónicos Gustavo Ballivian, quien protagoniza un ciclo de charlas
llamadas "La gresca de cada día" en el teatro Totaí. A pedido de sus
admiradoras, se presenta el 25 de agosto, el 8 y 22 de septiembre a las
18.00hs.
Si yo estoy en plena pelea y de repente se acerca a mi y me abraza, le muerdo la yugular, por tarado.
ResponderEliminarBesos
En la soledad más absoluta, estos problemas carecen de valor.
ResponderEliminarSaludos,
J.