– Si un día me engañaras, ¿me lo dirías?
– Quieres decir: ¿si tú me engañaras, querría yo que me lo dijeras o no?
– También, sí…
– ¿Y por qué me preguntas esto?
– Pues eso. Para hablar… Como ya no tenemos la tele.
– ¿Cómo quieres que conteste esta pregunta?
– Pues… sí o no.
– ¿Tú crees realmente que es tan fácil?
– ¿No lo es?
– Contestar es aceptar ya la posibilidad de que me engañes.
– ¿Y?
– Es como si me preguntaras: ¿si te asesinara, preferirías que vaya a entregarme a la policía después o que intente escapar de la justicia?
– Esto supone que considere tranquilamente la posibilidad de que tú me asesines. Esta es la verdadera pregunta. La segunda… es secundaria.
– Pero el adulterio no es un crimen. ¿Verdad?
– El adulterio es causa de muchos crímenes…
– ¿Así que si te engañara, podrías matarme?
– En todo caso, si lo hiciera, sí que iría a entregarme a la policía después. La justicia siempre ha sido clemente con los crímenes pasionales…
– Así que consideras tranquilamente la posibilidad de engañarme.
– El 95% de los animales son polígamos. Los demás viven en parejas solo el tiempo de criar las crías. Es la prueba de que la fidelidad no es una cosa natural…
– No somos animales.
– Queda un 5% de animales monógamos. Eso no hace de ellos seres humanos. ¿Por qué la fidelidad tendría que ser un criterio de humanidad?
– Es el fundamento de la familia, que es el fundamento a su vez de la sociedad.
– ¿Así que no me engañas por civismo?
– ¿Te cuesta tanto serme fiel?
– No… pero me estaba preguntando si la fidelidad tenía el mismo sentido para los hombres y para las mujeres.
-¿Y a tu parecer, por qué los hombres son fieles? Cuando lo son…
– ¿Para evitar las complicaciones?
– Me estoy preguntando si no tendríamos mejor que comprar otra tele.
tan real
ResponderEliminarTan cierto que me has hecho sonrier
No preguntes lo que no quieras saber....!
ResponderEliminar:D
Ya tardan, sin tele todo se ve mucho más claro y hace falta mucho valor para enfrentarlo.
ResponderEliminarBesos
Este tipo de diálogos, dando tantas vueltas, descubren a los personajes como culpables y son los prolegómenos del divorcio. Sí, que se compren otra tele. O que se divorcien.
ResponderEliminarJajaja, si es que a veces, metiendo aguja sale hebra.
ResponderEliminarBeso.
Les falta costumbre de hablar. Deberían haberse ido quitando la tele poco a poco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo lo veo claro: una tele para evitar esas conversaciones incómodas :P
ResponderEliminar¡Un saludo!
La tele salva de muchas explicaciones.
ResponderEliminarPonerse a pensar es un peligro ¿a que sí?
ResponderEliminarPues...no lo había pensado, ver la tele no es malo...
Los hombres siempre se salen por la tangente.
ResponderEliminarBesos
La tele distrae los pensamientos.
ResponderEliminarQue saquen la radio pero YA!
ResponderEliminarBss.