—Ya me has oído. Cásate conmigo. Ésa es mi condición.
—¿Has perdido el juicio? ¿Qué clase de estúpida condición es ésa? Como si yo fuera a considerarlo…
—La idea no te parecía tan desagradable hace diez años si no recuerdo mal. Te encantaba decir que te ibas a casar conmigo.
—Entonces, era joven y estúpida.
—¿Y ahora eres vieja y sabia? Si es así, verás el sentido común que tiene esta proposición.
—¡Nada de esto tiene sentido!¡Estás loco! Llevas jugando conmigo desde que te vi esta mañana y no sé por qué. Finges seguir trabajando en la plantación, me ocultas tu nueva situación y por último me sales con esta ridícula proposición. Vengo a verte de buena fe para tratar de proponerte un sencillo trato y, ¿qué saco yo a cambio? Un puñado de tonterías. ¿Desde cuándo eres un idiota?
—Considera esto una transacción de negocios. Una situación en la que ganamos los dos. Nada más y nada menos.
—¡Estás loco! ¡Completamente loco! ¿Cuál era esa expresión que solía utilizar tu padre? Sei pazzo. Estás loco. Eso es lo que te pasa. Si crees que yo accedería a tu propuesta, estás loco.
—Bueno, no soy yo el que quiere un ascenso. La pelota está en tu campo.
—Te aseguro que no lo consideraría ni por un instante, pero, si lo hiciera, ¿qué sacas tú de esto?
—Bueno, estoy en pleno periodo de expansión de mi negocio. Estoy construyendo hoteles en las principales ciudades del departamento, pero los inversores no me toman en serio por mi edad. Ven a un hombre joven y soltero e inmediatamente piensan que solo soy un playboy que hace negocios para divertirse. El matrimonio me dará respetabilidad a sus ojos y hará que mi entrada en los círculos de negocios sea más sólida. Me abrirá nuevas posibilidades de inversión.
—¿Y eso es todo?
—Sí.
—¿Por qué yo? Estoy segura de que tienes un enjambre de nenas revoloteando a su alrededor con la esperanza de cazarte. ¿Por qué yo en particular? ¿Qué tengo yo que ofrecer?
—¿De verdad quieres que te responda a eso?
—Sí.
—Eres una mujer de negocios con mucha motivación. Si no fuera así, no habrías viajado hasta aquí para tratar de conseguir tus objetivos. Yo necesito a alguien así, con una visión muy clara en mente. Con un objetivo en el mundo de los negocios.
—Alguien que no deje que los sentimientos entren en la ecuación, que es exactamente lo que tendrías con una mujer de por aquí.
—Este matrimonio entre nosotros es una propuesta de negocios en toda regla. Una situación en la que las dos partes ganan. ¿Qué te parece?
—Te contestaré pronto.
—Asegúrate de hacerlo.
Vaya dos, qué horroooooooorrr!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBesos.
Pues fijate que ese matrimonio si los dos estan conformes con los acuerdos establecidos, tiene visos de durar mucho, al menos hasta que haya un negocio más favorable para alguno de los dos.
ResponderEliminarEso sí, como uno de ellos espere más de ese acuerdo, mal asunto, muy triste.
Besos
ahhhhhhhhhh! :/
ResponderEliminarBesos desde el manicomio! =))))
Romántico no es el hombre pero mentiroso tampoco. Algo es algo.
ResponderEliminarEstos pueden llegar lejos.
ResponderEliminarSaludos.
Por el interés, te quiero Andrés.
ResponderEliminarPor la cuestión pecuniaria, te quiero Candelaria.
Un abrazo.
Yo creo que si es un arreglo entre los dos, y ambas partes no rompen las reglas establecidas que han acordado pueden durar mucho.
ResponderEliminarAbrazo.
¡Vaya tela!
ResponderEliminarEspectacular manera de cerrar un trato. Tremendo y convincente diálogo.
ResponderEliminarSaludos
Luego se lo quedará todo un notario cualquiera...
ResponderEliminarBss, Chaly.