Una aventura
incomparable, en plena comunión con la naturaleza, es la que se siente vivir
durante un paseo por el mayor humedal del mundo, el Pantanal, un ecosistema
único debido a su biodiversidad y que ha sido reconocido como Reserva de la
Biosfera por la Unesco.
El Pantanal,
compartido por Brasil, Bolivia y Paraguay, es un humedal bañado por las aguas
del río Paraguay, por el que está íntimamente ligado a la gran cuenca del río
Paraná-Río de la Plata y de otras corrientes de agua menores, especialmente con
el río Guaporé.
A poco de comenzar la travesía, se puede observar un gran número de batos, un ave zancuda gigante que es símbolo de la región, y que se halla en las orillas o sobrevolando las aguas y la vegetación circundante.
De un momento a otro aparecen por las desiguales orillas del humedal, decenas de capiguaras, el mayor roedor del mundo, que en grandes manadas corren de un lado para otro a medida que se acerca la catraya, con los turistas, a sus dominios.
En el trayecto es común ver a los caimanes, de varias tonalidades, que se dan un baño de sol en sus orillas, retozando a placer, mientras otros se sumergen prontamente a las tranquilas, aunque un tanto turbias, aguas del humedal.
Siguiendo el recorrido encontramos a solitarios pescadores en pequeñas canoas que saludan amablemente a los visitantes, mientras fuman y están atentos a las cañas.
A poco de comenzar la travesía, se puede observar un gran número de batos, un ave zancuda gigante que es símbolo de la región, y que se halla en las orillas o sobrevolando las aguas y la vegetación circundante.
De un momento a otro aparecen por las desiguales orillas del humedal, decenas de capiguaras, el mayor roedor del mundo, que en grandes manadas corren de un lado para otro a medida que se acerca la catraya, con los turistas, a sus dominios.
En el trayecto es común ver a los caimanes, de varias tonalidades, que se dan un baño de sol en sus orillas, retozando a placer, mientras otros se sumergen prontamente a las tranquilas, aunque un tanto turbias, aguas del humedal.
Siguiendo el recorrido encontramos a solitarios pescadores en pequeñas canoas que saludan amablemente a los visitantes, mientras fuman y están atentos a las cañas.
Una y mil
aventuras
Adentrarse en el Pantanal en la embarcación, en un recorrido muchas veces serpenteante, es un verdadero deleite para los turistas que miran con gran satisfacción las bandadas de aves, especialmente zancudas y palmípedas, y manadas de capiguaras que corren a la par del motorizado.
Adentrarse en el Pantanal en la embarcación, en un recorrido muchas veces serpenteante, es un verdadero deleite para los turistas que miran con gran satisfacción las bandadas de aves, especialmente zancudas y palmípedas, y manadas de capiguaras que corren a la par del motorizado.
De pronto uno
de los guías señala el tronco de un árbol, desde donde una sicurí se escurre
hacia aguas más profundas, dejando una estela sinuosa en su recorrido. Más allá
también se observa a un ciervo de pantano, una especie en peligro de extinción,
pero que es posible divisarlos con cierta frecuencia en estos lugares.
Durante el recorrido se puede apreciar a peces que saltan del agua -a veces cayendo dentro de la embarcación-, huyendo de sus depredadores, entre los que se cuenta la temible piraña, muy común en estas aguas.
El periplo por el Pantanal está acompañado por el motorista, guía y personal que brinda comodidades a los visitantes, proporcionando comidas y bebidas a discreción.
Durante el recorrido se puede apreciar a peces que saltan del agua -a veces cayendo dentro de la embarcación-, huyendo de sus depredadores, entre los que se cuenta la temible piraña, muy común en estas aguas.
El periplo por el Pantanal está acompañado por el motorista, guía y personal que brinda comodidades a los visitantes, proporcionando comidas y bebidas a discreción.
Final de la
jornada
Tras seis horas de travesía y de haber sido partícipes del ‘safari fotográfico’, en este lugar único en el mundo por su biodiversidad, los viajeros vuelven al puerto de Corumbá o a otros aledaños, donde cuentan las peripecias y su asombro por la exuberante naturaleza del entorno.
Tras seis horas de travesía y de haber sido partícipes del ‘safari fotográfico’, en este lugar único en el mundo por su biodiversidad, los viajeros vuelven al puerto de Corumbá o a otros aledaños, donde cuentan las peripecias y su asombro por la exuberante naturaleza del entorno.
Todo sonaba idílico hasta que leí la palabra, turistas.
ResponderEliminar¡Una pena!
Besos
El lugar debe ser hermoso y seguí el recorrido a través de tus descripciones, pero nunca podría hacer la excursión porque los sitios muy húmedos me sientan pésimo.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué ganas me hasn entrado de hacer esa travesía!
ResponderEliminarMe has dejado con las ganas, Chaly.
ResponderEliminarUn abrazo.
Safari fotográfico, ja. Ya me parecía...
ResponderEliminarSaludos.
Excelente travesía! Aunque sea por fotografías. Saludos hermano! Que el nuevo año le traiga muchas cosas buenas. Muchas Bendiciones!
ResponderEliminarPor lo que cuentas, me gustaría. Lo de los turistas ya es inevitable casi en cualquier lugar.
ResponderEliminarUn texto diferente humano Que la vida te traiga lo que estas buscando
ResponderEliminarMuy bonito el paseo que me ha subido a esa barca.
ResponderEliminarY aunque no lo sabías... gracias por el cambio del fondo negro al blanco (el negro era un tormento personal).
Abrazo y feliz año.
Qué antojable el paseo.
ResponderEliminarGracias Chaly.
Besos =)))