Sí, claro. Me habías dicho que tu
pensamiento sólo estaba en el mío, que tu cuerpo sólo amaba al mío y que tu
mente seguía a la mía. Me habías dicho ese día de agosto del año 2008 que estaríamos
juntos para siempre. Amor y más amor. Poco duraría el amor, se evaporó. Se
deshicieron las promesas y las palabras dulzonas. Los abrazos, besos y demás
actos pasionales cedieron y huyeron. Dieron paso al horror, al temor, a la
realidad oscura y sin esperanza.
No tuvo que pasar mucho tiempo, desde el
principio estaba clara la obsesión por tu mamá. Mi mamá es muy buena, decías.
Mi mamá sabe todo, decías. Tengo que retribuirle a mi madre todo lo que me ha
dado, decías. Mi pobre madre sufre mucho por las malas nueras que le han
tocado, insistías. Insistías hasta el hartazgo pero la que escribe no pudo
notar el peligro, era demasiado joven.
MI hijo es mi vida, decía ella. Hijo
querido, nadie será como tu madre, nadie te querrá como tu madre. Ella irá al
cadalso por ti, morirá por ti, se ha sacrificado por ti. No dejes que ninguna
mujer te aleje de tu madre. Mejor sería que no te cases, total, el hombre debe
tener muchas mujeres en la calle, en la casa sólo su madre.
No lo haré, mamacita, dijiste. Tú eres
mi madre y la madre es lo primero. Por ti trabajaré, a ti te daré lo que gane,
porque tú me diste la vida. No me iré nunca, mamá. Esas son malas mujeres,
hijo. Sólo quieren alejarte de tu madre y que trabajes para ellas, que les des
plata y más plata. En cambio yo soy tu madre, la que te parió y te trajo a este
mundo. Sólo a tu madre puedes darle un gustito, mira que yo no tengo plata, tu
papá no me da nada.
No te metas con mi hermano, me dijo tu
hermana. Está pegado a mi mamá y ella hace lo que quiere con él, te hará
sufrir. Igual ha sido con mi otro hermano, siempre está maquinando cosas para
separarlos. Le ha presentado otras mujeres, yo lo vi. Es que quiero lo mejor
para mi hijo, dijo tu madre. Esa choca que tiene por mujer no le conviene. No
quiere que mi hijo me dé dinero, no quiere que le dé un gusto a su madre. No lo
deja venir de Montero. Pero si ayer te dio 200 pesos, mamá, dice la hija menor.
No, es que yo necesito más. Mi hijo tiene que estar al pendiente de mí, yo lo
he parido, no esa mujer.
Ay, hubiera querido tener sólo hijas
mujeres. Porque a mis hijos varones esas mujeres los maltratan, los alejan de
mí. Qué infeliz soy. ¡Ya cállate mamá! estalla la hija menor. Hablas de eso
todo el día, ya cansas. Es que sufro por mis hijos, dice llorosa la madre.
Sigue llorando y gritando, la hija menor se levanta de la mesa. Estás loca,
mamá.
Y ahí estabas tú, adorando a tu mamá,
pensando todo el día en ella. Mi mamá sabe todo, mi mamá es buena. Me
quiere mucho mi mamá, pero tengo que darle, devolverle lo que me ha dado,
quiero darle su pensión. ¿Qué te dio? ¿Educación te dio? ¿Vacunas te dio?
¿Buenos valores te dio? No, sólo te enseñó una cosa: ama a tu madre y a nadie
más.
Ella no es mala, mamá, dice él
débilmente. ¡Sí es mala! grita ella. ¡Todas son malas! Créeme hijo, sólo yo
estaré para ti hasta el final. Miro de lejos, puedo escuchar lo que hablan. Salgo
al patio y miro a las personas que pasan. Ese fue el marido que conseguí, esa
fue la suegra que conseguí (o me consiguieron). Siento hastío, felizmente el
amor se acabaría pronto, amar a un hijito de mamá nunca es buena idea.
Nada como un hombre enmadrado, que horror.Porque siempre será un niño.
ResponderEliminarBesos
Horror!
ResponderEliminarBesos
Desde luego, es malísima idea. Qué horror de mujer y de hijo.
ResponderEliminarBesos
Vaya tela!
ResponderEliminarQué agobio de relación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es posible que lo deje por sabe que no a poder manejarlo ella a su antojo. Igual, hace bien en terminar la relación.
ResponderEliminarSaludos.