Las masas son capaces de atraer una gran
mirada, pero la gravedad, la falta de ejercicio y unas costumbres malas pueden
hacer que pierdan su definición.
A partir de los treinta y seis ¡ay! las masas se caen, así que no te queda más
remedio que meterle al push up para devolver a su sitio lo que se ha caído.
El
deporte. Las masas se beneficia,
y tienes que empezar a tener muy en cuenta las sentadillas, zancadas y
patadas posteriores; cuestan, pero son lo más efectivo
Hidratación. Uno de los principales enemigos de las
masas es la celulitis. Para tenerla bajo control, es importante llevar una
correcta hidratación, con el objetivo de que la masa se vea hidratada y
tersa. Elimina de tu dieta las bebidas azucaradas, refrescos o el alcohol, que
no harán nada más que cagarla.
Di
sí a las proteínas. Come frijol,
poroto, garbanzo —si entiendo— pero unos pedos huidizos no arruinaran tu
reputación. Olvídate de los productos
procesados, light, zero…
Un
reto. Olvídate de los ascensores
y subir las escaleras -uno de los mejores hábitos para trabajarlas-, si tienes
tiempo, intenta caminar en vez de usar el coche. En pocos meses tus vecinos te
lo agradecerán.
Ejercicio
'a todas horas'. Debes contraer
las masas siempre que se pueda. Sentada en la oficina, en los semáforos,
atascos…cogiendo, etc. Cualquier excusa es buena para fortalecer y tonificarlos.
Prendas
demasiado ajustadas. Uno de tu
principal problema es la celulitis. Por eso, has de intentar evitar los
pantalones ajustados, porque no dejan respirar a la piel y la aprietan, dejando
un rastro muy difícil de eliminar después. Por ello, ropa más suelta y adaptada
a tu cuerpo es la mejor opción.
Lluvia
dorada y masajes. Las masas
agradecerán el aporte de tu copuchento.
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