domingo, 4 de junio de 2017

976: ¡Carajo, qué difícil es ser Gustavo!

En nuestra sociedad, por lo regular, se piensa que la vida de los hombres es más fácil que la de las mujeres; es común escuchar frases como las siguientes: Me hubiera gustado ser hombre, el hace lo que quiere, las mujeres sufren más que los hombres, el hombre sólo tiene que trabajar y puedo hacer lo que quiera.

Estas frases expresan opiniones arraigadas que, fomentadas por vecinos y vecinas, van formando tanto en ellos como en ellas pautas de conducta, emociones, actitudes e imágenes de lo que deben ser el vecino y la vecina.

Si bien es cierto que los hombres tienen relativamente más libertades que las mujeres (salir de noche, faltar a casa, putear solos, elegir en qué lugar estar, entre otras), esto no quiere decir que su vida sea más sencilla. En la actualidad cada vez es más frecuente encontrarse con hombres que han empezado a preguntarse por qué solo por el hecho de ser hombres, tienen que cumplir con ciertas expectativas como ser valientes, exitosos, agresivos, poderosos, o porque les se les censura exteriorizar sentimientos o emociones propias o de las mujeres como la ternura, la paciencia, el dolor, la depresión o el temor.

Imagina el drama de Gustavo. A él le han enseñado que de él va depender la manutención de una familia y que tiene que trabajar o estudiar para enfrentar ese futuro. Por lo tanto, le dicen que carrera estudiar o donde tiene que trabajar para ganar el suficiente dinero. Pero, ¿qué pasa si Gustavo no quiere hacer ninguna de las dos cosas?, ¿qué va a pasar si Gustavo en lugar de estudiar ingeniería agronómica quiere ser flautista, o árbitro de fútbol, o dedicarse a las putas o a la riña de gallos? Probablemente será criticado por sus familiares o personas cercanas, ya que no está cumpliendo con su “deber” de hombre.

Por otro lado, supongamos que a Gustavo le gusta una chica; se espera que la corteje y persista hasta que ella caiga. ¿Y si no quiere cogerla? ¿Qué pasará si ella toma la iniciativa? pueden ser criticados, porque esto no es lo normal, no es lo que marcan sus usos y costumbres.

Gustavo también ha tenido que aceptar retos de sus pares, que ponen en riesgo su perfil greco-romano, como el pelear con otros, demostrar que es valiente, fuerte, dominante, macho alfa. Al platicar o convivir con sus amigos compite para ser el primero en beber cerveza, el que tiene más novias o coge a más mujeres, el que conoce más de autos o de fútbol o de cualquier otro entretenimiento varonil.

Tal vez ha besado a una compañera sin desearlo, o ha cogido a la madre de un amigo sin quererlo. Cuántas veces Gustavo habrá caminado de noche, por lugares peligrosos, con el asterisco fruncido temiendo que vaya a sucederle algo malo. Seguramente en varias ocasiones se ha sentido frustrado y ha querido orinar, pero no lo hace por temor o por vergüenza a que los demás lo vean y lo califiquen de meón.

En cuántas ocasiones se habrá reprimido para no expresar que siente miedo, que no es tan fuerte como suponen que es. ¿No se habrá angustiado alguna vez al pensar en el tamaño de su pirulin? ¿O vive angustiado con el temor que alguno de sus amigos se coja a su amor platónico?

Estas situaciones suelen presentarse en la vida cotidiana de la mayoría de los hombres, jóvenes o adultos. Te has preguntado ¿cuáles son las causas de esas actitudes y patrones de conducta con los que se pretende reafirmar su masculinidad?

Esta cavilación es importante, ya que muchas de las ideas, usos y costumbres que aprendemos del medio que nos rodea nos llevan a adoptar ciertas prácticas y comportamientos que, en el caso de los hombres, muy a menudo afectan su integridad física, psicológica y emocional y les impide desarrollar sus potencialidades humanas, como por ejemplo pedorrear abiertamente sus emociones y afectos.

8 comentarios:

  1. Con respecto a lo de tomar la iniciativa para empezar una relación, hasta ahora también eran peor vistas las mujeres que lo hacían que los hombres que no lo hacían.
    Un abrazo.

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  2. La vida nunca es fácil seas del sexo que seas.
    Pero con permiso de todos los Gustavos creo que las mujeres lo tenemos peor.
    Y en algunos lugares del mundo muchísimo peor.

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  3. Creo que los estereotipos de Gustavo son desde una óptica machista. En mi cultura las mujeres también tenemos que trabajar y ser exitosas. Y nos han enseñado que la manutención de la familia depende de ella al 50 por ciento y que tenemos que estudiar y prepararnos más que el hombre porque el poder, en manos del él, nos lo pone muy difícil para progresar. En mi isla no se educa a las mujeres para que sean simples amas de casa. Por tanto, tienen las dificultades del hombre y las propia de su género. Esa visión de los sexos tan machista debería ser actualizada acorde a los tiempos que vivimos. Nos crea más obstáculos para progresar.
    Un saludo, Chaly.

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  4. Todos llevamos nuestra cruz, pero me uno a los tres comentarios anteriores.

    Óptica bastante machista.

    Besos

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  5. Cda cual lleva lo suyo y creo que ya deberíamos acabar con estos enfrentamientos entre ambos sexos.

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  6. Larga vida a Gustavo
    ¡Abajo la sociedad hipócrita!

    Saludos,

    J.

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  7. El reparto de roles perjudica a todos y a todas, pero sigue saliendo a cuenta a los varones.

    Un beso

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  8. Cosas de la vida, el amor y el sexo ... o los "sesos"

    beso

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